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Marcelo_Arrizabalaga,15.08.2019


Taller de escritura:

Elige alguna de las escenas de películas que se ven a continuación, y escribe una historia.
Es solo un ejercicio para trabajar la motivación e inspiración.
Con la cantidad de palabras que gustes. Con el estilo que prefieras. Una, dos o más historias, o ninguna.
Simplemente menciona cual o cuales de las historias estás usando.


A: http://i.imgur.co...

B: http://i.imgur.co...

C: http://i.imgur.co...

D: http://i.imgur.co...

E: http://i.imgur.co...


 
Marcelo_Arrizabalaga,16.08.2019
Opción D:


Gracias a Dios que comenzó a diluviar. Llovía tanto que no se podía ver a más de tres metros.
Con la escusa de que no se podría manejar así, paramos debajo del puente.
Sin el diluvio hubiésemos chocado de todas formas. Hacía más de 20 minutos que Jorge y Manuel discutían acaloradamente.
Estuvieron a punto de agarrarse a las trompadas dentro del auto. Y teniendo en cuenta que Jorge era el conductor, habríamos terminado estrellados contra un árbol.
No sé por qué cuando el vehículo estuvo a resguardo de la lluvia la discusión terminó.
El silencio era tenso pero comparado con lo anterior era una opción mejor.
Yo iba en el asiento trasero junto a Guillermo. Decidí bajar para estirar las piernas, y alejarme un poco de tanta tensión.
Los minutos pasaron sin que el aguacero declinara aunque fuese un poco.
De pronto ella apareció. Caminando hacia nosotros por el medio de la ruta. Elegante y sensual avanzaba totalmente empapada.
Mis amigos bajaron los vidrios y luego de un instante de asombro comenzaron a piropearla.
Ella, inmutable, seguía a paso firme.
Comencé a caminar a su lado.
—Hola. ¿Estás bien? ¿Puedo ayudarte?
Prosiguió sin contestarme. Llegamos al otro extremo del túnel. Me detuve para no mojarme y ella continuó sin decir palabra.
El agua caía sobre su cuerpo y resaltaba su figura. Muy pronto desapareció en la oscuridad.
Cuando regresé al automóvil, los muchachos reían y discutían sobre si era verdad que la habían visto.
Aprovechando que la lluvia amainaba un poco retomamos la marcha a baja velocidad.
Pronto apareció un hombre caminando por el medio de la ruta en nuestra dirección. Jorge comenzó a disminuir la velocidad para detenernos totalmente.
El sujeto seguía su marcha a pié hacia nosotros y cuando estuvo frente al vehículo continuó atravesando con su cuerpo el auto de un extremo a otro.
Nos quedamos pasmados. Mi corazón latía con fuerza. Nadie pudo articular palabra.

De pronto un golpe abrupto me sobresaltó. Llovía torrencialmente y el viento arreciaba golpeando la ventana de mi cuarto.
Me levanté para cerrarla. Y me quedé mirando el jardín y más atrás a la ruta comunal.
Allí una mujer detenida bajo la lluvia en medio del asfalto esperaba a un hombre que se le acercaba caminando.
Cuando estuvieron a la par retomaron la marcha.
 
Marcelo_Arrizabalaga,16.08.2019
excusa
 
Marcelo_Arrizabalaga,18.08.2019
Opción B:

La carta

Llevaba tres horas en el altillo. Finalmente después de siete años decidí subir para hacer limpieza.
Bueno, ¿a quién quería engañar? No era la limpieza lo que me preocupaba. Estaba allí en busca de recuerdos.
Después de hacer esfuerzos por no pensar en él durante años, tal vez intentando mitigar el dolor por su pérdida, sentía que me hacían falta sus historias, sus gestos, su mundo.
Mi padre nos había dejado una mañana de domingo, tomando una decisión que para nosotros fue devastadora. Optó por dar fin a su existencia, quedando su familia huérfana de afecto, calidez y compañía.
Comencé ordenando cajas, quitando el polvo. Separaba algunas cosas que habría de tirar más tarde.
En una caja pequeña, que guardaba sus objetos personales, encontré la carta.
Era una misiva nunca entregada. Tal vez se arrepintió de escribirla y la dejó inconclusa.

