En la obra de Pessoa - en sus poemas- se percibe soledad, fantasía, deseos de un mundo diferente.
Es admirable su capacidad de desdoblarse en varias personas; muchos decían que estaba loco, tal vez sea verdad.
Pessoa fue aficionado a la astrología y a las ciencias ocultas, es por eso que hay mucho misterio en sus poemas..
Uno de sus poemas que más me gusta es el de las canciones de amor, como es que
Se da cuenta de algo tan simple como “ las canciones de amor son ridículas y tienen que serlo porque son canciones de amor”, algo tan simple pero a muchos les demora años darse cuenta de ello.
Al final como muchos otros grandes Pessoa se canso de la vida y se suicidó.
TODAS LAS CARTAS DE AMOR SON...
Todas las cartas de amor son
ridículas,
no serían cartas de amor si no fuesen
ridículas.
También escribí en mi tiempo cartas de amor,
como las otras,
ridículas.
Las cartas de amor, si hay amor,
tienen que ser
ridículas.
Quien me viera en el tiempo en que escribía
sin darme cuenta
cartas de amor
ridículas.
La verdad es que hoy
mis recuerdos
de esas cartas
son
ridículos.
(Todas las palabras esdrújulas,
como los sentimientos esdrújulos,
son naturalmente
ridículos).
Fernando Pessoa (Portugal, 1888-1935)
Supongo que esto nos ha pasado a todos en algún momento.
Ay con el señor Fernando Pessoa...
Cuando me acerqué a su poesía descubrí que tuvimos el mismo desarrollo conceptual, o a lo menos, uno muy similar. Me sentí muy mal al saber que a él le costó más de treinta años llegar a lo que podríamos llamar "literatura conceptual". A mí tan sólo diecinueve. Me sentí mal al principio, y boté un cuaderno viejo por culpa de este infortunado encuentro. Luego me agradó lo que de mis manos había salido. Pero ya era muy tarde. Sólo queda el vacío que nunca existió, pues nadie verificará jamás que ocupado estuvo.
Fernando Pessoa, ese árbol metafísico que me espera todos los días para chocarme de frente contra él.
derian,20.10.2005
el poeta es un fingidor / finge tan completamente / que finge que es dolor / el dolor que en verdad siente..
derian,20.10.2005
Pessoa es brillante. considero como el mejor de sus heteronimos a alberto caeiro y alvaro de campos, son dos de sus mas importantes heteronimos y mejor logrados.
"No soy nada
nunca sere nada
no puedo querer ser nada;
aparte viven en mí todos los sueños del mundo"
A veces - yo casi siempre- todos nos sentimos cansados:
Intervalo doloroso
Todo me cansa, hasta lo que no me cansa. Mi alegría es tan dolorosa como el dolor.
Quien me diera ser un niño poniendo barcos de papel en un estanque de la quinta, con un dosel rústico de redes de parral poniendo ajedreces de luz y sombra verde en los reflejos sombríos de la poco agua.
Entre yo y la vida hay un vidrio tenue. Por más nítidamente que yo vea y comprenda la vida, yo no la puedo tocar.
¿Razonar mi tristeza? ¿Para qué si el raciocinio es un esfuerzo, y quien está triste no puede esforzarse?
Ni siquiera abdico de aquellos gestos banales de la vida de los que yo tanto querría abdicar. Abdicar es un esfuerzo, y yo no poseo el alma con que esforzarme.
¡Cuántas veces me aflige no ser el accionador de aquel coche, el conductor de aquel tren! ¡Cualquier Otro banal supuesto cuya vida, por no ser mía, deliciosamente me penetra para que yo la quiera y se me finge ajena!
Yo no tendría el horror a la vida como a una Cosa. La noción de la vida como un todo no me aplastaría los hombros del pensamiento.
Mis sueños son un refugio estúpido, como un paraguas contra un rayo.
Soy tan inerte, tan pobrecito, tan falto de gestos y de actos.
Por más que por mí me interne, todos los atajos de mi sueño van a dar a claridades de angustia.
Incluso yo, el que sueña tanto, tengo intervalos en los que el sueño me huye. Entonces las cosas me parecen nítidas. Se desvanece la neblina en la que me cerco. Y todas las aristas visibles hieren la carne de mi alma. Todas las durezas miradas me duele saberlas durezas. Todos los pesos visibles de objetos me pesan por dentro del alma.
La (mi) vida es como si me golpeasen con ella.
Fernando Pessoa
camondo,28.10.2005
Pessoa es genial, todos sus heterónimos lo son. Recomiendo el "Libro del desasosiego", no recomendable si estás medio depresivo, pero sin duda, un libro buenísimo.
¡Vaya, por fin! Y por completo...
¡Aquí la tengo!
Tengo la locura exactamente en la cabeza.
Mi corazón ha estallado como un petardo de a peseta
Y el sobresalto me llega a la cabeza por la espina dorsal...
¡Estoy loco, a Dios gracias!
Y todo lo que di me vuelve hecho basura,
Y como saliva que se escupe al viento
Ha salpicado mi cara al descubierto.
Y todo lo que fui queda atado a mis pies
Como una arpillera que no envuelve nada.
Y todo lo que pensé me cosquillea en la garganta
Y me va a llevar al vómito sin haber comido nada.
