La Negación de San Pedro del libro LAS FLORES DEL MAL de Charles Baudelaire, pero se tiene que leer en francés, porque en español pierde bastante esencia.
También Décima Muerte de NOSTALGIA DE MUERTE de Xavier Villaurrutia.
No existe el mejor poema.
Existe el mejor poema para un estado particular del alma.
derian,07.10.2005
guerreroazteca yo considero tambien uno de los poemas que lei de baudelaire Lesbos y otros tantos, geniales.
en cuanto madrugo nadie dijo que exista el mejor poema, simplemente cual consideras vos que es el mejor poema
mandrugo,07.10.2005
De acuerdo, pero en mi caso he leído varios mejores poemas; incluso algunos que no había entendido para nada y, con los años, llegaron a ser los mejores poemas. Magia y milagros de la poesía.
Para mi no hay mejores poemas, creo que algunos me llegan mas que otros y dependen tambien de mi estado de animo o de lo que quiero decir en un momento determinado, pero bueno, si tendria que elegir uno podria decir que para mi el mejor poema que he leido es "TE QUIERO" de Roy Croft......es increible y mas cuando tu mejor amiga lo toma prestado para agradecerte tu amistad para con ella.
Para mí el mejor poema es aquel que en un principio se difraza de sencillo, y que luego de improviso te recuerda algo que siempre ha estado en tu alma,pero que nunca has sabido sacar a la luz.
Y en ese sentido, creo que no hay mejores poemas, sino mejores poetas. En mi caso, el mejor es Miguel Hernandez. Me gustan muchos otros, pero nadie se puede acercar a su sencillez tan elocuente, tan lúcida y libre. Y a veces tan triste.
sólo uno? Ummm pongo dos: La hora de la ceniza de Roque Dalton y Poema 20 del rayo que no cesa de Miguel Hernández.
Opuestísimos en estilo, pero los mejores que he leído.
pickman,17.10.2005
Bueno no soy muy afin a la poesia pero hay un poema que me parece verdaderamente grandioso el mejor de todos los eones y es el de Xavier Villaurrutia titulado: "Decima muerte". Simplemente el mejor...
Por que abundan los foros acerca de lo mejor de.... o el poeta mejor de......?
en esto que es la poesia imposible determinar quien es el mejor o no, ya que es algo tan subjetivo, dada la razon que cada cual ve de diferente manera lo que está escrito, lo que si se pòdria llegar a algun tipo de caurdo en los malos poetas
ese de Borges..."me duele una mujer en todo el cuerpo.." pero no recuerdo ahora el nombre...es genial pero claro, no puedo decir q sea EL POEMA porque hay muchos EL y muchos AUTORAZOS...no, uno solo no...sorry
amayrany,05.12.2005
Celan - Alabanza de la lejandía /Fuga de la muerte
Rimbaud - Una temporada en el infierno
Yeats - La torre
Paz - Piedra de Sol
Dickinson - En mi flor me he escondido
Oliver Labra - Me desordeno amor me desordeno (erotismo)
Lihn - Estación terminal/ Nathalie / Nada tiene que ver
cuando recuerde otros... regreso.
ummmm y cuando recuerde otros regreso
muertelenta,05.12.2005
Táctica y Estrategia - Mario Benedetti
pickman,05.12.2005
decima muerte - Xavier Villaurrutia
newton,06.12.2005
Varios:
- Quevedo, "Amor constante más allá de la muerte"
- Baudelaire, "El Albatros"
- Yeats, "Ephemmera"
- Ginsberg, "Howl"
- Kerouac, "To Harpo Marx"
- Thomas, "Poem in October" / "Clown in the moon"
- Huidobro, "Altazor", en especial los cantos II y IV
- Lihn, "Nunca salí del horroroso Chile" / "Vieja en el subway" / "A Franci"
- Paz, "Blanco"
- Teillier, "Despedida" / "Melusina"
- Hahn, "Escrito con tiza" / "Televidente"
- Parra, "Soliloquio del individuo"
Ufff... son tantos...
newton,06.12.2005
Se me había quedado en el tintero:
- Dalton, "Arte poética"
Ruth,06.12.2005
Todos los de "La voz a ti debida" de Pedro Salinas.
LVOB-Angelus,06.12.2005
Poema - Pedro Salinas.
ulrica,07.12.2005
Newton se leyó la biblioteca completa.
Me gusta la de Octavio Paz:
"inmóvil en la luz pero danzante..."
Algunas poesías de Borges y otras de Juan Gelman, además de los clásicos. ¿Quíen olvida un: -Me preguntas qué es poesía... de Béquer o un "si vivo sin mí quiero perderte " de G. Lorca? Creo que más que las poesías completas, me impactan las frases.
el_inocente,07.12.2005
Hojas de Hierba de Walt Whitman. Es mi poemario favorito porque se canta con entusiasmo a la libertad, al vigoroso capitalismo que estaba naciendo en Estados Unidos, y porque su poesía fue profética, supo ver la grandeza del pueblo de Estados Unidos.
clowninthemoon,07.12.2005
Les queda alguna duda?
petrodelhum,07.12.2005
"Hojas de Hierba
de Walt Whitman.
Es mi poemario
favorito
porque se canta con entusiasmo a la libertad,
al vigoroso capitalismo
que estaba naciendo en Estados Unidos,
y porque su poesía fue profética,
supo ver la grandeza del imperio de Estados Unidos..."
La más trágica verdad de la poesía es que entre la
vanidad de los poetas y la subjetividad de los lectores,
los únicos poemas perfectos son los que sus autores
no se han atrevido a publicar aún.
Un poema inédito es como la inocencia que aún no ha
sido probada por la tentación.
Bravo por eso giuliannosaunuto!!! Me gustó!! Yo leo el mejor poema cada 5 minutos, todos los poemas son grandiosos para bien o para mal, o son un gran poema o una gran porqueria.
No creo que exista mejor o peor poema, si no mejor o peor momento tanto para el que lo escribió como para la persona que lo lee e interpreta. Cada poema es un momentoy ese momento se enlaza con los nuestros
poetamorrocoyero,18.04.2007
para mi el mejor poema es aquel que lleva al lector y lo introduce en el corazon del poeta. y de estaforma le hace sentir en carne propia los sentimientos que estan plasmados en ese poema. para mi uno de los mejores es A SOLAS
Advierto que no soy sicótico
me dicen "loco" pero a los que me dicen "loco"
otros a su vez les dicen "loco"
tal cmo se dice "flaco"
-a veces me dicen "flaco"
y un flaco re "flaco" me dice "gordo"
Pero, a Ud. y a U.S. advierto
que, en verdad
no soy un LOCO
a pesar de las etiquetas
vulgarmente llmadas diagnósticos
que me han aplicado
especialistas(...)
