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arte-literatura,25.12.2006
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Brindis
Enterrada y plana entre las sábanas
espera la presita. Es pequeña
pero dulce y en el fondo del mar hay sal
de más. Los seres de los abismos marinos
hacen temblar de miedo al intruso no iniciado.
Tocaba partes de un cuerpo que no se unía.
Yo no puedo hablar pero ella
cría luciérnagas en la boca e ilumina este fondo.
¿Tiene el pez piedra un corazón camuflado
o es así, roca bermellón su amor? El científico
iniciado halla aquí extraordinarias formas naturales.
La textura es un suave violento, después
de acariciar brota sangre entre los dedos de los pies
que plegado Toma aire, la pequeña hormiga
y carga sobre su espalda una hoja.
como una especia en el sabor
que bajo la lengua susurra
ser diferente
en el silencio de la noche
hago de mi carne verde, fresca
una alfombra mágica y te llevo
sobre mí como alimento primario
La Reina agita sus alas sobre la colonia
y es comida por Dios.
***
¿Estás bien? -preguntas dulcemente
al desprender los botones de mi blusa
descubro que estoy preñada, la panza
de vidrio como una bola de cristal
o una copa sin pie, clavada en mi vientre
Voy a alisarte el cabello –respondo
es de noche, nos unen
la oscuridad y el verano.
Te observo sentada frente a la ventana
lista, esperándome
Entonces como luciérnagas
enredadas en tu pelo
están las partecitas, la copa
la bola de cristal hecha añicos
en el aire abro los ojos
¿estás bien, hermosa? -estoy despierta
acaricio tu nuca y mareada
llego a la boca: Ya está,
un cabello perfecto
hasta los talones.
***
Te declaro: contigo pan
y cebolla
conmigo
piden tus manos y se abren, pero dan
no me mires profundo
no me mires
torturador es mi cuerpo, nada le alcanza
y él mismo se sobra.
Sed
***
En el secreto paisaje de tu codo no soy
como lo fueron tu padre y tu madre, arquitecta,
tampoco una construcción vecina o un cerro
dedicado a generar sombra en derredor.
Soy ese albañil enardecido
que apila granito sobre granito de arena
e intenta con la mezcla hacer la pasta bendita
para unirse desde los cimientos
hasta la cúpula. Soy el músculo frágil que levanta
cien kilos y transpira no tengo
la fuerza de una grúa ni la de gravedad.
Tu brazo articula el espacio incoloro, áspero
entre mi cuerpo y el mundo
de tal forma que no sé ubicar el sol
cuando entra, cuando sale.
¿Es tu codo el de un río? Tus dedos
se acercan a mis labios de arena:
cada secreto alardea como un equilibrista
sobre las líneas del poema pero nunca
cae en ellas
¿mi codo? -dijiste.
***
Escurrir tu cuerpo y dejar el rastro
doloroso del líquido ¿quién soy, entonces?
No tengo marca. El desprestigio de estar sana
hace que vuelvas tu mirada hacia mí
y digas: salvame de los reflejos perfectos, comprame
un tanque australiano que además de este rostro
me muestre el cielo así podré elegir
qué mirar.
Mi herida se esconde
es esa magia a la que das vueltas
y se ha transformado en el fósil de tu voluntad.
La piraña trepa por mi laringe llega a la lengua
cuando estoy por hablar. Te obliga a saltar de la carroza
a las doce en punto para hundirte en el lecho
de estas aguas profundas. La presión hace
que sangren tus oídos y entiendo
la razón de tu amor por la música
¿o la mía?
Uso un barbijo para besarte
y pensás que opero en tu alma pero no,
no quiero contagiarte entre cielo y tierra
el agua se vuelve cosa
de agallas y de anzuelos.
***
Un niño puede estar toda la tarde, horas
armando el gran castillo de arena para tener
ese minuto, cuando cae el sol, abalanzar
las plantas de los pies sobre su fortaleza
y con gran felicidad
destrozarla.
Frente al océano yo también
puedo ser un niño, una cosita, pequeña.
Por ejemplo una piedra
cayendo a toda velocidad
desde la cima del Everest:
puedo durar años en la habilidad de caer
y sin quererlo golpear otras piedras,
plantas, animales.
No es tu corazón el único equipaje posible,
es mi anillo de casada
el que hiciste con dos monedas
de veinticinco centavos
fundidas en el mismo horno
en que se funde el oro para los dientes postizos.
Anillo filoso, me muerde el dedo, lo adoro
no intenta darme lástima y sabe, sin embargo,
que sólo puede vivir en mi mano:
fue creado exclusivamente. Tu corazón
te pertenece.
Este amor que siento por tu vida
es la carga más pesada la única
que no tiraría del barco, o del globo
si hay peso de más nos vamos
mi anillo y yo.
Veronica Viola Fisher
Más textos de la autora:
http://www.cyberh...,1241,SCID%253D5 988%2526ISID%253D287,00.html
http://forum.letr...
