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oscaron,13.09.2008
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Querido Oscar, todo lo que vos escribís es bello, y está tocado por la gracia. Nunca te olvido, el mes pasado cumplí 80 años y me hicieron un homenaje. Gracias por el poema, me gustaría que vuelvas a escribirme más seguido y me digas si vendrás a fines de octubre. Un fuerte abrazo de Graciela Maturo . Buenos Aires.
EL ABANDONO
a Graciela Maturo
Poema de Oscar Portela
El cuerpo me abandona lentamente.
Los ardores de fragua del verano.
El tortuoso invierno. La recelosa cobra
Del deseo oculta en madriguera.
Los colores minados por la ausencia
De la piel renovada en staccato de cada primavera.
El oro en las arenas y el sueño, el sueño
De quien entra a la presencia como a un bosque de
Símbolos donde no estabas tú. No es un arca mi cuerpo.
No es chalupa siquiera: siniestrado por las tormentas
Y huracanes, siempre en desiertos, ¿como podría
Salvar algo de lo queda en la memoria de aquel
Pajaro Azul que ayer cantaba en mis ventanas?
Ah, llévame contigo hacia el poniente donde nada
Se pone, traspone el horizonte, piérdete entre las nubes
Más lejanas, atisba entre las cifras donde tal vez
Los ángeles arrullen el silencio de Dios.
¿Volverás a la tierra? Tal vez el pino enhiesto en la colina
Te espere como el rayo y el amor que te abandona ahora
O que nuca tuviste encuentre asilo entre sus ramas
Cuando lo yermo cede y en tus ojos vuelve el lapacho
A florecer serenamente.
Carta a Abel POSSE
El Odio Poema
Por Oscar PORTELA
Nada conduce hacia ninguna parte y buscamos
El todo más los caminos todos llevan a lugares
Que ya viviste en anteriores vidas. Odio y rencor
A toda luz que cubra la vida del planeta. Odio al
Hielo denudo. Odio el odio de los desiertos dátiles y vientos.
Odio al final todo espejo del alma.
Odio el mar calmo con sus mareas constrictoras
Que devuelven a tierra el detritus de las noches del Caos.
Odio el calor del odio y el desprecio que desprecia el desprecio.
Odio el Olor de la Pobreza
Y el lujo asiático de los mandarines
Que cultivan naranjos en Palmira. Odio el odio trivial.
La truculencia de las carnestolendas de la Historia.
El "gran-guiñol" desde teatro en llamas
Que tiembla sobre trivialidades y enfermos ecos
Del alma estéril del mortal que canta.
Odio al crucificado del madero. El tiempo- el limonero y
Los recuerdos. Odio con todo mi odio aquello
Que nos llama al olvido del huerto invitándonos a internarnos
En el bosque del olvido renuente.
Pues solo amo la eternidad del verbo ausente.
El Corazón o la espera del Adamita
un poema de Oscar Portela
a Friedrich Nietzsche y Jean Arthur Rimbaud
Escucha el corazón de la piedra. La estalactita
Escucha. Escucha los lamentos del viento.
El corazón de Nada escucha. Escucha: es corazón.
Y vértigo. El pino en las alturas mira el abismo
Sin temer lo oscuro. Escucha. El corazón escucha.
Asimismo se ausculta el corazón y advierte
La intemperie. La incuria. La soledad que espanta.
El incubo que nace. La muerte que despierta.
La soledad que asfixia las cometas de un cuerpo
Que fue consagración de primavera. Y escucha corazón
Las plañideras flechas del deseo.
No es este el corazón que siente.
Es grafía del cuerpo y del espanto. Escucha
Tierra el corazón que nace de tus
Propias entrañas y asciende hacia lo mudo.
Hacia el azur profano. El corazón que mira
El cuerpo de Afrodita y se convierte en llanto.
Es este el corazón llagado. La lengua es su destino.
Los labios, las plegarias, las promesas.
El proemio de una historia de amor y de un
Cuerpo sin penas. Escucha corazón. El corazón
Escucha. ¿Recuerdas las tardes del estío,
El río que no vuelve, las riberas, los árboles,
La soledad sin fin y nosotros apenas desnudos
Y sin nombres para el libro que viene?
Aquí estas corazón. Aquí tú escucha.
Tu final sin historias ni quejas ni llamados.
Escucha corazón y dime las plegarias
De una pregunta apenas. El Adamita espera.
Desnudo corazón tu escucha y pena.
El agua escucha.
Pasa y escucha las endechas del tiempo.
Las flechas con que Apolo hirió a Marcias y el canto
Con que florece el loto en las aguas del lago.
Escucha corazón. Escucha. Y dime todo. Todo.
Dame su joven cuerpo. Desnúdalo de nuevo y entrégalo
A mis cantos. A la oración primera. A las albas que Eros
Vio nacer en mi pecho. El corazón escucha. Escucha
El corazón escucha y tañe la amapola.
El lirio y la azucena. Así torno a vigilar lo pleno.
Construyo sobre escombros como Abel Posse quisiera.
Y allá en la luz astral de otro sangral poniente
Lisa sonríe a solas para siempre.
Escucho corazón. Yo escucho. Soy tuyo aún.
Aun soy primavera. Escucha en la sonata de la luna
Que llama a todos y aún espera. Espera
La vigilia de un hombre que está solo y espera.
Author:
Oscar Portela
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