Inicio / Cuenteros Locales / cao / El Altar del Niño Llorón
De repente abrió los ojos; el ambiente en la habitación oscura estaba cargado de una espesura maligna que le erizaba el espinazo, era como una placa de plomo presionando todo su cuerpo dejándolo sin respiración. Era imposible para él mover parte alguna de su cuerpo que yacía inmóvil debajo de las sábanas, sólo le alcanzaba para pestañar. A su espalda los leves ronquidos de ella daban cuenta de la medianía de esa noche. Estuvo soñando pero no recordaba sobre qué; por la transpiración de su frente dedujo que se trató de una pesadilla. Sin embargo en ese momento la situación era distinta y muy extraña, parecida a la sensación que de vez en cuando lo invadía al tener que atravesar el pasillo tras apagar la luz de la cocina. Varias veces se sintió observado por alguien que lo seguía a dos pasos desde lo más profundo y penumbroso del otro extremo del pasadizo, la angustia era terrible y duraba hasta que podía finalmente alcanzar algún interruptor de luz.
Era extraño para él escuchar los ladridos de muchos perros provenir del fondo del patio, parecían sacados de ultratumba. El ángulo de su mirada daba justo al arrimo de la habitación, sobre él se alcanzaba a distinguir un haz de luz que atravesaba perpendicularmente el último testamento y el rosario de madera barnizada. Sobre el mismo arrimo pendía el cuadro con el retrato de un niño llorón que adquirieron en la última fiesta de la Virgen de la Tirana, fiesta religiosa que se llevaba a efecto todos los años en el pueblo nortino del mismo nombre distante 100 km del balneario de Iquique. La idiosincrasia daba cuenta de una enorme devoción pagana al retrato inédito de aquel hermoso niño que no paraba nunca de llorar.
Con la mirada fija en el retrato notó de pronto que los ojos del niño inexplicablemente se habían puesto a brillar y parecían posarse sobre los suyos, para él esto fue terrible. El corazón pareció explotarle cuando a sus espaldas notó esa sombra cruzando el umbral de la puerta y entrando a la pieza en dirección al arrimo. Pese a la luminosidad que escasamente invadía la nave, su presencia nunca dejó de ser una sombra, incluso tras encender esa vela que dejaría puesta debajo del cuadro. Allí estuvo arrodillada como tendida en un altar por varios segundos hasta que desapareció en medio de la oscuridad del pasillo. Por más que cerraba insistentemente sus ojos y tras abrirlos, la sombra permanecía quieta orando a los pies del retrato del niño, parecía que de un momento a otro el espectro voltearía su mirada hacía la cama donde yacía él paralizado por el pánico. Una puerta estaba abierta y ello permitía el trajinar de esa alma oscura por su habitación. Estuvo apunto de salir gritando, sin embargo permaneció estático hasta que la presencia abandonó la pieza y los ojos del retrato dejaron de brillar. La vela permaneció encendida hasta el amanecer.
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Al cerrar la puerta de la calle esa mañana para empinar camino al paradero de las micros; una acidez horrible le atravesó el esófago como un latigazo de fuego, las hojas y el grisú del invierno le daban a la calle una apariencia lúgubre.
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Texto agregado el 21-08-2003, y leído por 2450
visitantes. (9 votos)
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Lectores Opinan |
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19-05-2007 |
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Ya recuerdo yo a ese niño del retrato. No sé por qué razón lo saqué de la casa en ese entonces...jajajaa, casi me morí de susto cuando me contaron cosas, así que mejor...Pero vamos al relato. El tiempo narrativo es el mejor, el más propicio para atraer a los fantasmas, las sombras y esos rezos mágicos que duran siempre, que parecen no terminar jamás. Genial y escalofriante. Ese final es precioso y corona de lúgubre las horas todas, no sólo ya es la noche con olor a sombras. Compañero, pido disculpas por no haber pasado antes por esta casa que me deleita y acerca tanto a tus mundos infinitos. Estrellas vienen volando. Ya me lo tomé pa' mis clases, Usté sabe...ya me dio permiso. FaTaMoRgAnA |
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16-01-2004 |
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No solo soy gracioso, ademas escribis asi!! La venganza sera terrible! Te pongo ya mismo una sola* de envidia moniquita |
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22-08-2003 |
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Ah amigo Cao, que gusto leerle haciendo gala de estupenda versatilidad. Esa es la verdadera riqueza de un apasionado de las letras. Un abrazo, FALCON |
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22-08-2003 |
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Muy buen relato. Felicidades. Profugo |
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22-08-2003 |
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no me podia ir a acostar sin leerte... ahora no me puedo acostar... Gabrielly |
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21-08-2003 |
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Ay Cao te pusiste tenebroso acá. Me contaron una vez una historia sobre un cuadro de un niño que salía llorando (que supongo debe ser éste) y me morí de miedo, igual que ahora. La leyenda llevada a tu relato se vuelve más intensa y describes perfectamente esa sensación de que hay algo más allá de uno. Es escalofríante. Mención aparte para el final que me parece de una poesía soberbia. blanquita |
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21-08-2003 |
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parece que los miedos de la infancia persiguen al protagonista y transforman (como suelen hacer los miedos) la realidad, de tal modo que todo se va oscureciendo. Usted relata muy bien, eso no es nada nuevo, pero me cuesta quitarme lo lúdico de otros de sus relatos. Saludos y cinco estrellas para usted, desaparecido. CaroStar |
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21-08-2003 |
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Gracias CAO por escribir el relato y gracias hache por ahorrarnos los comentarios. Todo está dicho. Un abrazo y un beso a los dos. cala |
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21-08-2003 |
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Dice José Emilio Pacheco hablando de Juan Rulfo"¤ Tuvo la sabiduría de esconder el artificio y dosificar la información,
¤ Sus obras son el genio de la erudición de quien leyendo aprendió a escribir .Rulfo nunca leyó los manuales de narrativa, sus obras son el genio de la erudición de un artista que leyendo aprendió a escribir de esa manera que nos asombra por su calidad y su maestría técnica,''Contra lo que suele creerse, Rulfo es un autor nada fácil de leer, es sumamente exigente y pide no leer los cuentos, sino releerlos y muy despacio, con mucha atención, si no uno queda perdido'',si, asi es este CAO. Hay que leerle despacio, desmembrar los lugares donde la pluma se espesa.Como al leer el Macario de Rulfo, uno debe escribirse los silencios, en este cuento el lector debe recrear todo aquello que no has puesto entre sus líneas. como diria el gran dion Zagal, Felicidades cielo! Un beso y un abrazo
hache |
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21-08-2003 |
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Cao este relato es realmente extraño, hecho por un lado oscuro y no menos misterioso que suele poblar el miedo y quién sabe qué cosas más. Me ha encantado, sabés, a veces hay un miedo parecido que suele sorprenderme en algún pasillo. Impresionante. Besos. MCavalieri |
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