Rodrigo Lira.
Sectumsempra,30.06.2010
hasta ahora, El Cuervo de Edgar Allan Poe
cromatica,03.07.2010
Ay... muchos, muchísimos. Pero algunos más.
Entre ellos, éste, escribo por Robert Ganzó (Venezuela...), cuando fue hallada La Venus de L'Espugue (Francia)
Último paso o final fuego,
a todo signo el caos lo borra.
Vientos colmados de frío azul
entre mandíbulas de hielo.
A la sombra de tu dormir,
entre las nieves y las piedras,
un primer sueño nace, igual,
a hielo que quema tus párpados.
¿Tu aliento, cual un agua se alza
hacia qué río incierto aún?
Abre tus ojos tras el sueño;
ya llega el alba y cesa el cielo.
¿Aquí es? Saqueos, hambres, sed,
tumultos: dejar que nos lleven.
Tus manos solas, como cajas,
guardan el resto de las noches.
Como los dientes de un mordisco,
alzándote cuando me alzaba,
tú me seguías, fiel esclava,
y quizás también te seguía,
esclavo sin terror, yo mismo.
Así, indiferentes, sombríos,
en celo, dos signos errantes
bajo lo hostil de un cielo pálido.
Bosques inmóviles sin polvo;
negros lagos que nada holló;
rutas de sangre; hitos de piedra:
gusto a rebaño resignado
que dócil va. Todo se borra.
detrás del sueño abre tus ojos;
tu cuerpo es cálido y friolento;
mis ojos de animal cansado.
El día. Mira. Una colina
derrama hasta nosotros pájaros,
floridos árboles y aguas
en verde hierba que se inclina.
Mujer, tú en fin –carne besada—
como tú tensa, arco de éxtasis,
revelas súbita tu gracia,
tus manos ebrias de rocío.
Tus ojos sabios en paisajes
yo los aprendo esta mañana
incólume a través de eras
y alcanzados para siempre.
Ya las palabras, de luz hechas,
en nuestro fondo se preparan:
y yo separo tus rodillas,
temblando de inicial ternura.
¿Dónde terminas? Te he dejado
en el calor de nuestro abrigo;
pero andas tú en mi pensar,
te me adelantas, como un grito.
Lobos no tienen tal clamor
cuando se abate aquel que muere;
y en los vientos no está el rumor
que voy llevando como ofrenda.
Yo te dejo y me acompañas
a las penumbras de esos bosques,
a esos barrancos, a esas cimas
donde las nubes se desgarran;
y en mis manos, cuando bebo,
lo que yo veo es tu rostro,
el primer rostro entre todos
abierto por primera vez.
La sombra sube y te me roban.
A tus confines perseguida,
te duermes. Y yo, vigilante,
escucho el pájaro rozándote,
las fuentes, tu rumor de vida
venido de lejano albergue,
y el gris follaje que agita
un lento aliento harto de voces.
¿Dónde terminas, si reencuentro
tus brazos que esperan, tus fiebres,
y el misterio que hay en tus labios
como ese fuego criador?
Sonríes cerca de ese reino
donde va tu mirada aguda;
y tu fuerza, como un torrente,
brota de tu vientre que sangra.
Si mi furor preso al racimo
de tu cuerpo tranquilo y fuerte
grita y se mezcla con tu sangre,
tu rostro lejos se me escapa.
Tu carne inmensa que yo estrecho
reía y lloraba en mi médula,
y encuentro, al fondo de tus órganos,
el caer sin fin de una estrella.
¿Dónde terminas? Tiembla el mundo;
y, en el fragor de las montañas,
renaces ya de los limones,
serpiente roja en el tobillo;
¿mujer, todo en vuelo y curvas
y entibiados resultados,
nácar y luz, carbón y sombras
de qué hundimientos producidos?
Vals que el estío ceba en savia,
veo tus senos dilatarse
y hasta tu vientre estremecerse
cual suelo cálido que se alza.
Tú me apaciguas si me asombro
de esos poderes que detentas
y sé, mujer, que tuyos son
rojos milagros del otoño.
Canta tu voz largos pasajes
de nuestros hermanos juntos
en horizontes, sus mensajes
al tronco de álamos se anudan;
osarios negros de días tórridos,
las hambres, la sed, insaciables,
y el suelto reír de las arenas
desgarrador de vacíos pechos;
las zarpas, marca de los dientes,
llamas temblando en la noche
de las llanuras infinitas,
la seca espera de las momias,
blanco desdén duro de huesos,
orden que acuña una piel muerta
rodando en alas de los ecos,
todo lo que esta tierra lleva.
Canta también que te merezco
con mis ojos, mis confusiones,
tus dedos de ocre en las paredes
de la roca en que huyó tu voz.
El silencio te ha desvestido,
--camino abierto a un solo gesto—
y mi maravillado orgullo
rodea a una mujer desnudada.
Primera y bravía quietud
donde yo bebo tus temblores
por conocer el sabor rudo
de los mares y de las selvas
que a ti te han hecho, provisoria,
caricia de ala, isla de carne,
mi compañera, que yo mezclo
al día continuo del marfil.
Tu torso se arquea lentamente
y tu destino se cumplió.
Estarás en las luces de ámbar
de nuestro asilo amortajado,
viva después de nuestro polvo
como una presencia encerrada,
cuando rindamos nuestras partes
de brisa, de onda y de humareda.
Muchos de los publicados, Las elegías de Duino las leí hace ya catorce años y me sobrecogieron, en edición de cátedra, pero el psiquiatra chileno Otto Dorr, las tradujo y creo que estan en Visor.
Que bello poema Sub-Umbra, realmente me gustó.
y qué les parece este del argentino Roberto Juarroz:
Estoy contigo...
Estoy contigo.
Pero por encima de tu hombro
me dice adiós tu mano que se aleja.
Entonces yo contengo mi mano
para que no nos traicione ella también.
E insisto:
estoy contigo.
Los innegables títulos del adiós
abandonan entonces provisoriamente sus derechos.
Y nuestras manos se aquietan
en las equidistancias de estar juntos.
