REGLAS
1- Respetar tema y número de palabras
2- Los textos y las votaciones fuera de fecha no son válidos para
la votación.
3- La fecha que marca la página es la que se toma en cuenta. La
página tiene la hora de Berlín.
4- Los textos se envían con título y en privado al L.d.V.
de
EL_RETO_GANADORES
Votación:
1- La votación se efectúa en los días estipulados,
en
el nick VotaReto (LDV en Privado) NO DEJAR VOTOS EN OTRO LADO.
2- Votan sólo los participantes pueden hacerlo en las dos
categorías . Es obligatorio hacerlo sólo en la
categoría en la cual se participó. Los votantes
tendrán 6 votos a
disposición
( 3 ,2 y 1) para adjudicar a tres textos. Los votos deben ajustarse a
esta
modalidad, los votos incompletos no serán válidos.
2ª- Es obligatorio votar por la categoría en la cual se
participó y optativo en las otras categorías. Quien no vota
en la categoría en la que participó recibirá una
sanciónde 3 puntos negativos.
3- Los votos no van acompañados de consideraciones críticas
o amistosas.
4- Se clasificará Ganador quien obtenga más votos y el Vice
Ganador quien lo siga en puntaje.
5- La votación será secreta y controlada por tres cuenteros
voluntarios.(Se vota en PRIVADO en el nick VotaReto)
6- Se publicarán en el HOME de El_RETO_GANADORES los resultados de
todos los participantes.
7- No se admiten comentarios a los textos antes de la publicación
de los resultados de la votación.
Después en el Post Reto los comentarios son bienvenidos.
8- Un solo texto por cada participante.
9- quien no se presenta a votar recibe una sanción de 3 puntos
negativos
Desde el 3 hasta el 17 de setiembre
Tema :"Narración de un día fuera de lo común"
Se piden las vicisitudes de un día ,desde la mañana hasta la noche.
Máximo 500 palabras. Los textos se mandan a El_reto_ganadores en privado
Votación dias 18,19,20 en Votareto en Privado
Después de conocer los resultados se invita a los participantes a CRITICAR literariamente los textos ganadores y viceganadores señalando méritos y defectos. Suerte
Me desperté con la sensación palpable que algo estaba fuera de lugar, dudé si había tenido un sueño demasiado vivido o si mi instinto me estaba dando un alerta, de igual manera y ante la duda me levanté, controle puertas y ventanas cerradas convenientemente, la llave de paso de gas también cerrada, pase por un de las habitaciones de las niñas y vi a las mayores tapadas, pasé a el de las mas chicas y…faltaba una! ¡Esta cosa de ser una familia de sonámbulas!
Busque debajo de la cama, dentro del ropero, bajo las frazadas de la cama de la otra y ¡nada!, di el grito de alerta y toda la familia salió a medias despierto de su respectiva cama y emprendimos la búsqueda, al grito de Ema!!!! Ema!!! No había respuesta…
Fui a controlar nuevamente la puerta trasera que da al patio y esta vez encendí la luz…sobre una pila de juguetes inflables, muñecas, rompecabezas, partes de otro juguetes irreconocibles estaba Ema y su farolito de baterías encendido, dormida como si estuviera en el mejor colchón de plumas, en fin, la alce y la lleve a su cama. Ya no podría dormirme.
Me preparé el mate dispuesta a hacer tiempo hasta la hora de sacudir al resto de la familia, obvio que después del sobresalto se hirvió el agua, cuando cargaba el termo me quemé la mano y en el interín desparrame yerba por toda la cocina.
Decidí ducharme para despabilarme mientras la ropa se lavaba en el lavarropas automático, toda coraje encaré el agua para tristemente y ya mojada darme cuenta que la garrafa se había terminado y el agua estaba más que helada. Listo, como despertarme me desperté.
En fin, pensé, solo será otra mañana complicada, tiritando abrí la lavadora y salí a tender la ropa perfumada. ¿Cuántos pares de medias lave? ¿Por que hay tres rojas y una blanca?¿donde esta la otra media celeste rallada? El gnomo del lavarropas se alimento otra vez de calcetines, si al menos eligiera los pares correctos y desaparecieran las parejas…
Pucha digo…como si fuera poco se atoró el enganche del corpiño nuevo en el tambor, a la mierda el encaje y las puntillas, grrrr.