A Dios gracias, porque esto, como en la borrachera,
Sería una solución.
¡Caray! ¡Encuentro una solución y necesito el estómago!
¡Encuentro una verdad y la siento con los intestinos!
Poesía trascendental, ya la hice.
Grandes arrebatos líricos, ya me han visitado.
Poemas organizados según la amplitud de cada tema.
Tampoco es nada nuevo.
Tengo ganas de vomitar, de vomitarme a mí...
Tanta es mi náusea que si pudiera comerme el universo
Para vomitarlo después en la letrina, me lo comería.
Con esfuerzo, pero con buen fin.
Al menos sería con un fin.
Y así, tal como soy no tengo fin ni vida.
perdon Jorge, pero...¿cual es la importancia de las inclinaciones sexuales de un poeta?...francamente no entendí tu participación aqui...uff, les dejo uno q me gusta mucho...
LLUEVE EN SILENCIO
Llueve en silencio, que esta lluvia es muda
y no hace ruido sino con sosiego.
El cielo duerme. Cuando el alma es viuda
de algo que ignora, el sentimiento es ciego.
Llueve. De mí (de este que soy) reniego...
Tan dulce es esta lluvia de escuchar
(no parece de nubes) que parece
que no es lluvia, mas sólo un susurrar
que a sí mismo se olvida cuando crece.
Llueve. Nada apetece...
No pasa el viento, cielo no hay que sienta.
Llueve lejana e indistintamente,
como una cosa cierta que nos mienta,
como un deseo grande que nos miente.
Llueve. Nada en mí siente...
Los críticos dicen que este es el mejor poema de Pessoa, a lo mejor es cierto. Creo que de alguna forma se relaciona con muchas de nuestras historias:
Tabaquería
No soy nada.
Nunca seré nada.
No puedo querer ser nada.
Aparte de eso, tengo en mí todos los sueños del mundo.
Ventanas de mi cuarto,
De mi cuarto de uno de los millones del mundo que nadie sabe cuál es
(Y si supieran cuál es, ¿qué sabrían?)
Das al misterio de una calle cruzada constantemente por gente,
A una calle inaccesible a todos los pensamientos,
Real; imposiblemente real, cierta, desconocidamente cierta,
Con el misterio de las cosas por debajo de las piedras y de los seres,
Con la muerte poniendo humedad en las paredes
y cabellos blancos en los hombres,
Con el destino conduciendo la carroza de todo por el camino de nada.
Estoy vencido, como si supiera la verdad.
Estoy lúcido, como si estuviera para morir,
Y no tuviera más hermandad con las cosas
Sino una despedida, volviéndose esta casa y este lado de la calle
La hilera de vagones de un tren. Y una partida anunciada
Desde adentro de mi cabeza,
Y una sacudida de mis nervios y un crujir de huesos en la ida.
Estoy perplejo como quien pensó y halló y olvidó.
Estoy dividido entre la lealtad que debo
A la Tabaquería del otro lado de la calle, como cosa real por fuera,
Y a la sensación de que todo es sueño, como cosa real por dentro.
Fallé en todo.
Como no hice ningún propósito, tal vez todo fuera nada.
El aprendizaje que me dieron
Lo bajé por la ventana trasera de mi casa.
Fui hasta el campo con grandes propósitos.
Pero allá encontré sólo yerbas y árboles,
Y cuando había gente era igual a la otra.
Salgo de la ventana, me siento en una silla. ¿En qué he de pensar?
¿Qué sé yo de lo que seré, yo que no sé lo que soy?
¿Ser lo que pienso? ¡Pero pienso ser tantas cosas!
¡Y hay tantos que piensan ser la misma cosa que no puede haber tantos!
¿Genio? En este momento
Cien mil cerebros se conciben en sueños genios como yo,
Y la historia no marcará, ¿quién sabe?, ninguno,
Ni habrá sino estiércol de tantas conquistas futuras.
No, no creo en mí.
¡En todos los manicomios hay locos con tantas certezas!
Yo, que no tengo ninguna certeza, ¿soy más cierto o menos cierto?
No, ni en mí...
¿En cuántas buhardillas y no-buhardillas del mundo
No están en esta hora genios-para-sí-mismos soñando?
¿Cuántas aspiraciones altas y nobles y lúcidas-
Sí, verdaderamente altas y nobles y lúcidas-,
Y quién sabe si realizables,
Nunca verán la luz del sol real ni hallarán oídos de gente?
El mundo es para quien nace para conquistarlo
Y no para quien sueña que puede conquistarlo, aunque tenga razón.
He soñado más que lo que Napoleón hizo.
He apretado al pecho hipotético más humanidades que Cristo,
He concebido filosofías en secreto que ningún Kant escribió.
Pero soy, y tal vez seré siempre, el de la buhardilla,
Aunque no viva en ella;
Seré siempre el que no nació para eso;
Seré siempre sólo el que tenía cualidades;
Seré siempre el que esperó que le abrieran la puerta
al pie de una pared sin puerta,
Y cantó la canción del Infinito en un gallinero,
Y oyó la voz de Dios en un pozo tapado.
¿Creer en mí? No, ni en nada.
Derrame la naturaleza sobre la cabeza ardiente
Su sol, su lluvia, el viento que halla el cabello,
Y el resto que venga si viniera, o tuviera que venir, o no venga.