“Eva, Dora, Manuel, queridos míos:
He pensado mucho sobre cómo explicarles lo que siento.
Es que noto que mi cuerpo ya no funciona como siempre.
Para mí, que me entregado por entero a vuestro servicio, que he querido ser sostén, guía, cuidado, me aterra ahora la idea de verme disminuido en mis fuerzas y comenzar a ser una pesada carga.
No quiero eso…”

La carta terminaba abruptamente. La tinta borroneada, quizás por alguna lágrima, dejaba la huella de un dolor insostenible para ese hombre.
Lloré profundamente apretando el papel en mis manos.
Nunca sentí un amor por él tan fuerte como en esa tarde.
Los escalones que descendía despacio iban marcando gratos recuerdos de niña.
Dejé el plumero y el cepillo en la cocina.
Me acerqué a la ventana que daba al jardín. Esa ventana que disfrutamos tantas veces espiando colibríes, y le dije con el alma:

—Gracias, papá.
 
glori,19.08.2019
Opción C


Hasta diez


El sonido de la sirena es cada vez más intenso. López acaba de salir del baño; sus manos, ahora impecables, sostienen una abrochadora que usa cotidianamente en las tareas que realiza en la oficina. Se sienta frente al escritorio y no parece escuchar nada.
Me acerco para preguntarle cómo se siente y enseguida veo que se encuentra en estado de shock. Mientras acaricia la abrochadora comienza a balbucear:
—Quiero irme a casa -dice
—Ya sé, López, pero por ahora vas a tener que esperar —le explico.
Me da pena. Se ve muy vulnerable, parece un niño grande.
—¿Qué pasó? —pregunto.
Él traga saliva y una chispa de comprensión asoma a sus ojos.
—No sé —responde.
—¿No recordás nada?
—Ya no me sirve contar hasta diez o respirar profundamente.
—No entiendo.
—Eso estuve haciendo todos estos años.
—¿Qué es lo que estuviste haciendo, López?
—Contar hasta diez para tranquilizarme.
—¿Te ponés nervioso?
—Sí, tuve que soportar de todo: burlas, maltratos, gordo esto, gordo aquello.
—Pero yo nunca lo noté -le digo y enseguida me arrepiento. A nadie le importa lo que le pasa al gordo. —¿Y por qué hoy no pudiste contar hasta diez? -le pregunto.
—No sé. No aguanté más.
Llega la ambulancia y aparece un médico y un enfermero.
López me mira. Supongo que ha regresado otra vez a la comodidad de las sombras. Su ojos no tienen expresión.
Continúa acariciando su máquina de broches. Está muy compenetrado en la tarea, ni siquiera comprende que han llegado varios policías y uno de ellos va a esposarlo.
Mira sin emoción a nuestro jefe que yace tendido en el piso, cubierto con una sábana.
Nos piden que nos retiremos de la oficina. Lo hacemos despacio y en silencio.
Un policía guarda cuidadosamente el arma del crimen.
Jamás pensé que una simple abrochadora pudiera hacer tanto daño.







 
Clorinda,20.08.2019
Opción "A"
La entrevista

Cuando llegué al lugar de la entrevista me encontré con que había también una chica esperando. Parecía muy nerviosa y golpeteaba sus dedos contra sus muslos rítmicamente mientras sus ojos miraban en una única dirección pestañeando sin desviar un sólo milímetro su mirada de la puerta que, seguramente, esperaba que se abriera.
—¿Es su primer entrevista? —le pregunté tratando de tranquilizarla.
La chica ni se mosqueó y siguió con el golpeteo. Parecía que le habían dado cuerda, y nada la hacía salir de su robótico programa.
Por todos los medios intenté iniciar una conversación, pero solamente obtuve su indiferencia y su absoluta abstracción hacia aquello que seguramente la obsesionaba: conseguir el empleo.
Le conté que acababa de recibirme y había enviado mi currículum hacía pocos días, que había hecho una brillante examen final y no deseaba otra cosa que comenzar a trabajar para poder devolverle a mis padres lo mucho que se habían sacrificado por mí, ya que éramos varios hermanos y yo, al ser el mayor, quería colaborar para que mis hermanos pudieran estudiar también, porque a mis padres se les hacía cuesta arriba tal esfuerzo.