Creo que haré unas milanesas con arroz y esta el almuerzo, a ver, aceite, que caliente, papel absorbente, agua , sal y vinagre para el arroz. La comida está encaminada.
Timbre. Mi suegra.-“¡Nena que desastre!, ¿recién te levantas? preparate unos mates mientras hago tiempo para hacer un trámite…”
La vieja se instalo como para quedarse a vivir, el arroz se pasó y quedo una pasta, el aceite se quemo y no queda mas, no habrá milanesas. ¿Sabes que? ¡Me voy a dormir la siesta y me levanto mañana!
Desde la noche anterior sabía que el día siguiente sería especial, aún así intentó dormir, quería verse bien y descansada, aunque era casi imposible por la ansiedad que sentía.
A decir verdad apenas pudo conciliar el sueño, pero el ratito que logró hacerlo, soñó con su infancia. Siempre que algo la perturbaba, ocurría lo mismo; lo atribuía a que fue la única época feliz de su vida, cuando se había sentido más amada y protegida.
Una época que, para su gusto, fue demasiado breve. Pronto creció y no fácilmente. Sus padres murieron cuando ella apenas ingresaba en la adolescencia. De la noche a la mañana se encontró viviendo con una abuela que, si bien nunca dudó que la amara, fue muy poco el afecto que le demostró. La anciana era de salud delicada pero de carácter férreo.
El tiempo pasa rápido; cuando se dio cuenta ya había terminado los estudios y consiguió un puesto como ayudante en una oficina.
La abuela murió y quedó definitivamente sola, aunque su espíritu luchador no le permitió decaer; por el contrario, saberse sola la fortaleció.
Trabajó, estudió, se recibió de Contadora, le llevó años y esfuerzos, dejó de lado muchas cosas, entre ellas el amor y formar una familia, pero logró su objetivo y un buen día se encontró ocupando un puesto jerárquico en una gran empresa. Se había convertido en una mujer madura, triunfadora, amable y justa con sus subordinados, aunque solitaria.
Pero ese día, su vida tendría un cambio.
Desayunó frugalmente, se vistió cómoda pero elegante y se dirigió a su oficina. Ni bien arribó, haciendo caso omiso a la expresión de sorpresa de su secretaria, la puso al tanto de porqué se ausentaría ese día y quizás el resto de la semana. En menos de una hora ya estaba nuevamente en la calle.
Al despedirse, notó cuchicheos y sonrisas cómplices entre los empleados, seguramente ya todos estaban enterados. Su secretaria no era para nada reservada, pero esta vez la perdonó; sentía alas en el corazón.
Rápidamente se dirigió al subte y luego tomó un colectivo hasta una localidad cercana. Al mediodía ya estaba golpeando la puerta de la casa que había ocupado sus pensamientos durante los días previos.
Se escucharon pasos y pronto apareció la figura regordeta de la señora Ana, quien sin mediar palabras la abrazó con fuerza y la acompañó al interior.
En la antesala, jugueteando con un perrito, estaba una niña down; sintió que los ojos se le llenaban de lágrimas de ternura al acercarse a ella.
El anochecer las encontró viajando juntas, de regreso al hogar que ahora sería de las dos. Todo había sido tan sencillo que aún le costaba reaccionar y mientras acariciaba suavemente la mano de la pequeña que descansaba confiada entre las suyas, agradeció interiormente a la jueza que le había permitido adoptar la joven huérfana. Sobre su falda, en una pequeña caja de cartón, el perrito dormía tranquilo, sabía que estaba en buenas manos. Sin ninguna duda, éste había sido su mejor día en mucho tiempo.
Ella era una típica adolescente de dieciséis años, con fotos de los Beatles en su dormitorio, música a todas horas y el novio estudiante de medicina con quien iban a fiestas y a picnics cuando él tenía tiempo.
Aquel día se despertó muy temprano, sintiéndose extrañamente fatigada. Al abrir los ojos sintió como si siguiera dormida. En vez de estar en su habitación que ella misma había pintado de verde limón, se hallaba en un dormitorio amplio, de paredes blancas. Una librera cubría en su totalidad una de las paredes, y lo más espeluznante…un anciano de cabellos blancos dormitaba junto a ella.
Cerró los ojos con fuerza para poder despertar…pero la respiración del hombre la aterrorizaba.