Esclavos cardiacos de las estrellas,
Conquistamos todo el mundo antes de levantarnos de la cama;
Pero despertamos y él es opaco,
Nos levantamos y él es ajeno,
Salimos de la casa y él es la tierra entera
Más el sistema solar y la Vía Láctea y lo Indefinido.
(Come chocolates, pequeña;
¡Come chocolates!
Mira que no hay más metafísica en el mundo sino chocolates.
Mira que todas las religiones no enseñan más que la confitería.
¡Come, pequeña sucia, come!
¡Pudiera comer chocolates con la misma verdad con que comes!
Pero yo pienso, y al jalar del papel de plata, que es de hojas de estaño,
Tiro todo por el suelo, como he tirado la vida.)
Pero al menos queda de la amargura de lo que nunca seré
La caligrafía rápida de estos versos,
Pórtico Partido para lo Imposible.
Pero al menos consagro en mí mismo un desprecio sin lágrimas,
Noble al menos en el gesto largo con que tiro
La ropa sucia que soy, sin rol, para el decurso de las cosas,
Y quedo en casa sin camisa.
(Tú, que consuelas, que no existes y por eso consuelas,
O Diosa Griega, concebida como estatua que fuera viva,
O Patricia Romana, imposiblemente noble y nefasta,
O Princesa de trovadores, gentilísima y colorida,
O Marquesa de siglo dieciocho, escotada y lejana,
O cocotte célebre del tiempo de nuestros padres,
O no sé qué moderno- no concibo bien qué-,
Todo eso, sea lo que fuera, que seas, si puede inspirar ¡Qué inspire!
Mi corazón es un balde vacío.
Cómo los que invocan espíritus invocan espíritus me invoco
A mí mismo y no encuentro nada.
Llego a la ventana y veo la calle con una nitidez absoluta.
Veo las tiendas, veo las aceras, veo los carros que pasan,
Veo los entes vivos vestidos que se cruzan,
Veo los perros que también existen,
Y todo esto me pesa como una condena al destierro,
Y todo esto es extranjero como todo.)
Viví, estudié, amé y hasta creí,
Y hoy no hay mendigo que no envidie sólo por no ser yo.
Miro a cada uno los andrajos y las llagas y la mentira,
Y pienso: tal vez nunca viviste, ni estudiaste, ni amaste, ni creíste,
(Porque es posible hacer la realidad de todo eso sin hacer nada de eso);
Tal vez hayas existido apenas, como una larga tija a quien le cortan la cola
Y sigue siendo cola más allá de la lagartija, agitadamente.
Hice de mí lo que no supe,
Y lo que podía hacer de mí no lo hice,
El traje que vestí estaba equivocado.
Me conocieron luego por quien no era y no lo desmentí y me perdí.
Cuando quise arrancar la máscara,
Estaba pegada a la cara.
Cuando la arranqué y me vi al espejo,
Ya había envejecido,
Estaba borracho, ya no sabía vestir el traje que no me había quitado.
Dejé la máscara y dormí en el vestíbulo
Como un perro tolerado por la gerencia
Por ser inofensivo
Y voy a escribir esta historia para probar que soy sublime.
Esencia musical de mis versos inútiles,
Quién me diera encontrarte como cosa que yo hiciera,
Y no quedara siempre enfrente la Tabaquería de enfrente,
Pisoteando la conciencia de estar existiendo,
Como un tapete en el que un borracho tropieza
O una alfombra que los gitanos robaron y no valía nada.
Pero el Dueño de la Tabaquería llegó a la puerta y se quedó allí.
Lo miró con la incomodidad de la cabeza mal volteada
Y con la incomodidad del alma mal entendiendo.
El morirá y yo moriré.
El dejara el letrero, yo dejaré versos.
En algún momento morirá el letrero y los versos también,
Después morirá la calle donde estuvo el letrero
Y la lengua en que fueron escritos los versos.
Morirá después el planeta girante en que todo esto se dio.
En otros satélites de otros sistemas cualquier cosa como gente
Continuará haciendo cosas como versos
y viviendo debajo de cosas como letreros,
Siempre una cosa enfrente de otra,
Siempre una cosa tan inútil como la otra,
Siempre lo imposible tan estúpido como lo real,
Siempre el misterio del fondo tan cierto
como el sueño del misterio de la superficie,
Siempre esto o siempre otra cosa o ni una cosa ni otra.
Pero un hombre entró en la Tabaquería (¿para comprar tabaco?)
Y la realidad pausible cayó de repente encima de mí.
Me incorporo enérgico, convencido, humano,
Y voy a intentar escribir estos versos en que digo lo contrario.
Enciendo un cigarro al pensar en escribirlos
Y saboreo en el cigarro la liberación de todos los pensamientos.
Sigo el humo como una ruta propia,
Y gozo, en un momento sensitivo y competente,
La liberación de todas las especulaciones
Y la conciencia de que la metafísica es una consecuencia de estar enfadado.
Después me echo para atrás en la silla
y continuo fumando.
En tanto el Destino me lo conceda continuaré fumando.
(Si me casara con la hija de mi lavandera
tal vez fuera feliz).
Visto esto, me levanto de la silla. Voy a la ventana.
El hombre salió de la Tabaquería (¿metiendo el cambio en el bolsillo del pantalón?).
