|
aris_pg,20.05.2007
|
Acabo de leer mi primer libro de Saramago: Ensayo sobre la ceguera. Dejando a parte el ampliamente manido tema del estilo sin puntos, sin diálogos, etc, tengo una duda sobre el uso de los verbos que hace en esta obra. Mezcla presente y pasado en ciertos fragmentos del relato, cosa que a mi me suena raro. Pongo un ejemplo:
"Por la puerta del zaguán que da a la cerca exterior entra una difusa claridad que va creciendo poco a poco, los cuerpos que están en el suelo, muertos dos de ellos, los otr5os aún vivos, van lentamente ganando volumen, dibujo, rasgos, facciones, todo el pero de un horror sin nombre, entonces la mujes del médico comprendió que no tenía ningún sentido...".
Como veis, entra...comprendió.
¿Alguien puede ayudarme con este tema? ¿Veis un cambio de tiempo como yo o no es así? ¿Es alguna licencia utilizada por Saramago?
¿Qué opinais? | |
mandrugo,20.05.2007
|
Eso de la mujes del médico, me parece raro.
Respecto a los tiempos no me di cuenta de nada. La imagen de la situación resulta clara e inquietante, como esa difusa claridad que, al ir llegando la ceguera, tal vez, recorre el camino inverso.
Es un asunto de lectura, no en este caso en particular, sino incluso frente a errores de sintáxis o experimentos verbales, linguísticos etcétera, es el cerebro del lector que ordena lo que haya que ordenar, o bien ante un quiebre de las reglas, pero que llevan a universos literarios nuevos e inéditos, es la capacidad de asombro que nos ayuda a encontrar ventanas por donde observar el nuevo panorama. Cosas así. | |
ninive,20.05.2007
|
La mezcla de tiempos verbales requiere gran dominio de la escritura. Por eso te asombras. A un escritor novel sele aconsejará respetar el tiempo verbal elegido para la narración. El pasaje del pasado al presente o viceversa da cierto movimiento y visualiza más de lo que haría un preciso orden de tiempo.
Se puede decir por ejemplo. "Juan corrió hacia la casa y al abrir la puerta ve a la gata .....
Infinidad de ejemlpos podría darte. Muchas veces el presente dentro de un pasado nos da una escena como en el caso de Saramago que citas y a veces puede dar una idea de movimiento.
Juan corrió a la casa y al llegar se detiene busca, en todos los bolsillos abre la cartera,... la llave no está.Llamó por teléfono a su esposa..... | |
AnitaSol,20.05.2007
|
Saramago maneja los tiempos increiblemente. Comparto con Ninive la idea de movimiento que quiere dar al hacer interactuar el presente y el pasado, y comparto también que requiere un gran dominio del arte de escribir.
Desestructuró la novela, la resignificó, apartándose de las formas, pero obsequiando calidad. Lo disfruto mucho. | |
salambo,20.05.2007
|
Me parece que se trata de un presente de narracion para que se indentifique el lector con el personaje. | |
salambo,20.05.2007
|
Además tienes el adverbio " entonces" que suena como "de golpe" o "de repente" que permite volver al tiempo del texto y de la narración.
(cambié de teclado para tener los acentos, así mejor la narración con su acento sino parece que no está narrando nada) | |
conchitasv,20.05.2007
|
La solución es dejar de leer a Saramago, un payaso con prosa de administrativo. | |
mandrugo,20.05.2007
|
Qué juicio, conchitasv! No te parece algo ideológico? | |
clepsidra,20.05.2007
|
En realidad hay que tener en cuanta el significado de los verbos: 'un presente' no denota siempre el tiempo cronologico presente; hay casos que remite a un futuro, presente historico o pasado.
En este caso
Saramago utiliza un presente historico porque quiere contar un suceso pasado actualizandolo para la mente del lector. Ej.:' César llega y habla a sus alumnos'. En este caso, quien cuenta se refiere a una clase que ya acabó.
