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Observo el amanecer, como el sol se abre paso entre las montañas y las nubes, como el trinar de los pájaros le dan vida a un día más que comienza. Mi cuerpo cansado por los años me indica que cada amanecer mis huesos le cuestan más sostenerme. Mi bastón me ayuda a levantarme más sin embargo, mis músculos le cuestan estirar la posición encorvada tomada en la noche fría de la cual me guardo, en esta cueva que ha sido mi techo y mi refugio. Me decido a salir a disfrutar una vez más el olor matutino de la mañana. El sonido majestuoso del río me lleva a refrescar mis ojos aún dormidos, el sonido de las hojas secas me hacen saber de mis pasos cortos y cansados. No sé cuanto tiempo ha pasado, desde que mi vida se perdió en la grandeza de esta montaña, sólo me da una idea de este tiempo mi barba larga y blanca; sé entonces con certeza, que ha sido mucho tiempo desde la última vez que vi la ciudad. No me causa dolor el darme cuenta de mi alejamiento, de mi desaparición, de mi soledad. Es algo que yo decidí y que mis años han hecho que respete cada día más. No nací para vivir entre humo, relojes e hipocresía humana. Definitivamente nací para vivir y morir en la montaña.

Muy pronto debo hallar el lugar que será mi recinto después que no vuelva a observar un nuevo amanecer. He recorrido cada centímetro de esta naturaleza, sé perfectamente donde está cada lugar, que me brinda agua, alimento, medicina y refugio. Sé que hacer cuando llega la lluvia, la sequía y el elemento fuego que renueva cada año la vegetación. A cada lugar le agradezco a Dios porque exista, le agradezco por cada regalo que recibo de cada uno de ellos. Pero sólo hay uno que me brinda el alimento de mi alma y espíritu. Sólo ese lugar me ha dado la motivación de sobrevivir, sólo ese lugar es el que me ha dado el valor año tras año, de esforzar mis piernas fatigadas para llegar hasta él. La cima más alta de este monte, la pendiente que guarda el árbol más viejo de esta cordillera, testigo presencial de cada hecho acaecido en este sitio desde su existencia y que es mi compañía para disfrutar mi único placer, ser espectador de las estrellas.

Cada tarde inicio mi camino que me lleva al encuentro con mis compañeras nocturnas, cada día se me hace más difícil llegar, pero más fuerte es, mi compromiso para este encuentro. En ocasiones cuando he logrado arribar, el cielo no me permite disfrutar de su belleza, su anuncio de que al otro día lloverá me niega el disfrute de observarlas. Pero sé que están allí, así que cierro los ojos y logro escuchar su presencia. Pero otras veces la oscuridad me dificulta el seguir avanzando, así que en esas ocasiones ellas extrañan mi presencia. Y mis noches triunfadoras, donde el encuentro es perfecto, puedo darme cuenta de la pequeñez y vulnerabilidad del hombre.

No puedo pedir más, en este vástago mundo donde un ser es insignificante ante este magnánimo universo, el hecho que tenga la oportunidad de gozar la paz de conocer personalmente cada estrella que alumbra el cielo y le da la significación de su existencia. No es posible que el hombre haya perdido el norte de las estrellas. Estas, que desde que el hombre es hombre han guiado su camino. Pero yo no podía perderme de este escenario, de esta obra de arte de Dios. Yo no podía vivir sin encontrarme con ellas en el silencio de la noche, en la claridad de la oscuridad de la naturaleza, el respirar la pureza de aire que acabamos con el desarrollo industrial y urbanístico. Qué precio tan alto ha pagado el hombre por su evolución y lo que más me entristece es que aún no se ha dado cuenta, de este valor que está pagando.

Una vez más encorvo mi cuerpo en las pendientes que debo subir para llegar a la cima donde es mi cita. Una vez más las piedras sirven de escalera para mi encuentro y una vez más mis piernas se imponen ante el dolor físico que me ha regalado el tiempo. Este es mi precio... mi vejez. No importa, la verdad que no me importa, solo quiero llegar una vez más. Solo quiero experimentar el gozo del atardecer que se hace eterno, como cuando uno espera con ansiedad en la sala de un teatro, para vivir con los actores la obra caracterizada por ellos. Solo quiero llegar y no caer en el intento. Quiero conversar con el árbol, testigo de este ambiente, observar cómo se oculta el sol y me dice que mis compañeras aparecerán pronto. El viento que golpea mi cara y mi cuerpo me dicen que ya estoy cerca, mi ansiedad aumenta y mi temor de no llegar también. Continúo... sólo veo mis pies rojizos por el roce de las piedras, mis piernas venosas sobresalen aún más su estado con mi fuerza, mis manos apoyadas entre rocas y mi bastón me dan ánimos de continuar. Sí... sí puedo ¡ Ya puedo observar el asomo de la copa de mi árbol maravilloso!