Resumen: El suicidio sólo se puede comprender desde una reflexión previa sobre la muerte. A propósito de algunos textos de Hegel, Goethe y Heidegger, el autor recuerda la concepción de la muerte no sólo como parte de la vida, sino como lo que le da sentido. Una idea análoga, aunque expresada de un modo muy original, es la que sostiene el poeta Rainer María Rilke en una carta a su editor en polaco, W. Hulewicz, del 13 de noviembre de 1925. El autor intenta investigar más en profundidad el pensamiento del poeta respecto a la muerte, a través de un análisis de la Octava, Novena y Décima Elegías del Duino (1922), poesías en las cuales el poeta desarrolla su concepto de la "muerte propia", anunciado en su novela Los Cuadernos de Malte (1910). Para él la vida misma consiste en "aprender a morir", en preparar con tiempo "la obra maestra de una muerte noble..., de una muerte consumada, feliz y entusiasta, como sólo los santos supieron concebirla". La pregunta es entonces qué puede pasar para que alguien no espere su muerte propia y destruya con su acto suicida la armonía de la vida y de la muerte. La respuesta la da el poeta en el Réquiem para Wolf von Kalckreuth (1908). El suicida no reconoce en la tierra la posibilidad de la alegría, como la que a veces se esconde detrás de los dolores. En segundo lugar, el suicida se apresura a dar a la vida y a la muerte una interpretación definitiva, sin esperar que en el camino se nos devele el sentido de la existencia. Por último, el joven suicida de Rilke, que era un poeta, no dejó madurar su obra, quizás porque no comprendió cuál era la esencia de la poesía: que a través de ella el poeta se transforme en las palabras que eternizan las cosas.
Resumo: Só se pode compreender o suicídio mediante uma reflexão prévia sobre a morte. A partir de alguns textos de Hegel, Goethe e Heidegger, o autor resgata a concepção de morte como parte integrante e que confere sentido à vida. Com uma idéia análoga, ainda que expressada de maneira diversa, é a que apresenta o poeta Rainer Maria Rilke em uma carta à seu editor em polonês, W. Hulewics, datada de 13 de novembro de 1925. O autor do presente texto pretende investigar com profundidade o pensamento do poeta a respeito da morte e o faz, através da análise da Oitava, Nona e Décima Elegias de Duino (1922). Nessas poesias, Rilke apresenta seu conceito da "morte própria" que anuncia na novela Os Cadernos de Malte (1910). Para ele a vida consiste propriamente em "aprender a morrer", em preparar com tempo "a obra-prima de uma morte nobre... de uma morte consumada, feliz e com entusiasmo, como somente os santos souberam concebêla". A pergunta que se impõe, portanto, é o que pode ocorrer com alguém que não aguarda sua própria morte e destrua pelo suicídio a harmonia da vida e da morte. A resposta a esta pergunta, o poeta apresenta no Requiem para Wolf von Kalckreuth (1908). O suicida não reconhece a possibilidade da alegria esconder-se atrás de sofrimentos. Em segundo lugar, o suicida se apressa em dar uma interpretação definitiva sobre a vida e a morte não permitindo que se desvele o sentido da existência. Finalmente, o jovem suicida de Rilke, que era um poeta, não permite que amadureça sua obra, quiçá porque não tenha apreendido a essência da poesia, já que é através dela que o poeta se transforma, é por meio das palavras que os fatos se eternizam.
Abstract: Suicide can be understood only as a result of a previous reflection about death. With reference to some texts by Hegel, Goethe and Heidegger, the author proposes a conception of death, not only as a part of life but also as 'that' that gives meaning to it. A similar idea, though expressed in a very original way, is the one sustained by the poet Rainer Maria Rilke in a letter to his editor in Polish, W. Hulewicz, of November 13, 1925. The author tries to study more deeply the poet's thought concerning death, through the analysis of the Eighth, Ninth and Tenth Duino Elegies (1922), poems where Rilke develops his concept of the "personal death", announced in his novel, The notes of Malte Laurids Brigge (1910). To him, life itself consists of "learning to die", of preparing in advance "the masterpiece of a noble death..., of a consummate, happy and enthusiastic death, as only saints were able to conceive it". Then, the question is what could happen to induce someone not to wait for his /her own death and destroy with a suicidal act the harmony of life and death?. The poet gives the answer in the Requiem for Wolf von Kalckreuth (1908). The one committing suicide does not recognize in earth the possibility of joy, as something that, sometimes, is hidden amid pain. Secondly, the suicide hurries to give life and death a definitive interpretation, without allowing life -in its own way- to unveil the meaning of the existence. Finally, Rilke's suicidal young, who happened to be a poet, did not let his work mature, perhaps he did not understand what was the essence of poetry: that the poet transforms himself in the words that eternalize things.
Résumé: Le suicide ne peut se comprendre que par une réflexion préalable sur la mort. L'auteur, à partir de certains textes de Hegel, Goethe et Heidegger, rappele la conception de la mort non seulement comme partie de la vie, mais aussi comme ce que lui en donne du sens. Une idée analogue, même si elle est exprimée d'une façon très originale, c'est celle qu' exprime le poète Rainer Maria Rilke dans une lettre à son éditeur en polonais, W. Hulewicz, du 13 de Novembre, 1925. L'auteur essaie de chercher la pensée du poète à propos de la mort, à travers une analyse de Octava, Novena y Décima Elegias del Duino, (1922), des poésies dans lesquelles le poète développe son idée de la "mort propre", déjà annoncée dans son roman, Los Cuadernos de Malta (1910). Pour le poète la vie consiste dans un' "apprendre à mourir", préparer avec du temps " l'oeuvre maîtresse d'une morte noble..., d'une mort consommée, heureuse et passionnée, comme seulement les saints ont su la conçevoir". Alors, la question que se pose est celle de savoir qu'est-ce que peut arriver pour que quelqu'un n'attende pas sa propre mort et avec un acte suicide détruise l'armonie de la vie et de la mort. La réponse est donnée par le poète dans le Réquiem pour Wolf von Kalckreuth (1908). Le suicidé ne trouve pas dans la terre la posibilité de la joie, comme celle que parfois est cachée derrière les souffrances. En second lieu, le suicidé est pressé à donner à la vie et à la mort une interprétation définitive, sans attendre que dans le chemin se dévoile le sens de l'existence. Finalement, le jeune suicide de Rilke n'a pas laissé mûrir son oeuvre, peutêtre parce qu'il n'a pas compris quelle était l'essence de la poésie: Ce n'est qu' à travers celle-ci que le poète se transforme dans des mots qu' éternisent les choses.
