Y como si fuera una intrínseca canción veo el espejismo que se acerca, que se aleja, que se hace grande, que se hace pequeño. He visto un cambio repentino en ti, en tu rostro de arcilla; te has hecho una mosca y me haces desviar mi vista...Se que estas bien.

Es como si nunca hubieras tenido alas y te sientes vivo, tan vivo que esquematizas y escatimas en detalles. Te llevo a casa, te poso sobre el vidrio; jalo tus alas y luego río calidamente. Sigo presenciando este cambio sublime en tu estructura que emana calor, que emana sensualidad y una humedad que ha de volverme loco; es como si nunca hubiera tenido alas y el erotismo de tu mirada comunista enreda sus brazos alrededor de mi alma que es un cuervo que huye mientras desvías tu vista, mientras la posas sobre mi y sobre mi cuerpo que es de madera. Vuélame en pedazos y solo calla, o habla pero hazme tuyo, hazme tuya al paso de tu piel que se hace dunas de calida piel y de escozor mágico. Estas ahí; ahí presente en el puerto que sucumbe con el palpitar de mi voz de fuego, he de levantar mis brazos y estirarlos al cielo tratando de alcanzar las estrellas que iluminen la penumbra de la figura dibujada y reconstruida sobre la piel marchita y escaldada.

Heme aquí en este puerto tratando de encontrarte, encontrarme; gritando y llorando. Experimento un llanto que se vuelve el punto en el que por las noches me derrito siendo el alfarero de mi destino incierto y deconstruido; en el alfarero que ha de iniciar la incendiaria misantropía que envuelve esta esencia a putrefacción que se ve revuelta con un ligero toque de desesperación infantil que apenas alcanzo a comprender.

Requerida es la presencia antagónica del sublime andar de tus pasos ensombrecidos por el color púrpura de ese resplandor de mi mirada que cubre los vértices del mundo, y siguiendo tu escozor me muestro oscuro en la luz de tu tacto y en la calidez de tus besos. Aquí has estado y estarás mecánicamente capaz de crear un vértigo de enigmas emocionales que me embriagan tanto. Es como un relato de míticas leyendas australianas que se presentan en similitud con las amplitudes del cascajo que cubre la fragilidad de nuestros motivos; así como en la percepción de la sublime rebelión satírica de nuestros cuerpos en un movimiento pausado y agonizante.

Pudiera seguir buscando la cirugía que sublevara a los misterios de mi unión mística y latente de mi yo con mi otro yo, de tu contigo y de mi mismo con tu otro yo. Es un embrollo bastante peculiar y filosófico que se presenta en las líneas vástago de mis dedos sobre las tejas de arcilla que cubren mi hogar, pero eso es un preludio al vago recuerdo de intentar recordar para olvidar y de olvidar para recordar...Un paradoja sinérgica que se vuelve prefacio apocalíptico de lo que la virtud de ser humano representa con sus efectos y defectos persuasivos que militan en el desierto de la banalidad que se asemeja al reflejo en el espejo. Al diablo con lo que va de menos a más y con lo que va de más a menos, esperemos, examinemos y vivamos al borde de la hoja de afeitar; siempre viviré y viviremos así.