La poesía es por esencia intemporal. Esto no significa que su contexto no sea significativo, al contrario, significa que el contexto se trasluce en su entrega a los demás. De allí entonces que ser contemporáneo dependa menos del tiempo que del entendimiento. Aquí cabe todo aquél que sea comprensible.
Me quedé sin prosa, sin la prosapia
de un Orden compartido, terso, shhh:
la quieta ortodoxia es lo Inverso
que el dulce y lo pío de toda terapia
¿a fuerza de qué carajos rima Rajar la Tapia?
Oh, no, no, no. La prosa,
es claro que la Prosa es otra cosa,
o la Poesía (porque así escribo yo Poesía)
es ese goce escaso que me mata
por su propiedad de ser adverso, ay.
Soñó que nuestra ciudad, Troya, ardería
por el niño recién nacido: era el día
en que las yeguas se ofrendarían al viento
para ser amancebadas. En este otro día
Troya estaba en los barcos.
Con las yeguas enfebrecidas y con los toros
triunfantes, zarpamos desde Chipre
en el sueño de aquél día recién parido. Pero
no llegamos hasta Asia: en el camino
había un mar en calma, por eso los barcos
estaban, desde hacía tres semanas, inmóviles
entre su rebaño de velas flacas.
Deja que permanezca entre tus manos
una vez más - el instante recreado
como una copa de brandy. Sentado a solas,
en el enorme comedor vacío...
cae nieve de los candelabros:
se acumula alrededor de las licoreras
y de las patas de las mesas / cierra
el quicio de la puerta giratoria.
El último invitado habla
como un muñeco abandonado
por el ventrílocuo:
"deja que se quede entre tus manos
otra vez".
Un cuerpo sólido debajo del Sol.
Un tumor del mundo sólido.
Es parte del decorado con que se reviste
el Mundo. El cimiento de la Realidad,
como los genitales y el desflorado
ombligo, se acuna en las grietas / / /
como esas criaturas
como esa Boca
regresan al hondo sol de la tierra:
es en el párpado el Ojo
es en la pared la Puerta
es en el vuelo del Cuervo la llegada:
del Sol extremo al Sol profundo
encontró esta casa.
Sólo escribo acerca de los muertos,
me dijo el vago.
Se acerca ya el verano.
En la línea Porte de Clignancourt-
Porte d´Orléans siempre se extiende el olor
a papel quemado; en la parada Saint-Michel
una rata fisgona parece preguntar:
¿en qué siglo estamos, conciudadanos?
no se cómo te sientes amigo
pero a mí la vida sigue mordiéndome
con dientes de bestia
así que no me queda otra
que también morderla
tiro el cigarro y cruzo la calle con paciencia
para que algún coche no me arranque
los zapatos recién comprados
entro al supermercado
cortes de cordero
diferentes pescados
alitas de pollo pechugas muslos... pollos enteros
criadillas de toro sesos de vaca hígado de res
patas de cerdo conejos codornices
todos bien pesados y bien envueltos
con el precio en la esquina
para ver si podemos comprarlos
llevo una bolsita con tortillas
chiles verdes
seis cervezas Indio bien frías
tres cajetillas de Delicados sin filtro
y regreso a mi casa
para comer
tortillas con chile
y un poco de mí mismo
Mi cuerpo con el tuyo se desnuda,
Se transparenta por tu piel que ríe.
Y se cumple la noche.
(Siempre que brota un ave de tu pubis
Sobreviene el día.) Sigues durmiendo,
Colgada de mi cuello,
Tal un racimo de caricias.
jardinerodelasnubes,21.09.2008
prueba
Hotros,11.10.2008
Michel Serres
EXISTIR
de ex-istir se muere: ad-verbio
¿qué marino hoy puede irse de casa
sin decir a su esposa que cada barco
tiene su reflejo y que cuando venga
el Día en que deba tomarse la decisión
se sabrá si se elije al barco inmóvil
o al movedizo? ¿ qué marino hay
que pueda ocultar que puede cambiarse
de rumbo? Y de océano, y de puerto...
Quema tu casa de carne y de piedra...
¡hazte a la mar! Al cruzar lo que dices
o lo que dejas de decir
habla con preposiciones. La esposa.
Hotros,01.11.2008
Adonis
Ali Ahmad Said Esber
EL EXTRAVÍO
Perdido, lanzo mi rostro al polvo
y a la mañana, lo arrojo a la locura. Mis ojos
son de hierba y son de incendio. Mis ojos
son banderas y son emigrantes.
Perdido, tiro mi rostro al polvo
y a la mañana, nazco al fin del camino.
Grito. Y que griten conmigo el camino
y el polvo.
¡Qué hermoso es que mi rostro, oh Dios,
se pierda en mí! ¡Qué hermoso que me pierda yo,
colmado de fuego! ¡Oh tumba! ¡Oh final mío
al comenzar la primavera!
Para nosotros la tierra. Nos aprieta uno contra el otro en el horizonte y nos desmembra si de pasar se trata.
La tierra nos angosta: ¡pero no somos el trigo para dorar de nuevo la vista! ¡No es la Madre que se apiade de nosotros! ¡No somos el reflejo en el espejo de piedra que se devasta en el sueño! Somos los testigos de aquellos que matará el último de nosotros cuando caiga vencida el Alma.
Ya lloramos en la celebración de los hijos de esta tierra. Ya vimos el rostro de los que arrojarán a nuestros hijos por las ventanas de esta franja. Espejos que pulirá nuestra roca.
¿Después del último horizonte a dónde iremos? ¿A dónde irán los pájaros después de este Cielo?
¿Dónde quedará la sombra después del último viento? Escribiremos el nombre de cada uno
con el humo tibio de la sangre; en los cantos cortaremos la mano para que cante la carne.
Aquí quedaremos muertos, en el último paisaje visible. O ahí… nuestra sangre teñirá sus olivos.
manndrugo,13.11.2009
CARLOS PEZOA VÉLIZ
El Pintor Pereza
Este es un artista de paleta añeja
que usa una cachimba de color coñac
y habita una boharda de ventana vieja
donde un reloj viejo masculla: tic tac…
Tendido a la larga sobre un mueble inválido,
un bostezo larga, y otro, y otro: ¡tres!
¡Diablo de muchacho, pobre diablo escuálido,
pero con modorras de viejo burgués!
Cerca de él, cigarros fingen los pinceles,
sobre la paleta de extraño color:
sus últimos toques fueron dos claveles
para un cuadro sobre cuestiones de amor.
Cerca un lápiz negro de familia Faber
enristra la punta como un alfiler;
hay tufo a sudores y olor a cadáver,
hay tufo a modorras y olor a mujer.
Juan Pereza fuma, Juan Pereza fuma
en una cachimba de color coñac,
y mira unos cuadros repletos de bruma
sobre un hecho que hubo cerca del Rimac.
El pintor no lee. La lectura agobia,
y anteojos de bruma pone en la nariz;
Juan odia los libros, ve horrible a su novia,
y todas las cosas con máscara gris.
Su mal es el mismo de los vagabundos:
fatiga, neurosis, anemia moral,
sensaciones raras, sueños errabundos
que vagan en busca de un vago ideal.
Ni piensa, ni pinta, ni el humor ingenia.
¡Qué ha de pintar, si halla todo sin color!
Tiene hipocondría, tiene neurastenia,
y hace un gesto de asco si oye hablar de amor.
Mira un cuadro antiguo sin pensar en nada,
mira el techo, el humo, las flores, el mar,
una barca inglesa que ha tiempo está anclada
y unas acuarelas a medio empezar.
De un escritorillo sobre la cubierta
un ramo de rosas chorrea placer
y una obra moderna, rasgada y abierta,
muestra sus encantos como una mujer.
El pintor no lee. La lectura agobia:
Juan Valjean es bruto, necio Tartarín;
Juan odia los libros, ve horrible a su novia
y muere en silencio, de tedio, de esplín.
Sudores espesos empapan los oros
que el lacio cabello recoge del sol,
y se abren al beso del aire los poros
del rostro manchado con tintas de alcohol.
Y mientras el meollo puebla un chiste rancio,
que dicho con gracia fuera original,
una flor de moda muere de cansancio
sobre la solapa donde está el ojal.
Hay planchas que esperan el baño potásico;
un cuadro de otoño y una mancha gris,
una oleografía de un poeta clásico
con gestos de piedra y ojuelos de miss.
Juan Pereza fuma, Juan Pereza fuma
en una cachimba de color coñac,
y enfermo incurable de una larga bruma,
oye un reloj viejo que dice: tic tac…
Ni piensa ni pinta, ni el humor ingenia.
¡Qué ha de pintar si halla todo color gris!
Tiene hipocondría, tiene neurastenia
y anteojos de brumas sobre la nariz.
Así pasa el tiempo. Solo, solo el cuarto…
Solo Juan Pereza, sin hablar. ¿De qué?
Flojo y aburrido como un gran lagarto,
muerta la esperanza, difunta la fe.
La madre está lejos. A morir empieza,
allá donde el padre sirve un puesto ad hoc;
no le escribe nunca porque la pereza
le esconde la pluma, la tinta o el block.
Hace ya diez años que en el tren nocturno
y en un vagón de última dejó la ciudad;
iba un desertado recluta de turno
y una moza flaca de marchita edad.
Un gringo de gorra pensaba, pensaba…
Luego un cigarrillo… Y otro. ¿Fuma usted?
Luego un frasco cuyo líquido apuraba
para tanta pena, para tanta sed.
¡Tanta pena, tanta! Su llanto salobre
secaba una vieja de andrajoso ajuar;
iba un mercachifle y un ratero pobre
y una lamparilla que hacía llorar.
La vida… Sus penas. ¡Chocheces de antaño!
Se sufre, se sufre. ¿Por qué? ¡Porque sí!
Se sufre, se sufre… Y así pasa un año…
y otro año… ¡Qué diablo! la vida es así…
cromatica,27.11.2009
Jorge Ricardo Aulicino
i
Coloristas
Hay en ese bosque de Cezanne
la impresión de que ese bosque no está
ni estuvo.
No porque sea sueño, trama de sueños,
sino porque ha sido pintado en parte en
una tela,
en parte en la nada y -en gran parte-
en el lugar donde vimos un bosque.
***
Paisaje con Autor
Vivió una escenografía de libros abandonados,
un televisor encendido después de la transmisión
y cigarrillos sin terminar.
Procuraba mirar de frente los objetos:
las roturas del asfalto o las plantas de un acuario.
Pensó en los objetos, soñó con objetos,
vivió rodeado de objetos sin traducción.
El mal y el bien no parecen distintos detrás
de un vidrio tan nítido.
Ahora piensa que el mundo está arreglado
de acuerdo con ciertos propósitos.
Y más allá de ellos los objetos se destiñen sin objeto.
El mundo se rinde de esta manera y uno sonríe
sin entender en qué consiste el triunfo,
mientras el sol brilla sobre una botella en los techos
o escucha los trenes o la lluvia
que vuelve a caer donde había caído y agrega
hongos, óxido, humedad, ciertos olores
a un paisaje que sin embargo no termina de explicarse.
flecha ardiente en el silencio.
Vaga en busca de los ecos
pero nadie le contesta.
cromatica,16.06.2010
AUTORRETRATO
Yolanda Castaño, Santiago de Compostela, 1977
Pero eu, filla das miñas fillas, hei desmantelar a golpe de deslumbramentos esta aciaga militancia dunha yolanda emigrante de min. Eu, a soberana estéril, a por desgracia egoísta. Debo tasar a dose exacta de memoria e esquezo. Así a miña visión da vereda é un rostro dende atrás. Todas as escuras raigames que se nacen en min. Non hai dirección que non me conteña, raza que non en min se comece e filas de díxitos extendendo para min os seus dedos ferais. O que interesa son os meus pasos. Coma un bosque de símbolos do que a miña ignorancia é significativa. Moito deixarse a pel pero eu non quixen aprender a chegar. Xardín exiguo, vento pechado de mans, infinita cuadrícula. Renuncio ó lugar do alento. Quero aprender a saír.
Hai tempo que un animal vive nutríndose do esquezo. Pero eu son a ventrílocua, eu, a tirana louca, a analfabeta. Co magnífico libro das venturas agochado na vulva. A que non comprendeu nada pero sentiuno todo. Son a ventrílocua, a que corre cantando polos corredores de chumbo, con voz de pizarra. E abortar foi unha obriga, unha necesidade fonda, un desafío. Para cando o pálido manto da miña memoria se vai cubrindo desta pel que eu serei. Que todas as noites con devoción escribo arrebatadoras cartas de amor e nas madrugadas panexíricos a esta yolanda mesquiña, que sabe venderse e coñece o final.
Son eu na cripta e o meu nome dentro debuxado de tiza. Habitacións concéntricas. Que a miña intelixencia non compre o meu sentido. O tacto, o privilexio, as ganas de tirarse. Nin a miña cabeza será escrava do meu orgullo. Yolanda a soldada, a comerciante. Porque eu son a que nin agarda. Son o auriga do ardente carro. A egoísta porque está soa. Que tanta calamidade me satisface, porque a miña beleza fundará dinastías. E entón será ir cunha minuciosidade de devota recolleitando eses minúsculos e ditosos pedaciños de espello roto que eu son. Yolanda farame un fogar paupérrimo entre os seus brazos de mundo e así aprenderei a inenarrable alegría de ter casa.
E entón virá ese postrímero advento e A VerbA farase carne. E eu direi: " Eu son a da única estirpe de Adnaloy, a que extenderá os seus dedos flamíxeros sobre o horizonte, a que baixará e despois se despoxará do seu manto e vestirá un saial, e logo reclinarase e dará de comer o seu corazón ás bestas”.
[Pero yo, hija de mis hijas, he de desmantelar a golpe de deslumbramientos esta aciaga militancia de una yolanda emigrante de mí. Yo, la soberana estéril, la por desgracia egoísta. Debo tasar la dosis exacta de memoria y olvido. Así mi visión de la vereda es un rostro desde atrás. Todas las oscuras raigambres que se nacen en mí. No hay dirección que no me contenga, raza que no en mí se comience y filas de dígitos extendiendo para mí sus dedos ferales. Lo que interesa son mis pasos. Como un bosque de símbolos del que mi ignorancia es significativa. Mucho dejarse la piel pero yo no quise aprender a llegar. Jardín exiguo, viento cerrado de manos, infinita cuadrícula. Renuncio al lugar del aliento. Quiero aprender a salir.
Hace tiempo que un animal vive nutriéndose del olvido. Pero yo soy la ventrílocua, yo, la tirana loca, la analfabeta. Con el magnífico libro de las venturas agazapado en la vulva. La que no comprendió nada pero lo sintió todo. Soy la ventrílocua, la que corre cantando por los corredores de plomo, con voz de pizarra. Y abortar fue un deber, una grave necesidad, un desafío. Para cuando el pálido manto de mi memoria se va cubriendo de esta piel que yo seré. Que todas las noches con devoción escribo arrebatadoras cartas de amor y en las madrugadas panegíricos a esta yolanda mezquina, que sabe venderse, y conoce el final.
Soy yo en la cripta y mi nombre dentro dibujado de tiza. Habitaciones concéntricas. Que mi inteligencia no compre mi sentido. El tacto, el privilegio, las ganas de tirarse. Ni tampoco mi cabeza será esclava de mi orgullo. Yolanda la soldada, la comerciante. Porque yo soy la que ni aguarda. Soy el auriga del ardiente carro. La egoísta porque está sola. Que tanta calamidad me satisface, porque mi belleza fundará dinastías. Y entonces será ir con una minuciosidad de devota recogiendo esos minúsculos y dichosos pedacitos de espejo roto que yo soy. Yolanda me hará un hogar paupérrimo entre sus brazos de mundo y así aprenderé la inenarrable alegría de tener casa.
Y entonces vendrá ese postrímero adviento y la verbA se hará carne. Y diré: “Yo soy la de la única estirpe de Adnaloy, la que extenderá sus dedos flamígeros sobre el horizonte, la que bajará y después se despojará de su manto y vestirá un sayal, y luego se reclinará y dará de comer su corazón a las bestias”.]
Falada,18.06.2010
José Miguel Silva
Penélope escreve
É mais que certo: não sinto a tua falta.
Fiquei a tarde toda a arrumar os teus papéis,
a reler as cinco cartas que me foste endereçando
na semana que perdemos: tu no Alentejo,
eu debaixo de água. Fui depois regar as rosas
que deixaste no quintal. Sempre só e sem
carpir o meu estado (porque não me fazes falta),
pus o disco da Chavela que me deste no Natal
e comecei a preparar o teu prato preferido.
Cozinhar fez-me perder o apetite; por isso
abri uma garrafa de maduro e não me custa
confessar-te que não sinto a tua falta.
Por volta das dez horas, obriguei-me a recusar
dois convites pra sair (aleguei androfobia)
e estou neste momento a recortar a tua imagem
(não me fazes falta) nas fotos que possuo de nós dois,
de maneira a castigar com o cesto dos papéis
a inábil idiota que deixou que tu te fosses.
Penélope escribe
Es más que cierto: no siento tu ausencia.
Pasé toda la tarde ordenando tus papeles,
leyendo las cinco cartas que me fuiste mandando
la semana que perdimos: tú en el Antalejo,
yo bajo el agua. Después regué las rosas
que dejaste en el patio. Siempre sola
y sin lloriquear por mi estado (porque no me haces falta),
puse el disco de Chavela que me regalaste en Navidad
y comencé a preparar tu plato predilecto.
Cocinar me hizo perder el apetito; por eso
abrí una botella de tinto y no me cuesta
confesarte que no siento tu ausencia.
