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espartako,06.10.2005
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Un poema de este gran poeta argentino
Blues de Río Gallegos
Te amo a doce grados bajo cero
en un pueblo de soles indecisos, de gruesas lluvias
y de perros lentos.
frente al mar que trae disputas de brújulas y vientos.
Este es el auténtico corazón de la soledad
y la mañana se ha tirado en el puerto
contra barcos alcohólicos, dormidos, fatigados,
que vienen de los países de los mapas gastados,
los alevosos asesinatos, las suntuosas pieles,
los jugadores fulleros y los zorros colorados.
Este es el auténtico corazón de la soledad y de los desencuentros.
Sin embargo, aquí encontré a un viejo amigo
sentado al piano con un tango antiguo
-“la vieja está en la cueva
los pájaros cantan
bien puede ser que llueva
las nubes se levantan”.
Bien puede ser que con estas bellas cosas que te digo
escriba una canción, ahora, cuando nadie escribe canciones.
Aquí se vive de la luna y de los cazadores trashumantes.
Aquí se muere, hija mía, y por la noche
Mi espectro ha recorrido los prostíbulos,
mi gran alma canalla, ha conversado con mujeres torpes
de roncas voces y de ojos rasgados,
que conocieron a Sebastián Elcano.
La asamblea de los pingüinos prometía otras latitudes
desde el avión muchacha.
Pero yo te envío mi amor a doce grados bajo cero
y la señorita del correo no sabe nada,
mientras los obreros,
ah, los obreros envejecen en los frigoríficos y las veletas,
ah, las veletas en los tejados rojos enloquecen y en la calle ancha,
ah, y en la calle ancha debe estar esperando la muerte.
Patagonia, 1932
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derian,06.10.2005
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un gran poeta, de los que quedan fijados en la historia. él junto a girondo, ortiz y juarroz me parecen lo maximo de la poesia argentina. despues una gran cantidad de poetas no conocidos me parecen muy buenos. gianuzzi es uno. | |
espartako,07.10.2005
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“La Criolla”, café concert
Yo, marinero, estoy aquí en la tierra
donde las aventuras y las muertes son más pequeñas.
Nosotros, nosotros podemos hallar al mar
dentro de un caracol, o de una taberna.
Taberna La Criolla encendida de letreros, estallada de gritos
en el costado infamante de esta ciudad mediterránea.
Taberna
de gruesa voz enronquecida y mantones desflecados
y mujeres que despiden olor a estufa de posada
y tienen la vidriosa mirada de la morfina.
Taberna que me atraes con tus dos alas grandes,
la una verde, la otra roja
y tu música apretada y loca.
Yo he pagado la peseta del ponche, el real de gambas
y esta gorra, un duro.
Me empujas a la danza, la boca hinchada, los senos blandos,
la media agujereada.
Tu alegría es española, legítima, y escupes como un carretero.
Me darás una noche.
Generosa. Tú eres cordial y me darás una noche.
Mañana La Criolla estará vacía y un vaho espantoso
empañará los cristales de las puertas.
Habremos dado un paso más en nuestras pobres vidas
cuando La Criolla se abra nuevamente a los hombres de la tierra
donde las aventuras y las muertes son más pequeñas.
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