Ah, lo conozco; es el Estevez sin metafísica.
(El Dueño de la Tabaquería llegó a la puerta.)
Como por un instinto divino el Estevez se volteó y me vio.
Me dijo adiós con un gesto, le grité ¡Adiós oh Estevez! y el universo
Se me reconstruyó sin ideal ni esperanza, y el Dueño de la Tabaquería sonrió.
Fernando Pessoa
derian,08.01.2006
Ah nunca me canso de leer este poema, es una obra maestra. Cito algunos versos de ese poema, que son como un bálsamo:
i...El dejara el letrero, yo dejaré versos.
En algún momento morirá el letrero y los versos también,
Después morirá la calle donde estuvo el letrero
Y la lengua en que fueron escritos los versos.
Morirá después el planeta girante en que todo esto se dio.
En otros satélites de otros sistemas cualquier cosa como gente
Continuará haciendo cosas como versos
y viviendo debajo de cosas como letreros.../i
Natalie_Barnes,09.01.2006
que excelente está este foro!, y hasta ahora lo vengo a descubrir. Muy buenos los textos. Saludos.
Me olvide de poner que Tabaquería fue escrita por Álvaro de Campos, uno de los heterónimos de Pessoa, y la traducción (de esta versión) es de Octavio Paz.
Cabe destacar que cada uno de sus heterónimos tiene características y vidas propias.
Pessoa tenía la capacidad –que muy pocos tienen excepto algunos esquizofrénicos- de los múltiples desdoblamientos, en fin un genio.
Natalie_Barnes,14.01.2006
y bien... no hay más? :( .... Saludos
mandrugo,28.01.2006
Pessoa es un poeta estrepitoso, una fuerza de la natura en su máxima expresión. Leerlo es una aventura cognitiva de la belleza. En mi opinión, desde luego.
Dolorosamente sorprendente que no haya conocido antes a este magnífico autor... A todos muchísimas gracias por mencionarlo... le estaré buscando exhaustivamente en los siguientes días. De veras que vale la pena.
XXXII
Ayer por la tarde un hombre de ciudad
hablaba ante la puerta de la posada.
También hablaba conmigo.
Hablaba de la justicia y de la lucha por la justicia,
y de los obreros que sufren,
y del trabajo constante, y de los que pasan hambre,
y de los ricos, que tienen anchas las espaldas por eso.
Y al mirarme vio lágrimas en mis ojos
y sonrió complacido, creyendo que sentía
el odio que el sentía y la compasión
que él decía que sentía.
(Pero yo apenas lo escuchaba.
¿A mí qué me importan los hombres
y lo que sufren, o suponen que sufren?
Que sean como yo, y no sufrirán.
Todo el mal del mundo viene de que a unos les
importen los otros,
sea para hacer el bien, sea para hacer el mal.
Nuestra alma y el cielo y la tierra nos bastan.
Querer más es perderlos y ser desgraciados.)
Lo que estaba pensando
mientras el amigo de los hombres hablaba
(y eso me había conmovido hasta las lágrimas)
era en cómo el murmullo lejano de los cencerros,
aquel atardecer,
no parecía las campanas de una ermita
donde fueran a misa las flores y los regatos
y las almas sencillas como la mía.
(Alabado sea Dios, que no soy bueno
y tengo el egoísmo natural de las flores
y de los ríos que siguen su camino
preocupados sin saberlo
tan sólo por florecer e ir discurriendo.
Es ésta la única misión que hay en el mundo,
ésta: existir claramente
y saber hacerlo sin pensar en ello.)
El hombre había callado, y miraba la puesta del sol.
Pero ¿qué tiene que ver con la puesta del sol quien odia y ama?
XXXIII
Pobres de las flores en los arriates de los jardines
simétricos.
Parecen temerosas de la policía...
Pero tan buenas son que florecen del mismo modo
y poseen la misma sonrisa antigua
que tuvieron para el primer mirar del primer hombre
que las vio recién aparecidas y las rozó levemente
para saber si hablaban.
Tengo el cansancio anticipado de lo que no voy a encontrar. Si en
determinado momento me hubiera vuelto para la izquierda en lugar de para la
derecha. Si en cierto instante hubiera dicho sí en lugar de no, o no en
lugar de sí. Si en determinada conversación hubiese tenido frases que
sólo ahora en el entresueño elaboro. Si todo esto hubiera sido así hoy
sería otro y quizá el Universo entero sería insensiblemente llevado a
ser otro también. Pero sólo ahora lo que nunca fui ni seré me duele. Voy
a pasar la noche a Cintra porque no puedo pasarla en Lisboa pero cuando
llegue a Cintra me va dar pena de no haberme quedado en Lisboa. Siempre
esta inquietud sin resolución, sin nexo, sin consecuencia. Siempre,
siempre, siempre. Esta angustia excesiva del espíritu por nada. En la
carretera de Cintra, o en la carretera del sueño, o en la carretera de la
vida. A la izquierda hay una casucha al borde de la carretera. A la
derecha, el campo abierto con la luna a lo lejos. El auto que parecía hace
poco proporcionarme libertad es ahora algo en lo que estoy encerrado.
A la izquierda, hacia atrás, la casucha modesta. La vida allí debe ser
feliz sólo porque no es la mía. Si alguien me ha visto desde la ventana
de la casucha soñará: ese que va en el auto es feliz.