Después de varios intentos y del obstinado silencio de mi ocasional compañera, comencé a observarla detenidamente. No dudaba que estaba atravesando un duro trance, y sentí que debía hacer algo por ella. Por eso, en un acto de total desprendimiento le dije tratando de ocultar mis verdaderos sentimientos:
—No se preocupe, señorita. Seguramente el cargo será para usted. Yo renuncio a esta oportunidad ya que estoy convencido que usted lo merece más que yo.
Increíblemente, en ese momento la chica pareció salir de su ensimismamiento y me respondió resueltamente:
—Tengo que confesarle que yo formo parte del personal de Recursos Humanos encargado de esta entrevista. No me caben dudas de su capacidad, honestidad y solidaridad, por lo que el cargo es suyo, jovencito. ¡Felicitaciones!
 
yosoyasi,20.08.2019
OPCIÓN B

Los recuerdos se graban en la memoria.
Le decía casi en secreto a mi abuela, su vieja amiga judía.
Nunca imaginé que en medio de tanto horror, en esa inmunda barraca,
donde estábamos hacinados, miles de seres, que lo dejamos de ser, para convertirnos en sombras y ahogaba sus sollozos.
Un simple papel, con unos dibujos, me hiciera olvidar de todo, por unos instantes.
Lo guardé celosamente, para regocijarme con él, cada vez que podía.
Era una casita con un largo caminito y un frondoso árbol hecho en carbonilla. Me transportaba a mi infancia. Cuando correteaba con mis hermanos por el campo, respirando libertad.
Me desgarré cundo ella, la perversa me lo arrancara de mis manos y lo
Convertía en mil pedazos, los que conservo hasta hoy.
Llegaron los aliados y lo único que llevé conmigo fue lo que me ayudó a sobrevivir. Hoy la gente que me visita, mira extrañada ese cuadro que cuelga a la cabecera de mi cama.
En él se refleja la mitigación de todos los sufrimientos.

 
Yvette27,20.08.2019
Opción D

Llovía a cántaros. Le dije a Laura que si fuera posible íbamos a detenernos al final del túnel antes de cruzar el puente, pero ella insistió en que siguiéramos viaje, no veía la hora de estar en casa. No la contradije, se la veía exhausta. Nos estaba resultando pesado ir a ver a los nietos cada mes. Docientos kilómetros de ida, docientos de vuelta.
Era impensable quedarse a dormir en la casa de nuestros hijos, tienen cuatro chicos, dos perros y una persona de servicio y pasar la noche en un hotel no está al alcance de nuestros bolsillos de jubilados. Nosotros y el coche envejecimos.
Conocía bien el camino y sabía que era peligroso viajar sobre el puente con nuestra miniMorris con un temporal así. En ese breve trecho se arremonilaba el viento aún en los días apacibles, figurarse con esa tormenta. Ya se perfilaba la salida del túnel . El agua caía a torrentes. Pocos metros antes de la salida vi a un hombre vestido de blaco apoyado contra el muro. Frené sin pensarlo y sin consultar con Laura.
Algunos vehículos nos pasaron arriesgando chocar contra los del otro sentido, sus conductores agitaban puños coléricos gesticulando obcenidades.
El hombre en blanco era joven, sus ojos brillaban en la penumbra. Lo invité a subir. Laura lloraba en modo histérico. El hombre rechazó con un gesto. Los conductores de los otros automóviles ensordecían con el sonido de las bocinas, otros se acercaron a pie para ver por qué me había detenido.¿Un desperfecto, un malestar?
Me bajé del coche en el momento en que se escuchó un terrificante estruendo ¡el puente se desplomó ante nuestros ojos! Quedamos al borde del abismo. Instintivamente todos retrocedimos y buscamos apoyo en las paredes del túnel. Comprendí que al parar había salvado la vida de muchas personas. Busqué con la vista al hombre de blanco, pero ya no estaba allí, entonces pensé en lo raro de su presencia en ese lugar y en lo insólito de su impecable atuendo blanco en esa noche de tormenta.