Alrededor de la diez, me obligué a rechazar
dos invitaciones para salir (alegué androfobia)
y estoy en este momento recortando tu imagen
(no me haces falta) en las fotos que guardo de los dos,
es una forma de castigar con la papelera
a la inhábil idiota que dejó que te marcharas.
un sauce de cristal, un chopo de agua,
un alto surtidor que el viento arquea,
un árbol bien plantado mas danzante,
un caminar de río que se curva,
avanza, retrocede, da un rodeo
y llega siempre:
un caminar tranquilo
de estrella o primavera sin premura,
agua que con los párpados cerrados
mana toda la noche profecías,
unánime presencia en oleaje,
ola tras ola hasta cubrirlo todo,
verde soberanía sin ocaso
como el deslumbramiento de las alas
cuando se abren en mitad del cielo,
un caminar entre las espesuras
de los días futuros y el aciago
fulgor de la desdicha como un ave
petrificando el bosque con su canto
y las felicidades inminentes
entre las ramas que se desvanecen,
horas de luz que pican ya los pájaros,
presagios que se escapan de la mano,
una presencia como un canto súbito,
como el viento cantando en el incendio,
una mirada que sostiene en vilo
al mundo con sus mares y sus montes,
cuerpo de luz filtrado por un ágata,
piernas de luz, vientre de luz, bahías,
roca solar, cuerpo color de nube,
color de día rápido que salta,
la hora centellea y tiene cuerpo,
el mundo ya es visible por tu cuerpo,
es transparente por tu transparencia,
voy entre galerías de sonidos,
fluyo entre las presencias resonantes,
voy por las transparencias como un ciego,
un reflejo me borra, nazco en otro,
oh bosque de pilares encantados,
bajo los arcos de la luz penetro
los corredores de un otoño diáfano,
voy por tu cuerpo como por el mundo,
tu vientre es una plaza soleada,
tus pechos dos iglesias donde oficia
la sangre sus misterios paralelos,
mis miradas te cubren como yedra,
eres una ciudad que el mar asedia,
una muralla que la luz divide
en dos mitades de color durazno,
un paraje de sal, rocas y pájaros
bajo la ley del mediodía absorto,
vestida del color de mis deseos
como mi pensamiento vas desnuda,
voy por tus ojos como por el agua,
los tigres beben sueño de esos ojos,
el colibrí se quema en esas llamas,
voy por tu frente como por la luna,
como la nube por tu pensamiento,
voy por tu vientre como por tus sueños,
tu falda de maíz ondula y canta,
tu falda de cristal, tu falda de agua,
tus labios, tus cabellos, tus miradas,
toda la noche llueves, todo el día
abres mi pecho con tus dedos de agua,
cierras mis ojos con tu boca de agua,
sobre mis huesos llueves, en mi pecho
hunde raíces de agua un árbol líquido,
voy por tu talle como por un río,
voy por tu cuerpo como por un bosque,
como por un sendero en la montaña
que en un abismo brusco se termina
voy por tus pensamientos afilados
y a la salida de tu blanca frente
mi sombra despeñada se destroza,
recojo mis fragmentos uno a uno
y prosigo sin cuerpo, busco a tientas,
corredores sin fin de la memoria,
puertas abiertas a un salón vacío
donde se pudren todos lo veranos,
las joyas de la sed arden al fondo,
rostro desvanecido al recordarlo,
mano que se deshace si la toco,
cabelleras de arañas en tumulto
sobre sonrisas de hace muchos años,
a la salida de mi frente busco,
busco sin encontrar, busco un instante,
un rostro de relámpago y tormenta
corriendo entre los árboles nocturnos,
rostro de lluvia en un jardín a obscuras,
agua tenaz que fluye a mi costado,
busco sin encontrar, escribo a solas,
no hay nadie, cae el día, cae el año,
caigo en el instante, caigo al fondo,
invisible camino sobre espejos
que repiten mi imagen destrozada,
piso días, instantes caminados,
piso los pensamientos de mi sombra,
piso mi sombra en busca de un instante,
busco una fecha viva como un pájaro,
busco el sol de las cinco de la tarde
templado por los muros de tezontle:
la hora maduraba sus racimos
y al abrirse salían las muchachas
de su entraña rosada y se esparcían
por los patios de piedra del colegio,
alta como el otoño caminaba
envuelta por la luz bajo la arcada
y el espacio al ceñirla la vestía
de un piel más dorada y transparente,
tigre color de luz, pardo venado
por los alrededores de la noche,
entrevista muchacha reclinada
en los balcones verdes de la lluvia,
adolescente rostro innumerable,
he olvidado tu nombre, Melusina,
Laura, Isabel, Perséfona, María,
tienes todos los rostros y ninguno,
eres todas las horas y ninguna,
te pareces al árbol y a la nube,
eres todos los pájaros y un astro,
te pareces al filo de la espada
y a la copa de sangre del verdugo,
yedra que avanza, envuelve y desarraiga
al alma y la divide de sí misma,
escritura de fuego sobre el jade,
grieta en la roca, reina de serpientes,
columna de vapor, fuente en la peña,
circo lunar, peñasco de las águilas,
grano de anís, espina diminuta
y mortal que da penas inmortales,
pastora de los valles submarinos
y guardiana del valle de los muertos,
liana que cuelga del cantil del vértigo,
enredadera, planta venenosa,
flor de resurrección, uva de vida,
señora de la flauta y del relámpago,
terraza del jazmín, sal en la herida,
ramo de rosas para el fusilado,
nieve en agosto, luna del patíbulo,
escritura del mar sobre el basalto,
escritura del viento en el desierto,
testamento del sol, granada, espiga,
rostro de llamas, rostro devorado,
adolescente rostro perseguido
años fantasmas, días circulares
que dan al mismo patio, al mismo muro,
arde el instante y son un solo rostro
los sucesivos rostros de la llama,
todos los nombres son un solo nombre
todos los rostros son un solo rostro,
todos los siglos son un solo instante
y por todos los siglos de los siglos
cierra el paso al futuro un par de ojos,
no hay nada frente a mí, sólo un instante
rescatado esta noche, contra un sueño
de ayuntadas imágenes soñado,
duramente esculpido contra el sueño,
arrancado a la nada de esta noche,
a pulso levantado letra a letra,
mientras afuera el tiempo se desboca
y golpea las puertas de mi alma
el mundo con su horario carnicero,
sólo un instante mientras las ciudades,
los nombres, lo sabores, lo vivido,
se desmoronan en mi frente ciega,
mientras la pesadumbre de la noche
mi pensamiento humilla y mi esqueleto,
y mi sangre camina más despacio
y mis dientes se aflojan y mis ojos
se nublan y los días y los años
sus horrores vacíos acumulan,
mientras el tiempo cierra su abanico
y no hay nada detrás de sus imágenes
el instante se abisma y sobrenada
rodeado de muerte, amenazado
por la noche y su lúgubre bostezo,
amenazado por la algarabía
de la muerte vivaz y enmascarada
el instante se abisma y se penetra,
como un puño se cierra, como un fruto
que madura hacia dentro de sí mismo
y a sí mismo se bebe y se derrama
el instante translúcido se cierra
y madura hacia dentro, echa raíces,
crece dentro de mí, me ocupa todo,
me expulsa su follaje delirante,
mis pensamientos sólo son su pájaros,
su mercurio circula por mis venas,
árbol mental, frutos sabor de tiempo,
oh vida por vivir y ya vivida,
tiempo que vuelve en una marejada
y se retira sin volver el rostro,
lo que pasó no fue pero está siendo
y silenciosamente desemboca
en otro instante que se desvanece:
frente a la tarde de salitre y piedra
armada de navajas invisibles
una roja escritura indescifrable
escribes en mi piel y esas heridas
como un traje de llamas me recubren,
ardo sin consumirme, busco el agua
y en tus ojos no hay agua, son de piedra,
y tus pechos, tu vientre, tus caderas
son de piedra, tu boca sabe a polvo,
tu boca sabe a tiempo emponzoñado,
tu cuerpo sabe a pozo sin salida,
pasadizo de espejos que repiten
los ojos del sediento, pasadizo
que vuelve siempre al punto de partida,
y tú me llevas ciego de la mano
por esas galerías obstinadas
hacia el centro del círculo y te yergues
como un fulgor que se congela en hacha,
como luz que desuella, fascinante
como el cadalso para el condenado,
flexible como el látigo y esbelta
como un arma gemela de la luna,
y tus palabras afiladas cavan
mi pecho y me despueblan y vacían,
uno a uno me arrancas los recuerdos,
he olvidado mi nombre, mis amigos
gruñen entre los cerdos o se pudren
comidos por el sol en un barranco,
no hay nada en mí sino una larga herida,
una oquedad que ya nadie recorre,
presente sin ventanas, pensamiento
que vuelve, se repite, se refleja
y se pierde en su misma transparencia,
conciencia traspasada por un ojo
que se mira mirarse hasta anegarse
de claridad:
yo vi tu atroz escama,
Melusina, brillar verdosa al alba,
dormías enroscada entre las sábanas
y al despertar gritaste como un pájaro
y caíste sin fin, quebrada y blanca,
nada quedó de ti sino tu grito,
y al cabo de los siglos me descubro
con tos y mala vista, barajando
viejas fotos:
no hay nadie, no eres nadie,
un montón de ceniza y una escoba,
un cuchillo mellado y un plumero,
un pellejo colgado de unos huesos,
un racimo ya seco, un hoyo negro
y en el fondo del hoyo los dos ojos
de una niña ahogada hace mil años,
miradas enterradas en un pozo,
miradas que nos ven desde el principio,
mirada niña de la madre vieja
que ve en el hijo grande un padre joven,
mirada madre de la niña sola
que ve en el padre grande un hijo niño,
miradas que nos miran desde el fondo
de la vida y son trampas de la muerte
—¿o es al revés: caer en esos ojos
es volver a la vida verdadera?,
¡caer, volver, soñarme y que me sueñen
otros ojos futuros, otra vida,
otras nubes, morirme de otra muerte!
—esta noche me basta, y este instante
que no acaba de abrirse y revelarme
dónde estuve, quién fui, cómo te llamas,
cómo me llamo yo:
¿hacía planes
para el verano —y todos los veranos—
en Christopher Street, hace diez años,
con Filis que tenía dos hoyuelos
donde bebían luz los gorriones?,
¿por la Reforma Carmen me decía
"no pesa el aire, aquí siempre es octubre",
o se lo dijo a otro que he perdido
o yo lo invento y nadie me lo ha dicho?,
¿caminé por la noche de Oaxaca,
inmensa y verdinegra como un árbol,
hablando solo como el viento loco
y al llegar a mi cuarto —siempre un cuarto—
no me reconocieron los espejos?,
¿desde el hotel Vernet vimos al alba
bailar con los castaños — "ya es muy tarde"
decías al peinarte y yo veía
manchas en la pared, sin decir nada?,
¿subimos juntos a la torre, vimos
caer la tarde desde el arrecife?
¿comimos uvas en Bidart?, ¿compramos
gardenias en Perote?,
nombres, sitios,
calles y calles, rostros, plazas, calles,
estaciones, un parque, cuartos solos,
manchas en la pared, alguien se peina,
alguien canta a mi lado, alguien se viste,
cuartos, lugares, calles, nombres, cuartos,
Madrid, 1937,
en la Plaza del Ángel las mujeres
cosían y cantaban con sus hijos,
después sonó la alarma y hubo gritos,
casas arrodilladas en el polvo,
torres hendidas, frentes esculpidas
y el huracán de los motores, fijo:
los dos se desnudaron y se amaron
por defender nuestra porción eterna,
nuestra ración de tiempo y paraíso,
tocar nuestra raíz y recobrarnos,
recobrar nuestra herencia arrebatada
por ladrones de vida hace mil siglos,
los dos se desnudaron y besaron
porque las desnudeces enlazadas
saltan el tiempo y son invulnerables,
nada las toca, vuelven al principio,
no hay tú ni yo, mañana, ayer ni nombres,
verdad de dos en sólo un cuerpo y alma,
oh ser total...
cuartos a la deriva
entre ciudades que se van a pique,
cuartos y calles, nombres como heridas,
el cuarto con ventanas a otros cuartos
con el mismo papel descolorido
donde un hombre en camisa lee el periódico
o plancha una mujer; el cuarto claro
que visitan las ramas de un durazno;
el otro cuarto: afuera siempre llueve
y hay un patio y tres niños oxidados;
cuartos que son navíos que se mecen
en un golfo de luz; o submarinos:
el silencio se esparce en olas verdes,
todo lo que tocamos fosforece;
mausoleos de lujo, ya roídos
los retratos, raídos los tapetes;
trampas, celdas, cavernas encantadas,
pajareras y cuartos numerados,
todos se transfiguran, todos vuelan,
cada moldura es nube, cada puerta
da al mar, al campo, al aire, cada mesa
es un festín; cerrados como conchas
el tiempo inútilmente los asedia,
no hay tiempo ya, ni muro: ¡espacio, espacio,
abre la mano, coge esta riqueza,
corta los frutos, come de la vida,
tiéndete al pie del árbol, bebe el agua!,
todo se transfigura y es sagrado,
es el centro del mundo cada cuarto,
es la primera noche, el primer día,
el mundo nace cuando dos se besan,
gota de luz de entrañas transparentes
el cuarto como un fruto se entreabre
o estalla como un astro taciturno
y las leyes comidas de ratones,
las rejas de los bancos y las cárceles,
las rejas de papel, las alambradas,
los timbres y las púas y los pinchos,
el sermón monocorde de las armas,
el escorpión meloso y con bonete,
el tigre con chistera, presidente
del Club Vegetariano y la Cruz Roja,
el burro pedagogo, el cocodrilo
metido a redentor, padre de pueblos,
el Jefe, el tiburón, el arquitecto
del porvenir, el cerdo uniformado,
el hijo pedilecto de la Iglesia
que se lava la negra dentadura
con el agua bendita y toma clases
de inglés y democracia, las paredes
invisibles, las máscaras podridas
que dividen al hombe de los hombres,
al hombre de sí mismo,
se derrumban
por un instante inmenso y vislumbramos
nuestra unidad perdida, el desamparo
que es ser hombres, la gloria que es ser hombres
y compartir el pan, el sol, la muerte,
el olvidado asombro de estar vivos;
amar es combatir, si dos se besan
el mundo cambia, encarnan los deseos,
el pensamiento encarna, brotan las alas
en las espaldas del esclavo, el mundo
es real y tangible, el vino es vino,
el pan vuelve a saber, el agua es agua,
amar es combatir, es abrir puertas,
dejar de ser fantasma con un número
a perpetua cadena condenado
por un amo sin rostro;
el mundo cambia
si dos se miran y se reconocen,
amar es desnudarse de los nombres:
"déjame ser tu puta", son palabras
de Eloísa, mas él cedió a las leyes,
la tomó por esposa y como premio
lo castraron después;
mejor el crimen,
los amantes suicidas, el incesto
de los hermanos como dos espejos
enamorados de su semejanza,
mejor comer el pan envenenado,
el adulterio en lechos de ceniza,
los amores feroces, el delirio,
su yedra ponzoñosa, el sodomita
que lleva por clavel en la solapa
un gargajo, mejor ser lapidado
en las plazas que dar vuelta a la noria
que exprime la substancia de la vida,
cambia la eternidad en horas huecas,
los minutos en cárceles, el tiempo
en monedas de cobre y mierda abstracta;
mejor la castidad, flor invisible
que se mece en los tallos del silencio,
el difícil diamante de los santos
que filtra los deseos, sacia al tiempo,
nupcias de la quietud y el movimiento,
canta la soledad en su corola,
pétalo de cristal en cada hora,
el mundo se despoja de sus máscaras
y en su centro, vibrante transparencia,
lo que llamamos Dios, el ser sin nombre,
se contempla en la nada, el ser sin rostro
emerge de sí mismo, sol de soles,
plenitud de presencias y de nombres;
sigo mi desvarío, cuartos, calles,
camino a tientas por los corredores
del tiempo y subo y bajo sus peldaños
y sus paredes palpo y no me muevo,
vuelvo donde empecé, busco tu rostro,
camino por las calles de mí mismo
bajo un sol sin edad, y tú a mi lado
caminas como un árbol, como un río
caminas y me hablas como un río,
creces como una espiga entre mis manos,
lates como una ardilla entre mis manos,
vuelas como mil pájaros, tu risa
me ha cubierto de espumas, tu cabeza
es un astro pequeño entre mis manos,
el mundo reverdece si sonríes
comiendo una naranja,
el mundo cambia
si dos, vertiginosos y enlazados,
caen sobre las yerba: el cielo baja,
los árboles ascienden, el espacio
sólo es luz y silencio, sólo espacio
abierto para el águila del ojo,
pasa la blanca tribu de las nubes,
rompe amarras el cuerpo, zarpa el alma,
perdemos nuestros nombres y flotamos
a la deriva entre el azul y el verde,
tiempo total donde no pasa nada
sino su propio transcurrir dichoso,
no pasa nada, callas, parpadeas
(silencio: cruzó un ángel este instante
grande como la vida de cien soles),
¿no pasa nada, sólo un parpadeo?
—y el festín, el destierro, el primer crimen,
la quijada del asno, el ruido opaco
y la mirada incrédula del muerto
al caer en el llano ceniciento,
Agamenón y su mugido inmenso
y el repetido grito de Casandra
más fuerte que los gritos de las olas,
Sócrates en cadenas "(el sol nace,
morir es despertar: "Critón, un gallo
a Esculapio, ya sano de la vida"),
el chacal que diserta entre las ruinas
de Nínive, la sombra que vio Bruto
antes de la batalla, Moctezuma
en el lecho de espinas de su insomnio,
el viaje en la carretera hacia la muerte
—el viaje interminable mas contado
por Robespierre minuto tras minuto,
la mandíbula rota entre las manos—,
Churruca en su barrica como un trono
escarlata, los pasos ya contados
de Lincoln al salir hacia el teatro,
el estertor de Trotsky y sus quejidos
de jabalí, Madero y su mirada
que nadie contestó: ¿por qué me matan?,
los carajos, los ayes, los silencios
del criminal, el santo, el pobre diablo,
cementerio de frases y de anécdotas
que los perros retóricos escarban,
el delirio, el relincho, el ruido obscuro
que hacemos al morir y ese jadeo
que la vida que nace y el sonido
de huesos machacadosen la riña
y la boca de espuma del profeta
y su grito y el grito del verdugo
y el grito de la víctima...
son llamas
los ojos y son llamas lo que miran,
llama la oreja y el sonido llama,
brasa los labios y tizón la lengua,
el tacto y lo que toca, el pensamiento
y lo pensado, llama el que lo piensa,
todo se quema, el universo es llama,
arde la misma nada que no es nada
sino un pensar en llamas, al fin humo:
no hay verdugo ni víctima...
¿y el grito
en la tarde del viernes?, y el silencio
que se cubre de signos, el silencio
que dice sin decir, ¿no dice nada?,
¿no son nada los gritos de los hombres?,
¿no pasa nada cuando pasa el tiempo?
—no pasa nada, sólo un parpadeo
del sol, un movimiento apenas, nada,
no hay redención, no vuelve atrás el tiempo,
los muerto están fijos en su muerte
y no pueden morirse de otra muerte,
intocables, clavados en su gesto,
desde su soledad, desde su muerte
sin remedio nos miran sin mirarnos,
su muerte ya es la estatua de su vida,
un siempre estar ya nada para siempre,
cada minuto es nada para siempre,
un rey fantasma rige sus latidos
y tu gesto final, tu dura máscara
labra sobre tu rostro cambiante:
el monumento somos de una vida
ajena y no vivida, apenas nuestra,
—¿la vida, cuándo fue de veras nuestra?,
¿cuándo somos de veras lo que somos?,
bien mirado no somos, nunca somos
a solas sino vértigo y vacío,
muecas en el espejo, horror y vómito,
nunca la vida es nuestra, es de los otros,
la vida no es de nadie, todos somos
la vida —pan de sol para los otros,
los otros todos que nosotros somos—,
soy otro cuando soy, los actos míos
son más míos si son también de todos,
para que pueda ser he de ser otro,
salir de mí, buscarme entre los otros,
los otros que no son si yo no existo,
los otros que me dan plena existencia,
no soy, no hay yo, siempre somos nosotros,
la vida es otra, siempre allá, más lejos,
fuera de ti, de mí, siempre horizonte,
vida que nos desvive y enajena,
que nos inventa un rostro y lo desgasta,
hambre de ser, oh muerte, pan de todos,
Eloísa, Perséfona, María,
muestra tu rostro al fin para que vea
mi cara verdadera, la del otro,
mi cara de nosotros siempre todos,
cara de árbol y de panadero,
de chófer y de nube y de marino,
cara de sol y arroyo y Pedro y Pablo,
cara de solitario colectivo,
despiértame, ya nazco:
vida y muerte
pactan en ti, señora de la noche,
torre de claridad, reina del alba,
virgen lunar, madre del agua madre,
cuerpo del mundo, casa de la muerte,
caigo sin fin desde mi nacimiento,
caigo en mí mismo sin tocar mi fondo,
recógeme en tus ojos, junta el polvo
disperso y reconcilia mis cenizas,
ata mis huesos divididos, sopla
sobre mi ser, entiérrame en tu tierra,
tu silencio dé paz al pensamiento
contra sí mismo airado;
abre la mano,
señora de semillas que son días,
el día es inmortal, asciende, crece,
acaba de nacer y nunca acaba,
cada día es nacer, un nacimiento
es cada amanecer y yo amanezco,
amanecemos todos, amanece
el sol cara de sol, Juan amanece
con su cara de Juan cara de todos,
puerta del ser, despiértame, amanece,
déjame ver el rostro de este día,
déjame ver el rostro de esta noche,
todo se comunica y transfigura,
arco de sangre, puente de latidos,
llévame al otro lado de esta noche,
adonde yo soy tú somos nosotros,
al reino de pronombres enlazados,
puerta del ser: abre tu ser, despierta,
aprende a ser también, labra tu cara,
trabaja tus facciones, ten un rostro
para mirar mi rostro y que te mire,
para mirar la vida hasta la muerte,
rostro de mar, de pan, de roca y fuente,
manantial que disuelve nuestros rostros
en el rostro sin nombre, el ser sin rostro,
indecible presencia de presencias...
quiero seguir, ir más allá, y no puedo:
se despeñó el instante en otro y otro,
dormí sueños de piedra que no sueña
y al cabo de los años como piedras
oí cantar mi sangre encarcelada,
con un rumor de luz el mar cantaba,
una a una cedían las murallas,
todas las puertas se desmoronaban
y el sol entraba a saco por mi frente,
despegaba mis párpados cerrados,
desprendía mi ser de su envoltura,
me arrancaba de mí, me separaba
de mi bruto dormir siglos de piedra
y su magia de espejos revivía
un sauce de cristal, un chopo de agua,
un alto surtidor que el viento arquea,
un árbol bien plantado mas danzante,
un caminar de río que se curva,
avanza, retrocede, da un rodeo
y llega siempre.