Mi barba se enreda y pierdo el equilibrio al pisar una piedra suelta en mi travesía, quedo en el aire, mis manos continúan apoyándome en este último encuentro, mis años se ríen y me quitan las esperanzas de mi último reto. Logro colocar mis pies nuevamente en la pendiente y esta vez el miedo es mi aliado y me impulsa a subir lo que me queda. Ahora no solo observo la copa de mi amigo ¡ Ahora puedo verlo completo! Ya he llegado, doy gracias Dios por llegar a la meta. Definitivamente soy un triunfador en la sencillez de mi reto.

Descanso y bebo agua en mi imitación de cantimplora, aún no puedo acercarme, el precipicio es mi descanso en este momento, debo tomar nuevamente fuerzas y calmar el sobresaltado corazón, no debo abusar de él, sé que está quemando sus últimas horas. El volar del águila me avisa que ya va ha recogerse, el atardecer va a comenzar yo debo colocarme en mi posición. ¡Ah! Mi árbol amigo, pensé que no volvería a sentir tu arteciopelada aspereza nuevamente, oler tu majestuosidad natural, ver el verdor de tus hojas, el sabor de tus frutos, eres admirable, aún con tus años y sigues dando frutos, y dándome a mi la seguridad para morir en paz. Hasta tú muestras la insignificancia humana, mientras por años el hombre lucha con todo su alrededor para marcar su territorio, violando las leyes naturales a las cuales nombra evolución, tú sigues allí vivo, lleno de poder y nosotros morimos, definitivamente el tiempo no es nuestro aliado, a pesar que nosotros lo creamos. Pero sinceramente pienso que es la justicia de éste, que nos cobra nuestros abusos por siglos a la grandeza de esta tierra. Nuevamente me siento en tus raíces a disfrutar la frescura de tu sombra y a esperar la llegada de mis aliadas... Ya me siento tranquilo.

El tornasol del cielo comienza a difuminarse en la oscuridad del cielo. Pronto veo a las primeras estrellas que se dejan ver, ¡Por fin! Mis amigas han venido a despedirse, que regocijo siente mi corazón, Dios me ha complacido, una vez más me encuentro con mis compañeras nocturnas, la razón de mi soledad, de mi desaparición de la civilización, de mi decisión a tomar la vida animal y al renunciar de mi humanidad contemporánea. La luz que emanan estas estrellas iluminan mi alma, mi espíritu, mi mente, todo mi ser. Definitivamente nací para esto, pasaría la vida eterna observándolas, bueno, en realidad más de la mitad de mi existencia he hecho esto, y me siento satisfecho. He logrado lo que siempre quise. Me siento realizado. Sólo espero que si hay una vida después de esta, si realmente existe Dios y haya un cielo, que mi eternidad sea en las estrellas. El descanso de mi alma sea con ellas. Ellas son el amor que nunca tuve, el enamoramiento que nunca experimenté, la realización máxima de mi humanidad. Si existe otra vida Dios, te pido que sea en las estrellas.

¡Allí están más! Hoy como que vinieron todas a saludar, el cielo está estrellado, no cabe una más, hasta los planetas vinieron a observar mis últimos momentos en la Tierra. Son tan hermosas, hasta pareciera que la luna las dirige, es como si me cantaran ¡ Ay Dios, qué éxtasis tan grande! No puedo morir sin disfrutar la plenitud de este encuentro. Siento que me sonríen, sé que lo hacen cuando brillan más. Es definitivo, he logrado entablar una comunicación con ellas. Muchos pensaron que estaba loco, dejar todo lo que tenía en mi pasado, por perderme en la majestuosidad de la naturaleza en busca del lugar perfecto para observar la estrellas, sinceramente valió la pena ser juzgado ante la sociedad. Nunca podrán imaginarse todo lo que expresan, ellas son la razón de mi existencia.

Es impresionante la paz que siente mi alma y el regocijo que experimenta mi corazón. La tranquilidad de la noche me permite una vez más soñar en grande y aspirar la sencillez en que llevé mi vida. Mi cuerpo me pide descanso a pesar de que mi alma es un niño recién nacido. No puedo seguir luchando contra el tiempo, ya debo entregarme al destino que le es marcado al hombre cuando nace... morir. Es algo que viene con nosotros, a pesar del apego que sentimos en esta vida, esta tarde o temprano termina. Ahora es momento de trascender y dejar mi cuerpo como dormido en este compañero que me da sombra y dejar mi alma que vuele con las estrellas. Ya es momento, debo dejar que mi corazón deje de latir y mi cerebro descanse de dar órdenes a mi organismo. De repente viendo a mis estrellas, veo una película de mi vida, no extraño a nadie, porque nadie me extrañó a mí. Nunca sentí el apego hacia ningún ser humano, pero si a la naturaleza, de hecho me perdí en ella y dejé atrás a la sociedad que juzgó mi condición diferente a ellos. Poco a poco el cansancio me va venciendo, más sin embargo mi memoria emana los recuerdos que guardo en ella. Recuerdo como mis primeros pasos dados en concreto, terminaron dándose en el verdor de la tierra. También viene a mi mente la primera vez que observé el cielo y sentí el llamado de las estrellas... cada noche desde la ventana de mi cuarto infantil me llamaban, en mi adolescencia ensordecían mis oídos y mi alma cortaba el aliento. No debía estar más allí, debía buscar el sueño de mi existir. Pronto quedé sólo, ya no tenía a quién cuidar, a quién dar explicaciones.