Todos utilizamos el presente histórico sin darnos cuenta. | |
guy,21.05.2007
|
Aun sin haber leído a Saramago me sumo al ejemplo de clepsidra. Creo que los modelos hay que buscarlos en el diálogo “original”. La mezcla de tiempos no es una ciencia, es el resultado del expresar cotidiano y el texto citado puede escucharse en cualquier momento por cualquiera. Si leemos una biografía nos encontramos con que fulano nació en tal año y murió en tal otro y que en 1976 “publica” su primera obra y en 1980 se “casa” con fulanita. Aquí nadie dice que “mañana iré a la oficina y hablaremos”, se dice “mañana voy y hablamos”. Casualmente hace poco me detuve en el último texto de mandrugo por este tema y lo atribuí a esa manera coloquial de expresarse. Creo entonces en un lenguaje neutro y en otro charlado. El primero es cuando el escritor se dedica a contar prácticamente sin su (propia) presencia, como el director de una película; por ejemplo cuentos como “A la deriva” de Quiroga, donde el autor no está; o “Una rosa para Emilia” o infinidad de textos “clásicos” de los que menciono éstos porque han estado por aquí. Otros tienen un mayor protagonismo del autor, sea por estar en primera persona, sea por una cuestión de estética como el de mandrugo y entonces es que el autor se está dirigiendo al lector de otro modo, más personal (digamos), como por ejemplo Macedonio Fernández. Básicamente el autor es un personaje de la historia como cuando uno se sienta a contar algo que pasó a un amigo: “Me contó el Pipi que el mes pasado fue a una fiesta, cuando llegó aparece una mina que le dice, loco, a vos te conozco…” y a partir de aquí al carajo con el tiempo. | |
JESCALANTE,21.05.2007
|
Es que no es lo mismo escribir un cuento sobre un
diàlogo ficticio entre Borges y Bioy Casares que
otro sobre una plàtica entre Nicolasìn y Nicolasòn. | |
Madrobyo,21.05.2007
|
El ensayo sobre la Ceguera, leáse La peste de Albert Camus. | |
guy,21.05.2007
|
Borges era un viejo tramposo que se cagaba de risa del lector mientras éste se creía en una dimensión desconocida: un “mentiroso” con licencia. A mí esos personajes asexuados intelectuales no me gustan, no me fío de la gente que no coje… por otra parte no veo, jescalante, la diferencia; es como decir que no es lo mismo no pescar un pez payaso que no pescar un pez espada. | |
quilapan,21.05.2007
|
Ya que están hablando de presencia o ausencia del narrador, etc, los convido a leer este trozo donde el autor se desdobla para entrar a su propia casa a robarla y de paso asesinarse:
'No corría aún un minuto, cuando un deseo me cogió: abrir mi puerta con otra llave, entrar en puntillas en el más absoluto silencio, aguardar largo rato tras cada paso, temblar con el ruido de las ratas y robar, robar cuanto pudiera en mi propia casa.
Así lo hice.
De un armario saqué un gran trapo negro para ir echando los objetos robados. Tengo en mi escritorio la calavera de Sarah Bernhardt: me la robé. En el hall tengo un cuadro de Luis Vargas Rosas, me lo robé. En el comedor tengo dos viejos saleros de oro, me los robé. Y en todos los rincones de la casa tengo las obras completas de don Diego Barros Arana, me las robé.
Así llegué a mi dormitorio.
A esa hora y ese día —si Desiderio Longotoma no me hubiese hablado del unicornio— debería yo estar en cama durmiendo. A esa hora y ese día, si un ratero hubiese entrado a mi habitación, después de desvalijar media casa, debería yo despertar y, alzándome bruscamente de entre las sábanas, gritar: "¿Quién vive?". Así es que desperté y grité.
Si saqueando alguna vez el dormitorio de un ciudadano honesto oyese yo en la noche su voz de alarma, debería agazaparme tras un ropero y esperar ansioso, corriendo la mano hacia un arma, en este caso, hacia las largas tijeras que allá en los confines de la Etiopía me sirvieron para cortar el fruto del árbol de la quietud. Así es que me escondí y mi mano se armó. Silencio.
Ante el silencio, volví a gritar: "¿Quién vive?".
Apreté las tijeras. Mi respiración jadeante rebotó contra las tablas del ropero que me ocultaba.
Desde mi cama, oí su jadear. ¡Ni un momento que perder! Salté al suelo, cogí del cajón del velador mi revólver y, ¡luz!
Al verme iluminado y sorprendido, no vacilé. Salté corno un leopardo, altas las puntas de las tijeras.
Al verme así acometido, apunté y disparé.
Al ver la boca de] revólver hice un rápido gesto para esquivar. La bala me rozó la sien derecha y fue a incrustarse en el espejo de enfrente. Entonces pegué con las tijeras con toda la fuerza de mi brazo, hundiéndolas en el vientre.
Herido, tajeado así, el revólver se me escapó y caí cuan largo soy.
Fue lo que aproveché para ajustar un segundo tijeretazo y, esta vez, escogí el corazón.
Con el corazón perforado, fallecí.
Eran las 2 y 37 de la madrugada.
Ante mi cuerpo muerto y sanguinolento, retrocedí con paso cauteloso. Recordé entonces el cuerpo yerto de Scarpia mientras Tosca retrocede.