México, 1957
Falada,20.06.2010
Y acaso descreyendo de este nombre, digo para mí, mirando en mi sombra la sombra de lo ajeno, que soy ésta y soy Falada y soy la otra; Ruth, Noemí, Xochiquetzal, Perséfone, Roxana. La de la falda de maíz, la de Oaxaca, la del árbol inmenso en Miradouro, la del narciso fijo en los campos de antaño en la Provenza. Digo para mí, pássim y ahora, digo para mí que lo merezco. Sólo entonces lo tomo, lo guardo, lo llevo, lo agradezco. Muchas, muchas gracias.
Aqui estoy yo,
Leopoldo Maria Panero
hijo de padre borracho
y hermano de un suicida,
perseguido por los pájaros
y los recuerdos
que me acechan cada mañana
escondidos en matorrales
gritando por que termine la memoria
y el recuerdo se vuelva azul
y gima...
rezando a la nada por temor.
amayrany,22.06.2010
Chantal Maillard
Intermedio
Entre una imagen tuya
y otra imagen de ti
el mundo queda detenido.
En suspenso. Y mi vida
es ese pájaro pegado al cable
de alta tensión,
después de la descarga.
¿Y? Rotación y
traslación, ¿nos
vemos
el XXI? iNos
vamos o
nos quedamos? Van 80
y qué. De nariz
van 80, de aire, de mujeres
velocísimas que amé, olí, palpé, de
mariposas maravillosas del Cáucaso irreal adonde
no se llega tan fácilmente porque no hay Cáucaso irreal, de eso
y nada van 80, de olfato
de niñez corriendo Lebu abajo, los pies
sangrientos rajados por el roquerío y el piedrerío, de eso, del
carbón pariente del diamante, de las
gaviotas libérrimas van
80, del zumbido
ronco del mar,
de la diafanidad del mar.
Habrá viejos viejos, unos
vueltos hacia la decrepitud y otros
hacia la lozanía, yo estoy
por la lozanía, el cero
uterino es cosa de los mayas, no hay cero
ni huevo cósmico, lo que hay en este caso
y que se me entienda de una vez es un ocho
carnal y mortal con mis orejas de niño para oír el Mundo, un ocho
intacto y pitagórico, mis hermanos
paridos por mi madre fueron ocho, los pétalos
del loto, la rosa de los vientos, lo innumerable
de la Eternidad, mi primer salto al vacío
desde el muelle de fierro contra el oleaje, ahí voy. Difícil
ocho mío nadar con este viejo a cuestas.
Bueno, y si muero el cero ya es otra cosa
y eso se verá si es que procede
el mérito del resurrecto. La apuesta es ahora,
ese ahora libertino cuando uno
todavía echa semen sagrado en las muchachas, y
no escarmienta, construye casas,
palafitos airosos construye para desafiar al esqueleto, viaja,
odia la televisión, vive solo
en su casa larga de Chillán de Chile, unos setenta
metros de nadie, cuida
las rosas, acepta las espinas, se
aparta al diálogo con su difunta, rema en el aire
a lo galeote, como antes, todo en él es antes, el
sol es antes, el amanecer,
las galaxias son antes.
Así las cosas, ¿nos entonces vemos
el XXI? Los verdaderos poetas son de repente: nacen
y desnacen en cuatro líneas, y
nada de obras completas,
otros
entreleen a su Homero por ahí en inglés entre el ruido
de los aeropuertos a falta de Ilión,
Hölderlin
fue el último que habló con los dioses,
no puedo. El Hado
YO
no da para más pero hablando en confianza ¿quién
da para más?, ¿el aquelarre
de los nuevos brujos de la Física?, ¿el amor?., pero
¿qué se ama cuando se ama?, ¿las estrellas?, pero ¿quiénes
son las estrellas profanadas como están por las
máquinas del villorrio? Lo
irreparable es el hastío.
Me tienes en tus manos
y me lees lo mismo que un libro.
Sabes lo que yo ignoro
y me dices las cosas que no me digo.
Me aprendo en ti más que en mi mismo.
Eres como un milagro de todas horas,
como un dolor sin sitio.
Si no fueras mujer fueras mi amigo.
A veces quiero hablarte de mujeres
que a un lado tuyo persigo.
Eres como el perdón
y yo soy como tu hijo.
¿Qué buenos ojos tienes cuando estás conmigo?
¡Qué distante te haces y qué ausente
cuando a la soledad te sacrifico!
Dulce como tu nombre, como un higo,
me esperas en tu amor hasta que arribo.
Tú eres como mi casa,
eres como mi muerte, amor mío.
fabiangris,24.06.2010
Este sitio es excelente. Los abrazo.
amayrany,24.06.2010
Günter Grass
Cerezas
Cuando el amor, sobre zancos,
va pinchando por caminos de grava
y llega hasta los árboles,
quisiera reconocer en las cerezas
a las cerezas como cerezas,
nunca más con brazos demasiado cortos,
con escaleras a las que
falta algún peldaño
y vivir de fruta caída, compota.
Dulces o más dulces, casi negras;
Los mirlos sueñan así de rojo...
quién besa a quién aquí,
cuando el amor
llega hasta los árboles con zancos.
Falada,24.06.2010
Günter Grass
La cocinera besa
Cuando ella abre la boca,
más dada a tararear que al canturreo,
y la frunce: purés espesos, albondiguillas,
o cuando, con dientes hábiles,
muerde el pescuezo del cordero mollar o la pechuga izquierda del ganso
y, revueltos con su saliva,
me los pasa de un lengüetazo.
Carne fibrosa premasticada.
Picado lo que es muy duro.
Sus besos alimentan.
Así viajan cocochas de trucha, aceitunas,
nueces también, huesos de ciruela
que ha partido con los molares,
pan negro enjuagado con un trago de cerveza
un grano de pimienta entero
y queso en porciones, que ella vuelve a porcionar en sus besos.
Débil, enterrado en almohadones
acosado por la fiebre, por pensar de cabeza
yo resucitaba (una y otra vez) con sus besos,
que nunca llegaban vacíos ni eran sólo besos.
Y correspondía:
carne de marisco-sesos de ternera-menudos de pollo-tocino.
Un día nos comimos un lucio en la raspa;
ella el mío, yo el suyo.
Una vez intercambiamos tórtolas;
huesecillos incluídos.
Una vez (y muchas más) nos hartamos con besos de judías.
Una vez, después de la pelea de siempre
(porque me había gastado el dinero del alquiler del piso),
nos reconcilió un rábano que nos importaba un rábano.
Y una vez el comino de la chucrut nos dio tal risa,
que nos lo pasábamos y pasábamos, hambrientos de más.
Cuando Agnes la cocinera,
besó al agonizante poeta Opitz, él se llevó una punta
de espárrago dulce para el último viaje.
... mendigan la alabanza ajena.
Odio a los que desprecian
la mujer que los acosa
por un sueño que nunca alcanzarán,
y a los que con teología
pulcramente inexacta
se sirven de los imbéciles.
Día a día, Marco Antonio Campos
vigilé tus actos.
amayrany,24.06.2010
Kapuscinski, Ryszard
TIEMPO Y MATERIALES
Gerhard Richter: artista abstracto
2.
El objeto de este poema no es la aniquila
No aniqui
El objeto de este poema es denunciar el hurto,
En curso, de todo
Lo que no son estas palabras
Y su disposición en la página.
El objeto d e este poema es denunciar el hurto,
En curs o de todo lo que existe
Que no sean es tas palabras
Y su disposi ción en la página.
El objeto de te poe es d uncia el hurto
En urso e todo l qu xiste
Q no sean tas p labras
Y su disp si ón e la pag
cromatica,24.06.2010
i
"Alabanza de los sueños"
En sueños
pinto como Vermeer van Delft.
Hablo griego con fluidez
y no sólo con los vivos.
Conduzco un coche
que me obedece.
Poseo talento
y escribo grandes poemas.
Oigo voces
no peor que los venerables santos.
Mis dotes pianísticas
os dejarían boquiabiertos.
Revoloteo como es debido,
es decir, por propio impulso.
Me precipito desde el tejado
y sé caer, suave, en el verdor.
No tengo problemas
para respirar bajo el agua.
No puedo quejarme:
he descubierto la Atlántida.
Por suerte sé despertar siempre
antes de morir.
En cuanto una guerra estalla
me vuelvo del otro lado.
Soy hija de mi época
pero no por obligación.
Hace un par de años
vi dos soles.
Y, anteayer, un pingüino.
Con meridiana claridad.
"Alabanza de los sueños" - Wislawa Szymborska (Acaso, 1972)/i
amayrany,24.06.2010
Ahhh, Szymborska... Me gusta muchísimo. Oye, Cromis, ¡que abrí hace ratote un foro aquí mismo sobre ella!
Wislawa Szymborska
Las tres palabras más extrañas
Cuando pronuncio la palabra Futuro,
la primera sílaba pertenece ya al pasado.
Cuando pronuncio la palabra Silencio,
lo destruyo.
Cuando pronuncio la palabra Nada,
creo algo que no cabe en ninguna no-existencia.
En su grave rincón, los jugadores
rigen las lentas piezas. El tablero
los demora hasta el alba en su severo
ámbito en que se odian dos colores.
Adentro irradian mágicos rigores
las formas: torre homérica, ligero
caballo, armada reina, rey postrero,
oblicuo alfil y peones agresores.
Cuando los jugadores se hayan ido,
cuando el tiempo los haya consumido,
ciertamente no habrá cesado el rito.
En el Oriente se encendió esta guerra
cuyo anfiteatro es hoy toda la tierra.
Como el otro, este juego es infinito.
II
Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada
reina, torre directa y peón ladino
sobre lo negro y blanco del camino
buscan y libran su batalla armada.
No saben que la mano señalada
del jugador gobierna su destino,
no saben que un rigor adamantino
sujeta su albedrío y su jornada.
También el jugador es prisionero
(la sentencia es de Omar) de otro tablero
de negras noches y blancos días.
Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonías?
cromatica,25.06.2010
i
EL BOSQUE DEL SUEÑO
(Abdo Wazen)
Las dos manos que abandoné
Me acompañan como una luna.
De día se perfilan como árboles en el camino
Y cuando en la noche corren las aguas de la imaginación
Me preceden hacia el bosque del sueño.
Las dos manos que abandoné
Se abren como mariposas dentro de mis ojos.
/i
cromatica,25.06.2010
UNA MUJER CAMINA DENTRO DE MÍ
(Nizar Qabbani)
Nadie ha leído mi taza
sin que sepa que eres mi amada,
nadie ha estudiado las rayas de mi mano
sin que descubra las cuatro letras de tu nombre.
Todo se puede negar
salvo el olor de la mujer amada,
todo se puede disimular
salvo los pasos de la mujer que se mueve dentro de nosotros,
todo se puede discutir
salvo tu feminidad.
¿Dónde ocultarte, amor mío?
Si somos dos bosques que arden,
y todas las cámaras de televisión están fijas en nosotros.
¿Dónde esconderte, amor mío?
Si todos los periodistas quieren convertirte
en la estrella de las portadas,
y a mí en un héroe griego
y en un escándalo gráfico.
¿Dónde llevarte?
¿Dónde me llevarás?
Si todos los cafés conocen de memoria nuestra cara,
todos los hoteles conocen de memoria nuestro nombre
y todas las aceras conocen de memoria la música de nuestros pasos.
Estamos al descubierto como una terraza marina
y nos observan como a dos peces dorados
en una vasija de cristal.
Nadie ha leído mis poemas sobre ti
sin que conozca las fuentes de mi lenguaje,
nadie ha viajado en mis libros
sin que llegue sano y salvo al puerto de tus ojos.
No hay nadie a quien haya dado mi dirección
que no se dirija hacia tus labios.
Nadie abre mis cajones
sin que te encuentre allí, dormida cual mariposa.
Nadie ha desenterrado mis hojas
sin que conozca la historia de tu vida.
Enséñame una forma
de encerrarte en la ta marbuta [1]
e impedirte salir.
Enséñame a dibujar en torno a tus pechos
un círculo violeta
e impedirlos volar.
Enséñame una forma de retenerte, como el punto y aparte,
enséñame una forma de caminar bajo la lluvia de tus ojos sin mojarme,
oler tu cuerpo, perfumado con especias de la India, sin marearme,
y despeñarme desde las elevadas cumbres de tus pechos
sin estrellarme...
Levanta la mano de mis pequeñas costumbres,
de mis pequeñas cosas,
de la pluma con la que escribo,
de las hojas en las que hago garabatos,
del llavero que porto,
del café que sorbo
y de las corbatas que poseo.
Levanta la mano de mi escritura:
no es lógico que escriba con tus dedos
y respire con tus pulmones.
No es lógico que me ría con tus labios
ni que tú llores con mis ojos.
Siéntate conmigo un momento
para tornar la vista al mapa del amor que trazaste
con la dureza de un conquistador mongol
y el egoísmo de una mujer que ordena a un hombre:
"Sé. Y será".
Háblame con democracia;
en mi país, los varones de la cábila
practican el juego de la represión política,
y no quiero que practiques conmigo
el juego de la represión sentimental.
Siéntate para que veamos
dónde está la frontera entre tus ojos
y mi tristeza,
dónde comienzan tus aguas territoriales
y termina mi sangre..
Siéntate para acordar
en qué parte de mi cuerpo
se detendrán tus conquistas
y a qué hora de la noche
comenzarán tus algaradas.
Siéntate conmigo un momento
para acordar una forma de amar
en la que no seas mi esclava
ni yo una pequeña posesión
en la lista de tus colonias
que no cesa, desde el siglo diecisiete,
de reivindicar ante tus pechos la liberación.
Pero no escuchan,
no escuchan.
cromatica,26.06.2010
Tanta poesía, tanta...
de Jorge Guillén (Valladolid, 1893-Málaga, 1984)
Amor dormido
Dormías, los brazos me tendiste y por sorpresa
rodeaste mi insomnio. ¿Apartabas así
la noche desvelada, bajo la luna presa?
tu soñar me envolvía, soñado me sentí.
Hacia el final
Llegamos al final,
A la etapa final de una existencia.
¿Habrá un fin a mi amor, a mis afectos?
Sólo concluirán
Bajo el tajante golpe decisivo.
¿Habrá un fin al saber?
Nunca, nunca. Se está siempre al principio
De una curiosidad inextinguible
Frente a infinita vida.
¿Habrá un fin a la obra?
Por supuesto.
Y si aspira a unidad,
Por la propia exigencia del conjunto.
¿Destino?
No, mejor: la vocación
Más íntima.
cromatica,26.06.2010
Se ha ido
Cuando el cuerpo me abandona
me hace sentir sola
Tengo
ojos, oídos
nariz y boca, y eso es todo
Ojos
siguen viendo el azul pluma del
cielo frío, boca ingiere
sopa caliente,
nariz
huele la escarcha,
oídos oyen todo, todos
los ruidos y ausencias,
pero cuerpo
se va a no sé dónde
y es de una soledad
ir a la deriva
sobre el espacio que
llena cuando está aquí
Denise Levertov, O Taste and See, 1960-1967
cromatica,26.06.2010
Lilichka
" El humo del tabaco resquemó el aire, el cuarto,
un capítulo en el infierno kruchonijiano, ¿te acuerdas?
Tras esa ventana por vez primera acaricié, frenético, tus manos.
Hoy estás con el corazón acorazado, otro día más
y me expulsarás abrumándome de injurias,
en la turbia antesala no acierta con la manga
la mano quebrada de temblor.
Huiré, arrojaré el cuerpo a las calles, arisco,
enloqueceré tajado de desesperación. ¿Para qué eso?
Querida, piadosa, déjame decirte adiós,
aunque no quieras es mi amor lastre que arrastrarás adónde vayas,
deja que llore en el último grito el amargor del desaire,
el buey cansado de trabajar va y se tumba en las aguas frías,
para mí no hay otro mar que tu amor,
y tu amor no concede descanso,
si quiere calma el elefante agotado
se acuesta majestuoso en la arena encendida,
para mí no hay otro sol que tu amor,
y no sé dónde estás, ni con quién.
Si atormentaran así a un poeta, él, por dinero,
cambiaría a su amada y la fama,
pero a mí no me alegra otro sonido
que el sonido de tu nombre entrañable,
no me arrojaré al patio, no beberé veneno
ni podré apretar el gatillo en la sien,
en mí aparte de tu mirada, no manda el filo de las navajas.
Olvidarás mañana que te coroné,
que abrasé en el amor el alma florida,
y el carnaval agitado de los días vanos
aventará las páginas de mis libros,
las hojas secas de mis palabras
¿harán detenerte y respirar con ansiedad?
Déjame que con mi última ternura alfombre tus pasos que se van. "
El Tiempo Y El Cadáver
se encontrarán en el espejo.
No digas las palabras
que aprendiste a lo lejos.
Un ángel, mientras duermes,
te ronda con su nube de silencio
y el gato se distiende en tu regazo
como un oscuro y palpitante sexo.
Si aprendes a leer
la palma de tu mano,
podrás imaginarte asesina
sobre un tablero de ajedrez,
pero no sabrás qué decir
cuando te hiera la rosa
y brote de tu dedo
la sangre jubilosa.
Ten presente esto:
la muerte es imprecisa como el gozo.
No repitas tu nombre cerca de la columna.
Ven:
desandemos el camino de la noche;
así confundiremos las etapas.
Llegaremos al puerto en la mañana
y luego navegaremos
sin saber a dónde.
Ven,
caminemos bajo un cielo de junio.
cromatica,26.06.2010
Dame tu mano
...................(Claribel Alegría)
Dame tu mano
amor
no dejes que me hunda
en la tristeza
Ya mi cuerpo aprendió
el dolor de tu ausencia
y a pesar de los golpes
quiere seguir viviendo.
No te alejes
amor
encuéntrame en el sueño
defiende tu memoria
mi memoria de ti
que no quiero extraviar.
Somos la voz
y el eco
el espejo
y el rostro
dame tu mano
espera
debo ajustar mi cuerpo
hasta alcanzarte.
cromatica,26.06.2010
Esther Seligson (México)
Rescoldo para una evocación (fragmento)
" -Madre, abre tus brazos nuevamente,
desnúdame, mar adentro, con las yemas de los dedos.
Soñaba.
Me soñaba hundida en el destello de sus ojos.
Abismo en el abismo, a tragos cortos inhalaba
mi exhalación, y mamé de su cólera el sosiego.
Con trece espinas de luz tañía el Danzante la rosa.
Con trece pétalos penetró mis sentidos: gavilla descendí, líquida de polen.
Con veintiséis pistilos colmó toda hondura y grieta.
Las aguas anegaron la memoria inútil, la casa
en ruinas, la raíz expuesta.
Limpia de cicatrices, vine a ser un resplandor
en el santuario, un cántico entre mis auroras dando
tumbos en la hoguera.
"Sacerdotisa en el centro del Árbol Yo soy la Reina de Bastos La totalmente Ella misma Si vienes tocón mutilado a ofrecer astillas Te abrasaré Si fueres tronco entero Tu grosura hermosearé Por mí se llega a la plegaria quieta."