Mi juventud se desarrolló en el misterio de la montaña, el descubrir cada rincón de ella y en lo que me podía brindar transcurrió mi vida, el tiempo se perdió en el mismo tiempo, sólo las señales de mi cuerpo me indicaban el transcurso de este. Poco a poco mi cuerpo, mi mente y mi alma se acondicionaron al nuevo ambiente, y pronto llegué al lugar que desde siempre emitió señales de que debía encontrarlo. Al principio fue tan sencillo subir a este lugar, en comparación a toda la pesadez que se me vino encima con los años. Pero cada momento fue especial, como el que estoy viviendo en este instante. Es probable que este sea más especial que los otros, ya que es el último, sé que he de morir.

Ahora bien, siento un gran temor, tal vez cada ser humano experimenta esto cuando muere, será que realmente nuestra alma es eterna y realmente no morimos, o somos simplemente un costal de huesos andante que se convierte en carroña para las aves. ¡No puede ser! ¡Me niego a creer esto! Es probable que aquí está el poder del hombre ante la naturaleza, su poder eterno ante ella. Sinceramente, este conflicto interno no va a sopesar este minuto terminal. Sólo mis ojos pueden observar la grandeza de las estrellas, sólo me queda preguntarle a ellas si realmente puedo ser eterno y mi alma penetrar en ellas, sé que me darán la respuesta.

En un momento mis ojos casi cerrados se sorprenden ante la iluminación del cielo ¿Será que ya he muerto? La luz es cegadora, pero logro ver la majestuosidad y el poder astral, mi respuesta está dada, una estrella fugaz calma mi angustia y sé que pronto estaré volando con mis eternas compañeras. Mi alma siente la paz que nunca había experimentado, mi corazón late fuertemente, como cuando uno siente una gran sorpresa. Pero enseguida se va minimizando, como cuando un tren está llegando a su destino y debe detenerse. Mi cuerpo ya no siente dolor, mi mente me acompaña como si nada, puede sentir concientemente la muerte cubrirme en su manto. Ya no siento miedo, sólo paz y entrega, una sonrisa es lo último que realiza mi cuerpo, un hormigueo casi indescriptible empuja mi alma fuera de él. Poco a poco me alejo del recinto que fue mi verdadero hogar en esta vida, siento las estrellas que abrazan mi alma y una cantidad de rayos de infinitos colores le dan calor y regocijo. Poco a poco pierdo la conciencia, ya no estoy aquí, mi corazón poco a poco se detiene. La felicidad ahora es mi única existencia... ya he muerto, ya soy libre... volaré eternamente.

Texto agregado el 17-05-2005, y leído por 206 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
22-05-2005 es un cuento que nos lleva por el camino de la muerte, lo mejor es el descanso , creo que podrías acortarlo en algún minuto se hace muy largo, pero en general la descripción es muy buena, el uso del vocabulario es estupendo estrellas corazonpartio
21-05-2005 Yo sin embargo encontre el texto plano.......una falta de tirabuzones de metaforas que se enrrosquen por el texto aparte del fondo de la historia.......supongo que te hara mas bien mi sinceridad que no una mentira piadosa.......no te preocupes..... tu expresaste lo que querias expresar y aqui no estamos en ningun maldito concurso.....leere mas cosas tuyas.....comprendo porque has querido que yo leyera este texto por que va sobre el tema que tu y yo sabemos y en cuanto a eso esta bien...yo no creo en dios....pero creo que el universo tiene muchas dimensiones escondidas aparte de las que podemos ver....pero si a ti dios te consuela es lo primordial.......yo no soy nadie para sugerirte lo contrario aunque sea lo que yo crea...si necesitas creer ...cree.....si crees que somos polvo de estrella ...nada esta demostrado todavia...... adios cariño.....busca la inspiracion.....juega con las palabras...y ten mucho animo...escribe sobre todo lo que te preocupa y deshaogate libremente y busca el arte consolador silpivipiapa
21-05-2005 Que texto más hermoso, lo encontré romántico y me sentí profundamente identificado, como si me conocieras, somo si quisieras escribir lo que quiero para mi fin. Soledad, naturaleza, estrellas, verdes, quiero todo eso para mi descanzo si es que logro llegar a esas edad.. espero que mi cuerpo no esté pesado para ese entonces.. mis felicitacioones y 5* mateoroquesk
17-05-2005 Querida chica del elefante,¿Qué piropos?,¿qúe requiebros puedo darle a tu escritura?.¿cuál,es el más digno para una narración ¡tan bella.¡Qué hermosa muerte la de tu anciano!.Espero que el personal no se detenga ante la extensión de tu texto.Hoy junto con mis estrellas,te dejo un aplauso;plas,plas,plasplas,plas,Un beso.. Gadeira
 
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