El suicidio significa interrumpir violentamente ese proceso natural que es el morir. La muerte es el fin de la vida, pero no al modo de un terminar cualquiera, como termina un camino o una melodía, por cuanto la muerte pertenece a la vida. No hay vida sin muerte, porque ésta nos da, entre otras cosas, la posibilidad del tiempo. El tiempo se constituye desde la finitud, desde la muerte, y su carácter central es la transitoriedad. Y, como dice Heidegger(1), "la muerte es la más propia (auténtica) posibilidad de la existencia... Es (justamente) el ser-relativamente-a-la-muerte el que abre a la existencia su más propio poder-ser." Este concepto de la muerte como parte esencial de la vida ya lo encontramos en el principio Stirb-Werde de Goethe(2), que podría traducirse como "morir para llegar a ser" y también en todo el pensamiento dialéctico de Hegel(3). Recordemos ese famoso pasaje de la Introducción a la Fenomenología del Espíritu: "El botón desaparece con el surgimiento de la flor y se podría decir que aquél es negado por ésta; del mismo modo el fruto transforma a la flor en una falsa existencia de la planta, pues aparece en lugar de la flor como la verdadera planta...", etc.
Dicho con otras palabras, la muerte del botón significa la vida de la flor, la muerte de la flor significa la vida del fruto y así sucesivamente. Vida y muerte se entrelazan inextricablemente. Habría algo así como una muerte inmanente a la vida y que sería como su elemento transformador, eso que permite, en un sentido dialéctico, el paso a una nueva síntesis.
Algo semejante encontramos en uno de los poetas que más se ha preocupado del tema de la muerte: Rainer Maria Rilke. En una carta del 13 de noviembre de 1925 a su editor en polaco, Wietold Hulewicz(4), -quien le había preguntado sobre el sentido último de las Elegías del Duino, uno de los grandes monumentos de la poesía universal- Rilke escribe: "...Las elegías conducen a la demostración de que esta vida, así suspendida sobre el abismo, es imposible. En las elegías... la vida se hace otra vez posible... (pues) la aceptación de la vida y de la muerte se nos muestra como una misma cosa... la muerte es el lado de la vida apartado y no iluminado por nosotros. Tenemos que hacer el intento de alcanzar la máxima conciencia de nuestra existencia, la que está domiciliada en ambos ámbitos ilimitados y se nutre de ambos inagotablemente... No hay ni un allende ni un aquende, sino la gran unidad en la cual también habitan los seres que lo superan, los ángeles...". Y más adelante, en la misma carta, explica con mayor detalle lo que quiere decir con su concepto de la unidad de la vida y de la muerte: "...Nosotros, los de aquí y ahora, no estamos ni un momento satisfechos en este mundo temporal, pero tampoco estamos atados a él, sino que pasamos permanentemente hacia el mundo anterior, hacia nuestro origen, como también hacia el mundo ulterior, el de aquellos que vendrán después de nosotros. En aquel máximo 'mundo abierto' existen todos... (Aquí no me estoy refiriendo (estrictamente) al sentido cristiano... Con una conciencia puramente terrena, profundamente terrena, beatamente terrena, hay que introducir lo aquí visto y tocado en un círculo más amplio, en el más amplio posible. No en un 'más allá', cuya sombra oscurece la tierra, sino en una totalidad, en lo entero...". Por último, el poeta le explica a su editor cuál es, mientras vivimos, nuestra relación con el resto de las cosas de este mundo, que comparten con nosotros la provisionalidad, pero que desconocen la muerte: "La naturaleza, las cosas de nuestro trato cotidiano y de nuestro uso son, mientras estamos aquí en la tierra, nuestra propiedad y nuestra amistad; ellas son consabidoras de nuestra alegría y de nuestra miseria y ya fueron los confidentes de nuestros antepasados. Así, no sólo no hay que descalificar y degradar lo de aquí, sino que precisamente por su provisionalidad... estas apariencias y estas cosas tienen que ser comprendidas y transformadas por nosotros... ¿Transformarlas?, sí, porque nuestra tarea es ésta, impregnarnos de esta tierra provisional y caduca tan profundamente, tan dolientemente, tan apasionadamente, que su esencia resurja otra vez en nosotros, invisible. Somos las abejas de lo invisible… Las elegías nos muestran a nosotros en esta tarea, en la tarea de este constante transformar lo amado, visible y tangible, en la oscilación y la agitación invisibles de nuestra naturaleza; y esto va a introducir nuevas formas de vibración en... el universo…" (op. cit., p. 374 ss.).
Nos hemos detenido un momento en este impresionante texto de Rilke y escrito, como toda carta, "al correr de la pluma", porque creemos encontrar en él no sólo una visión positiva de la muerte, sino, y sobre todo, una suerte de llamado a una misión de vida que sería ineludible: el amar las cosas y, a través de la palabra, eternizarlas. Para las citas de los textos poéticos emplearemos una traducción del alemán hecha recientemente por nosotros(5). Y así el poeta nos dice en la Novena Elegía(6):
"...y estas cosas
que viven de la muerte
comprenden que
tú las elogies; ellas, las fugaces,
confían en que nosotros, los más efímeros,
seamos capaces de salvarlas.
¡Ellas quieren que las transformemos del
todo en un corazón invisible
-oh infinitamente- en nosotros!,
quienquiera que seamos al final..."
Y las cosas están ahí esperando que nosotros, los humanos, procedamos a transformarlas, a hacerlas invisibles, pero no sólo a la casa, el cántaro o el manantial, como dice el poeta un poco antes, al descubrir que nuestra primera misión en la tierra es el dar un nombre a las cosas, sino a todas las cosas, más aún, a la tierra entera, algo que manifiesta expresamente en el verso siguiente:
"Tierra, ¿no es esto lo que tú quieres: resurgir en nosotros invisible?
¿No es tu sueño ser invisible alguna vez?
¡Tierra! ¡Invisible! ¿cuál, si no metamorfosis, es tu apremiante misión?..."