La hora del silencio borra mi huella.
Las arenas queman la planta del pie. El bullicio
de la fiesta bate en pleno.
Hoy me duele la vida como si fuera un tajo
de cuchillo en las muñecas.
Me abruman los hechos de violencia que cunden
el filo de mi propia recóndita agresión.
La hora del silencio.
Esa fracción de segundo cuando pausa la mar
y sobre el lomo de las olas somnolean las barquillas. "
Falada,27.06.2010
Jill McDonough
El barman del Caesar’s cuenta chistes que hemos oído mil veces.Un caballo entra en un bar, por ejemplo. Yo susurro Sarah Evers me contó ese chiste en sexto y Josey dice mi hermano Steve en 1982. Una puta, un enano, un chino, nada que no hayamos escuchado. Entonces pregunta un cliente ¿En qué se parecen los martinis y las tetas? Y se echan a reír. Se lo saben, todos se lo saben, excepto nosotras. Ni siquiera se molestan en terminarlo. El barman sólo dice Sí, pero yo siempre he dicho que debería haber una tercera, en la espalda, para cuando bailas, y baila con una mujer de aire, tras la barra, su mano sobre la teta de la espalda. Y entendemos que tres son demasiadas y una no basta. Vale, podemos superarlo. Mis tetas me gustan como los martinis, decimos: pequeñas y manoseadas o grandes y secas. Perfectas. Desbordantes. Apestando a enebro, derramándose sobre la barra. Cuando tengo migraña y ella se me insinúa digo Josey, mis tetas son como martinis. Ella asiente, solemne: Más vale que nadie les ponga las manos encima. ¿Cómo podríamos contarle al barman estos chistes? No podríamos. No se enteraría. Lo digo mientras limpio las vitrinas de la cocina y ella entiende: sucias y mojadas. Caminando en el viento Josey dice Mis tetas son como martinis y yo pido un taxi, sé que quiso decir heladas, temblorosas.
Falada,27.06.2010
Joseph Brodsky
La mariposa
I
¿Decir que tú estás muerta?
Tan sólo viviste una jornada
Cuánta tristeza hay en la broma del Creador
Apenas puedo articular –vivió-:
Unidad de la fecha de nacimiento
Y cuando en mi mano te deshiciste.
A mí me desconcierta restar
Una de las dos cantidades
A los confines del día
II
Después que los días para nosotros
No son nada –sólo nada-
No los atrapas
Y de pitanza para los ojos no los tendrás:
Ellos
En el fondo blanco
No tienen cuerpo, son invisibles
Los días son como tú
Exactamente ¿qué puede pesar
Disminuido diez veces
Uno de estos días?
III
¿Afirmar de lleno que no existes?
¿Pero qué es mi mano
Algo tan similar a ti?
¿Y el color? Que no es fruto del ser
¿De quién es este soplo
Que así se unta en la pintura?
Dudo que yo
Balbuceando un nudo de palabras
Ajenas al color
Pudiera delinear esta palestra
IV
En tus alitas hay
Pupilas, pestañas, ninfas o aves.
¿Fragmentos de qué rostros es este retrato volador?
Dime de qué partes y pizcas tu casualidad
Aparece una naturaleza muerta:
De qué cosas, quizás frutos,
Incluso el trofeo
Extendido de la pesca
V
Es probable que seas un paisaje,
Si tomas la lupa
Encuentro al grupo de ninfas,
Al embrujo, a la playa
¿Es tan claro all como en el día
O tan abatido como la noche?
¿Qué estrella se encendió en la bóveda celeste?
¿De quién son estas figuras?
¿Dime
De qué naturaleza
Todo el paraje se hizo?
VI
Pienso: tú eres
Esto y lo otro
Tienes rasgos de astro, rostro, objeto
¿Quién fue el orfebre
Que sin arrugar el ceño
Engarzó en miniatura
Los rasgos de este mundo?
Que enloquece.
¿Quién nos tomó entre sus pinzas:
Donde tú eres el pensamiento sobre la cosa
Y nosotros la cosa misma?
VII
Dime
Para qué este arabesco
Te fue dado sólo un día
En el confín de los lagos
¿A quién esta amalgama
Reservará espacio de antemano?
Quitándole la posibilidad
El corto tiempo
De caer en la red
Estremecerte en la palma de la mano
Y en el instante de la persecución
Deslumbrar a la pupila
VIII
Tú no me respondes
Y no es por timidez
Y no es por algún mal
Y no es por estar muerta.
Pues a cada criatura
-Viva o muerta-
En señal de parentesco
Se donó una voz:
Para el entendimiento, el canto,
La prolongación de un instante
Un día
IX
Estás privada del empeño
Pero hablando con rigor: es mejor así
Para qué tener deudas con el cielo
En qué recuento no te aflige
Si tu siglo y tu peso son dignos del silencio
El sonido también pesa
Pero tú eres más incorpórea
Y más insonora
Que el tiempo.
X
No alcanzaste a vivir
Hasta sentir el miedo.
Más fácil que el polvo te ensortijas
Sobre el tiesto
Estás fuera de lo transcurrido
Del pasado del porvenir con sus ahogos
Parecidos a la Cárcel.
Por eso cuando vuelas hacia el prado
Soñando libar
El mismo aire –de pronto-
Toma forma.
XI
Así la pluma se desliza
En la suave blancura del abismo del cuaderno
Sin conocer el destino de su línea
(Donde el saber y la herejía se enredaron)
En sus dedos
Se bate el habla
Muda por completo:
No quita el polvo acumulado de la flor
Más sí el peso de los hombros.
XII
Esta belleza
Y su fecha tan pequeña
Uniéndose a esta conjetura
Tuerce la boca
Sin decir-claro-
Que en realidad
el mundo fue fundado sin objeto
Y si lo tiene
No somos nosotros.
Amigo entomólogo:
Para la luz no hay agujas
Y no las hay para las sombras
XIII
¿El Adiós
Es la forma de los días?
Hay quien con sus razones
Quiere cortar el limo del olvido
Pero mira
La culpa de esto es que a su espalda
No carga días de mutuas sábanas
Ni espesos sueños
Ni pasado
¡Pero mira el nubarrón de tus hermanas!
XIV
Tú eres mejor que la Nada
Más verdadera, más cercana
Más visible.
En el fondo eres su familia:
En tu vuelo alcanzó la encarnación
Y por ello
En el tumulto cotidiano
Eres digna de la mirada
Como ligera barrera
Entre Ella y yo.
cromatica,28.06.2010
Canción de amor
(J. Brodsky)
" Si te estuvieras ahogando, acudiría al rescate,
te envolvería en mi manta y serviría té caliente.
Si fuera un comisario, te arrestaría
y te mantendría en una celda bajo siete llaves.
Si tú fueras un ave, batiría un récord
y escucharía toda la noche tu trinar de tono agudo.
Si fuera un sargento, serías mi recluta,
y, muchacho, te aseguro que amarías el ejercicio.
Si tú fueras china, aprendería la lengua,
quemaría mucho incienso, usaría vestiduras raras.
Si tú fueras espejo, me abalanzaría al baño de damas,
te daría mi lápiz labial rojo y te empolvaría la nariz.
Si tú amaras los volcanes, yo sería lava,
incansablemente eructando de mi oculta fuente.
Y si tú fueras mi esposa, sería tu amante,
porque la Iglesia se opone tenazmente al divorcio."
Falada,29.06.2010
Yo no sé cómo amar a un elefante.
Me da igual si lo dijo Daktari
Yvonne Elliman
P. T. Barnum
la mamá de Dumbo meciendo al cachorro a través de los barrotes de una cárcel con ruedas
Tito Livio en sus Décadas de la historia romana
wikipedia
cualquier otra siniestra criatura que hoy le informa a este mundo hacia dónde
sopla el nudo corredizo:
yo no sé cómo amar a un elefante.
He cambiado.
He cambiado un spot por una
quemadura.
La quemadura es el lenguaje con que juro, manos abiertas sobre el hielo.
La quemadura máquina de guerra,
huellas de paquidermo sobre la nieve de los Alpes.
Soy un guardián y dos cabezas.
Con la primera perdí dos guerras púnicas.
Con la segunda triunfé en la batalla de Cannas.
Sueño todas las noches con
mi hijo. Yace
sumergido en su madre; es
un gladius o un diente empollado
o una bolsa de transfusión.
Sueño que una serpiente de leche bronca y sombrero duerme debajo de mi studio couch.
Sueño estúpidos colibríes secuestrados por el ámbar tragaluz de una mansión en ruinas.
Sueño que un sacerdote encapuchado de gangsta lo besa y lo amaga empuñando una Uzi.
Sueño que juntos apedreamos a una adúltera llamada Escipión el Africano.
Mi hijo, rayo púrpura en la mano de Baal,
atraviesa la nieve
armado de su lanza y montando un elefante.
Yo lo espero en el quirófano: cuatro cambios
de ropa, toallas húmedas, una
mantilla blanca…
Y ahora el circo: grandes masas de carne machacada en Sagunto, Iliberis, Ruscinón.
Y ahora precipicios: las piernas de mi mujer abiertas a la masacre.
Y ahora –me indica lo que llaman
el destino (voz en off; locutor; una
antístrofa)–
el mensaje de nuestros patrocinadores:
Según algunos, habiendo reunido a los elefantes en la ribera del Ródano, irritado el más furioso de ellos con su conductor, le persiguió en el agua, por lo que el hombre huía a nado, de modo que arrastró dentro del cauce a todos; ahora bien, en cuanto cada uno de estos animales –que tanto temen al agua profunda– perdió pie, la misma corriente le llevó a la otra orilla.*
Turba de aminoácidos tu nombre,
Aníbal,
yerno de Asdrúbal, hijo
de Amílcar Barca.
* T. Livio
Falada,29.06.2010
Julián Herbert
Aníbal Superstar
Yo no sé cómo amar a un elefante.
Me da igual si lo dijo Daktari
Yvonne Elliman
P. T. Barnum
la mamá de Dumbo meciendo al cachorro a través de los
barrotes de una cárcel con ruedas
Tito Livio en sus Décadas de la historia romana
wikipedia
cualquier otra siniestra criatura que hoy le informa a este mundo hacia
dónde
sopla el nudo corredizo:
yo no sé cómo amar a un elefante.
He cambiado.
He cambiado un spot por una
quemadura.
La quemadura es el lenguaje con que juro, manos abiertas sobre el hielo.
La quemadura máquina de guerra,
huellas de paquidermo sobre la nieve de los Alpes.
Soy un guardián y dos cabezas.
Con la primera perdí dos guerras púnicas.
Con la segunda triunfé en la batalla de Cannas.
Sueño todas las noches con
mi hijo. Yace
sumergido en su madre; es
un gladius o un diente empollado
o una bolsa de transfusión.
Sueño que una serpiente de leche bronca y sombrero duerme debajo de
mi studio couch.
Sueño estúpidos colibríes secuestrados por el
ámbar tragaluz de una mansión en ruinas.
Sueño que un sacerdote encapuchado de gangsta lo besa y lo amaga
empuñando una Uzi.
Sueño que juntos apedreamos a una adúltera llamada
Escipión el Africano.
Mi hijo, rayo púrpura en la mano de Baal,
atraviesa la nieve
armado de su lanza y montando un elefante.
Yo lo espero en el quirófano: cuatro cambios
de ropa, toallas húmedas, una
mantilla blanca…
Y ahora el circo: grandes masas de carne machacada en Sagunto, Iliberis,
Ruscinón.
Y ahora precipicios: las piernas de mi mujer abiertas a la masacre.
Y ahora –me indica lo que llaman
el destino (voz en off; locutor; una
antístrofa)–
el mensaje de nuestros patrocinadores:
Según algunos, habiendo reunido a los elefantes en la ribera del
Ródano, irritado el más furioso de ellos con su conductor, le
persiguió en el agua, por lo que el hombre huía a nado, de
modo que arrastró dentro del cauce a todos; ahora bien, en cuanto
cada uno de estos animales –que tanto temen al agua profunda– perdió
pie, la misma corriente le llevó a la otra orilla.*
Turba de aminoácidos tu nombre,
Aníbal,
yerno de Asdrúbal, hijo
de Amílcar Barca.
* T. Livio
Aristidemo,29.06.2010
este me recordó esto:
bNocturno en el que nada se oye/b
En medio de un silencio desierto como la calle antes del crimen
sin respirar siquiera para que nada turbe mi muerte
en esta soledad sin paredes
al tiempo que huyeron los ángulos
en la tumba del lecho dejo mi estatua sin sangre
para salir en un momento tan lento
en un interminable descenso
sin brazos que tender
sin dedos para alcanzar la escala que cae de un piano invisible
sin más que una mirada y una voz
que no recuerdan haber salido de ojos y labios
¿qué son labios? ¿qué son miradas que son labios?
Y mi voz ya no es mía
dentro del agua que no moja
dentro del aire de vidrio
dentro del fuego lívido que corta como el grito
Y en el juego angustioso de un espejo frente a otro
cae mi voz
y mi voz que madura
y mi voz quemadura
y mi bosque madura
y mi voz quema dura
como el hielo de vidrio
como el grito de hielo
aquí en el caracol de la oreja
el latido de un mar en el que no sé nada
en el que no se nada
porque he dejado pies y brazos en la orilla
siento caer fuera de mí la red de mis nervios
mas huye todo como el pez que se da cuenta
hasta ciento en el pulso de mis sienes
muda telegrafía a la que nadie responde
porque el sueño y la muerte nada tienen ya que decirse.
Xavier Villaurrutia
cromatica,29.06.2010
Rafael Guillén
i
Madrigal para tu voz desmantelada
Tu voz como un rescoldo
donde el amor crepita;
como el cable tensado
que sostiene un derrumbe.
En tu voz hay lejanas
algaidas con aullidos,
hondos desfiladeros
por donde el tiempo huye.
Por tu voz cruzan barcos
de esclavos y t ruhanes,
acordeones viejos
que resoplan gimiendo.
Tu voz como agua dura
cuando el amor se crece,
como un golpe de mar
que pasa entre las rocas.
En tu voz hay pantanos
de grama corrompida
praderas con extensas
plantaciones de sombra.
Por tu voz pasan lentos
tangos de ritmo oscuro,
trompetas donde el aire
se adelgaza llorando.
Tu voz desmantelada
cuando el amor jadea.
Voz de naufragio y musgo,
dulce voz de desastre.
******
Poema del no
Me decías que no. Por tu mirada
pasaban barcos lentamente. Había
gaviotas en tus ojos, en tus blandos,
oscuros ojos grandes,
donde iba cayendo la amargura
como un anochecer de altas sirenas
en los puertos del Sur.
Me decías que no serenamente.
Era un no original, que ya existía
antes que tú, que hablaba por sí mismo
mientras que tú, impotente, absorta, fijos
en mí tus ojos, lo sentías vivo,
palpabas su raíz por tus adentros.
Era un no adivinado,
mudo, pesadamente silencioso.
Tu duro cuerpo tibio
me decía que no, sin causas, iba
replegándose, como
si volviese a la infancia. Tú no eras.
Me decías que no, y en tu mirada
cabalgaba un dolor que yo diría
maternal. Un dolor implorando
comprensión. Un no de contenida
pesadumbre, pero total, abierto,
levemente asomado
a las playas del llanto.
Me decías que no lejana, sola,
terriblemente sola, maniatada,
sin un porqué donde apoyarte, pero
era no, era no, sin gritos, no...
Los puertos, las sirenas,
los barcos en la noche, todo iba
perdiéndose, alejándose.
Yo, delante de ti, triste, abatido.
/i
cromatica,30.06.2010
José Emilio Pacheco (México)
Memoria
No tomes muy en serio
lo que te dice la memoria.
A lo mejor no hubo esa tarde.
Quizá todo fue autoengaño.
La gran pasión
sólo existió en tu deseo.
Quién te dice que no te está contando ficciones
para alargar la prórroga del fin
y sugerir que todo esto
tuvo al menos algún sentido.
cromatica,30.06.2010
Juan Gelman (Argentina)
i
Escribo en el olvido...
Escribo en el olvido
en cada fuego de la noche
cada rostro de ti.
Hay una piedra entonces
donde te acuesto mía,
ninguno la conoce,
he fundado pueblos en tu dulzura,
he sufrido esas cosas,
eres fuera de mí,
me perteneces extranjera.
****
La rueda
El arco o puente que va
de tu mano a la mía cuando
no se tocan, abre
una flor intermedia.
¿Qué toca, qué retoca, qué trastoca
ese vacío de las manos
solas en su fatiga?
Nace una flor, sí,
se agosta en mayo como una
equivocación de la lengua
que se equivoca , sí.
¿Por qué este horror?
En la página de nosotros mismos
tu cuerpo escribe.
/i
Falada,30.06.2010
Carilda Oliver Labra
Me Desordeno, Amor, Me Desordeno
Me desordeno, amor, me desordeno
cuando voy en tu boca, demorada,
y casi sin por qué, casi por nada,
te toco con la punta de mi seno.
Te toco con la punta de mi seno
y con mi soledad desamparada;
y acaso sin estar enamorada
me desordeno, amor, me desordeno.
Y mi suerte de fruta respetada
arde en tu mano lúbrica y turbada
como una mal promesa de veneno;
y aunque quiero besarte arrodillada,
cuando voy en tu boca, demorada,
me desordeno, amor, me desordeno.
cromatica,30.06.2010
Olga Orozco
(Argentina)
Para este día
Reconozco esta hora.
Es esa que solía llegar enmascarada entre los pliegues de otras horas;
la que de pronto comenzaba a surgir como un oscuro arcángel detrás de la neblina
haciendo retroceder mis bosques encantados,
mis rituales de amor, mi fiesta en la indolencia,
con sólo trazar un signo en el silencio,
con sólo cortar el aire con su mano.
Esa, la de mirada como un vuelo de cuervo y pasos fantasmales,
que venía de lejos con su manto de viaje y las mejillas escarchadas,
y se iba bajando la cabeza, de nuevo hasta tan lejos
que yo buscaba en vano la huella del carruaje en el pasado.
Hora desencarnada,
color de amnesia como dibujada en el vacío del azogue,
igual que una traslúcida figura enviada desde un retablo del olvido.
¿Y era su propio heraldo,
el fondo que se asoma hasta la superficie de la copa,
la anunciación de dar a luz las sombras?
No supe descifrar su profecía,
ese susurro de aguas estancadas que destilan a veces los crepúsculos,
ni logré comprender el torbellino de plumas grises con que me aspiraba
desde un claro de ayer hasta un vago anfiteatro iluminado por lluvias y por lunas,
allá, entre los ventisqueros del irreconocible porvenir;
aquí, donde ahora se instala, maciza como el demonio del advenimiento,
en su sitial de honor en medio de la asamblea de otras horas, pálidas, transparentes,
y me dice que mis bosques son luces extinguidas y aves embalsamadas,
que mi amor era erróneo, como un espejo que se contempla en otro espejo,
que mi fiesta es un cielo replegado en el sudario de mis muertos.
Y se queda esta vez, sin bajar la cabeza.
cromatica,03.07.2010
Salón de pasos perdidos
La tecnología carece de autoestima:
hierve con las preguntas,
le inquietan las señales
un par de ventanas más al norte.
Igual tu nombre, que borra las vocales
y no impide el divorcio de nuestras maletas.
Una estación, aperitivo, cinco días.
Con las muñecas rotas
te estoy diciendo adiós.
(Elena Medel (Córdoba, España,1985 - ) Extraído de "De Vacaciones")
cromatica,03.07.2010
O Amor En visita
(Herberto Helder)
Dai-me uma jovem mulher com sua harpa de sombra
e seu arbusto de sangue. Com ela
encantarei a noite.
Dai-me uma folha viva de erva, uma mulher.
Seus ombros beijarei, a pedra pequena
do sorriso de um momento.