Fernando Pessoa
Lluvianegra,02.03.2006
si, "todas las cartas de amor son ridículas", fue el primero que lo dijo, el Pessoa, pero yo no había nacido entonces.
Lo que se ha perdido, lo que se debería haber perdido,
lo que se ha conseguido y ha satisfecho por error,
lo que amamos y perdimos y, después de perderlo, vimos,
amándolo por haberlo tenido, que no lo habíamos amado;
lo que creíamos que pensábamos cuando sentíamos;
lo que era un recuerdo y creíamos que era una emoción;
y el mar en todo, llegando allá, rumoroso y fresco,
del gran fondo de toda la noche, a agitarse fino en la playa,
en el decurso nocturno de mi paseo a la orilla del mar.
Todo menos el tedio me da tedio.
Quiero sin tener sosiego sosegar.
Tomar la vida todos los días
Como un remedio,
De esos remedios que hay para tomar.
Tanto aspiré, tanto soñé que tanto
De tantos tantos me hizo nada en mí
Mis manos quedaron frías
Sólo de aguardar el encanto
De aquel amor que las calentara al fin.
Frías, vacías, Así.
No: despacio.
Despacio, porque no sé
A dónde quiero ir.
Hay entre mí y mis pasos
Una divergencia instintiva.
Hay entre quien soy y estoy
Una diferencia de verbo
Que corresponde a la realidad.
Despacio.
Sí, despacio...
Quiero pensar lo que quiere decir
Este despacio...
Tal vez el mundo exterior tenga demasiada prisa.
Tal vez el alma vulgar quiera llegar más pronto.
Tal vez las impresiones del momento sean muy cercanas.
Todo eso, tal vez...
Pero lo que me preocupa es esta palabra: despacio...
¿Qué es lo que tiene que ser despacio?
A lo mejor, el universo...
Dios manda que se diga la verdad.
Pero esto, ¿alguien se lo ha oído a Dios?
No, no es cansancio...
Es una cantidad de desilusión
Que se me entraña en la especie del pensar,
Es un domingo al revés
del sentimiento,
una vacación pasada en el abismo.
No, cansancio no es...
Es que yo esté existiendo
Y también el mundo,
Con todo lo que contiene,
Con todo lo que en él se desdobla
Y que es por fin lo mismo variado en copias iguales.
No. Cansancio, ¿por qué?
Es una sensación abstracta
De la vida concreta
- algo así como un grito
por dar,
algo así como una angustia
por sufrir,
por sufrir completamente o por sufrir como...
Sí: o por sufrir como...
Eso mismo: como...
¿Como qué?
Si lo supiera, no habría en mí este falso cansancio.
(Ay ciegos que cantáis en la calle,
¡qué formidable realejo
es la guitarra de uno, la bandurria de otro y la voz de ella!)
Porque oigo, veo.
Lo confieso: es cansancio.
F. P.
Bueno, no sé si es cansancio o desilusión, o ambas cosas mezcladas.
La nieve puso un mantel callado sobre todo.
No se siente sino lo que pasa dentro de casa.
Me arrebujo en un cobertor y no pienso siquiera en pensar.
Siento un gozo de animal y vagamente pienso,
y me duermo sin menos utilidad que todas las acciones del mundo.
Hoy por la mañana salí muy temprano
Hoy por la mañana salí muy temprano
por haber despertado aún más temprano
y no tener nada que quisiera hacer...
No sabía qué camino tomar
pero el viento soplaba fuerte, barría hacia un lado,
y seguí el camino hacia donde el viento me soplaba por la espalda.
Así ha sido siempre mi vida y
así quiero que pueda ser siempre.
Voy donde el viento me lleva y no me
siento pensar.
Da minha aldeia vejo quanto da terra se pode ver no Universo...
Por isso a minha aldeia é tão grande como outra terra qualquer
porque eu sou do tamanho do que vejo
e não do tamanho da minha altura...
Nas cidades a vida é mais pequena
que aqui na minha casa no cimo deste outeiro.
Na cidade as grandes casas fecham a vista à chave,
escondem o horizonte,empurram o nosso olhar para longe de todo o céu,
tornam-nos pequenos porque nos tiram o que os nossos olhos nos podem dar,
e tornam-nos pobres porque a nossa única riqueza é ver.
Ejemplo de ellos es haber desvirtuado este foro; hagamos un ireeditar/i
NO LA QUE DAS (*)
No la que das, la flor que tú eres quiero.
Por qué me niegas lo que no te pido.
Tiempo habrá de que niegues
después de que hayas dado.
flor, ¡séme flor! Si te cogiese avara
mano de infausta esfinge, tú perenne
sombra errarás absurda
tras lo que nunca diste.
Tengo tanto sentimiento
que es frecuente persuadirme
de que soy sentimental,
mas reconozco, al medirme,
que todo esto es pensamiento
que yo no sentí al final.
Tenemos, quienes vivimos,
una vida que es vivida
y otra vida que es pensada,
y la única en que existimos
es la que está dividida
entre la cierta y la errada.
Mas a cuál de verdadera
o errada el nombre conviene
nadie lo sabrá explicar;
y vivimos de manera
que la vida que uno tiene
es la que él se ha de pensar.