A través de los cristales de la ventana podía apreciarse la semipenumbra que anunciaba el inicio del día. Lentamente, tratando de no hacer ni un solo ruido, se levantó y empezó a buscar el baño. Sentía en el cuerpo una cierta pesadez y torpeza que no había experimentado antes.
Su extrañeza empezó a volverse pánico cuando se vio reflejada en el espejo sobre el lavamanos. En vez de su rostro usual lo que el espejo mostraba era una mujer vieja de cabellos cortos y gesto fatigado.
Trató de calmarse, recordando algunos capítulos de Dimensión Desconocida donde a las personas les ocurrían cosas como ésta. Con Carlos, su novio, habían llegado a la conclusión de que siempre hay que evitar el pánico.
Tomó la decisión de manejar toda esta situación con calma, como lo haría Laura Holt, famosa detective de la televisión a quien ella admiraba.
Bajando las escaleras, se encontró con una cocina impecable, en donde una joven mujer la saludó afectuosamente y le preguntó si quería café…
A punto estuvo de atragantarse con el café cuando la mujer le preguntó si el doctor ya iba a desayunar…pero no pudo contestarle ni preguntar nada, pues en ese momento apareció en la cocina “el doctor” que procedió a saludarla con semejante beso en la boca. Asco. Pero al ver detenidamente al individuo, le pareció familiar. La cara había envejecido, cierto, pero los ojos no. Era Carlos, su novio.
-Carlos…-se atrevió a hablarle- ¿qué nos está pasando?
Al oír esas palabras, el anciano pareció alarmarse.
-Anita, amor, no digas más. Te prometo que este fin de semana no trabajaré y podremos irnos de picnic, como lo hacíamos antes…
Ansiaba preguntarle cosas, cosas de los años anteriores, como por ejemplo, cuándo nos casamos, cuántos hijos tenemos, en qué fecha estamos…? Pero no pudo.
A solas en casa, por medio de la televisión se enteró de que los Estados Unidos tenían ahora un presidente negro, que habían asesinado a John Lennon, que ahora existía algo llamado Internet, que los teléfonos se habían reducido de tamaño sorprendentemente, que en el Medio Oriente todo seguía igual.
Quiso llamar a sus amigas y se encontró con que los números habían cambiado. Quiso llamar a su madre y supo que había muerto años atrás. Quiso morir cuando supo esto, pero ¿cómo morir si estás soñando?
Cuando llegó la noche, y antes de quedarse dormida tuvo la certeza de que al llegar el alba todo esto habría pasado. Que su vida le sería restituída, su madre estaría viva y regañándola como siempre, su juventud le sería devuelta, abriría los ojos en su cuarto verde limón y todo estaría completo, como debía ser.
- Pues me he despertado esta mañana y he cagado sangre como suele ser habitual últimamente.
- Señor Rodríguez, le rogaría que me contestara a la pregunta.
- De acuerdo agente. En cuanto llegué a la cafetería esta mañana para desayunar, la Señorita Diéguez ya me había dejado el recado de que tenía que subir cuanto antes porque a las diez se presentaría un cliente. Así que tomé el café de un sorbo, me metí una magdalena en la boca y fumé dos cigarrillos a toda prisa antes de ir.
- ¿Cómo definiría su relación con la Señorita Diéguez?
- Bueno, pues,… mi secretaria. También tuvimos un lío, que motivó que mi mujer me abandonara, bueno es cierto que se fue con mi socio, por lo que siempre lo consideré un empate…
- Por favor, Señor Rodríguez.
- Vale, vale. En cuanto entré a mi despacho, aquella mujer pasó dentro como si me hubiera estado esperando en el rellano, ni saludó a la Señorita Diéguez, ni me dio los buenos días, tan sólo cerró la puerta y se sentó. Fue entonces cuando se retiró el sombrero y dejó caer su larga melena rubia. Se presentó, Amaya Adrover.
- Esta es la Señora Amaya Adrover.
- Sí, esta es la Señora Amaya Adrover. Me dijo entonces que sospechaba que su marido la engañaba, bueno, más que sospechar, que estaba segura pero que me necesitaba a mí para obtener alguna prueba de sus perversiones. Ya ve. Bueno, pero como yo trabajo en esto, créame que no es lo más raro que me hayan podido pedir. Me dio la llaves de su casa para que pudiera acceder y pinchar el teléfono, me facilitó sus horarios y me ofreció una cuantiosa recompensa por mis servicios si comenzaba hoy mismo. El resto de casos podían esperar, así que tan pronto ella abandonó mi oficina con la misma prisa con la que entró, yo lo preparé todo.