Mulher quase incriada, mas com a gravidade
de dois seios, com o peso lúbrico e triste
da boca. Seus ombros beijarei.
Cantar? Longamente cantar.
Uma mulher com quem beber e morrer.
Quando fora se abrir o instinto da noite e uma ave
o atravessar trespassada por um grito marítimo
e o pão for invadido pelas ondas -
seu corpo arderá mansamente sob os meus olhos palpitantes.
Ele - imagem inacessível e casta de um certo pensamento
de alegria e de impudor.
Seu corpo arderá para mim
sobre um lençol mordido por flores com água.
cromatica,27.07.2010
Manuel Maples Arce (México, 1898-1980)
URBE
(fragmento)
IV
Entre los matorrales del silencio
la oscuridad lame la sangre del crepúsculo.
Las estrellas caídas
son pájaros muertos
en el agua sin sueño
del espejo.
Y las artillerías
sonoras del atlántico
se apagaron,
al fin,
en la distancia.
Sobre la arboladura del otoño,
sopla un viento nocturno:
es el viento de Rusia,
de las grandes tragedias,
y el jardín;
amarillo,
se va a pique en la sombra.
súbito, su recuerdo
chisporrotea en los interiores apagados.
Sus palabras de oro
criban en mi memoria.
Los ríos de las blusas azules
desbordan las esclusas de las fábricas
y los árboles agitadores
manotean sus discursos en la acera.
Los huelguistas se arrojan
pedradas y denuestos,
y la vida es una tumultuosa
conversión hacia la izquierda.
Al margen de la almohada,
la noche es un despeñadero;
y el insomnio
se ha quedado escarbando en mi cerebro
¿De quién son esas voces
que sobrenadan en la sombra?
Y estos trenes que aúllan
hacia los horizontes devastados.
Los soldados
dormirán esta noche en el infierno.
Dios mío,
y de todo este desastre
sólo unos cuantos pedazos
blancos,
de su recuerdo,
se me han quedado entre las manos.
De pronto he abierto la ventana.
El mediodía entero entró por ella.
Entróse el canto de los pájaros:
me cantaron las venas pajareando.
Entróse el cielo azul, entróse el cielo
y los aires que en vuelo lo traían.
Entróse el mundo entero.
El azul irrumpió entre mi cabeza,
y los aires a mí aún me volaban;
yo comencé a cantar pájaramente.
También me hice ventana.
Y entrándome este cielo hasta la puerta,
me salía volándome a los cielos.
Pajareando me fui, cantando aéreo.
MUJER ELEFANTE. ANTE EL ALTAR DE LOS RENACIMIENTOS
—Un día nací muerta y puse en peligro nuestra especie
que me aguardaba en la espera.
—Un día nací muerta y por un efecto del espacio en el instante del alumbramiento
también nacía mi enemigo, vivo como los dominios.
—Se mecía en un jardín donde todo lo demás permanecía inmóvil. Pronunciaba
con sonidos de bisagra: tú.
—Yo lo escuchaba con el pensamiento de las noches. Despertaba en mí un sentido binario, una hipótesis demandante y primigenia: la grave desgracia puesta en el sí,
el bullicio soleado puesto en el no.
—Comprendí entonces que no habría división en los sistemas de entrada y de salida:
un alumbramiento es una curva dolorosa.
—Un alumbramiento regresa a su punto de partida
con el impulso contraído de la parábola.
—
—Nací muerta entre las manadas de la huida. El estruendo de las migraciones
me hacía despertar.
—Mi nacimiento es la antesala de los llanos donde mi madre espera. Muerta
igual que las manadas que se abren paso el día de mi muerte; viva
como el estruendo de la ira donde nace el peligro.
—Mi enemigo son las manadas abriéndose paso en el continente.
—Mi enemigo es alguien que me ama. Dice tú balanceando el sonido.
—Nací muerta.
—Puse en peligro a la especie, la iluminación después del parto.
—Nací muerta, con la disposición del no puesta en bullicio; con la alineación del sí en la desgracia de un adversario
que soy yo, que son las manadas que me aman.
—Manadas robustas espoleando la muerte de los nacimientos. Manadas.
—
—Hordas nuestras de elefantes.
Nuestras hordas
¿Recordaste algo nuestro, sueño impuro
o a fuerza de repetirlo diez, cien veces
quedó horadado,
sin posibilidad?
(La niebla de tu sueño dice sí
en la enfermedad, la niebla de mi sueño dice no
en la persecución, la niebla de tu sueño).
a
miguel ángel bustos
augusto carmona
haroldo conti
roque dalton
víctor jara
augusto olivares
mauricio rosencof
roberto santoro
francisco urondo
rodolfo walsh
y todos, todos
los hermanos,
donde estén
basesinaciones/b
tu frío es más antiguo que los pobres
y tus vientos, darling, penetran por mis tajos,
me terminan de esparcir por tu nochumbre
blue cual un largo asesinato sin aullidos, muy love.
huyo de tus bayonetas goteantes, ranger mía,
me arrastro por el túnel de mis huesos
que ya no tienen sitio para mí, yo que
les di de comer, preciosa, antes del holocausto.
tiritan las uñas, las torres y las calaveras
resuenan sus dentaduras resecas
que dios olvidó desconectar, salgamos
a bailar, baby, es nuestra pieza preferida.
y están vacíos tus bares y colmadas tus plazas, dolly,
humanerías carneadas flamean en tus faroles
una luz rosada sobre tu rocío que cae en
panes tibios, fragantes aún a harina de cadáveres,
my sweet, déme un beso reina, mejilla a mejilla
sigamos el swing, la música suave de los tanques
que laminan a tus niños prófugos contra el dulce asfalto,
dancemos al compás de los disparos, cariño, y las
sirenas sicodélicas de tu Cacería Strip,
de pie, muertitos, es el himno nacional.
piedad, piedad, por qué me has abandonado.
vagamos mi hijo y yo perdidos por un frío callejón,
me lleva de la mano como a un ciego en la neblina,
el puma y su cachorro marchan sin palabras
despatriados sin su américa en los pies
pero manando toda ella por los clavos,
las bisagras reventadas del alma, ahí van
el adán y su vástago sin eva, chaplin
y el niño, el dúo de ladrones de bicicletas,
fierro y fierrito sin caballo en la tormenta,
dos monitos brincando en occidente por un maní,
agarrado del ala de un gorrión sobre el vacío
debo darle de comer, de soñar, de humanar
pero en la última cena los platos son de humo,
en realidad el padre es él, me da consejos
con la voz de su baleada experiencia,
con sólo nueve giros de calesa celestial
ya tiene tres látigos de estado en el lomo y
tres masacres tupidas, ene países, dos océanos
y un pavor animal a los helicópteros verdes
tomados de las uñas como dos huerfanitos
él me enseña a leer las brumas y yo a no ser poeta,
lleva a upa mis fantasmas y yo juego con las cuatro bolas
muy candentes, eso sí, ya son muchas las horas de fuego,
él busca en mis ojos la lumbre de un portal
y yo busco una novia que nos entibie a ambos
pero está todo muy caro para las ternuras de los pobres,
el pichón empluma bajo lloviznas demasiado históricas,
mi pibe, cabrito, chango, botija, gurí, chaval, le hablo en mil idiomas,
tu hermana está muy lejos tras un mar nos miramos en silencio,
papá les dejará un tesoro bárbaro de herencia,
siete versos inservibles, una navaja que cojea,
las banderolas del pantalón, cáscaras de ilusos delirios
pero antes de eso les prometo un buen bailongo, una gran
fogarata, y los niños serán reyes y las patrias alegrías,
no te aflijas, guachito, total qué si venceremos,
nunca estuvo más oscuro que antes de atacar.
Los amorosos callan.
El amor es el silencio más fino,
el más tembloroso, el más insoportable.
Los amorosos buscan,
los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.
Su corazón les dice que nunca han de encontrar,
no encuentran, buscan.
Los amorosos andan como locos
porque están solos, solos, solos,
entregándose, dándose a cada rato,
llorando porque no salvan al amor.
Les preocupa el amor. Los amorosos
viven al día, no pueden hacer más, no saben.
Siempre se están yendo,
siempre, hacia alguna parte.
Esperan,
no esperan nada, pero esperan.
Saben que nunca han de encontrar.
El amor es la prórroga perpetua,
siempre el paso siguiente, el otro, el otro.
Los amorosos son los insaciables,
los que siempre -¡que bueno!- han de estar solos.
Los amorosos son la hidra del cuento.
Tienen serpientes en lugar de brazos.
Las venas del cuello se les hinchan
también como serpientes para asfixiarlos.
Los amorosos no pueden dormir
porque si se duermen se los comen los gusanos.
En la oscuridad abren los ojos
y les cae en ellos el espanto.
Encuentran alacranes bajo la sábana
y su cama flota como sobre un lago.
Los amorosos son locos, sólo locos,
sin Dios y sin diablo.
Los amorosos salen de sus cuevas
temblorosos, hambrientos,
a cazar fantasmas.
Se ríen de las gentes que lo saben todo,
de las que aman a perpetuidad, verídicamente,
de las que creen en el amor
como una lámpara de inagotable aceite.
Los amorosos juegan a coger el agua,
a tatuar el humo, a no irse.
Juegan el largo, el triste juego del amor.
Nadie ha de resignarse.
Dicen que nadie ha de resignarse.
Los amorosos se avergüenzan de toda conformación.
Vacíos, pero vacíos de una a otra costilla,
la muerte les fermenta detrás de los ojos,
y ellos caminan, lloran hasta la madrugada
en que trenes y gallos se despiden dolorosamente.
Les llega a veces un olor a tierra recién nacida,
a mujeres que duermen con la mano en el sexo,
complacidas,
a arroyos de agua tierna y a cocinas.
Los amorosos se ponen a cantar entre labios
una canción no aprendida,
y se van llorando, llorando,
la hermosa vida.
A lacios oropeles enyedrada
la toga que flaneando las ligas, las ampula
para que flote en el deambuleo la ceniza, impregnando
de lanas la atmósfera cerrada y fría del boudoir.
A través de los años, esa lívida
mujereidad enroscándose, bizca,
en laberintos de maquillaje, el velador de los aduares
incendiaba al volcarse la arena, vacilar
en un trazo que sutil cubriese
las hendiduras del revoque
y, más abajo, ligas, lilas, revuelo
de la mampostería por la presión ceñida y fina que al ajustar
los valles microscópicos del tul
sofocase las riendas del calambre, irguiendo
levemente el pezcuello que tornando
mujer se echa al diván
AMAYRANY,03.08.2010
Denise Levertov
In nowhere land
I´m with you.
We are like two rocks
put together.
In nowhere land
we are rocks
which obviously
don´t have eyes
or hands
but certainly have
the feeling
of being one next to
the other.
In nowhere land
(pure land- faith land)
I´m with you.
Here I ask my name
my address my way
to come back home.
AMAYRANY,03.08.2010
Edgar Bayley
ELLA ESTÁ
ella está
muy cerca
me recibe
miga de pan
olvido plenilunio
laurel
rebozo
la ventana
Para Ruquilia,
cuando en nuetstra juventud, atrevernos a dar besos que duraban segudnos eran lo mas escandfaloso que podiamos hacer y teniamos que escondernos muy bien con miedo con nervios para que nadie nos viera lo pecaminosos que eramos.
Gracias a mi hija Salomonita que me supervisó la captura de este poesia (lo estoy haciendo yo solo casi) Ai la llevo
buscaba ayuda y
Atravesé tu cuerpo con un cuchillo
pues mis lágrimas se agotaron, cebolla.ç
ayudame cebollita
necesito seguirle llorando a mi ruqui
llename con tus jugos lacrimogenos
auxilio
hermosa ceboolla, blanca como ningua
empapa mi shojos
encebolla mis aparpados
liberame con esos llantos
que me traen paz y gozo
porque le estoy llorando a mi riqui, digo ruqui
porque ya no le puedo dar besos de segundos
puies ya se fue
sucumbi y cai
de tanto lllorar me había deshidrataod.
amayrany,03.08.2010
Wislawa Szymborska
CEBOLLA
La cebolla es otra historia.
No tiene entrañas la cebolla.
Es cebolla cebolla de verdad,
hasta el colmo de la cebollosidad.
Por fuera cebolluda,
cebollina hasta la médula,
podría escrutar su interior
la cebolla sin temor.
En nosotros extranjería y salvajismo
apenas cubiertos por la piel,
el infierno de la medicina interna,
anatomía violenta,
y en la cebolla, cebolla
y no sinuosos intestinos.
Reiteradamente desnuda
y hasta el fondo asíporelestilo.
Ser no contradictorio la cebolla,
logrado ente la cebolla.
En una, simplemente otra,
la mayor una menor contiene
y la siguiente a la siguiente,
y así la tercera y la cuarta.
Fuga centrípeta.
Eco concertado en coro.
Lo de la cebolla, eso sí lo entiendo,
el vientre más bello del mundo:
se envuelve a sí mismo en aureolas
para su propia gloria.
En nosotros: grasas, nervios, venas,
secreciones y secretos.
Y se nos ha denegado
la idiotez de lo perfecto.
amayrany,03.08.2010
Pablo Neruda
Oda a la cebolla
Cebolla,
luminosa redoma,
pétalo a pétalo
se formó tu hermosura,
escamas de cristal se acrecentaron
y en el secreto de la tierra oscura
se redondeó tu vientre de rocío.
Bajo la tierra
fue el milagro
y cuando apareció
un torpe tallo verde
y nacieron
tus hojas como espadas en el huerto,
la tierra acumuló su poderío
mostrando tu desnuda transparencia,
y como en Afrodita el mar remoto
duplicó la magnolia
levantando sus senos,
la tierra
así te hizo,
cebolla,
clara como un planeta,
y destinada
a relucir,
constelación constante,
redonda rosa de agua,
sobre
la mesa
de las pobres gentes.
Generosa
deshaces
tu globo de frescura
en la consumación
ferviente de la olla,
y el jirón de cristal
al calor encendido del aceite
se transforma en rizada pluma de oro.
También recordaré como fecunda
tu influencia el amor de la ensalada,
y parece que el cielo contribuye
dándote fina forma de granizo
a celebrar tu claridad picada
sobre los hemisferios de un tomate.
Pero al alcance
de las manos del pueblo
regada con aceite,
espolvoreada
con un poco de sal,
matas el hambre
del jornalero en el duro camino.
Estrella de los pobres,
hada madrina
envuelta
en delicado
papel, sales del suelo,
eterna, intacta, pura
como semilla de astro,
y al cortarte
el cuchillo en la cocina
sube la única lágrima
sin pena.
Nos hiciste llorar sin afligirnos.
Yo cuanto existe celebré, cebolla,
pero para mí eres
más hermosa que un ave
de plumas cegadoras,
eres para mis ojos
globo celeste, copa de platino,
baile inmóvil
de anémona nevada
y vive la fragancia de la tierra
en tu naturaleza cristalina.
amayrany,08.08.2010
David Bustos
Si la lengua es bella es porque un maestro la lava
Entramos en puntas de pie a la humedad de la rosa.
Lo que desconocemos es que la rosa sea rosa.
La rosa que se dobla con cada lamido.
La rosa que se ensucia y enjuaga por dentro.
La conjugación de los jugos, el verbo amargo y desnudo
que cupula y unta.
Entramos en puntas de pie al poema, como pidiendo permiso
como si se tratara de un sitio sagrado, un monasterio,
un templo, qué sé yo.
Encendemos la mecha del cirio y hablamos
en voz más bien baja
para que nadie nos escuche
batiendo y clavando la lengua de esa
o esta manera.
amayrany,08.08.2010
José Lezama Lima
El pabellón del vacío
Voy con el tornillo
preguntando en la pared,
un sonido sin color
un color tapado con un manto.
Pero vacilo y momentáneamente
ciego, apenas puedo sentirme.
De pronto, recuerdo,
con las uñas voy abriendo
el tokonoma en la pared.
Necesito un pequeño vacío,
allí me voy reduciendo
para reaparecer de nuevo,
palparme y poner la frente en su lugar.
Un pequeño vacío en la pared.
Estoy en un café
multiplicador del hastío,
el insistente daiquirí
vuelve como una cara inservible
para morir, para la primavera.
Recorro con las manos
la solapa que me parece fría.
No espero a nadie
e insisto en que alguien tiene que llegar.
De pronto, con la uña
trazo un pequeño hueco en la mesa.
Ya tengo el tokonoma, el vacío,
la compañía insuperable,
la conversación en una esquina de Alejandría.
Estoy con él en una ronda
de patinadores por el Prado.
Era un niño que respiraba
todo el rocío tenaz del cielo,
ya con el vacío, como un gato
que nos rodea todo el cuerpo,
con un silencio lleno de luces.
Tener cerca de lo que nos rodea
y cerca de nuestro cuerpo,
la idea fija de que nuestra alma
y su envoltura caben
en un pequeño vacío en la pared
o en un papel de seda raspado con la uña.
Me voy reduciendo,
soy un punto que desaparece y vuelve
y quepo entero en el tokonoma.
Me hago invisible
y en el reverso recobro mi cuerpo
nadando en una playa,
rodeado de bachilleres con estandartes de nieve,
de matemáticos y de jugadores de pelota
describiendo un helado de mamey.
El vacío es más pequeño que un naipe
y puede ser grande como el cielo,
pero lo podemos hacer con nuestra uña
en el borde de una taza de café
o en el cielo que cae por nuestro hombro.
El principio se une con el tokonoma,
en el vacío se puede esconder un canguro
sin perder su saltante júbilo.
La aparición de una cueva
es misteriosa y va desenrollando su terrible.
Esconderse allí es temblar,
los cuernos de los cazadores resuenan
en el bosque congelado.
Pero el vacío es calmoso,
lo podemos atraer con un hilo
e inaugurarlo en la insignificancia.
Araño en la pared con la uña,
la cal va cayendo
como si fuese un pedazo de la concha
de la tortuga celeste.
¿La aridez en el vacío
es el primer y último camino?
Me duermo, en el tokonoma
evaporo el otro que sigue caminando.
Vientos de raíces montañosas,
arboladas fugas de montañas,
torrentes de alas en ascenso,
ríos de caídas en los valles,
temblor de castas bestias: todo
se esconde en la piel de la madrastra.
Un racimo de selvas dulces
fermenta en el borde de sus labios
cuando me nombran; su silencio
de corrientes subcutáneas, quema
el sol que tuve, el desastrado
placer de estar solo sin saberlo.
Y no fue mentira: con las uñas
de mi corazón forcé sus puertas;
desgarradas fueron sus ropas
por mi corazón; redes aviesas
de cazador, flechas herradas,
venablos mis sentidos fueron.
Y encumbrado en el gemido alegre
del vencedor, vencido estuve;
conocí su vientre, como el alba
suspendida en el espacio eterno
de los sucesivos horizontes
de las caderas simultáneas;
su espalda vi, extensión callada
cuya paz me sobresalta en sueños.
Fedra la inmensa, la que puebla
la noche de calor terrestre;
Fedra la inconocible; el núcleo
de una primavera en densas lumbres:
Fedra la invocada, la desnuda,
la vista, la olida, la violada.
Y desenmascaro y desentraño
todo cuanto cabe en un instante
–el instante en donde cabe todo–,
y llego al mar monstruoso, ciego
de quebradas rocas al galope,
de ramajes blancos de caballos
rabiosos, términos de sangre,
tumulto dichoso en que la tengo.
cromatica,17.08.2010
ibLouis Aragon (1897-1982)/b
On dira qu'un homme...
On dira qu'un homme
se doit de ne pas exposer son amour
sur la place publique.
Je répondrai qu'un homme
n'a rien de meilleur,
de plus pur, et de plus digne
d'être perpétué que son amour
/i
***
Dirá alguien que un hombre...
Dirá alguien que un hombre
no debe exponer su amor
en la plaza pública.