Si muero pronto,
Sin poder publicar ningún libro,
Sin ver la cara que tienen mis versos en letras de molde,
Ruego, si se afligen a causa de esto,
Que no se aflijan.
Si ocurre, era lo justo.
Aunque nadie imprima mis versos,
Si fueron bellos, tendrán hermosura.
Y si son bellos, serán publicados:
Las raíces viven soterradas
Pero las flores al aire libre y a la vista.
Así tiene que ser y nadie ha de impedirlo.
Si muero pronto, oigan esto:
No fui sino un niño que jugaba.
Fui idólatra como el sol y el agua,
Una religión que sólo los hombres ignoran.
Fui feliz porque no pedía nada
Ni nada busqué.
Y no encontré nada
Salvo que la palabra explicación no explica nada.
Mi deseo fue estar al sol o bajo la lluvia.
Al sol cuando había sol,
Cuando llovía bajo la lluvia
(Y nunca de otro modo),
Sentir calor y frío y viento
Y no ir más lejos.
Quise una vez, pensé que me amarían.
No me quisieron.
La única razón del desamor:
Así tenía que ser.
Me consolé en el sol y en la lluvia.
Me senté otra vez a la puerta de mi casa.
El campo, al fin de cuentas, no es tan verde
Para los que son amados como para los que no lo son:
Sentir es distraerse.
(**) De heterónimo Alberto Caeiros
i(Versión de Octavio Paz)/i
"El poeta es un fingidor que finge constantemente,
que hasta finge que es dolor, el dolor que en verdad siente.
Y, en el dolor que han leído, a leer sus lectores vienen,
no los dos que él ha tenido, sino sólo el que no tiene.
Y así en la vida se mete, distrayendo a la razón,
y gira, el tren de juguete que se llama el corazón."
Nunca conocí a nadie a quien le hubiesen roto la cara.
Todos mis conocidos fueron campeones en todo.
Y yo, que fui ordinario, inmundo, vil,
un parásito descarado,
un tipo imperdonablemente sucio
al que tantas veces le faltó paciencia para bañarse;
yo que fui ridículo, absurdo,
que me llevé por delante las alfombras de la formalidad,
que fui grotesco, mezquino, sumiso y arrogante,
que recibí insultos sin abrir la boca
y que cuando la abrí fui más ridículo todavía;
yo que resulté cómico a las mucamas de hotel,
yo que sentí los guiños de los changadores,
yo que estafé, que pedí prestado y no devolví nunca,
que aparté el cuerpo cuando hubo que enfrentarse a puñetazos,
yo que sufrí la angustia de las pequeñas cosas ridículas,
me doy cuenta que no hay en este mundo otro como yo.
La gente que conozco y con quien hablo
nunca cayó en ridículo, nunca sufrió un insulto,
nunca fue sino príncipe -todos ellos príncipes- en la vida…
¡Ah, quién pudiera oír una voz humana
que confiese no un pecado sino una infamia;
que cuente no una violencia sino una cobardía!
Pero no, son todos la Maravilla si los escucho.
¿Es que no hay nadie en este ancho mundo capaz de confesar que una vez fue vil?
¡Oh príncipes, mis hermanos!
¡Basta, estoy harto de semidioses!
¿Dónde está la gente de este mundo?
¿Así que en esta tierra sólo yo soy vil y me equivoco?
Admitirán que las mujeres no los amaron,
aceptarán que fueron traicionados -¡pero ridículos nunca!-
Y yo que fui ridículo sin haber sido traicionado,
¿cómo puedo dirigirme a mis superiores sin titubear?
Yo que fui vil, literalmente vil,
vil en el sentido mezquino e infame de la vileza.
Senhor, a noite veio e a alma é vil.
Tanta foi a tormenta e a vontade!
Restam-nos hoje, no silêncio hostil,
O mar universal e a saudade.
Mas a chama, que a vida em nós criou,
Se ainda há vida ainda não é finda.
O frio morto em cinzas a ocultou:
A mão do vento pode erguê-la ainda.
Dá o sopro, a aragem - ou desgraça ou ânsia -
Com que a chama do esforço se remoça,
E outra vez conquistaremos a Distância
— Do mar ou outra, mas que seja nossa!
No, no es cansancio...
Es una cantidad de desilusión
Que se me entraña en la especie del pensar,
Es un domingo al revés
del sentimiento,
una vacación pasada en el abismo.
No, cansancio no es...
Es que yo esté existiendo
Y también el mundo,
Con todo lo que contiene,
Con todo lo que en él se desdobla
Y que es por fin lo mismo variado en copias iguales.
No. Cansancio, ¿por qué?
Es una sensación abstracta
De la vida concreta
- algo así como un grito
por dar,
algo así como una angustia
por sufrir,
por sufrir completamente o por sufrir como...
Sí: o por sufrir como...
Eso mismo: como...
¿Como qué?
Si lo supiera, no habría en mí este falso cansancio.
(Ay ciegos que cantáis en la calle,
¡qué formidable realejo
es la guitarra de uno, la bandurria de otro y la voz de ella!)
Porque oigo, veo.
Lo confieso: es cansancio.
Tenho tanto sentimento
Que é freqüente persuadir-me
De que sou sentimental,
Mas reconheço, ao medir-me,
Que tudo isso é pensamento,
Que não senti afinal.