Con esta hermosa misión el hombre puede ir tranquilo al encuentro de la muerte, que, por lo demás, sólo él conoce. Es cierto que este conocimiento es la fuente última de la angustia —dolorosa emoción que lo acompaña durante casi toda su existencia— pero puede que constituya también su mayor grandeza. Ni los animales ni los ángeles conocen la muerte. "El animal libre (de la muerte) / tiene tras sí su ocaso / y ante sí a Dios y, cuando camina, entonces / lo hace hacia la eternidad, así como manan las fuentes", como dice el poeta en la Octava Elegía. Mientras los ángeles tampoco saben de ella, porque viven "en el torbellino de su (permanente) retorno a sí mismos" (Segunda Elegía). ¿Qué puede ocurrir para que alguien no espere su muerte propia y destruya con su acto suicida la armonía de la vida y de la muerte? Una posibilidad es pensar que el suicida olvida que el dolor es "nuestro follaje / invernal y perenne, nuestro verdor oscuro del sentido, / una de las estaciones del año secreto, mas no sólo tiempo, / sino lugar, poblado, campamento, suelo, residencia". Es decir, el dolor lo es todo y es tan consubstancial a la vida humana, que es de las pocas cosas que legítimamente podemos llevarnos al más allá. Rilke expresa maravillosamente este pensamiento en la Novena Elegía, cuando dice:
"...¿qué se lleva uno hacia el más allá?
No el mirar, aquí
lentamente aprendido, y nada de lo que
aquí ocurrió. Nada.
Pero sí los dolores. Sobre todo la pesadumbre,
también la larga experiencia del amor: es
decir,
todo lo inefable..."
Nuestra misión es salvar las cosas a través de la palabra, darles un sentido, eternizarlas. Pero de todo lo que hemos vivido en esta tierra, lo único que podemos llevarnos hacia el más allá, para que así nos acompañe eternamente, es para el poeta un extraño bagaje, compuesto sólo de dos elementos: el sufrimiento y el amor. El acto de suicidarse significa entonces desconocer el valor del sufrimiento y el sentido del amor. Rilke se refirió expresamente al tema del suicidio en el Réquiem para el Poeta Wolf von Kalckreuth(7). Intentaremos resumir algunas de las ideas sobre el tema que se desprenden de este maravilloso poema. No se conocen las razones que tuvo el joven poeta para suicidarse, pero Rilke le reprocha a lo largo de todo el réquiem el que no haya sido capaz de perseverar, esperando que le llegase su propia muerte. Porque Rilke no estaba en contra de la muerte de los jóvenes; por el contrario, en la muerte prematura del héroe y en el profundo misterio que encierra la muerte infantil él cree encontrar un camino legítimo para el hombre elegido. Pero el suicidio lo perturba profundamente. El primer reproche que le hace a Kalckreuth es el no haber reconocido en la tierra la posibilidad de la alegría, la que a veces se esconde detrás de los dolores; más aún, en el momento menos pensado el sufrimiento se invierte, dando paso al consuelo y aún a la felicidad:
"Lo que no esperaste fue que el peso
se hiciese del todo insoportable: es entonces
cuando éste se invierte de repente y es tan pesado por
ser tan verdadero.
Ves, éste fue quizás tu momento más cercano;
tal vez él se acomodaba la guirnalda en
el cabello
ante la puerta que tú le cerraste
bruscamente."
Luego de una serie de consideraciones sobre lo poco que sabemos sobre el misterio de la existencia y cómo no debemos adelantarnos a darle una interpretación definitiva, como la que resulta de un acto como el suicidio, el poeta se conduele de que no haya habido alguien en las cercanías del joven suicida que le hubiese podido hacer cambiar su decisión:
"Si una mujer hubiese puesto su mano ligera
sobre el comienzo aún delicado de esta ira;
si hubiera habido alguien, que estando ocupado,
ocupado en lo más íntimo, te hubiese encontrado
quedamente cuando tú, mudo, saliste a consumar la acción;
si tu camino hubiera conducido cerca de un taller despierto,
donde hay hombres martillando, donde el día se realiza
simplemente..."
Ahora, dada su muerte prematura, muy pocas cosas dejó el joven conde: sólo algunos poemas imperfectos ("somos espectadores sólo de los poemas que hacia abajo traen / las palabras que tú escogiste"), pero en ellos Rilke reconoce al menos dos virtudes: una es la inspiración, venida casi directamente del mundo angélico ("a menudo un comienzo se te imponía como un todo / un comienzo que tú repetías como una orden"); la otra es que el joven poeta, a través de sus poemas llegó a "ver", a "reconocer la renuncia y en la muerte tu progreso". Aquí Rilke acepta por primera vez la posibilidad de que la muerte del joven poeta haya tenido un sentido.
Hacia el final del réquiem Rilke trata de definir en apretadas palabras lo que debe ser la esencia de la vida poética. Ésta debe alimentarse fundamentalmente de los siguientes ingredientes ("tres formas abiertas"): los sentimientos verdaderos, el mirar (que mira y ve, pero que "no desea nada") y "la muerte trabajada", esa muerte propia que tanto nos necesita. La verdadera poesía debe ser un trabajo de la propia vida y de la propia muerte y yo agregaría que quizás toda vida humana, no sólo la vida poética, debería consistir en lo mismo. El poeta adolescente no dejó brotar la vida, con todo lo que ella puede regalarnos, pero tampoco fue capaz de esperar su propia muerte. Y entonces Rilke retoma el tema de la esencia de la poesía, anunciado ya en las Cartas de un joven poeta, diciendo que éstos, en lugar de quejarse, deberían "decir" (cosas esenciales), que en lugar de juzgar tanto sus sentimientos deberían "darles forma"; que deberían, por último, transformarse ellos mismos en palabras ("como el cantero de una catedral / que con obstinación se convierte en la serenidad de la piedra"). Y esto habría sido la salvación del Conde Kalckreuth, pero él no la vio, a pesar de haberla tenido en sus manos. Habría bastado que hubiera comprendido la esencia de la poesía. Pero ahora todo esto son palabras vanas. No sea que el adolescente al escucharlas se avergüence entre los muertos y que las lamentaciones de los vivos agraven sus sentimientos de culpa. Y el réquiem termina con una recomendación a asumir el destino con todas sus consecuencias, incluyendo los errores, pues: "¿Quién habla de victorias? El resistir lo es todo".