Yo responderé que un hombre
no tiene nada mejor,
más puro y más digno
de ser perpetuado, que su amor
Miro la espuma, su delicadeza
que es tan distinta a la de la ceniza.
Como quien mira una sonrisa, aquella
por la que da su vida y le es fatiga
y amparo, miro ahora la modesta
espuma. Es el momento bronco y bello
del uso, el roce, el acto de la entrega
creándola. El dolor encarcelado
del mar, se salva en fibra tan ligera;
bajo la quilla, frente al dique, donde
existe amor surcado, como en tierra
la flor, nace la espuma. y es en ella
donde rompe la muerte, en su madeja
donde el mar cobra ser, como en la cima
de su pasión el hombre es hombre, fuera
de otros negocios: en su leche viva.
A este pretil, brocal de la materia
que es manantial, no desembocadura,
me asomo ahora, cuando la marea
sube, y allí naufrago, allí me ahogo
muy silenciosamente, con entera
aceptación, ileso, renovado
en las espumas imperecederas.
cromatica,18.08.2010
VICENTE GALLEGO
(Valencia, 1963-)
Generación espontánea
Este día nublado invita al odio,
predispone a estar triste sin motivo,
a insistir por capricho en el dolor.
Y sin embargo el viento, y esta lluvia,
suenan hoy en mi alma de una forma
que a mí mismo me asombra, y hallo paz
en las cosas que ayer me perturbaban,
y hasta el negro del cielo me parece
un hermoso color.
Cuando no soportamos la tristeza,
a menudo nos salva una alegría
que nace de sí misma sin motivo,
y esa dicha es tan rara, y es tan pura,
como la flor que crece sobre el agua:
sin raíz ni cuidados que atenúen
nuestro limpio estupor.
cromatica,08.09.2010
iYannis Ritsos
(Grecia, 1909-1990)
bCasi un conjurador/b
A la distancia él disminuye la flama de la lámpara de aceite,
mueve las sillas
sin tocarlas. Se agota. Se quita el sombrero y
se abanica con él.
Entonces, con una expresión interior, obtiene tres cartas
de un costado de su oreja. Disuelve una estrella verde, calmada
en su dolor,
en un vaso de agua, agitándola con una cuchara de plata.
Se toma el agua y la cuchara. Se vuelve transparente.
Un pez de oro se ve nadando dentro de su pecho.
Entonces, exhausto, se recuesta en el sofá y cierra los ojos.
“Tengo un pájaro en la cabeza”, dice “No puedo sacarlo”.
Las sombras de dos grandes alas llenan la habitación.
/i
amayrany,24.10.2010
Alí Chumacero
Poema de alta flor
Y cuando el viento sea flor marchita,
y la noche no viva sino en puro recuerdo;
cuando el silencio reine
y descienda implacable sobre lunas y estrellas.
Y cuando sólo quede la ceniza
de todo aquello que fue luz, montaña y sombra;
al final de los límites vertidos en los seres;
más allá de los tiempos.
Cuando esté la esperanza destruida
y los ángeles mudos perdidos para siempre,
y el agua tan exigua que ni Dios beberá;
después de esto, después.
Cuando el rosal se halle en plena muerte,
perdidas en la nada las sendas y las flores,
y aunque el dolor y el ser no sean más que sueño,
seremos todavía.
amayrany,25.10.2010
Katherine Mansfield
Malade
El hombre del cuarto vecino
Tiene el mismo mal que yo
Cuando me despierto a la noche lo oigo darse vuelta
Y después tose
Y toso yo
Y él vuelve a toser-
Esto sigue mucho tiempo-
Hasta que siento que somos como dos gallos
Llamándose en un falso amancecer
Desde granjas distantes y escondidas.
amayrany,25.10.2010
Emily Dickinson
Morí por la Belleza, pero apenas
acomodada en la Tumba,
Uno que murió por la Verdad yacía
En un cuarto contiguo-
Me preguntó en voz baja por qué morí.
-Por la Belleza -repliqué-
-Y yo -por la Verdad- Las dos son una-
Somos Hermanos -dijo-
Y así, como Parientes, reunidos una Noche-
Hablamos de un cuarto a otro-
hasta que el Musgo alcanzó nuestros labios-
y cubrió -nuestros nombres-
amayrany,25.10.2010
Elena Kazántzeva
Me gustan los italianos —ellos son como los grusinos:
sangre caliente y vino seco.
Me gustan las naranjas italianas
y también las de otros lugares.
Me gustan los macarrones con el nombre de espaguetis
...y el Sol sureño y el sur soleado.
Sueño con hijos italianos
y un esposo italiano
y el mar alrededor…
sueño en Venecia y las góndolas
y mi yate que amarrado me espera
y mis niños que van a una escuela italiana
y mi esposo italiano que alborotado conversa, como el mar.
amayrany,25.10.2010
Acosta Escareño
La lucha con el ángel
Tomé un ángel con tus manos,
lo sujeté por el cuello,
lo sujeté por los cabellos,
lo sujeté por las alas,
lo sujeté por las orejas,
lo sujeté por la voz,
no lo solté hasta que te bendijo.
Lo solté hasta ese día
en que leerás estas palabras.
amayrany,26.10.2010
José Manuel Mendes
el tiempo,
ese refugio de agua
en que te espero.
amayrany,26.10.2010
Daniel Faria
MI PROYECTO de morir es mi oficio
Esperar es un modo de que llegues
Una manera de amarte dentro del tiempo
Desprovisto de tensión, propósito o sentido,
desperté en la tarde del último día en el calendario.
“Tengo miedo de todo, pues, evidentemente,
todo me puede hacer daño.”
¿Es esta una proposición negociable?
¿Decido tener hijos por temor a la muerte
o decido no tenerlos por temor a aclarar sus dudas sobre la muerte?
Y al fracasar, oírlos llorar, luego sentir nostalgia
por los días en que yo también ponía a prueba la templanza de mis padres.
Sospecho que la gente me cuenta sus problemas por ser yo incapaz de entenderlos.
De verdad. Es como confesarle un crimen a una tapia...
separados por un callejón de distancia,
con el sonido de una ventisca comiéndoles la mitad del rostro.
Soy incapaz de entenderlos, pero tengo la mirada triste. Mi perro
también tiene la mirada triste. Pero yo sí escucho. Soy un escucha excepcional.
Pero nada entiendo. Y cuando acaban, les digo:
“Existe la posibilidad de que todos tus males sean imaginarios,
incluidos tu consciencia y el cuerpo que la apuntala. Voy por otra cerveza.”
“... que sean dos”, me dicen,
acaso para sentirse unidos
al desliz incontenible de una fuerza mayor.
Jorge Teillier ( chileno)Lautaro, 24 de junio de 1935 - Viña del Mar, 22 de abril de 1996
Cuando todos se vayan a otros planetas
yo quedaré en la ciudad abandonada
bebiendo un último vaso de cerveza,
y luego volveré al pueblo donde siempre regreso
como el borracho a la taberna
y el niño a cabalgar
en el balancín roto.
Y en el pueblo no tendré nada que hacer,
sino echarme luciérnagas a los bolsillos
o caminar a orillas de rieles oxidados
o sentarme en el roído mostrador de un almacén
para hablar con antiguos compañeros de escuela.
Como una araña que recorre
los mismos hilos de su red
caminaré sin prisa por las calles
invadidas de malezas
mirando los palomares
que se vienen abajo,
hasta llegar a mi casa
donde me encerraré a escuchar
discos de un cantante de 1930
sin cuidarme jamás de mirar
los caminos infinitos
trazados por los cohetes en el espacio.
Melusina
Infiel como el ala de los pájaros infieles
tú siempre serás mía:
los eucaliptus sangraban,
un caballo ciego fue a agonizar entre los rieles
porque no quería ver el fin de nuestro amor
mientras se marchitaban los dedales de oro sembrados por un loco.
Tú siempre serás mía.
Infiel como el ala de los pájaros infieles.
Que el verso sea como una ganzúa
Para entrar a robar de noche
Al diccionario a la luz
De una linterna
sorda como
Tapia
Muro de los Lamentos
Lamidos
Paredes de Oído!
cae un Rocket pasa un Mirage
los ventanales quedaron temblando
Estamos en el siglo de las neuras y las siglas
y las siglas
son los nervios, son los nervios
El vigor verdadero reside en el bolsillo
es la chequera
El músculo se vende en paquetes por Correos
la ambición
no descansa la poesía
está c
ol
g
an
do
en la dirección de Bibliotecas Archivos y Museos en Artí
culos de lujo, de primera necesidad,
oh, poetas! No cantéis
a las rosas, oh, dejadlas madurar y hacedlas
mermelada de mosqueta en el poema
El Autor pide al Lector diScurpas por la molestia (Su Propinaes Misuerdo)
Lorellou,28.10.2010
Zoé Valdés
Castidad, castidad, qué de crímenes
se cometen en tu nombre.
-Jaime Gil de Biedma.
Yo nunca fui casta
regodearnos con el sexo es una hipocresía riquísima
no lo niego
pero yo nunca pude ser hipócrita yo voy al grano
directa y sin límites
sólo las sosas se las dan de interesantes
yo soy inteligente
por eso cuando quiero un hombre no lo pido con melindres
le voy p'arriba y lo asalto y me le aferro
pero por eso también he tenido poca suerte
porque ellos se cansan rápido de las puticas ladillosas.
Yo nunca fui casta
en cuanto cumplí la edad de la pubertad
cuidé mi cutis restregándome con los machos
ni un granito me salió por exceso de masturbaciones
yo a decir verdad no andaba creyendo en virginidades
yo me crié en la calle al garete
y mi sexo iba conmigo.
Yo nunca fui casta zorra sí
nadie me enseñó la malicia yo nací con ella
muy temprano empecé a latir y no masacré mi ritmo
Yo nunca fui casta ¿para qué sirve ser castos?
Si aunque sea con terror temblando de precauciones
amarnos es lo único que nos queda.
Lorellou,28.10.2010
Marianne Moore
A un caracol
Si “la comprensión es la primera gracia del estilo”,
tú la tienes. La contractilidad es una virtud
como es una virtud la modestia.
No es la adquisición de cualquier cosa
capaz de adornar.
O la cualidad incidental que se da
como concomitancia de algo bien dicho
lo que valoramos en el estilo,
sino el principio oculto:
en ausencia de pies, “un método de conclusiones”;
“un conocimiento de principios”
en el curioso fenómeno de tu cuerpo occipital.
cromatica,28.10.2010
Jorge Aulicino
La realidad increada
(de "La caída de los cuerpos)
el hombre convierte en caballo en ganso en pez espada
la sombra de su mano
las formas no son infinitas:
la casualidad está sujeta
sólo la cabeza puede naufragar
en una idea llevada hasta el fin
lo cual sería suicidio por alegría:
el hombre convertido por fin en otra cosa
semejante a nada
y en el aire a pesar de todo
un aire de feliz melancolía
cromatica,28.10.2010
CARLOS MARZAL
SERVIDUMBRE DE PASO
En nuestra sumisión nos consumamos,
en nuestra servidumbre nos crecemos,
vivimos a compás,
en la angostura de un andar errátil
que nos da la amplitud,
al comprender
la bella anomalía de este viaje.
Nómadas en esencia,
muchedumbre
que cruza en extravío
del uno al otro lado de nosotros,
polizones
en la nave del mundo,
huéspedes
al amparo de nadie,
en deuda con la vida, que está en deuda
con el secreto amor que profesamos
a todo trance siempre hacia la vida.
Apátridas por fuerza en nuestro espíritu.
A la buena de un dios en descalabro,
clandestino de mí,
pobre de qué.
señor de dónde,
en un inacabable deambular,
al arte por el arte
de estar vivo.
Un vaso de agua fresca al transeúnte,
un pedazo de pan al vagabundo,
un puñado de sal al peregrino,
que voy en trashumancia,
que voy de merodeo,
voy de paso.
amayrany,31.10.2010
Miguel Hernández
Yo no quiero más luz que tu cuerpo ante el mÃo
Yo no quiero más luz que tu cuerpo ante el mÃo:
claridad absoluta, transparencia redonda,
limpidez cuya entraña, como el fondo del rÃo,
con el tiempo se afirma, con la sangre se ahonda.
No hay más luz que tu cuerpo, no hay más sol: todo ocaso.
Yo no veo las cosas a otra luz que tu frente.
La otra luz es fantasma, nada más, de tu paso.
Tu insondable mirada nunca gira al poniente.
Claridad sin posible declinar. Suma esencia
del fulgor que ni cede ni abandona la cumbre.
Juventud. Limpidez. Claridad. Transparencia
acercando los astros más lejanos de lumbre.
Claro cuerpo moreno de calor fecundante.
Hierba negra el origen; hierba negra las sienes.
Trago negro los ojos, la mirada distante.
DÃa azul. Noche clara. Sombra clara que vienes.
Yo no quiero más luz que tu sombra dorada
donde brotan anillos de una hierba sombrÃa.
En mi sangre, fielmente por tu cuerpo abrasada,
para siempre es de noche: para siempre es el dÃa.
amayrany,31.10.2010
Miguel Hernández
Yo no quiero más luz que tu cuerpo ante el mÃo
Yo no quiero más luz que tu cuerpo ante el mÃo:
claridad absoluta, transparencia redonda.
Limpidez cuya extraña, como el fondo del rÃo,
con el tiempo se afirma, con la sangre se ahonda..
No hay más luz que tu cuerpo, no hay más sol: todo ocaso.
Yo no veo las cosas a otra luz que tu frente.
La otra luz es fantasma, nada más, de tu paso.
Tu insondable mirada nunca gira al poniente.
Claridad sin posible declinar. Suma esencia
del fulgor que ni cede ni abandona la cumbre.
Juventud. Limpidez. Claridad. Transparencia
acercando los astros más lejanos de lumbre.
Claro cuerpo moreno de calor fecundante.
Hierba negra el origen; hierba negra las sienes.
Trago negro los ojos, la mirada distante.
DÃa azul. Noche clara. Sombra clara que vienes.
Yo no quiero más luz que tu sombra dorada
donde brotan anillos de una hierba sombrÃa.
En mi sangre, fielmente por tu cuerpo abrasada,
para siempre es de noche: para siempre es de dÃa.
amayrany,02.11.2010
Elena Medel
Pez
Nuestro plato favorito requería cierta preparación. Mi abuela abría el pescado en vertical, leyendo mi futuro.
Sobre la superficie herida distribuía su relleno, con cuidado: las marcas de la muerte no deben infectarse.
Mientras, ella me hablaba. Yo aún era pequeña; había vuelto del colegio, preguntaba qué había de almorzar, relamía mis gracias y decía:
peces como los del verano. Por entonces hacía frío. Y al terminar de comer nos sentábamos juntas, veíamos la televisión juntas, respirábamos juntas cada tarde.
Vivir era costumbre de las dos,
y en verano me enfadaba al verla caminar
orilla arriba
orilla abajo:
yo me enfadaba porque temía perderla en una ola, o que se resfriase, o simplemente estar lejos de ella unos minutos.
Al volver, me sentaba en su hamaca y me ayudaba a limpiarme la arena de los pies, a buscar mis ceras en la bolsa, a despegarme la sal y las legañas.
El invierno es, ahora, amable en esta casa. Al entrar he querido encontrarte tranquila, repitiendo tus historias, sonriendo al recordar los buenos tiempos, como siempre, siguiendo las costumbres de mi infancia.
Pero ahora no estás. Las dos ya no vivimos, y el frío me agarra por la espalda y me golpea, recuerda tantas cosas que vuelvo a tener miedo,
y mis ojos
resbalan en mis manos
húmedos
como el pez del invierno.
amayrany,02.11.2010
Tania Andrea Díaz Taffo
A Matilde, la chica pájaro, le gustan los chicles de canela
La hierba está medio amarilla, la ve rápido, al pasar, al momento que deja que la puerta de la verja se golpee con fuerza y produzca ese sonido que Matilde odia. Entra de prisa, está contenta: encontrar esos sabores en el almacén de don vito -mal llamado minimarket- no es fácil.
Invade la pieza de su madre y le ofrece estirando la mano:
-Son de canela –sonríe-
Su madre no recibe, no le gustan esos sabores extraños que la chica pájaro adora.
Ella se lo pierde, piensa, sin perder la sonrisa. Y de un salto está en su pieza, tirada en la cama mirando las telarañas del techo. Piensa en cuántas hojas le quedan a su croquera, en si mañana el sol aparecerá con la misma intensidad, en que la boca de X sabe bien con ese gustito a nicotina y que él debería probar la suya con sabor a canela. Mañana, dice, en voz alta y marca su número.
amayrany,01.12.2010
Margaret Atwood
Variations on the Word Sleep
I would like to watch you sleeping,
which may not happen.
I would like to watch you,
sleeping. I would like to sleep
with you, to enter
your sleep as its smooth dark wave
slides over my head
and walk with you through that lucent
wavering forest of bluegreen leaves
with its watery sun & three moons
towards the cave where you must descend,
towards your worst fear
I would like to give you the silver
branch, the small white flower, the one
word that will protect you
from the grief at the center
of your dream, from the grief
at the center I would like to follow
you up the long stairway
again & become
the boat that would row you back
carefully, a flame
in two cupped hands
to where your body lies
beside me, and as you enter
it as easily as breathing in
I would like to be the air
that inhabits you for a moment
only. I would like to be that unnoticed
& that necessary.
amayrany,01.12.2010
Ángel González
Cumpleaños de amor
¿Cómo seré yo
cuando no sea yo?
Cuando el tiempo
haya modificado mi estructura,
y mi cuerpo sea otro,
otra mi sangre,
otros mis ojos y otros mis cabellos.
Pensaré en ti, tal vez.
Seguramente,
mis sucesivos cuerpos
—prolongándome, vivo, hacia la muerte—
se pasarán de mano en mano,
de corazón a corazón,
de carne a carne,
el elemento misterioso
que determina mi tristeza
cuando te vas,
que me impulsa a buscarte ciegamente,
que me lleva a tu lado
sin remedio:
lo que la gente llama amor, en suma.
Y los ojos
-qué importa que no sean estos ojos-
te seguirán a donde vayas, fieles.
cromatica,09.12.2010
Mantener las cosas juntas
(Mark Strand EEUU 1934)
"En el campo
soy la ausencia
de campo.
Siempre
es así.
Dondequiera que esté
soy lo que falta
Cuando camino
parto el aire
y siempre
vuelve el aire
a ocupar los espacios
donde estuvo mi cuerpo.
Todos tenemos razones
para movernos.
Yo me muevo
para mantener las cosas juntas."
Esas nubes de hilo
son nuestras sábanas tendidas en el terrado.
El aire tensa la cuerda. Las orea.
Brama el trapo en el laberinto.
Los pasos del tiempo gastan el verbo.
Censuran los labios. Disuelven la voz.
Dejan sin nombre el silencio.
La furia del viento se olvida.
Esas dunas de arena
son sábanas tendidas en nuestro desierto.
LA POESIA ES SIMPLEMENTE EXPRESAR LO INEXPLICABLE,DAR SENTIDO A UN SENTIMIENTO EXISTENTE PERO FALAZ AL MUNDO...
LA POESIA ES MI PALABRA
ES MI VIDA
LA POESIA ES TAN SOLO
LO QUE ME GUIA
ES MAS QUE MI ALMA
LA RAZON DE MI VIVIR
Que el verso sea como una llave
que abra mil puertas.
Una hoja cae; algo pasa volando;
cuanto miren los ojos creado sea,
y el alma del oyente quede temblando.
Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra;
el adjetivo, cuando no da vida, mata.
Estamos en el ciclo de los nervios.
El músculo cuelga,
como recuerdo, en los museos;
mas no por eso tenemos menos fuerza:
el vigor verdadero
reside en la cabeza.
Por qué cantáis la rosa, ¡oh poetas!
hacedla florecer en el poema.
Sólo para nosotros
viven todas las cosas bajo el sol.
A este cadáver le falta alegría.