Temos, todos que vivemos,
Uma vida que é vivida
E outra vida que é pensada,
E a única vida que temos
É essa que é dividida
Entre a verdadeira e a errada.
Qual porém é a verdadeir ...a
E qual errada, ninguém
Nos saberá explicar;
E vivemos de maneira
Que a vida que a gente tem
É a que tem que pensar.
Fernando Pessoa
cromatica,18.12.2009
i
El guardador de rebaños**
Desde la ventana más alta de mi casa,
con un pañuelo blanco digo adiós
a mis versos, que viajan hacia la humanidad.
Y no estoy alegre ni triste.
Ése es el destino de los versos.
Los escribí y debo enseñárselos a todos
porque no puedo hacer lo contrario,
como la flor no puede esconder el color,
ni el río ocultar que corre,
ni el árbol ocultar que da frutos.
He aquí que ya van lejos, como si fuesen en la diligencia,
y yo siento pena sin querer,
igual que un dolor en el cuerpo.
¿Quién sabe quién los leerá?
b¿Quién sabe a qué manos irán?/b
Flor, me cogió el destino para los ojos.
Árbol, me arrancaron los frutos para las bocas.
Río, el destino de mi agua era no quedarse en mí.
Me resigno y me siento casi alegre,
casi tan alegre como quien se cansa de estar triste.
¡Idos, idos de mí!
Pasa el árbol y se queda disperso por la Naturaleza.
Se marchita la flor y su polvo dura siempre.
Corre el río y entra en el mar y su agua es siempre la
que fue suya.
Não sou nada.
Nunca serei nada.
Não posso querer ser nada.
À parte isso, tenho em mim todos os sonhos do mundo.
Janelas do meu quarto,
Do meu quarto de um dos milhões do mundo que ninguém sabe quem é
(E se soubessem quem é, o que saberiam?),
Dais para o mistério de uma rua cruzada constantemente por gente,
Para uma rua inacessível a todos os pensamentos,
Real, impossivelmente real, certa, desconhecidamente certa,
Com o mistério das coisas por baixo das pedras e dos seres
Com a morte a pôr umidade nas paredes e cabelos brancos nos homens.
Com o Destino a conduzir a carroça de tudo pela estrada de nada.
Estou hoje vencido, como se soubesse a verdade.
Estou hoje lúcido, como se estivesse para morrer,
E não tivesse mais irmandade com as coisas
Senão uma despedida, tornando-se esta casa e este lado da rua
A fileira de carruagens de um comboio, e uma partida apitada
De dentro da minha cabeça,
E uma sacudidela dos meus nervos e um ranger de ossos na ida.
Estou hoje perplexo, como quem pensou e achou e esqueceu.
Estou hoje dividido entre a lealdade que devo
À Tabacaria do outro lado da rua, como coisa real por fora,
E à sensação de que tudo é sonho, como coisa real por dentro.
Falhei em tudo.
Como não fiz propósito nenhum, talvez tudo fosse nada.
A aprendizagem que me deram,
Desci dela pela janela das traseiras da casa.
Fui até ao campo com grandes propósitos.
Mas lá encontrei só ervas e árvores,
E quando havia gente era igual à outra.
Saio da janela, sento-me numa cadeira.
Em que hei de pensar?
Que sei eu do que serei, eu que não sei o que sou?
Ser o que penso? Mas penso ser tanta coisa!
E há tantos que pensam ser a mesma coisa que não pode haver tantos!
Gênio? Neste momento
Cem mil cérebros se concebem em sonho gênios como eu ,
E a história não marcará, quem sabe?, nem um,
Nem haverá senão estrume de tantas conquistas futuras.
Não, não creio em mim.
Em todos os manicômios há doidos malucos com tantas certezas!
Eu, que não tenho nenhuma certeza, sou mais certo ou menos certo?
Não, nem em mim...
Em quantas mansardas e não-mansardas do mundo.
Não estão nesta hora gênios-para-si-mesmos sonhando.
Quantas aspirações altas e nobres e lúcidas -
Sim, verdadeiramente altas e nobres e lúcidas -,
E quem sabe se realizáveis,
Nunca verão a luz do sol real nem acharão ouvidos de gente?
0 mundo é para quem nasce para o conquistar
E não para quem sonha que pode conquistá-lo, ainda que tenha razão.
Tenho sonhado mais que o que Napoleão fez.
Tenho apertado ao peito hipotético mais humanidades do que Cristo,
Tenho feito filosofias em segredo que nenhum Kant escreveu.
Mas sou, e talvez serei sempre, o da mansarda,
Ainda que não more nela;
Serei sempre o que não nasceu para isso;
Serei sempre só o que tinha qualidades;
Serei sempre o que esperou que lhe abrissem a porta ao pé de uma parede sem porta,
E cantou a cantiga do Infinito numa capoeira,
E ouviu a voz de Deus num paço tapado.
Crer em mim? Não, nem em nada.
Derrame-me a Natureza sobre a cabeça ardente
0 seu sol, a sua chuva, o vento que me acha o cabelo,
E o resto que venha se vier, ou tiver que vir, ou não venha.
Escravos cardíacos das estrelas,
Conquistamos todo o mundo antes de nos levantar da cama;
Mas acordamos e ele é opaco,
Levantamo-nos e ele é alheio,
Saímos de casa e ele é a terra inteira,
Mais o sistema solar e a Via Láctea e o Indefinido.