 
glori,20.08.2019
Opción E

El abanico


Estaba visitando una tienda de antigüedades cuando lo vi. Era un objeto bonito aunque totalmente inapropiado para mí. No necesitaba un abanico. Y menos de color rosa.
Recuerdo que en esa época me sentía solo y triste; comprar cosas inútiles representaba un pasatiempo que me alejaba un poco de la soledad. Por ese motivo había adquirido todo tipo de chucherías; pero ese abanico ni siquiera me iba a servir como adorno. Mediante ese razonamiento intenté convencerme de no comprarlo. A pesar de todo me atraía como un imán, así que le hice caso a mi primer impulso y lo compré. Al llegar a casa lo puse en un cajón y a otra cosa.
Pasó el tiempo. Cierto día me invitaron a un cumpleaños. Susana, la amiga de mi mejor amiga, cumplía veinticinco añitos.
Procuré vestirme un poco más decente que de costumbre: camisa blanca, cinturón marrón, zapatos del mismo color. Al abrir el cajón donde guardo las medias de vestir encontré el abanico. Tuve un nuevo impulso: regalárselo a Susana.
Creo que le gustó mi regalo, porque enseguida quiso saber dónde lo había comprado y me agradeció mi buen gusto y originalidad. Parecía fascinada; no dejó de mirarlo durante toda la noche.
Cuando los demás invitados se retiraron y ella me invitó a su dormitorio, supe que siempre hay que seguir los impulsos. El abanico lucía a la perfección sobre su piel desnuda.
 
Martilu,21.08.2019
Opcion E

El profesor

Allí estaba esperándome, con su abanico rosa, y sus medias blancas. La habitación era suntuosa, y no pude apartar mi mirada de ella.
Al recibir el whasapp, dudé mucho en aceptar la propuesta. Soy un hombre mayor y ella era mi alumna. Soy profesor en filosofía.
Adelina siempre se sentaba adelante y con su mirada fijada en mí, aspiraba mis vocablos con fruición., llenándome de preguntas tontas.
Terminado el cuatrimestre, no la vi más, pero sus logros eran magníficos. Escribía muy bien, y además era creativa, y tenía disciplina. Ella quería mi cerebro en funcionamiento, me dijo, por el mensaje, así que no dudé.
Si es sólo eso, trataré de satisfacerla.
Después que estuve con Adelina recobré mi confianza, en mis cavilaciones, recordé cuanto amaba el teatro griego: en el que solamente actuaban hombres, los que solían llevar una máscara, peluca y túnica, en colores vivos para los personajes principales, en color negro para los personajes tristes y en colores neutros para la gente del pueblo. Algunos actores calzaban zuecos, para simbolizar la superioridad de los personajes en la obra.

¡Cuanto podría ofrecer instruir con mis alumnos sobre lo que sabía!
Después de Adelina vino Julieta, que me hacía repetir en voz alta los nombres de los Dioses griegos, y sus connivencias:
Poseidón. El hermano mayor de Zeus y Hades es el dios del mar. ...
Hades. Incluso siendo hermano de Zeus y Poseidón, no vive en el monte Olimpo. ...
Hera. Tercera mujer de Zeus y reina del Olimpo, Hera es la diosa del matrimonio y del parto. ...
Zeus. ...
Afrodita. ...
Hefesto. ...
Apolo. ...
Ares.

