Les diré que no los sentí llegar cuando crucen la puerta de la cocina y me saluden. Les preguntaré cómo estuvo la película mientras me seco las manos con el repasador. Ellos van a preparar café, yo les voy a decir que estoy cansada y me voy a ir a dormir.
Cuando llegue al cuarto me acostaré de boca al cielo raso, no cerraré los ojos hasta después de media hora. Miraré las esquinas limpias del techo de mi enorme cuarto. Los escucharé pasar por mi puerta dirigiéndose a su habitación, y por detrás de la madera sentiré las manos de él en la cintura de ella. La luz de la luna entrará por la ventana prometiéndome sueños. Preferiré dormir y cerraré los ojos. La luna cumplirá su promesa.
Pero todavía no subo al avión, y faltan seis horas para llegar a casa... me pregunto si habrá algo nuevo que mirar por las ventanas. Me pregunto si él será otro, y si ella tendrá el pelo más largo o los pantalones más holgados. Estaba dando por seguro que todo se vería igual, pero empezaba a dudarlo. Empezaba a preguntarme si la mesa de la cocina todavía estaría sucia de pintura. Aunque lo que realmente quería saber era si ella me pediría más cosas que antes, o si habría conseguido alguien que le pidiera mucho menos.