- En ese momento es cuando usted sale de su oficina. A las diez y media.
- Sí, es usted muy listo, ¿nadie se lo ha dicho antes? A las diez y media. Una hora más tarde estaba entrando en el piso, que como ya me advirtió la Señora Adrover, se encontraba vacío. Tardé una hora en pinchar el teléfono y de paso, rebusqué un poco para ver si encontraba algo interesante. Bajé entonces a tomar una caña y un pincho, que tantas prisas me hacían tener hambre. Y de paso aproveché para ver si me quedaba dinero en la cuenta para pasar la pensión a mi hija, pero no tuvo suerte. Comí un menú en un bar junto al portal, me eché un rato la siesta en el coche y justo a la hora indicada, el Señor Adrover entraba en el portal. Serían las cinco. Pasó una hora más o menos, en la que estuve esperando dentro del coche cuando por fin llamó. Cinco tonos y saltó el contestador, tan pronto identifiqué la voz de la Señorita Diéguez arranqué el coche y sólo llegué a escuchar las primeras palabras de amor que le dejó en el mensaje. Cuando llegué a mi oficina, ya era demasiado tarde y me encontré el pastel.
- La Señorita Diéguez muerta.
- Evidentemente, mi querido poli, la Señorita Diéguez muerta y ahora, ¿me puedo ir ya a dormir?
Me levanté temprano. Para la sorpresa de toda la familia ordené mi habitación antes de irme a misa. Después de los ravioles, a pesar de que era mi turno, mi hermana Marta secó y guardó los platos, barrió la cocina sin protestar.
Desde que papá compró cuatro plateas para la función matiné de ese domingo, nuestra ansiedad aumentaba día a día. En el cine-teatro Español presentaban la obra “Fachenzo, el maldito”. Soñábamos ver teatro por primera vez y conocer a los personajes de la radio que alimentaban nuestra imaginación. En una oportunidad, disfrazado de gaucho y gritando: “La injusticia me hizo macho, la pampa me dio el coraje y grito a los cuatro vientos, yo soy Moreira el salvaje”, corría por toda la casa a caballo de una escoba. Cuando mamá, cubierta con un poncho salió al encuentro de Moreira, lo enfrentó revoleando una amenazante zapatilla en la mano... y el salvaje se apaciguó.
Nos lavamos y nos pusimos la ropa de paquetear. Mientras esperábamos la hora de la función, fuimos confinados en la cocina a repasar los deberes para el lunes.
A la tardecita, todos coquetos, salimos de casa, no sin las infaltables advertencias de buen comportamiento y consejos para afrontar nuestra primera experiencia teatral.
Nunca había visto tantos sulkys estacionados en el boulevard, como tampoco tanta gente en la sala. Ya sentados, expectantes, esperábamos que comience el espectáculo. De pronto se encendieron los reflectores illuminando el escenario, se apagaron las luces de la araña y se calmaron los murmullos. Apareció un señor dando la bienvenida; presentó uno por uno a los actores ya caracterizados y maquillados. Héctor Miranda hacía de bueno, y Omar Aladio de malo. Gracias a su crueldad, todas las tardes escuchando la novela llorábamos abrazados con mi hermana.
Tras un cerrado aplauso, en un silencio casi absoluto se levantó el telón.
Marta, mirándome con los ojos bien abiertos, me dijo: “No te asustés, es todo de mentira”. Así, tomados de la mano, embelesados, transcurrió el primer acto. En ningún momento apartamos la vista del escenario. La trama era parecida a la novela; faltaban pocos capítulos para terminar, pero algunas de las historias no coincidían.
En el tercer acto, casi concluída la obra, Fachenzo amarró a un poste con alambre de púas al bueno, un valiente; casi ni se quejaba mientras lo azotaba con un rebenque. Indignado, el maldito, comenzó a castigar brutalmente a un chico sordo-mudo que daba unos alaridos impresionantes. ¡Qué susto nos pegamos!