Julieta tenía escasos veintidós años, y también me apreciaba mi sabiduría
Doy fe que no me gustan las jovencitas, pero ¡Quien podría defraudarlas!
Ahora las tengo a las dos en mi casa, tiesas y frías. Me siguen mirando, mientras les transmito mis discernimientos de cultura y sapiencia que adquirí en mi larga existencia.
Ya no preguntan nada más.



 
Clorinda,21.08.2019
Opción E
Urgencia

Soy médico clínico y tengo 46 años. Les digo este detalle para que entiendan el caso ya que ella no es mi primera paciente. Por mi consultorio han pasado mujeres de todas las edades, de todas las razas y de todas las tallas. ¡Claro que estoy acostumbrado a tratar con mujeres! Algunas enfermas de verdad, a las que he medicado con verdadera responsabilidad, estudiando cada caso en su particular idiosincrasia, detectando problemas del entorno, y derivándolas, cuando el caso lo exige, a otros profesionales de la especialidad que corresponda.
Pero este caso, estimados colegas, sobrepasa los límites de las especialidades, de las razas o de las condiciones sociales, ya que la niña a la que me refiero viene concurriendo a mi consultorio todas las semanas, a veces dos, e incluso tres, y me ha costado meses detectar el motivo de su padecimiento.
Llegaba a mi consultorio a última hora, vestida de manera juvenil y despreocupada, como corresponde a sus escasos dieciocho años. Más de una vez tuve que evitar su irresistible e inquietante mirada, centro de atención de su personalidad. Sus cabellos, cortos y ensortijados, exhalaban a su paso un sutil perfume embriagador.
Les confieso que, si bien le hice una serie de estudios concienzudos, jamás pude detectar el motivo de su preocupación, pero ella seguía visitándome, aún cuando ya hacía mucho tiempo que le había dado el alta. En realidad no quería que siguiera turbándome con su tentadora presencia y me reprochaba a mí mismo si algún pensamiento desordenado se cruzaba siquiera por mi mente. Ni remotamente iba a traicionar mis principios y mis juramentos profesionales, cuando decidí dedicar mi vida a curar el cuerpo y el alma de mis pacientes.
Esa tarde, antes de cerrar, extrañé su presencia. Deseaba que llegara y me embriagara con su juventud y con el aroma que despedían sus cabellos desordenados.
Me distrajo el sonido de mi celular. —¡Zaz! —pensé.— Seguramente tengo un domicilio. ¡En fin...!
Era ella. Me pedía por favor que vaya a su casa porque su caso se había agravado, que era un caso desesperante y que por favor no la abandone. Asimismo me apuntaba la dirección pidiéndome que entrara sin tocar timbre e indicándome cómo llegar a su cuarto.

Cuando entré a su casa había un silencio perturbador. Subí al dormitorio, según las indicaciones, y descorrí el dosel de la cama donde yacía mi paciente, que, totalmente desnuda, solamente cubierta con un abanico, se daba aire mientras su inquietante perfume se expandía por todo el ambiente.

Y créanme compañeros, que dada la urgencia del caso, esta vez sí pude curar todos sus males.


