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saitek,23.12.2004
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SIMIENTE
Simiente fue publicado en 1973 en su primera edición. Es un pequeño libro con fotografías y los cinco textos que se recogen aquí.
Haz que tus palabras sean el eco de tus propios pensamientos, que reflejen claramente tus sueños, tus sentimientos y tus deseos.
Que sean claras para los demás, que siendo dulces o amargas sean siempre consecuentes con tus anhelos y tus temores.
Tus palabras deben ser siempre el principio de un diálogo y estar llenas de tu verdad, de tus ideas y de ti mismo.
Trata de que fluyan fácilmente como un canto; que no se pierdan por ser muy débiles, pero que no se devuelvan a tí por ser demasiado fuertes.
No hables nunca cuando no tengas nada que decir, no calles cuando tu mente sea fértil y no te pierdas en conversaciones inútiles.
Pero sobre todo, se consecuente con tu lenguaje, se claro y sincero contigo mismo.
Haz que el triste vea siempre en tí una nueva esperanza, que encuentre nueva virtud, que vea nobleza en tu mirar, que se sienta un nuevo ser cuando comparta su vida contigo.
Ve siempre en las demás personas dos ojos más que te permitirán ver las cosas desde otro punto de vista, que te facilitarán la búsqueda de caminos en el mundo, que te ayudarán a encontrarte, que te harán encontrar el camino de tu propio derrotero.
Siempre que alguien necesite una mano, estira la tuya y procura que sea fuerte, sincera y el punto de apoyo que ese ser está buscando que aparezca sobre la tierra.
No hables nunca de tu sabiduría; si la tienes, jamás necesitarás recordarlo; si la has perdido o ella nunca llegó, nadie creerá tus explicaciones.
Si eres feliz, procura que esta felicidad se impregne en tus raíces, porque de ahí se irradiará a todo tu cuerpo y a todos los seres; no tengas nunca la felicidad a flor de tierra, porque cualquier viento adverso puede llevársela.
Si por el contrario tu vida está llena de tristeza y desengaños, dobla tus rodillas, Dios, o por lo menos la parte que tu mente puede entender de El, te escucha.
Si dudas de todas las personas que te rodean, aún de tus mejores amigos, sería mejor que te sacaras los ojos y empezaras a buscar la razón de este mundo en otra forma.
Si te sientes solo y amargado, abre tu puerta al mundo, no esperes a que alguien golpee, tú eres el que está solo.
Y algún día después de que tus raíces hayan esparcido felicidad por todo tu ser y en todos tus amigos; es tu hora de descanso, es el momento de compartir con Dios la felicidad de proyectar felicidad, de compartir con El la eternidad de una mirada que no tiene medidas en el tiempo ni en el espacio.
Apártate de las personas que no puedan dar ni recibir un consejo.
De los insensatos que recorren el mundo pregonando la paz sin conocer su esencia, sin haberla encontrado jamás en su camino. De todos los que en una u otra forma se pasan los días hablando del mundo, sin haber convivido, sin haber compartido un instante profundo con los seres que transitoriamente nos alojamos en él.
De muchos que nunca han aprendido a oír, porque sus palabras siempre serán las mismas y sus inquietudes no irán mas allá de sus propios pensamientos.
De nuevo, apártate de todos los que no puedan dar ni recibir un consejo.
Si encuentras un día que todas las semillas que quisiste sembrar las destruyó el mal tiempo, busca otro campo, otras tierras, otros climas.
No te lleves nada de tu antigua granja, no le tengas miedo al viaje; tu equipaje es fácil de llevar, ilusiones, paz, esperanza y algunos recuerdos que te sirven de experiencia.
Cultiva otra tierra, pero no la adquieras hasta no conocer sus cosechas, pues es posible que el mal tiempo ya no exista, pero que la nueva tierra esté invadida por alguna plaga.
No te detengas en tu búsqueda pues el hombre echa raíces en cualquier parte cuando está solo; y ten cuidado, pues si te pierdes en ella, te volverás viejo y ya tus raíces no podrán fincarse en ningún lugar.
Sin embargo, no te quedes donde tus semillas no puedan retoñar, porque morirás amargado y más solo que si solo en realidad estuvieras.
Cuando un día la vida te entregue en las manos un hijo, procura que con tus consejos él se desarrolle libre y sean sus propias inquietudes sus pautas de evolución;
No trates nunca de hacer un ser a tu imagen y semejanza, porque tu hijo es solamente una parte tuya y ante todo, es nuevo, inquieto y mucho más joven que tú.
Procura que sea tu ejemplo la principal fuente de enseñanza, que encuentre en tus consejos unas palabras de apoyo y que nunca encuentre en ellos una rigidez inquebrantable.
No le muestres tu autoridad por la fuerza pues no conduce a nada positivo, ámalo, guíalo cuando te necesite y tendrás en él un gran compañero, un leal amigo y sobre todo tendrás para siempre un verdadero hijo.
No digas nunca "voy a hacer de él un gran hombre", dí siempre "voy a olvidarme de mis intereses para que él pueda desarrollarse libre y hacer su felicidad acorde a sus ilusiones."
Nunca finjas con él nada de tu afecto o de tu genio, tú eres su reflejo del mundo; dale siempre una muestra real del vivir cotidiano.
Ayúdale a encaminar la búsqueda del pan de cada día, háblale de tus planes y de tus experiencias; encáuzalo hacia la paz y la bondad, (aún cuando el mundo ya no entienda esas palabras) pero, sobre todo, dale la seguridad que él necesita para encontrarse a sí mismo.
Tu hogar será siempre un punto de comparación en su vida, muéstraselo con verdad, llévalo a que vea la esencia de tu relación, déjalo conocer los puntos álgidos y dulces y dale parte del pan que comes con tu ser más querido.
Por último, sé siempre su mejor amigo, tolera con paciencia los defectos tuyos que en él se reflejen, dale el impulso necesario de vivir, y sé su padre, cuando sientas que él en ese momento, lo que quiere es ser tu hijo.
1970
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saitek,17.01.2005
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AOM
http://www.loscue...
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Shou,08.06.2005
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Confieso que no sé como llegué hasta aquí. Quizá fue el viento...
Este aquí... la certeza que me detuve a leer esta "SEMILLA" de amor benevolente, gratitud, templanza que con tu lenguaje elevado, claro y sincero has logrado transmitir.
Un inmenso abrazo fraterno.
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Shou,08.06.2005
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Confieso que no sé como llegué hasta aquí. Quizá fue el viento...
Este aquí... la certeza que me detuve a leer esta "SEMILLA" de amor benevolente, gratitud, templanza que con tu lenguaje elevado, claro y sincero has logrado transmitir.
Un inmenso abrazo fraterno.
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