El tema que nos ha reunido es "El fin de la vida". Y el fin de la vida es la muerte en un doble sentido: como término de nuestra existencia en este mundo, pero al mismo tiempo, como lo que le da el sentido. En el libro Cartas a una amiga veneciana(8) Rilke afirma: "Hay que aprender a morir. En eso consiste la vida, en preparar con tiempo la obra maestra de una muerte noble y suprema, una muerte en la que el azar no tome parte, una muerte consumada, feliz y entusiasta como sólo los santos supieron concebirla...".
No sé si estas reflexiones puedan servir de algo a quien ya se encuentra con una enfermedad terminal en las proximidades de la muerte, pero quizás si la lucidez de este gran poeta nos pueda ayudar a nosotros, a los médicos llamados a asistir a estos enfermos; pues, aun cuando todavía no seamos "terminales", desde que fuimos conscientes de lo que significa nuestra profesión, hemos tenido que acostumbrarnos a la idea de que pertenece esencialmente a nuestra condición humana el vivir desahuciados.
Notas
* Leído en las Jornadas sobre "El final de la vida", organizadas por el Programa Regional de Bioética de la Organización Panamericana de la Salud 1999.
Referencias
1. Heidegger M. Sein und Zeit (1927). Tübingen: Max Niemayer Verlag; 1963. [ Links ]
2. Goethe JF. Werke Briefe und Gespräche. Gedenkausgabe Band XVII: Naturwissenschaftliche Schriften. Zürich und Stuttgart: Artemis Verlag; 1966. [ Links ]
3. Hegel G F. Phänomenologie des Geistes. Hamburg: Felix Meiner Verlag; 1952. [ Links ]
4. Rilke RM. Briefe 2. Band (1919-1926). Frankfurt am Main: Insel Verlag; 1999. [ Links ]
5. Dörr-Zegers, O. Traducción, Prólogo, Notas y Comentarios. En: Rilke RM. Diez elegías, tres réquiem y una canción de amor. Madrid: Editorial Visor. En prensa. [ Links ]
6. Rilke R M. Duineser Elegien. In: Sämtliche Werke. Band I. Frankfurt am Main: Insel Verlag; 1955. [ Links ]
7. Rilke R M. Requiem für Wolf Graf von Kalckreuth. In: Sämtliche Werke. Band I. Frankfurt am Main: Insel Verlag; 1955. [ Links ]
8. Rilke R M. Cartas a una amiga veneciana. Madrid: Hiperión; 1993. [ Links ]
Esta es conocida como "oración por Magallanes" de Fernando Ferrer, de mi amada región, la más austral de Chile, cuya capital es Punta Arenas.
Canto u Oración por Magallanes.
Yo te rezo, Señor, por Magallanes
Yo te pido, mi Dios, por su futuro
Esa orgullosa tierra conquistada
Por caminos que tu mismo trazaste.
Entendemos que el pan nuestro generoso
Es el frío que sentimos cada día
Coronada con la nieve y con el viento
Comprendemos muy bien nuestra presencia
Entre hielo y Coirón, es nuestra lucha.
No nos dejes Señor que en tentación caigamos
De abandonar la tierra que los viejos nos legaron
Haznos firmes que así te lo pedimos
En memoria de aquellos que forjaron
Al patrimonio grande que heredamos
Con profunda fe esperamos,
A los que vendrán después
Cuando nosotros, cansados,
Debamos dejar la lucha;
Aquellos que nos reemplacen
Deben llegar con coraje,
Con amor, con esperanza,
Y recogiendo de frente al desafío entregado,
Que no olviden a la gente que ha dejado el corazón
En esta tierra tan bella donde no calienta el Sol.
Creo Señor en Magallanes,
Creo en sus fiordos, sus canales,
Sus ovejas, su petróleo,
Cree en su gente valiente,
Campesinos, obreros, marineros,
Del petróleo y estudiantes
Ganaderos, caminantes
Trabajadores de Chile,
Que entre los hielos y el viento
Hacen su patria y su vida.
Creo también en sus mujeres
Laboriosas y leales,
Que en su vientre majestuoso
Llevan el fruto glorioso del futuro regional,
Creo, creo en sus ciudades, Señor,
Punta Arenas y Natales
Porvenir, Cerro Sombrero
Cullen, Williams, Manantiales
Y también en posesión.
Creo en Cacique Mulato,
Río Seco y Onaisín,
Creo en Cerro Dorotea
Y en las estancias australes,
Ellas son fértil reflejo
Del esfuerzo acumulado
Entre la escarcha y la nieve
Entre la lluvia y el viento,
Dios te salve Magallanes,
Tierra de heroicas jornadas
De pampa, madera y lana.
¡Dios te Salve Magallanes!
Por los siglos de los siglos,
¡Así sea ... así sea!
Acá les va el link de youtube, que refleja esta región:
Aristidemo,03.11.2010
Pf. A ver, pueta-argansus, reponda. Usted es:
a) Mayor de 50 años.
b) Gallego.
c) Desempleado.
d) Las tres anteriores.
Sus respuestas son muy importantes para que los demás participantes de los foros sepamos cómo dirigirnos a Usted. Yo, por ejemplo, estoy a punto de mandarlo a la tiznada, pero es necesario saber qué tono y palabras son las más indicadas.
mandrugo,07.10.2005
No existe el mejor poema.
Existe el mejor poema para un estado particular del alma.
quilapan,03.11.2010
qué lástima que los clones que aún valen la pena no se esmeren en escribir y anden posteando webadas.
como vemos, la falta de respeto es una moda que se asume cual payasada.
Aristidemo,04.11.2010
Y la poesía es una payasada que se asume como algo que mereciera respeto, Alberto.
Lacaradelaluna,04.11.2010
El respeto es una payasada que se asume con la poesía de Alberto. Se lo merece.
Aristidemo,04.11.2010
Y ahí lo tienes: la poesía es un juego de palabras, la re-significación o el reacomodo de significados para otras formas de decir.
Esto lo digo en serio, todos los poetas que he conocido son unos payasos. Todos creen poseer la varita mágica y la dire.cción de la musa de Rimbaud. Eso, a mí, me da la mismo, pero si tengo que convivir con ellos no puedo fingir mi disgusto ante tales especímenes.
Rimbaud me gusta, entre otras cosas, por eso. Mandó al demonio toda su "virtud" y se puso a traficar armas en el continente africano. Escribió la mejor poesía que puede haber y les dijo, chau putos, ai'les dejo pa que aprendan.
Aristidemo, menor de 50, desempleado, y no entiendo tu molestia.
Acá les dejo un poema de un chileno llamado Jorge Teillier.