Br indis
Enterrada y plana entre las sábanas
espera la presita. Es pequeña
pero dulce y en el fondo del mar hay sal
de más. Los seres de los abismos marinos
hacen temblar de miedo al intruso no iniciado.
Tocaba partes de un cuerpo que no se unía.
Yo no puedo hablar pero ella
cría luciérnagas en la boca e ilumina este fondo.
¿Tiene el pez piedra un corazón camuflado
o es así, roca bermellón su amor? El científico
iniciado halla aquí extraordinarias formas naturales.
La textura es un suave violento, después
de acariciar brota sangre entre los dedos de los pies
que plegado Toma aire, la pequeña hormiga
y carga sobre su espalda una hoja.
como una especia en el sabor
que bajo la lengua susurra
ser diferente
en el silencio de la noche
hago de mi carne verde, fresca
una alfombra mágica y te llevo
sobre mí como alimento primario
La Reina agita sus alas sobre la colonia
y es comida por Dios.
***
¿Estás bien? -preguntas dulcemente
al desprender los botones de mi blusa
descubro que estoy preñada, la panza
de vidrio como una bola de cristal
o una copa sin pie, clavada en mi vientre
Voy a alisarte el cabello –respondo
es de noche, nos unen
la oscuridad y el verano.
Te observo sentada frente a la ventana
lista, esperándome
Entonces como luciérnagas
enredadas en tu pelo
están las partecitas, la copa
la bola de cristal hecha añicos
en el aire abro los ojos
¿estás bien, hermosa? -estoy despierta
acaricio tu nuca y mareada
llego a la boca: Ya está,
un cabello perfecto
hasta los talones.
***
Te declaro: contigo pan
y cebolla
conmigo
piden tus manos y se abren, pero dan
no me mires profundo
no me mires
torturador es mi cuerpo, nada le alcanza
y él mismo se sobra.
Sed
***
En el secreto paisaje de tu codo no soy
como lo fueron tu padre y tu madre, arquitecta,
tampoco una construcción vecina o un cerro
dedicado a generar sombra en derredor.
Soy ese albañil enardecido
que apila granito sobre granito de arena
e intenta con la mezcla hacer la pasta bendita
para unirse desde los cimientos
hasta la cúpula. Soy el músculo frágil que levanta
cien kilos y transpira no tengo
la fuerza de una grúa ni la de gravedad.
Tu brazo articula el espacio incoloro, áspero
entre mi cuerpo y el mundo
de tal forma que no sé ubicar el sol
cuando entra, cuando sale.
¿Es tu codo el de un río? Tus dedos
se acercan a mis labios de arena:
cada secreto alardea como un equilibrista
sobre las líneas del poema pero nunca
cae en ellas
¿mi codo? -dijiste.
***
Escurrir tu cuerpo y dejar el rastro
doloroso del líquido ¿quién soy, entonces?
No tengo marca. El desprestigio de estar sana
hace que vuelvas tu mirada hacia mí
y digas: salvame de los reflejos perfectos, comprame
un tanque australiano que además de este rostro
me muestre el cielo así podré elegir
qué mirar.
Mi herida se esconde
es esa magia a la que das vueltas
y se ha transformado en el fósil de tu voluntad.
La piraña trepa por mi laringe llega a la lengua
cuando estoy por hablar. Te obliga a saltar de la carroza
a las doce en punto para hundirte en el lecho
de estas aguas profundas. La presión hace
que sangren tus oídos y entiendo
la razón de tu amor por la música
¿o la mía?
Uso un barbijo para besarte
y pensás que opero en tu alma pero no,
no quiero contagiarte entre cielo y tierra
el agua se vuelve cosa
de agallas y de anzuelos.
***
Un niño puede estar toda la tarde, horas
armando el gran castillo de arena para tener
ese minuto, cuando cae el sol, abalanzar
las plantas de los pies sobre su fortaleza
y con gran felicidad
destrozarla.
Frente al océano yo también
puedo ser un niño, una cosita, pequeña.
Por ejemplo una piedra
cayendo a toda velocidad
desde la cima del Everest:
puedo durar años en la habilidad de caer
y sin quererlo golpear otras piedras,
plantas, animales.
No es tu corazón el único equipaje posible,
es mi anillo de casada
el que hiciste con dos monedas
de veinticinco centavos
fundidas en el mismo horno
en que se funde el oro para los dientes postizos.
Anillo filoso, me muerde el dedo, lo adoro
no intenta darme lástima y sabe, sin embargo,
que sólo puede vivir en mi mano:
fue creado exclusivamente. Tu corazón
te pertenece.
Este amor que siento por tu vida
es la carga más pesada la única
que no tiraría del barco, o del globo
si hay peso de más nos vamos
mi anillo y yo.
Veronica Viola Fisher
Más textos de la autora:
http://www.cyberh...,1241,SCID%253D5 988%2526ISID%253D287,00.html
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