Marta escondió la cabeza en la falda de mamá, que se secaba el llanto y mordía el pañuelito bordado, un poco chico para la ocasión. Yo, sin derramar una lágrima, me agarré fuerte al brazó de papá que temblaba como una hoja mientras limpiaba sin detenerse las lentes de los anteojos.
Terminada la representación, el público se dispersó en orden y silencio. En casa no se habló del espectáculo y el único que comió, ravioles recalentados, fui yo.
Durante la semana se comentó en el pueblo ese domingo especial.
Sentía que a lo lejos sonaba algo, al parecer un ruido, seguí bailando, él era toda mi vida, me hacía sentir tan feliz, dábamos vuelta por la pista, el sonido persistía a lo lejos, no iba hacer caso, me miraba a los ojos, y yo reía, el sonido me pareció conocido, era el teléfono, no,no,no, era sólo un sueño. Aló dije, con voz de tristeza y de alguien que recién despierta. Está José? señor, está equivocado, colgué.
Me levanté aún con la sensación de su brazo en mi cintura, y su mirada, lo feliz que me sentía, me metí en la ducha, que me volvió definitivamente a la realidad. No estaba apurada, gracias a esa llamada tenía una hora para arreglarme e irme al trabajo, una vez lista, me dirigí a mi monótono trabajo de ascensorista. Arriba y abajo por 8 horas, sonreí algo triste, me puse el delantal e ingresé a mi oficina móvil, décimo por favor señorita, octavo gritó una señora gorda, y partimos. Cuando venía de bajada el ascensor paró en el 9 piso, no había nadie, solía ocurrir, alguien que se arrepentía, o tomaba el otro ascensor, sentí un aroma a lavanda, raro, me dije, 7 piso se abre el ascensor y sube el señor Pinto como cada día con su perro pekinés, el perro se puso inquieto, y comenzó a ladrar. Debe estar ansioso por llegar a la calle, es que ayer no lo pude sacar a su paseo diario, dijo el señor Pinto a modo de disculpa. Una vez sola en el primer piso, dejé el ascensor un momento abierto para que se ventilara. Vuelta a llamar y partimos nuevamente, una sensación extraña me embargó, un escalofrío recorrió mi columna, el olor a lavanda, me hizo recordar mi sueño de anoche, me puso inquieta.
Vuelta a parar en el 9 sin que nadie ingresara, y el olor a lavanda se hacía más persistente, era evidente que algo extraño pasaba, y yo ya estaba inquieta pero de alguna forma, me sentía atraída. Así continuó toda la jornada, cada vez que venía de bajada, invariablemente paraba en el 9 piso.
Supiste, me dijo Alicia, murió el señor del noveno, siempre me preguntaba por ti cuando no venías.
Lo único habitual de aquel día fue el principio: mi desayuno (café con leche y tostadas) y el periódico de la mañana. Precisamente hojeando el periódico fue cuando surgió todo. Por casualidad andaba mirando la sección de deportes y mirando las carreras de caballos del día cuando de repente me fijé en un caballo: Número Cinco. Me pareció curioso el nombre, y más aún el hecho de que corría en la quinta carrera y que llevaba el dorsal cinco.
Mi mente empezó a hacer extrañas conjeturas: estábamos a 5 de Mayo, yo vivía en la Quinta Avenida en el número cinco, un caballo llamado Número Cinco… Antes de darme cuenta ya estaba convencido de aquel sería mi día de suerte. Llamé al trabajo y les dije que no me encontraba bien. Iba a necesitar todo el tiempo posible para prepararlo todo.
Lo primero era llamar a Bob ‘El chapas’. Siempre había estado interesado en mi coche y ahora a mi me interesaba su dinero. No regateé demasiado y quedamos a las 4 de la tarde en su taller. Siguiente parada el banco, para sacar todo mi dinero.
El director me invitó amablemente a su despacho (antes de ese día ni sabía que existía). Le preocupaba el hecho de que hubiera solicitado todo mi efectivo e incluso el dinero que tenía a plazo fijo. Le tranquilicé diciéndole que no tenía intención de irme a otro banco, una emergencia familiar y esas cosas. Cuando por fin logré librarme de él me dirigí a la tienda de mi amigo Sheldon. Conociéndole sabía que estaría encantado de apropiarse de mi colección de billetes confederados, a cambio claro está de unos cuantos de los grandes actualmente en vigor.