 
glori,22.08.2019

El horario de trabajo termina. Busco mi portafolios, guardo los papeles y me voy rápidamente y sin saludar. Los demás continúan debatiendo sobre los detalles pendientes.
No me interesa presenciar la escena que se va a producir a continuación. Luis querrá dar su punto de vista, Pablo se negará a aceptar que sus buenas ideas no siempre son tan buenas, y al final se hará lo que diga Susana, porque Susana es la esposa de Pablo y es la que manda.
Estoy bastante harta de la lucha de egos entre Luis y Pablo. No entiendo por qué compiten todo el tiempo. Somos amigos desde hace años, pero últimamente discuten por cualquier cosa.
He pasado toda la tarde ocupada con la decoración de la casa de Susana y Pablo pero ahora solo quiero llegar a nuestro departamento antes que Luis y darle una sorpresa. Esta noche voy a cocinar. ¿Cuánto hace que no le cocino su comida favorita? Ya compré los langostinos, el vino blanco y las velas aromáticas. Deseo darme una ducha. Lo voy a esperar desnuda; solo cubierta con un abanico y medias blancas. Es nuestro aniversario. He comprado un regalo para él: una corbata de seda italiana. Espero que le guste; Susana me ayudó a elegirla. Debo reconocer que tiene buen gusto. Cuando hay dinero todo es sencillo, y a ella le sobra. Igual pienso darle mi opinión sobre la alfombra de la sala. También le diré que las paredes pintadas de blanco ya no se usan. Y al vestidor…le falta espacio para los zapatos.
El tránsito está insoportable; no veo la hora de llegar a casa. Para colmo ha comenzado a llover y todos están apurados y de mal humor. Es viernes, supongo que cada cual tendrá sus planes para disfrutar durante el fin de semana. El clima está genial, muchos se irán a la playa...
Tengo que hablar con Luis sobre las vacaciones; necesito posponer la fecha. Hay mucho trabajo; no puedo darme el lujo de dejar todo plantado. Tal vez el mes que viene, no sé. Y ese asunto del bebé también tendrá que esperar. Hay tiempo, somos jóvenes.
Susana está embarazada; hoy se lo va a decir a su esposo. Creo que él quería esperar un poco, terminar los arreglos de la casa, viajar, esas cosas.
Bueno, ellos sabrán. Yo en este momento solo quiero pensar en mi marido. Seguramente aparecerá con una caja de bombones, un ramo de rosas o algún perfume de esos que tanto me gustan. Me imagino su cara cuando me vea abanicándome sobre la cama.
Dos mensajes. No me gusta leerlos mientras estoy conduciendo. A ver. El semáforo está en rojo. Uno es de Luis. Dice que no va a poder llegar hasta pasadas las diez. ¿Otra vez? El otro es de Susana; se peleó con Pablo. ¿Qué? No entiendo nada. ¿Que el hijo no es de él? ¿Quiere irse ahora mismo con el padre del niño? Eso es una locura… ¡terrible!
Otro mensaje de Luis. En estos tiempos la gente te informa todo por mensajes.
—Querida: siento mucho tener que decirte esto, pero Susana acaba de pelearse con Pablo. Y yo he decidido irme con ella.
 
glori,22.08.2019
Opción E

Aniversario
 
Martilu,26.08.2019
Glori


Tu cuento me pareció excelente, tanto el desarrollo, como el final inesperado. No le encuentro ningún defecto de sintaxis ni gramaticales, por lo cual te agasajo y te felicito, por un buen momento de lectura. La imagen que nos proponen creativizar( sera así? esta perfectamente iluminada al trasluz de los acontecimientos posteriores.
 
glori,26.08.2019
Gracias, Martilú. También disfruté leyendo tu historia del profesor. Escalofriante!!!!
 
Yvette27,26.08.2019
No,martilú, no es creativizar, ¿qué te parece CREAR?
 
henrym,27.08.2019
Confieso no haber escuchado ni leído esa palabra "creativizar"; pero dando una mirada a vuelo de pájaro por Google, veo que se usa en ciertos ámbitos. De tanta creatividad se va llegando a que se creatice la creatividad, o bien a creatiza tu creatividad o a creativizar la sociedad, y cosas por el estilo.
 
Martilu,27.08.2019
Clorinda
Urgencia

Opcion E

He disfrutado leyendo tu cuento, que a medida que avanza se avizora el final. Solo espero que no haya profesionales de esa calaña (Jajajaja)
 
Martilu,27.08.2019
Clorinda
Opcion A La Entrevista.

Me embriaga la emoción de la envidia al leer cuanta creatividad albergan tus letras.
Gracias por un grato momento de lectura.
 
Martilu,27.08.2019
Yvette
Opcion D

Tu cuento me trae un deja vu de una película con Richard Gere. Conforme avanza no percibo el fatídico o final de la caída del puente. Tiene ritmo y suspenso. Y aquí hay otro elemento sorpresa vestido de blanco.
Gracias Nínive.
 