Melusina
Infiel como el ala de los pájaros infieles
Tú siempre serás mía:
Los eucaliptus sangraban,
Un caballo ciego fue a agonizar entre los rieles
Porque no quería ver el fin de nuestro amor
Mientras se marchitaban los dedales de oro sembrados
por un loco,
Tú siempre serás mía.
Infiel como el ala de los pájaros infieles.
La voz a ti debida- Pedro Salinas
Muerte en el Olvido- Angel Gonzalez
La luna- Jaime Sabines
Tus Ojos- Octavio paz
Poema xiii- Pablo Neruda
Todos los de Omar kayyam
Y Quevedo
No hay mejor pero entre mis favoritos cito: "Ciudades" de
Enrique Lihn y prácticamente todos los de Leon Felipe.
qoele,04.03.2012
Algunos de Rimbaud me han dejado resonancias permanentes, aunque no recuerde un solo verso de ellos, pero esa sensación de leer, por primera vez un tipo de poesía, para mí, completamente inimaginable fue lo que mayormente me impactó. Una voz realmente proveniente de otras regiones del lenguaje.
Leer, cuando se comienza a sentir el fuego del amor y el deseo, por ahí por la adolescencia y leer Veinte poemas de amor, de Neruda, ya es otra experiencia poderosa en planos diversos.
No se puede hablar del mejor poema, creo no exista. Hay mejores poemas en circunstancias diversas, me parece.
El mejor poema es aquel que se olvida rapidamente, pero que regresa a la mente entre los abismos del tiempo pasado.-
Sectumsempra,09.04.2012
Jorge Luis Borges
Ausencia
Habré de levantar la vasta vida
que aún ahora es tu espejo:
cada mañana habré de reconstruirla.
Desde que te alejaste,
cuántos lugares se han tornado vanos
y sin sentido, iguales
a luces en el día.
Tardes que fueron nicho de tu imagen,
músicas en que siempre me aguardabas,
palabras de aquel tiempo,
yo tendré que quebrarlas con mis manos.
¿En qué hondonada esconderé mi alma
para que no vea tu ausencia
que como un sol terrible, sin ocaso,
brilla definitiva y despiadada?
Tu ausencia me rodea
como la cuerda a la garganta,
el mar al que se hunde.
la mejor poesía que uno ve es la de todas las mañanas despertarte con el beso de quien uno ama
cromatica,11.08.2012
Piedra del Sol (Octavio Paz)
(fragmento)
PIEDRA DE SOL
un sauce de cristal, un chopo de agua,
un alto surtidor que el viento arquea,
un árbol bien plantado mas danzante,
un caminar de río que se curva,
avanza, retrocede, da un rodeo
y llega siempre:
un caminar tranquilo
de estrella o primavera sin premura,
agua que con los párpados cerrados
mana toda la noche profecías,
unánime presencia en oleaje,
ola tras ola hasta cubrirlo todo,
verde soberanía sin ocaso
como el deslumbramiento de las alas
cuando se abren en mitad del cielo,
un caminar entre las espesuras
de los días futuros y el aciago
fulgor de la desdicha como un ave
petrificando el bosque con su canto
y las felicidades inminentes
entre las ramas que se desvanecen,
horas de luz que pican ya los pájaros,
presagios que se escapan de la mano,
una presencia como un canto súbito,
como el viento cantando en el incendio,
una mirada que sostiene en vilo
al mundo con sus mares y sus montes,
cuerpo de luz filtrado por un ágata,
piernas de luz, vientre de luz, bahías,
roca solar, cuerpo color de nube,
color de día rápido que salta,
la hora centellea y tiene cuerpo,
el mundo ya es visible por tu cuerpo,
es transparente por tu transparencia,
voy entre galerías de sonidos,
fluyo entre las presencias resonantes,
voy por las transparencias como un ciego,
un reflejo me borra, nazco en otro,
oh bosque de pilares encantados,
bajo los arcos de la luz penetro
los corredores de un otoño diáfano,
voy por tu cuerpo como por el mundo,
tu vientre es una plaza soleada,
tus pechos dos iglesias donde oficia
la sangre sus misterios paralelos,
mis miradas te cubren como yedra,
eres una ciudad que el mar asedia,
una muralla que la luz divide
en dos mitades de color durazno,
un paraje de sal, rocas y pájaros
bajo la ley del mediodía absorto,
vestida del color de mis deseos
como mi pensamiento vas desnuda,
voy por tus ojos como por el agua,
los tigres beben sueño de esos ojos,
el colibrí se quema en esas llamas,
voy por tu frente como por la luna,
como la nube por tu pensamiento,
voy por tu vientre como por tus sueños,
tu falda de maíz ondula y canta,
tu falda de cristal, tu falda de agua,
tus labios, tus cabellos, tus miradas,
toda la noche llueves, todo el día
abres mi pecho con tus dedos de agua,
cierras mis ojos con tu boca de agua,
sobre mis huesos llueves, en mi pecho
hunde raíces de agua un árbol líquido,
voy por tu talle como por un río,
voy por tu cuerpo como por un bosque,
como por un sendero en la montaña
que en un abismo brusco se termina
voy por tus pensamientos afilados
y a la salida de tu blanca frente
mi sombra despeñada se destroza,
recojo mis fragmentos uno a uno
y prosigo sin cuerpo, busco a tientas,
corredores sin fin de la memoria,
puertas abiertas a un salón vacío
donde se pudren todos lo veranos,
las joyas de la sed arden al fondo,
rostro desvanecido al recordarlo,
mano que se deshace si la toco,
cabelleras de arañas en tumulto
sobre sonrisas de hace muchos años,
a la salida de mi frente busco,
busco sin encontrar, busco un instante,
un rostro de relámpago y tormenta
corriendo entre los árboles nocturnos,
rostro de lluvia en un jardín a obscuras,
agua tenaz que fluye a mi costado,
busco sin encontrar, escribo a solas,
no hay nadie, cae el día, cae el año,
caigo en el instante, caigo al fondo,
invisible camino sobre espejos
que repiten mi imagen destrozada,
piso días, instantes caminados,
piso los pensamientos de mi sombra,
piso mi sombra en busca de un instante,
busco una fecha viva como un pájaro,
busco el sol de las cinco de la tarde
templado por los muros de tezontle:
la hora maduraba sus racimos
y al abrirse salían las muchachas
de su entraña rosada y se esparcían
por los patios de piedra del colegio,
alta como el otoño caminaba
envuelta por la luz bajo la arcada