(Come chocolates, pequena; Come chocolates!
Olha que não há mais metafísica no mundo senão chocolates.
Olha que as religiões todas não ensinam mais que a confeitaria.
Come, pequena suja, come!
Pudesse eu comer chocolates com a mesma verdade com que comes!
Mas eu penso e, ao tirar o papel de prata, que é de folha de estanho,
Deito tudo para o chão, como tenho deitado a vida.)
Mas ao menos fica da amargura do que nunca serei
A caligrafia rápida destes versos,
Pórtico partido para o Impossível.
Mas ao menos consagro a mim mesmo um desprezo sem lágrimas,
Nobre ao menos no gesto largo com que atiro
A roupa suja que sou, sem rol, pra o decurso das coisas,
E fico em casa sem camisa.
(Tu, que consolas, que não existes e por isso consolas,
Ou deusa grega, concebida como estátua que fosse viva,
Ou patrícia romana, impossivelmente nobre e nefasta,
Ou princesa de trovadores, gentilíssima e colorida,
Ou marquesa do século dezoito, decotada e longínqua,
Ou cocote célebre do tempo dos nossos pais,
Ou não sei quê moderno - não concebo bem o quê -,
Tudo isso, seja o que for, que sejas, se pode inspirar que inspire!
Meu coração é um balde despejado.
Como os que invocam espíritos invocam espíritos invoco
A mim mesmo e não encontro nada.
Chego à janela e vejo a rua com uma nitidez absoluta.
Vejo as lojas, vejo os passeios, vejo os carros que passam,
Vejo os entes vivos vestidos que se cruzam,
Vejo os cães que também existem,
E tudo isto me pesa como uma condenação ao degredo,
E tudo isto é estrangeiro, como tudo.)
Vivi, estudei, amei, e até cri,
E hoje não há mendigo que eu não inveje só por não ser eu.
Olho a cada um os andrajos e as chagas e a mentira,
E penso: talvez nunca vivesses nem estudasses nem amasses nem cresses
(Porque é possível fazer a realidade de tudo isso sem fazer nada disso);
Talvez tenhas existido apenas, como um lagarto a quem cortam o rabo
E que é rabo para aquém do lagarto remexidamente.
Fiz de mim o que não soube,
E o que podia fazer de mim não o fiz.
0 dominó que vesti era errado.
Conheceram-me logo por quem não era e não desmenti, e perdi-me.
Quando quis tirar a máscara,
Estava pegada à cara.
Quando a tirei e me vi ao espelho, Já tinha envelhecido.
Estava bêbado, já não sabia vestir o dominó que não tinha tirado.
Deitei fora a máscara e dormi no vestiário
Como um cão tolerado pela gerência Por ser inofensivo
E vou escrever esta história para provar que sou sublime.
Essência musical dos meus versos inúteis,
Quem me dera encontrar-te como coisa que eu fizesse
E não ficasse sempre defronte da Tabacaria de defronte,
Calcando aos pés a consciência de estar existindo,
Como um tapete em que um bêbado tropeça
Ou um capacho que os ciganos roubaram e não valia nada.
Mas o Dono da Tabacaria chegou à porta e ficou à porta.
Olho-o com o desconforto da cabeça mal voltada
E com o desconforto da alma mal-entendendo.
Ele morrerá e eu morrerei.
Ele deixará a tabuleta, eu deixarei versos.
A certa altura morrerá a tabuleta também, e os versos também.
Depois de certa altura morrerá a rua onde esteve a tabuleta,
E a língua em que foram escritos os versos.
Morrerá depois o planeta girante em que tudo isto se deu.
Em outros satélites de outros sistemas qualquer coisa como gente
Continuará fazendo coisas como versos e vivendo por baixo de coisas como tabuletas,
Sempre uma coisa defronte da outra, Sempre uma coisa tão inútil como a outra ,
Sempre o impossível tão estúpido como o real,
Sempre o mistério do fundo tão certo como o sono de mistério da superfície,
Sempre isto ou sempre outra coisa ou nem uma coisa nem outra.
Mas um homem entrou na Tabacaria (para comprar tabaco?)
E a realidade plausível cai de repente em cima de mim.
Semiergo-me enérgico, convencido, humano,
E vou tencionar escrever estes versos em que digo o contrário.
Acendo um cigarro ao pensar em escrevê-los
E saboreio no cigarro a libertação de todos os pensamentos.
Sigo o fumo como uma rota própria,
E gozo, num momento sensitivo e competente,
A libertação de todas as especulações
E a consciência de que a metafísica é uma conseqüência de estar mal disposto.
Depois deito-me para trás na cadeira
E continuo fumando.
Enquanto o Destino mo conceder, continuarei fumando.
(Se eu casasse com a filha da minha lavadeira
Talvez fosse feliz.)
Visto isto, levanto-me da cadeira. Vou á janela.
0 homem saiu da Tabacaria (metendo troco na algibeira das calças?).
Ah, conheço-o; é o Esteves sem metafísica.
(0 Dono da Tabacaria chegou á porta.)
Como por um instinto divino o Esteves voltou-se e viu-me.
Acenou-me adeus, gritei-lhe Adeus ó Esteves!, e o universo
Reconstruiu-se-me sem ideal nem esperança, e o dono da tabacaria sorriu.