Martilu,27.08.2019
Marcelo_Arrizabalaga

Opcion D
Es una excusa leer tu cuento, muy halagadora. Hay dos elementos sobrenaturales que producen cierto desconcierto, muy bien colocados.
Gracias Marcelo
 
Clorinda,27.08.2019
Querida Martilu: Gracias por tus palabras hacia mis textos. Te cuento que tenía otro final para "Urgencia". No quería "malignizar" (¿existirá el término?) a mi personaje, pero por fin me inspiré en el personaje que hace Jeremy Irons en la película "Lolita" que, aunque no tiene perdón, se puede llegar a comprender su actitud y tirar sobre él un manto de piedad. (Igual este caso es peor porque lo divulgó delante de todos sus colegas).
La otra disyuntiva era abrir la ventana, herméticamente cerrada, para que se ventile. La niña se abanicaba porque hacía mucho calor en la habitación.

También admiro tu arte para trasmitir estados de ánimo, por ejemplo al reflejar la personalidad de "El profesor", que estaba encantado con sus alumnas y por ellas se sumergió en el mundo de los dioses griegos (yo no sabría nombrarlos con tanta seguridad).

Trataré en otro momento de comentar el resto de los textos, que están muy buenos. Muy buena idea la de Marcelo, para despertar la creatividad que ¿quién dijo que está en decadencia?
 
eRRe,27.08.2019
martilu, creativizar, existe: convertir en creativo. Lo has usado bien. Claro que si buscas o le preguntas a un diccionario de 1700 no va a aparecer. Son palabras bonitas, malignizar también suena bonito, significa: (dicho de una formación patológica) Adquirir carácter maligno.
 
Clorinda,27.08.2019
Voy a comentar de a uno por vez a medida que los vuelvo a leer, ya que se me mezclan los cuentos con facilidad.

Marcelo
Opción D.
Me encantó la descripción del diluvio; me transportó al lugar y me emocioné con los hechos sobrenaturales que ni siquiera se dilucidaron después de la revelación que se trataba de un sueño. Don Marce siempre nos sorprende con sus textos.

Opción B: La carta
Este texto me conmovió como me conmueven quienes, acorralados, optan por tomar esas decisiones. Creo que nuestro sistema de salud no incluye la ayuda a pacientes como el de este texto. Le cambiaría la frase final por un: "Perdón, papá, por no haberlo visto a tiempo"
 
Clorinda,27.08.2019
glori
Opción C "Hasta diez"
Como siempre, un lujo leerte, amiga. La descripción del estado emocional del protagonista principal mantiene el suspenso desde el principio al final.

Opción E "El abanico"
Una trama perfecta que nos sorprende. Muy bueno el final donde caemos en la cuenta que la protagonista, de tanto postergar etapas planeadas, se entera que ha sido reemplazada. (A abrir los ojos, chicas!!)

 
Clorinda,28.08.2019
yosoyasi
Opción B

Los más dolorosos sentimientos deja traslucir este crudo texto donde con muy pocos elementos materiales se evocan tiempos felices que viven en el recuerdo. Lo disfruté.
 
Clorinda,28.08.2019
dejan


 
Clorinda,28.08.2019
Yvette27
Opción D

Muy bien descrita la situación de dos ancianos que vuelven a su casa en un día desapacible. Se intuye el miedo y el desamparo en medio del amenazante temporal, hasta que una figura salvadora los entretiene jugando un papel importante en el desenlace, ya que impide una tragedia. Gran aporte.
 
Clorinda,28.08.2019
Vuelvo a corregir: era "deja" nomás!
 
yosoyasi,28.08.2019
Gracias Clorinda por haber comentado mi relato
 
Martilu,28.08.2019
Yosoyasi
Opción B

Lacerante descripción de sentimientos.
 
Clorinda,28.08.2019
En la siguiente frase está sobrando algo. Si vuelve a leer seguramente la autora estará de acuerdo.

"Julieta tenía escasos veintidós años, y también me apreciaba mi sabiduría"
 



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