y el espacio al ceñirla la vestía
de un piel más dorada y transparente,
tigre color de luz, pardo venado
por los alrededores de la noche,
entrevista muchacha reclinada
en los balcones verdes de la lluvia,
adolescente rostro innumerable,
he olvidado tu nombre, Melusina,
Laura, Isabel, Perséfona, María,
tienes todos los rostros y ninguno,
eres todas las horas y ninguna,
te pareces al árbol y a la nube,
eres todos los pájaros y un astro,
te pareces al filo de la espada
y a la copa de sangre del verdugo,
yedra que avanza, envuelve y desarraiga
al alma y la divide de sí misma,
escritura de fuego sobre el jade,
grieta en la roca, reina de serpientes,
columna de vapor, fuente en la peña,
circo lunar, peñasco de las águilas,
grano de anís, espina diminuta
y mortal que da penas inmortales,
pastora de los valles submarinos
y guardiana del valle de los muertos,
liana que cuelga del cantil del vértigo,
enredadera, planta venenosa,
flor de resurrección, uva de vida,
señora de la flauta y del relámpago,
terraza del jazmín, sal en la herida,
ramo de rosas para el fusilado,
nieve en agosto, luna del patíbulo,
escritura del mar sobre el basalto,
escritura del viento en el desierto,
testamento del sol, granada, espiga,
rostro de llamas, rostro devorado,
adolescente rostro perseguido
años fantasmas, días circulares
que dan al mismo patio, al mismo muro,
arde el instante y son un solo rostro
los sucesivos rostros de la llama,
todos los nombres son un solo nombre
todos los rostros son un solo rostro,
todos los siglos son un solo instante
y por todos los siglos de los siglos
cierra el paso al futuro un par de ojos,
no hay nada frente a mí, sólo un instante
rescatado esta noche, contra un sueño
de ayuntadas imágenes soñado,
duramente esculpido contra el sueño,
arrancado a la nada de esta noche,
a pulso levantado letra a letra,
mientras afuera el tiempo se desboca
y golpea las puertas de mi alma
el mundo con su horario carnicero,
sólo un instante mientras las ciudades,
los nombres, lo sabores, lo vivido,
se desmoronan en mi frente ciega,
mientras la pesadumbre de la noche
mi pensamiento humilla y mi esqueleto,
y mi sangre camina más despacio
y mis dientes se aflojan y mis ojos
se nublan y los días y los años
sus horrores vacíos acumulan,
mientras el tiempo cierra su abanico
y no hay nada detrás de sus imágenes
el instante se abisma y sobrenada
rodeado de muerte, amenazado
por la noche y su lúgubre bostezo,
amenazado por la algarabía
de la muerte vivaz y enmascarada
el instante se abisma y se penetra,
como un puño se cierra, como un fruto
que madura hacia dentro de sí mismo
y a sí mismo se bebe y se derrama
el instante translúcido se cierra
y madura hacia dentro, echa raíces,
crece dentro de mí, me ocupa todo,
me expulsa su follaje delirante,
mis pensamientos sólo son su pájaros,
su mercurio circula por mis venas,
árbol mental, frutos sabor de tiempo,....
las destilé, las hice fermentar, las dejé envejecer
y las escancié generosamente
en las bocas de quienes las deseaban para expresarse.
Y dijeron amor y la mejor broma,
y el deseo se tornó en palabras
que salían de gargantas de oro, de gargantas de plata,
en las que tarareaban las palabras
y hacían albórbolas en las bodas de nuestras aldeas...
Llené una copa con mis palabras,
las destilé, las hice fermentar, las dejé envejecer
y las escancié generosamente
en las bocas de quienes las deseaban para expresarse.
Y dijeron odio y la broma más amarga,
y la puñalada se tornó palabra
que salía de gargantas de cobre, de gargantas de plomo.
En ellas se carcajeaban las palabras, ladraban,
y ladraban las prostitutas en los arrabales de la ciudad.
Este es nuestro vino: nuestras palabras destiladas
para que peregrinen por nuestras entrañas,
para que las sintamos bullir en nuestra sangre,
para que nos aterren las visiones.
Escanciamos las palabras con cicatería
a quienes nos aman y a quienes nos odian
y les sueltan, como el vino,
el corazón y la lengua.
Os mantenemos ocupados,
al menos durante una noche,
con nuestras entrañas, nuestra sangre y nuestras visiones.
Yabra Ibrahim Yabra
(Belén, 1919) Escritor y pintor iraquí. Profesor de literatura inglesa en las Universidades de Jerusalén y Bagdad. Fue uno de los fundadores de la Sociedad de Arte Moderno de Iraq. Realizó diversos estudios críticos sobre las literaturas europeas (El octavo viaje, 1967).
Autor también de libros de poesía (Tammuz en la ciudad, 1960), ensayos (El arte iraquí contemporáneo, 1972), traducciones del inglés (Hamlet, 1960) y novelas (Un grito en una larga noche, 1946; Sudores, 1956; El primer pozo, 1998; Cazadores en una calle angosta, 1999).
No creo exista el mejor poema que hayamos leído, porque cada lectura de un poema siempre es nueva, porque las circunstancias dentro y fuera han cambiado.
Los Veinte poemas de Neruda me regalaron en mi adolescencia emociones irrepetibles, eso sí.
En verdad no se si podria elegir uno que mas me haya gustado. Algunos fueron muy significativos en diferentes momentos de mi vida.Pero sin dudas de los ultimos poetas que he leido les convido uno q me llego hasta el alma. El autor es Mae Nameky( argentino, contemporaneo)
ERAS VOS
Capaz que lo soñé, o me parece.
Pero estabas vos, dueña de un don
y de un puñado de secretos que torturan.
Estabas vos, bella y atrapada en un espacio.
Era un sueño, sin dudas.
Muchas horas le daba vueltas a ese espacio
mirandote de muchas formas,
o sintiendote, o yo que sé.
Lo que sé es que eras vos
dueña de un don
y de un puñado de secretos
que torturan.
Eras vos, bella y atrapada en un espacio
y yo le daba vueltas...
hasta que estiraste la mano que seduce,
para no sé que.
Lo que sé es que la estreche
y que seduce,
y que estábamos los dos hace muchas horas,
vos bella, atrapados en un espacio
o en un sueño o me parece.
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