Qué culpa tan inmensa
cuando a un cadáver le falta alegría.
Uno quiere traerle algo radiante o gustoso (yo recuerdo
su felicidad de anciana comiendo un bife tierno),
pero Dora aún no regresa del mercado.
A este cadáver le falta alegría,
¿alguna alegría aún puede entrar en su alma
que está tendida sobre sus órganos de polvo?
Qué inútiles somos
ante un cadáver que se va tan desolado.
Ya no podemos enmendar nada. ¿Alguien guarda todavía
esas diminutas manzanas de pobre
que ella confitaba y en sus manos obsequiosas
parecían venidas de un árbol espléndido?
Ya se está yendo con su anillo de viuda.
Ya se está yendo, y no le prometas nada:
le provocarás una frase sarcástica
y lapidaria que, como siempre, te dejará hecho un idiota.
Ya se está yendo con su costumbre de ir bailando
por el camino
para mecer al hijo que llevaba a la espalda.
Once hijos, Señora Coneja, y ninguno sabe qué diablos hacer
para que su cadáver tenga alegría. -
Pero cuando las imágenes brillan glamorosas desde las pantallas y brota diáfana la luz mediática…
… ¡más me gusta el texto!
Me gusta el texto, por que el texto es negro… y porqué sale chorreando de los dedos. Por que tiene sabor a memorias y sentimientos, mezclados con las obsesiones que uno lleva por dentro.
Me gusta el texto, por que el texto es bueno. Por que lo saca el trabajo de la mente. Porque inquieta cuando uno está sereno y porque despierta cuando uno se resiente.
Me gusta el texto por que sirvió para andar de lacho en esos tiempos… cuando costaba. Cuando uno miraba de lado, avergonzado y medio lento, pero hablaba fuerte en letras de tinta marcada.
Me gusta el texto por que es texto… y por que está ahí cuando en la jornada se acaba el tiempo; por que está en el descanso somnoliento y en la biblioteca querida de mi viejo.
Me gusta el texto por que me hizo llorar no se poronde, cuando me puse a leer cosas difíciles, de esas que te hacen cuestionar; cuando traté de mostrar que ya era un hombre, y todavía no sabía ni pensar.
Me gusta el texto por que me hizo daño, cuando me tocó el exilio largo hace algún tiempo, cuando pasé leyendo, me acuerdo, varios años, y no pude sacarme a Chile de adentro.
Me gusta el texto por que es un vicio, por que esta lleno de lecciones aprendidas, la vida de otros y sus sacrificios, y los mapas que necesitas para enfrentar a la vida.
Allá va la muerte me esta esperando, allá y debajo de la enramada, allá va debajo de la enramada, allá va y esperando a que yo pase, allá va pa’ pegarme una agarrada, allá va la muerte me esta esperando.
Me gusta el texto por que estoy contento, por que puse otro argumento en la pantalla, por que puedo discutir con sentimiento, de las cosas y la gente de mi patria.
Me gusta el texto por que es honesto, por que obliga a decir lo que siento, por que me calma cuando me expreso y deja registro de lo que pienso.
Me gusta el texto por que es nuestro, por que no pertenece al que lo firma ni al que lo lee, por que en él se produce el encuentro, de lo que yo veo con lo que tú ves.
Me gusta el texto por honesto, por que no oculta, por que es puro, por que no se avergüenza cuando hay que ponerse tierno y no se achicopala cuando hay que ponerse duro
Me gusta el texto al lado del café, del pan batido, de la palta cuchareá; al lado del queso, la leche tibia o los huevos revueltos, esos tan ricos que hacía mi mamá.
Me gustan textos largos el sábado en la tarde y me gustan con el desayuno el domingo en la mañana, y pa’ que no piensen mal mis editores, me gusta el texto casi toda la semana.
Allá va la muerte me esta esperando, allá y debajo de la enramada, allá va debajo de la enramada, allá va y esperando a que yo pase, allá va pa’ pegarme una agarrada, allá va la muerte me esta esperando.
Vaya un consejo en serio ahora pal’ que quiera: hay que medirse para escribir sin propasarse po’ iñor, yo por ejemplo en una tecleadita cualquiera escribo: ¡tres mil doscientos caracteres!…
A una de esas muchachas que leía el I-Ching en los ríos de Chihuahua.
Porque todo es parte, muchacha, todo es parte, tu figura, tu escritura, esa letra que los dioses escriben por ti cuando dices su callada resurrección, tus muslos, tu risa de repente, la rugosa realidad que pintó Rimbaud, ese otro relámpago con R de rey, lo ensangrentado de ti que anda en mí
arterial, el misterio.
Todo es parte, se es hombre de mujer, mujer de hombre, ventolera
de Dios: ánimula vágula blándula, mortala
de mortal, útero de la Tierra, atánatos
espérmatos se es, mariposa
y sangre para hilar el pez del que vinimos viniendo.
Respuesta a ras de arrullo virtual: entendido
descifrado e-mail hermoso
a escala de amor hermoso fechado
hoy en Monterrey, un beso, ¿dónde
queda Monterrey?
Alabado sea México
porque es esdrújulo como el Hado, por
el gran pétalo convulso
y blanco de tu cuerpo, Renata, arrebatado por
el acorde arterial
del éxtasis, los leones
de Babilonia adentro, por
lo animala trémula cuando
te quedas honda pensando pensamiento, por
los milenios que hablan fenicio, etrusco, maya en
ti, mi una única, de hipotálamo
a pie precioso, sin
Malcolm Lowry, sin
Artaud, sin Lawrence, por
ese violoncello que eres tú y
nada más, por ese río que eres donde los niños
miden el fondo de la transparencia. Alabado,
alabado
porque es esdrújulo como el Hado.
Más claro y ya por último fuera
del ahora, no
se ha vivido, se ha
llorado llanto de nacer, se ha, se habrá
más y más mar nadado
contra el oleaje
embravecido.
No hubo ver, no
se vio, todo lo más que se vio fue un aullido,
desde las galaxias, la oreja
pensó ojo, el ojo
pensó vagido: tú
-paridora- sabes cuánto cuesta.
Por anámnesis, por
desierta memoria sabes cuánto
le cuesta al corazón irse
quitando quereres, cuánto al
estanque donde suelen flotar los cisnes
negros, cuánto
a la propia soledad que ha sido, que
será, cuánta hermosura
le cuesta a la hermosura.
Porque todo es parte,
Renata, todo es parte, tu
figura, tu escritura, esa letra que los dioses
escriben por ti cuando dices su callada
resurrección, tus
muslos, tu risa de repente, la
rugosa realidad que pintó Rimbaud, ese otro
relámpago con R de rey, lo
ensangrentado de ti que anda en mí
arterial, el misterio.
Todo es parte, se es
hombre de mujer, mujer
de hombre, ventolera
de Dios: ánimula
vágula blándula, mortala
de mortal, útero
de la Tierra, atánatos
espérmatos se es, mariposa
y sangre para hilar el pez del
que vinimos viniendo.
-Sigue tú:
el Tao eres tú.
Anda, corazón,
Divièrtete esta noche.
Sí, diviértete esta noche.
Bebe tu dicha
A sorbos golosos.
¡Aprovecha tus minutos!
¡Inquieto!
¡Curioso!
¡Anda, sí,
diviértete!
Quizás mañana no seas
y esta luna nueva
que te envuelve
tampoco será.
A ver cómo es.
Estaba quieta la inquietud por una vez.
La desazón en sazón y
¡cómo se parecía el mundo a Gerarda
envuelta en sensaciones de encaje!
Las palabras chocan contra la tarde
/y no la descomponen.
La furia no me deja solo conmigo.
Habrá que recortar la sombra militar.
¡Camaradas especialistas en esperar cansancios:
apaguen el amor dudoso
que baja humilde y despacito!
¡Hasta el revés del cosmos morirá!
Go inside a stone
That would be my way.
Let somebody else become a dove
Or gnash with a tiger's tooth.
I am happy to be a stone.
From the outside the stone is a riddle:
No one knows how to answer it.
Yet within, it must be cool and quiet
Even though a cow steps on it full weight,
Even though a child throws it in a river;
The stone sinks, slow, unperturbed
To the river bottom
Where the fishes come to knock on it
And listen.
I have seen sparks fly out
When two stones are rubbed,
So perhaps it is not dark inside after all;
Perhaps there is a moon shining
From somewhere, as though behind a hill—
Just enough light to make out
The strange writings, the star-charts
On the inner walls.
qoelet,05.06.2011
"A mi madre", de Jorge Teillier
De ti guardo el amor a las casas de madera,
al olor de la harina tostada
y del pan amasado
y del fuego que crepita dulcemente en la chimenea
y de contar sólo hermosos sueños.
Comprendo que no supe comprenderte
que creí poder vivir solo.
Vuelvo a mirarte
en un campo que tú amarías
aunque aquí no llueva sobre el techo de alerce rojo
de tu casa que te quitaron.
Vuelvo a mirarte
en una ciudad tan lejana,
tan fría, tan ruidosa.
Añorando los cerezos de tu patio, el huerto del patio,
la flor de la pluma,
escribiendo tus simples poemas
sobre tu niñez sureña y cantarina
como el galope del caballo de tu padre.
Ahora te recuerdo
mucho más que cuando se te empañaban los ojos
cuando yo partía alegremente a la ciudad
esa ciudad que era tu enemiga.
Ahora te recuerdo
y quizás tu muerte
me haría menos daño
que tu exilio.
Juegas todos los días con la luz del universo.
Sutil visitadora, llegas en la flor y en el agua.
Eres más que esta blanca cabecita que aprieto
como un racimo entre mis manos cada día.
A nadie te pareces desde que yo te amo.
Déjame tenderte entre guirnaldas amarillas.
Quién escribe tu nombre con letras de humo
entre las estrellas del sur?
Ah déjame recordarte cómo eras entonces,
cuando aún no existías.
De pronto el viento aúlla y golpea mi ventana cerrada.
El cielo es una red cuajada de peces sombríos.
Aquí vienen a dar todos los vientos, todos.
Se desviste la lluvia.
Pasan huyendo los pájaros.
El viento. El viento.
Yo sólo puedo luchar contra la fuerza de los hombres.
El temporal arremolina hojas oscuras
y suelta todas las barcas que anoche amarraron al cielo.
Tú estás aquí. Ah tú no huyes.
Tú me responderás hasta el último grito.
Ovíllate a mi lado como si tuvieras miedo.
Sin embargo alguna vez corrió una sombra extraña por tus ojos.
Ahora, ahora también, pequeña, me traes madreselvas,
y tienes hasta los senos perfumados.
Mientras el viento triste galopa matando mariposas
yo te amo, y mi alegría muerde tu boca de ciruela.
Cuanto te habrá dolido acostumbrarte a mí,
a mi alma sola y salvaje, a mi nombre que todos ahuyentan.
Hemos visto arder tantas veces el lucero besándonos los ojos
y sobre nuestras cabezas destorcerse los crepúsculos en abanicos girantes.
Mis palabras llovieron sobre ti acariciándote.
Amé desde hace tiempo tu cuerpo de nácar soleado.
Hasta te creo dueña del universo.
Te traeré de las montañas flores alegres, copihues,
avellanas oscuras, y cestas silvestres de besos.
Quiero hacer contigo
lo que la primavera hace con los cerezos.
Líneas como
cabello vivo
levantado
oscurecido de noche de muerte
de mí
hacia tí.
Pescada
afuera
estoy inclinada al más allá
sedienta
por besar el fin de la lejanía.
El atardecer
arroja el trampolín
de la noche sobre el rojo
prolonga tu lengua de tierra
y pongo mi pié vacilando
sobre la cuerda que se estremece
de la muerte ya empezada.
Pero así es el amor...
¿Decir que tú estás muerta?
Tan sólo viviste una jornada
Cuánta tristeza hay en la broma del Creador
Apenas puedo articular –vivió-:
Unidad de la fecha de nacimiento
Y cuando en mi mano te deshiciste.
A mí me desconcierta restar
Una de las dos cantidades
A los confines del día
II
Después que los días para nosotros
No son nada –sólo nada-
No los atrapas
Y de pitanza para los ojos no los tendrás:
Ellos
En el fondo blanco
No tienen cuerpo, son invisibles
Los días son como tú
Exactamente ¿qué puede pesar
Disminuido diez veces
Uno de estos días?
III
¿Afirmar de lleno que no existes?
¿Pero qué es mi mano
Algo tan similar a ti?
¿Y el color? Que no es fruto del ser
¿De quién es este soplo
Que así se unta en la pintura?
Dudo que yo
Balbuceando un nudo de palabras
Ajenas al color
Pudiera delinear esta palestra
IV
En tus alitas hay
Pupilas, pestañas, ninfas o aves.
¿Fragmentos de qué rostros es este retrato volador?
Dime de qué partes y pizcas tu casualidad
Aparece una naturaleza muerta:
De qué cosas, quizás frutos,
Incluso el trofeo
Extendido de la pesca
V
Es probable que seas un paisaje,
Si tomas la lupa
Encuentro al grupo de ninfas,
Al embrujo, a la playa
¿Es tan claro all como en el día
O tan abatido como la noche?
¿Qué estrella se encendió en la bóveda
celeste?
¿De quién son estas figuras?
¿Dime
De qué naturaleza
Todo el paraje se hizo?
VI
Pienso: tú eres
Esto y lo otro
Tienes rasgos de astro, rostro, objeto
¿Quién fue el orfebre
Que sin arrugar el ceño
Engarzó en miniatura
Los rasgos de este mundo?
Que enloquece.
¿Quién nos tomó entre sus pinzas:
Donde tú eres el pensamiento sobre la cosa
Y nosotros la cosa misma?
VII
Dime
Para qué este arabesco
Te fue dado sólo un día
En el confín de los lagos
¿A quién esta amalgama
Reservará espacio de antemano?
Quitándole la posibilidad
El corto tiempo
De caer en la red
Estremecerte en la palma de la mano
Y en el instante de la persecución
Deslumbrar a la pupila
VIII
Tú no me respondes
Y no es por timidez
Y no es por algún mal
Y no es por estar muerta.
Pues a cada criatura
-Viva o muerta-
En señal de parentesco
Se donó una voz:
Para el entendimiento, el canto,
La prolongación de un instante
Un día
IX
Estás privada del empeño
Pero hablando con rigor: es mejor así
Para qué tener deudas con el cielo
En qué recuento no te aflige
Si tu siglo y tu peso son dignos del silencio
El sonido también pesa
Pero tú eres más incorpórea
Y más insonora
Que el tiempo.
X
No alcanzaste a vivir
Hasta sentir el miedo.
Más fácil que el polvo te ensortijas
Sobre el tiesto
Estás fuera de lo transcurrido
Del pasado del porvenir con sus ahogos
Parecidos a la Cárcel.
Por eso cuando vuelas hacia el prado
Soñando libar
El mismo aire –de pronto-
Toma forma.
XI
Así la pluma se desliza
En la suave blancura del abismo del cuaderno
Sin conocer el destino de su línea
(Donde el saber y la herejía se enredaron)
En sus dedos
Se bate el habla
Muda por completo:
No quita el polvo acumulado de la flor
Más sí el peso de los hombros.
XII
Esta belleza
Y su fecha tan pequeña
Uniéndose a esta conjetura
Tuerce la boca
Sin decir-claro-
Que en realidad
el mundo fue fundado sin objeto
Y si lo tiene
No somos nosotros.
Amigo entomólogo:
Para la luz no hay agujas
Y no las hay para las sombras
XIII
¿El Adiós
Es la forma de los días?
Hay quien con sus razones
Quiere cortar el limo del olvido
Pero mira
La culpa de esto es que a su espalda
No carga días de mutuas sábanas
Ni espesos sueños
Ni pasado
¡Pero mira el nubarrón de tus hermanas!
XIV
Tú eres mejor que la Nada
Más verdadera, más cercana
Más visible.
En el fondo eres su familia:
En tu vuelo alcanzó la encarnación
Y por ello
En el tumulto cotidiano
Eres digna de la mirada
Como ligera barrera
Entre Ella y yo.
cromatica,14.10.2011
Octavio Paz
A través
Doblo la página del día,
escribo lo que me dicta
el movimiento de tus pestañas.
*
Mis manos
abren las cortinas de tu ser
te visten con otra desnudez
descubren los cuerpos de tu cuerpo
Mis manos
inventan otro cuerpo a tu cuerpo.
*
Entro en ti,
veracidad de la tiniebla.
Quiero las evidencias de lo oscuro,
beber el vino negro:
toma mis ojos y reviéntalos.
*
Una gota de noche
sobre la punta de tus senos:
enigmas del clavel.
*
Al cerrar los ojos
los abro dentro de tus ojos.
*
En su lecho granate
siempre está despierta
y húmeda tu lengua.
*
Hay fuentes
en el jardín de tus arterias.
*
Con una máscara de sangre
atravieso tu pensamiento en blanco:
desmemoria me guía
hacia el reverso de la vida.
cromatica,17.11.2011
Wislawa Szymborska*
Polonia, 1923
Asombro
¿Por qué demasiado una persona?
¿Esta y no otra? ¿Y qué hago yo aquí?
¿Un día que es martes? ¿En casa y no en un nido?
¿En piel y no en una cáscara? ¿Con un rostro y no una hoja?
¿Por qué sólo una vez personalmente?
¿Precisamente en la tierra? ¿Junto a la pequeña estrella?
¿Después de tantas eras de ausencia?
Traducción de Elzbieta Bortkiewicz.
Hiperión, 1997
*
"En mi poesía busco ese efecto que en pintura se llama claroscuro – explicaba Wislawa Szymborska en 1975-. Quisiera que en mis poemas se encontraran e incluso se fundieran cosas magníficas y triviales, tristes y cómicas."
Señor,
usted no lo sabe
y sin embargo sus arrugas,
tersándome la mañana,
me han obligado a iniciar una huelga de novios
desde que lo conozco.
Y hoy
-mientras los dos nos mirábamos de reojo,
en un extremo de la barra-
mi guedeja más anarquista
ha optado definitivamente por afiliarse a sus ojos.
Después de cada guerra
alguien tiene que limpiar.
No se van a ordenar solas las cosas,
digo yo.
Alguien debe echar los escombros
a la cuneta
para que puedan pasar
los carros llenos de cadáveres.
Alguien debe meterse
entre el barro, las cenizas,
los muelles de los sofás,
las astillas de cristal
y los trapos sangrientos.
Alguien tiene que arrastrar una viga
para apuntalar un muro,
alguien poner un vidrio en la ventana
y la puerta en sus goznes.
Eso de fotogénico tiene poco
y requiere años.
Todas las cámaras se han ido ya
a otra guerra.
A reconstruir puentes
y estaciones de nuevo.
Las mangas quedarán hechas jirones
de tanto arremangarse.
Alguien con la escoba en las manos
recordará todavía cómo fue.
Alguien escuchará
asintiendo con la cabeza en su sitio.
Pero a su alrededor
empezará a haber algunos
a quienes les aburra.
Todavía habrá quien a veces
encuentre entre hierbajos
argumentos mordidos por la herrumbre,
y los lleve al montón de la basura.
Aquellos que sabían
de qué iba aquí la cosa
tendrán que dejar su lugar
a los que saben poco.
Y menos que poco.
E incluso prácticamente nada.
En la hierba que cubra
causas y consecuencias
seguro que habrá alguien tumbado,
con una espiga entre los dientes,
mirando las nubes.
"Cuando escribo siempre tengo la sensación de que alguien está detrás de mí haciendo muecas. Por eso huyo, todo lo que puedo, de las grandes palabras"
Wislawa Szymborska
Epitafio
Aquí yace como la coma anticuada,
la autora de algunos versos. Descanso eterno
tuvo a bien darle la tierra, a pesar de que la muerta
con los grupos literarios no se hablaba.
Aunque tampoco en su tumba encontró nada
mejor que una lechuza, jacintos y este treno.