Volví a cruzar, de espaldas, el umbral de casa. Volví a respirar la humedad del asfalto. Un nombre resonó en el silencio de mi cabeza: ¡Camila!
Me guarecí aquella noche en un hotel cualquiera. Repetí: ¡Camila!
Dormí.
Al día siguiente la prensa anunciaba mi muerte con grandes letras, encabezando los artículos con estas palabras:
ESPANTOSO CRIMEN
Al día subsiguiente la prensa daba cuenta de mis solemnes funerales.' -Juan Emar; El Unicornio. | |
quilapan,21.05.2007
|
el texto íntegro está en
http://www.loscue... | |
aris_pg,21.05.2007
|
Gracias a todos por vuestras opiniones y por vuestra ayuda. Me ha dado muchas ideas y me he aclarado bastante.
A partir de ahora me vereis bastante por aquí.
:-) | |
conchitasv,21.05.2007
|
Además de prosa de oficinista, Saramago repite lo de siempre, es como un Coelho refinado. | |
mandrugo,25.05.2007
|
Si puedes leer a Coelho, entiendo que no leas a Saramago. | |
clepsidra,26.05.2007
|
¡ja,ja,ja! ¿Mandrugo, que otro concepto nos podrías marcar de Saramago? | |
mandrugo,26.05.2007
|
De Saramago, hasta ahora, sèolo he leído Viaje a Portugal; que es realmente un caminar dentro de sí mismo a través de la belleza del arte expresada en la pintura y la arquitectura, además de la geografía portuguesa, desde un autor que viaja. No es una novela.
Ahora estoy leyendo un libro de poesía de Saramago en lengua original y traducción.
Pero es suficiente leer un par de frases de Saramago para darse cuenta que es un escritor que nos entrega mucho.
Entiendo que lo de conchitasv puede ser un chiste, mal chiste en todo caso, porque son pocos los lectores, de un cierto carrete, capaces de leer una página de Coelho.
Aunque siempre he pensado que no hay nada mal en leer a autores como Cohelho, bastaría un libro o dos, naturalmente, en cierta fase formativa, o de exploración de la literatura, porque de lectura se trata y no de televisión etcétera.
Quizás esos adolescentes o jóvenes descubran, después de un libro de Coelho que les gusta leer y conozcan a Salinger y su El joven Holden, el que les hablará de libros y lecturas nuevas. | |
iolanthe,26.05.2007
|
He leído de Saramago:
La caverna
Los evangelios según Jesucristo
Las intermitencias de la muerte
Su forma de escribir, no digo que sea única pero si que ha lanzado una nueva manera de comunicar. Es muy reflexivo, conversa con sigo mismo como autor y de alguna forma invita al lector a ser su complice, te introduce en la lectura y a mí eso me place. Es a mi modo de ver, como si te tratara como persona y no como un garrulo más que debe comprar sus libros y que habla desde su pedestal. No sé si su condición política tenga algo que ver con esto, entiendo por ese lado la crítica de la mariconchi.
No sé que tiene que ver el Coelho con Saramago, sólo que ambos hablan en portugués.
Oportunismo? no sé.
Los tiempos verbales, a mi juicio son para los que definitivamente decidieron anclarse en un solo tiempo, rígidos. | |
clepsidra,26.05.2007
|
Interesantes las participaciones, se ve que leen con atención y espíritu crítico. | |
moebiux,26.05.2007
|
Ese libro de Saramago en concreto provocó en mí una idea: la lógica del sueño. Escribí un artículo en La Columna sobre ese tema, pero resumo aquí rápidamente.
Cuando tenemos un sueño que nos "alucina", al ir a contarlo nos encontramos con que nuestro interlocutor no comparte nuestra pasión. "¿Cómo es posible?", pensamos, "¡Si he tenido un sueño alucinante!"
El motivo es porque ese sueño, al margen lo raro o extraño que pueda ser, a nosotros nos "alucina" porque no sólo tenemos su recuerdo sino -y esto es importante- tenemos también la isensación de haberlo vivido/i.
Y eso es lo que me encontré en Ensayo sobre la ceguera: Saramago nos hace cómplices de una pesadilla. Poco sabemos del origen o del motivo de la ceguera que afecta a un país entero, poco importa. En manos de otro autor, ese argumento -una ceguera que se expande como un virus- habría sido desarrollado con una justificación tipo experimentos militares, invasión de ovnis o similares. Saramago no, Saramago lo usa como excusa para explicarnos su sueño y, de paso, sus reflexiones sobre la condición humana.
Y nosotros, mientras tanto, alucinados como cuando recordamos un sueño.
| |
|
|