Transeúnte, quita a tu electrónico cerebro la cubierta
y piensa un poco en el destino de Wisława.
cromatica,02.02.2012
MagnÃficas selecciones, Callic0re.
cromatica,19.07.2012
Has visto
verdaderamente has visto
la nieve los astros los pasos afelpados de la brisa
Has tocado
de verdad has tocado
el plato el pan la cara de esa mujer que tanto amàs
Has vivido
como un golpe en la frente
el instante el jadeo la caìda la fuga
Has sabido
con cada poro de la piel sabido
que tus ojos tus manos tu sexo tu blando corazòn
habìa que tirarlos
habìa que llorarlos
habìa que inventarlos otra vez.
(Julio Cortázar)
cromatica,20.07.2012
Mujer Gata
(gioconda belli)
Te quiero como gata boca arriba,
panza arriba te quiero,
maullando a través de tu mirada,
de este amor-jaula
violento,
lleno de zarpazos
como una noche de luna
y dos gatos enamorados
discutiendo su amor en los tejados,
amándose a gritos y llantos,
a maldiciones, lagrimas y sonrisas
(de esas que hacen temblar el cuerpo de alegría)
Te quiero como gata panza arriba
y me defiendo de huir,
de dejar esta pelea
de callejones y noches sin hablarnos,
este amor que me marea,
que me llena de polen,
de fertilidad
y me anda en el día por la espalda
haciéndome cosquillas.
No me voy, no quiero irme, dejarte,
te busco agazapada
ronroneando,
te busco saliendo detrás del sofá,
brincando sobre tu cama,
pasándote la cola por los ojos,
te busco desperezándome en la alfombra.
Te quiero como gata agradecida,
gorda de estar mimada,
te quiero como gata flaca
perseguida y llorona,
te quiero como gata, mi amor,
como gata,
como mujer,
te quiero.
cromatica,20.07.2012
Yo soy tu indómita gacela
(gioconda belli)
Yo soy tu indómita gacela,
el trueno que rompe la luz sobre tu pecho
Yo soy el viento desatado en la montaña
y el fulgor concentrado del fuego del ocote.
Yo caliento tus noches,
encendiendo volcanes en mis manos,
mojándote los ojos con el humo de mis cráteres.
Yo he llegado hasta vos vestida de lluvia y de recuerdo,
riendo la risa inmutable de los años.
Yo soy el inexplorado camino,
la claridad que rompe la tiniebla.
Yo pongo estrellas entre tu piel y la mía
y te recorro entero,
sendero tras sendero,
descalzando mi amor,
desnudando mi miedo.
Yo soy un nombre que canta y te enamora
desde el otro lado de la luna,
soy la prolongación de tu sonrisa y tu cuerpo.
Yo soy algo que crece,
algo que ríe y llora.
Yo,
la que te quiere.
cromatica,11.08.2012
Idea Vilariño
(Montevideo, 1920- Montevideo, 2009)
El mar no es más que un pozo de agua oscura...
El mar no es más que un pozo de agua oscura,
los astros sólo son barro que brilla,
el amor, sueño, glándulas, locura,
la noche no es azul, es amarilla.
Los astros sólo son barro que brilla,
el mar no es más que un pozo de agua amarga,
la noche no es azul, es amarilla,
la noche no es profunda, es fría y larga.
El mar no es más que un pozo de agua amarga,
a pesar de los versos de los hombres,
el mar no es más que un pozo de agua oscura.
La noche no es profunda, es fría y larga;
a pesar de los versos de los hombres,
el amor, sueño, glándulas, locura.
Soy Judas, el traidor,
y te di más que todos,
yo te di más que amor.
Para ellos la merced del heroísmo
y la docilidad de serte fieles,
porque ellos no afrontaron tu mirada
allá en Getsemaní.
Ojalá me hubieras dicho: "te comprendo,
lo estás haciendo bien. Animo, Judas".
Ellos navegaban en barcas
que el prodigio salvaba de mareas tenaces,
yo me hundí hasta tocar fondo en los abismos
de este mar de ser hombre y acordarse.
Todos vieron los clavos y lloraron,
yo te inmolé para que amanecieras.
Convocaron a tantos para el drama,
Caifás, Anás, Herodes y Pilatos,
por qué también a mí. Yo te quería.
Por qué habrán acuñado las monedas.
por qué las profecías.
por qué el árbol aciago
como un ojo hechicero reclamándome
desde la sangre intacta de la Biblia
Soy Judas, el traidor,
el que mejor cumplió con su destino.
El que entregó al que amaba. Por amarlo.
Viendo a la gente andar, ponerse el traje,
el sombrero, la piel y la sonrisa,
comer sobre los platos dulcemente,
afanarse, correr, sufrir, dolerse,
todo por un poquito de paz y de alegría,
viendo a la gente, digo, no hay derecho
a castigarle el hueso y la esperanza,
a ensuciarle los cantos, a oscurecerle el día,
viendo, si,
cómo la gente llora en los rincones
más oscuros del alma, y sin embargo
sabe reír y sabe andar derecho,
viendo a la gente, bueno, viéndola
tener hijos y esperar y siempre
creer que van a mejorar las cosas
y viéndola pelear por sus riñones,
digo gente,
que hermoso andar contigo
a descubrir la fuente de lo nuevo,
a arrancar la felicidad,
a traer el futuro sobre el lomo, hablar
familiarmente con el tiempo y saber
que acabaremos y de una buena vez por ser dichosos,
que hermoso, digo, gente, qué misterio
vivir tan castigado
y cantar y reír,
¡qué asunto raro !
cromatica,31.08.2012
Como los lobos en una estación seca
Invierno
Como lobos en una estación seca
Germinamos por todas partes
Amando la lluvia,
Adorando el otoño.
Un día incluso pensamos en mandar
Una carta de agradecimiento al cielo
Y en lugar de un sello
Pegarle
Una hoja de otoño.
Creíamos que las montañas se desvanecerían,
Los mares se desvanecerían,
Las civilizaciones se desvanecerían
Pero permanecería el amor.
De pronto nos separamos:
A ella le gustan los grandes sofás
Y a mí me gustan los grandes barcos,
A ella le gusta susurrar y suspirar en los cafés
Y a mí me gusta saltar y gritar en las calles.
A pesar de todo
Mis brazos se abren al universo
Esperándola.
Muhammad Al Magut (Salamiya, 1934-Damasco, 2006) de La alegría no es mi profesión, 1970
Traducido del árabe por María Luisa Prieto,
cromatica,14.09.2012
El Tigre
Por Salvador Elizondo
i
A M.
Tyger, Tyger, burning bright
In the forests of the night.../i
-¿Te acuerdas de richter?, dijo
mientras tenía la rosa por el talle.
Después las campanadas del reloj lo turbaron
y se quedó en la noche
fotográficamente eternizado
mientras el viejo tigre acechaba en el quicio de la puerta.
Los que cruzan la calle a través de la niebla,
los que cuentan las horas en las plazas desiertas,
los que van al concierto,
los que dicen el nombre de la Virgen María,
los que se quedan quietos
viendo viajar la sombra a lo largo del muro,
los que evocan a Richter,
saben que el río es más lento y más ficticio
que la quietud del tigre contra el quicio.
Él estaba sentado en el borde inseguro
recordando una a una
las fases de la luna
hasta que el viejo tigre le dio la dentellada
-oyó crujir las ramas dela selva-;
y se cayó de bruces en la noche estrellada.
cromatica,21.09.2012
Jaime Sabines
(México)
i
Adán y Eva
1
Estábamos en el paraíso. En el paraíso no ocurre nunca nada. No nos conocíamos. Eva, levántate. -Tengo amor, sueño, hambre. ¿Amaneció? -Es de día, pero aún hay estrellas. El sol viene de lejos hacia nosotros y empiezan a galopar los árboles. Escucha. -Yo quiero morder tu quijada. Ven. Estoy desnuda, macerada, y huelo a ti. Adán fue hacia ella y la tomó. Y parecía que los dos se habían metido en un río muy ancho, y que jugaban con el agua hasta el cuello, y reían, mientras pequeños peces equivocados les mordían las piernas.
2
-¿Has visto cómo crecen las plantas? Al lugar en que cae la semilla acude el agua: es el agua la que germina, sube al sol. Por el tronco, por las ramas, el agua asciende al aire, como cuando te quedas viendo el cielo de¡ medio- día y tus ¿Ojos empiezan a evaporarse. Las plantas crecen de un día a otro. Es la tierra la que crece; se hace blanda, verde, flexible. El terrón enmohecido, la costra de los vicios árboles, se desprende, regresa. ¿Lo has visto? Las plantas caminan en el tiempo, no de un lugar a otro: de una hora a otra hora. Esto puedes sentirlo cuando te extiendes sobre la tierra, boca arriba, y tu pelo penetra como un manojo de raíces, y toda tú eres un tronco caído. -Yo quiero sembrar una semilla en el río, a ver si crece un árbol flotante para treparme a jugar. En su follaje se enredarían los peces, y sería un árbol de agua que iría a todas partes sin caerse nunca.
3
La noche que fue ayer fue de la magia. En la noche hay tambores, y los animales duermen con el olfato abierto como un ojo. No hay nadie en el, aire. Las hojas y las plumas se reúnen en las ramas, en el suelo, y alguien las mueve a veces, y callan. Trapos negros, voces negras, espesos y negros silencios, flotan, se arrastran, y la tierra se pone su rostro negro y hace gestos a las estrellas. Cuando pasa el miedo junto a ellos, los corazones golpean fuerte, fuerte, y los ojos advierten que las cosas se mueven eternamente en su mismo lugar. Nadie puede dar un paso en la noche. El que entra con los ojos abiertos en la espesura de la noche, se pierde, es asaltado por la sombra, y nunca se sabrá nada de él, como de aquellos que el mar ha recogido. -Eva, le dijo Adán, despacio, no nos separemos.
4
-Ayer estuve observando a los animales y me puse a pensar en ti. Las hembras son más tersas, más suaves y más dañinas. Antes de entregarse maltratan al macho, o huyen, se defienden ¿Por qué? Te he visto a ti también, como las palomas, enardeciéndote cuando yo estoy tranquilo. ¿Es que tu sangre y la mía se encienden a diferentes horas? Ahora que estás dormida debías responderme. Tu respiración es tranquila y tienes el rostro desatado y los labios abiertos. Podrías decirlo todo sin aflicción, sin risas. ¿Es que somos distintos? ¿No te hicieron, pues, de mi costado, no me dueles? Cuando estoy en ti, cuando me hago pequeño y me abrazas y me envuelves y te cierras como la flor con el insecto, sé algo, sabemos algo. La hembra es siempre más grande, de algún modo. Nosotros nos salvamos de la muerte. ¿Por qué? Todas las noches nos salvamos. Quedamos juntos, en nuestros brazos, y yo empiezo a crecer como el día. Algo he de andar buscando en ti, algo mío que tú eres y que no has de darme nunca.
¿Quién los ve andar por la ciudad
si todos están ciegos ?
Ellos se toman de la mano: algo habla
entre sus dedos, lenguas dulces
lamen la húmeda palma, corren por las falanges,
y arriba está la noche llena de ojos.
Son los amantes, su isla flota a la deriva
hacia muertes de césped, hacia puertos
que se abren entre sábanas.
Todo se desordena a través de ellos,
todo encuentra su cifra escamoteada;
pero ellos ni siquiera saben
que mientras ruedan en su amarga arena
hay una pausa en la obra de la nada,
el tigre es un jardín que juega.
Amanece en los carros de basura,
empiezan a salir los ciegos,
el ministerio abre sus puertas.
Los amantes rendidos se miran y se tocan
una vez más antes de oler el día.
Ya están vestidos, ya se van por la calle.
Y es sólo entonces
cuando están muertos, cuando están vestidos,
que la ciudad los recupera hipócrita
y les impone los deberes cotidianos. /i
Por tí y para tí, parte de mí,.... para tí, quien me llamas Addy, de quien aprendí el valor de la palabra...
Por las palabras, vivas, y los dolores, muertos, un recuerdo de nuestros desafíos de poemas....
Dylan Thomas
Este pan que yo parto fue alguna vez avena...
i
Este pan que yo parto fue alguna vez avena,
este vino en un árbol extranjero
se zambulló en su fruta;
durante el día el hombre y por la noche el viento
segaron las cosechas, rompieron el gozo de la uva.
Alguna vez, en este vino, la sangre del verano
golpeteaba en la carne que vestía la viña,
un día en este pan
la avena al viento era alegría,
el hombre rompió el sol, abatió el viento.
Esta carne que partes, esta sangre a la que dejas
sembrar desolación entre las venas
fueron avena y uva
nacieron de la raíz sensual y de la savia;
mi vino que te bebes, el pan que me arrebatas.
Existe en el campo una ciencia que no sé
leer, cuando la lluvia empieza a caer
con la monotonía de la tarde y su ruido
interrumpe el silencio que crece sobre
el césped, cuando los pájaros no
cantan. Deshojo sus páginas,
entre el sendero y el cañaveral
que esconde la ribera casi seca; y
una lógica de ecuaciones otoñales
me roba la luz que entreabría un
deseo de verano, como si la noche
hubiera llegado para quedarse. Pero cuando
cierro el libro y me olvido de que
las cosas nacen de esa antigua ciencia,
el árbol vuelve a abrir sus ramas
para acogerme, y cosecho el fruto
del pasado para sentir en la boca,
de nuevo, la esencia de la vida.
Hay una leve luz caída
entre las hojas de la tarde.
Dame
tu mano y cruza
de puntillas conmigo
para nunca pisarla,
para no arder tan tenue
en sus dormidas brasas
y consumirte lenta
en el perfil del aire.
Amayrany... mi niña!.... cuántos soles! cuántas lunas! cuántas escaleras entre el suelo, el cielo y viceversas pueden versar sobre nosotras (tuyyo)!... en cuántas páginas le hablas a mis ojos con palabras de otros que se vuelven mis palabras!... te encuentro en la poesía porque estás hecha de ese aire demencial incorregible de quienes consumen chocolatinas sin pensar que las manos sepan hacer otra cosa que sostener papelitos dorados y de colores!... mi niña mía, que sometes al juicio de la poesía las pequeñas vidas de las hormigas camaleónicas y el cansancio reprimido de las flores que no saben cuándo empieza y termina la primavera, porque todo el orden se ha subvertido!... por eso las flores sólo saben quienes son cuando las miras...
con tus ojos de incendio matutino y con tus labios susurrando mi nombre entre las multitudes de palabras con pies de barro....
Gracias, pequeña mía, por recordarme cuánto puede uno volver a creer en el sencillo milagro de cerrar los ojos para quedarse (eternizadamente) dentro de unos versos azarosos y posibles.
Volví al tiempo poema en que vivimos sin saberlo y recorde a Sylvia....
de ella, te dejo un poema, para cuando vuelvas a encontrar en tu lado del mundo un trozo de mí para nombrarte.
i
Espejo
(Sylvia Plath)
Soy plateado y exacto. No tengo preconceptos.
Cuanto veo, lo trago inmediatamente
Tal cual es, sin empañar por amor o desagrado.
No soy cruel, sólo veraz:
Ojo de un pequeño dios, cuadrangular.
Casi todo el tiempo medito en la pared de enfrente.
Es rosada, con lunares. La he mirado tanto tiempo
Que creo que es parte de mi corazón. Pero fluctúa.
Las caras y la oscuridad nos separan una y otra vez.
Ahora soy un lago. Una mujer se inclina sobre mí,
Buscando en mi extensión lo que ella es en realidad.
Luego se vuelve hacia esas mentirosas, las bujías o la luna.
Veo su espalda y la reflejo fielmente.
Me recompensa con lágrimas y agitando las manos.
Soy importante para ella. Que viene y se va.
Todas las mañanas su cara reemplaza la oscuridad.
En mí ella ahogó a una muchachita y en mí una vieja
Se alza hacia ella día tras día, como un pez feroz.
/i
casi una oración el tañido de las campanas
descompone el latido de estas palomas:
¿será del presagio esta lengua
extranjera de mí,
más frágil que el Roble
será del valle este árbol
sin nombre, sin sombra
para ti descrito?
-Árbol del No-
Árbol de otras partituras
cuando caen los copos
encima de tus manos
que a mi boca silencian.
No hay más nieve, ni más otoño
que el duro invierno:
Quebranto del follaje en el poema
traduce mejor el gaélico
este sonido perdurable del bronce/ remueve
en el fondo
las raíces ya no del árbol de Fergus
sino éstas del ahuehuete insomne
que sueño a veces como a un árbol en vuelo
Nadie dice
quién es realmente el dueño de la noche
no quieren decirlo porque saben
una mujer avanza por las calles cuando está oscuro
Reina Mab decía Mercucio
y Mercucio terminó muerto por un pálido Romeo.
Jinetes
que devoran corazones de poeta
y en algún lugar de este planeta los dientes del Amazonas caen
tan desesperadamente cierto
como real es la ilusión del sacerdote.
Fantasmas que corren
discuten
quien irá adentro, quién irá afuera, quién en el medio
mientras
los dientes del Amazonas caen.
Mis axilas tienen pelo
mis axilas tienen pelo
mi cerebro por momentos es una jauría
no creo que se trate de sonreír a multitudes
agasajar a desconocidos con modos de chica solar y leonina
me importa un carajo si sos importante
(en un mundo donde lo importante es ser otro)
no voy a ser feliz cuando publique un libro
me reciba de algo
tenga mi propia casa
salga en la televisión
hacer esas cosas que son el nirvana de la modernidad
yo no salí de la costilla de nadie
no amo porque esté de moda
y a veces odio tanto
que me siento morir
y quise morir
y quise matar
y aún hoy
quiero morir quiero matar quiero huir quiero enfrentar
quiero expandir
y completarme
ir siendo
(simplemente)
la que voy siendo
en Gaza la guerra muerde
me di cuenta que tengo canas...
Masturbando el horizonte
Amputación belleza sonora
el corazón llora belleza sucia
llora ballenas que se disecan en tu cuerpo prostituido por el poema.
Baudelaire amputa mis pies.
Baudelaire muerde el pétalo no podrido.
Putrefacción sombra que ladra flores de nieve.
Arden mis costillas la liebre muere en el orgasmo.
Tu cuerpo prostituye la historia de mis glóbulos muertos.
Glóbulos muertos [poemas esnifados por el cemento].
Baudelaire me lava el pelo.
Un gusano se retuerce por la calor de mis muertos.
Baudelaire me dice
que el espejo es la enfermedad de la noche.
Blanco frío láudano
el verbo entre cuerpos devorándose
la fornicación de los huesos pálidos de fuego
o la fornicación de las noches que buscan sus cadáveres
en el poema.
El poema se hizo verbo respirando la muerte.
La belleza se hizo carne amputada
víscera o llanto
célula o mar.
Mar de litio. Me quema el pelo. La orina es negra.
Me lleva a un cubo de basura las mariposas han orinado
sobre lo que sería mi tumba.
La nieve arde. Me diseco en la caída
en el borde de la llama o del sol que amanece en mis pulmones.
Baudelaire supo anestesiarme.
Los pájaros han defecado sobre el frío de una sala de operaciones.
La niña ha ladrado como la pequeña Sylvia.
Caen venas en las venas.
Escupo el mar viscoso de la soledad.
El mar se enferma.
En mi boca suena una ambulancia de abejas.
Miel agria. Se deshidrata la arteria de la luz.
El silencio es un feto limpio en mis dientes.
Ya no vomito. Hay gasas humedecidas por mi sangre blanca.
Las escamas del aire me congelan. El espejo ladra.
El yo se come a mi amante.
Baudelaire huye.
Pies en el vaso vacío. Temblor que arde o cuchillo. Pájaro o la inmortal.
Amantes o gusanos. Yo o. Muerte o.
Mi boca ha eyaculado pájaros que ladran versos masturbando el horizonte.
Publicado por Patricia Úbeda.
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