Tenía el tiempo justo para comer e ir al taller de Bob. Me dio el dinero sin hacer preguntas (una de las claves de su trabajo) y llamé a un taxi. Llegué al Aqueduct a eso de las 6, justo antes del inicio de la primera carrera. No tardé en localizar al corredor amigo de Bob y hacer la apuesta. El caballo estaba 5 a 1, era la señal definitiva. Subí a la cafetería y decidí ponerme a tono del ambiente con un par de whiskies. Por fin en los altavoces se anunció la quinta carrera así que me metí entre la gente para verla en primera fila.
A mitad de la prueba todos seguían agrupados, pero al entrar en la última curva un grupo de unos siete caballos eran los elegidos para el triunfo. Me recuerdo saltando y gritando desaforado: ‘¡¡¡Vamos cinco, vamos cinco!!! Y entonces ocurrió un hecho sin precedentes: los siete caballos se abrieron en abanico, cada jockey buscando su hueco para entrar en meta, y así ocurrió que los siete llegaron prácticamente al mismo tiempo. El paroxismo de la gente era enloquecedor mientras esperábamos ansiosos los resultados de la foto finish.
Y cuando por fin aparecieron no sé porqué me sorprendí tanto. En el fondo era lo lógico: mi caballo había terminado quinto…
Felicitaciones a Medeaazul, me alegro muchísimo por su triunfo. Felicitaciones a Walas y también a todos los que participaron porque todos fueron buenos cuentos y mi agradecimiento a quienes me votaron y a la maestruchi e Ignacia que llevan adelante el trabajo del reto. Un besote. Magda
Gracias Yvette por la mención, pero me hubiese encantado que participaran más compañeros, ojalá en el próximo reto así ocurra, entonces saldré última, jajaja. Besines
jaja magda!!!! felicidades a todos! me gustaron mucho los cuentos, aunque no puedo negar que pasé un poco de nervios con las demoras (me hubiera quedado tranquila si salí ultima juauauauaa), fuera de joda ahora, gracias chicas x organizar el reto, medeas un saludo especial, nos encontramos en la próxima, me encanta este ejercicio.
Dada mi condición de penúltimo y haciendo valer mi mal perder quiero denunciar que si hemos sido 7 cuenteros votando más una persona que no escribió, y que cada uno de nosotros contaba con 6 votos a distribuir entre los relatos hacen un total de 48 votos a distribuir entre los cuentos, sin embargo, si sumo las puntuaciones obtenidas por los cuentos me salen 54 votos, seis votos más de los que se podrían haber distribuido, por lo que he decidido acudir a los medios de comunicación de mi pueblo para denunciar el hecho.
Por lo demás, felicitaciones a los ganadores.
Mi más sincera enhorabuena a medeaazul a quien no tenía el gusto de conocer. Muchísimas gracias por los votos recibidos y un gusto compartir con vosotros estos retos con tan buenos textos.
Como me tira mucho la ciencia ficción y lo misterioso no puedo dejar de destacar 'Un pequeño salto' de Galadrielle.
Ciertamente la participación no ha sido la esperada (al menos en prosa sí ha habido gente, me ha sorprendido mucho lo de poesía).
Es cierto que por la parte que me toca (España) eran malas fechas porque mucha gente aún se está acomodando después de las vacaciones de Agosto y esas cosas.
Propongo promocionar el próximo reto en los libros de visita (y me ofrezco voluntario).
¡Un afectuoso saludo y nos vemos en el próximo!
Egon, piensa que sin esos 6 votos de más podrías haber sacado menos :P
hay magda, eso es trágico!!! vamos a sacudir a la gente para q se despabilen y volvamos a ser muchos, asi no se nota tanto donde quedo juaaa!!
Don hippie80, no me obligue a volver a subir el cuento q lo menciona...jejejej.
Gente, queda a disposición mi cuentito para la correspondiente autopsia!
Don hippi sí tuve DOS votos para q sepa, hola don ale!!! cual era el tuyo?
¿cuando llegan los "anali" (para no decir autopsia q magda llora), alguien me puede decir que falló en mi cuentito?
Tu cuento no falló margarosa, sino que no encontró el gusto de muchos. Si quieres te señalo algunas cosas que puede ser te sean de ayuda para el futuro.
1 El título ya nos cuenta lo que va a pasar. Es cierto que otros lo hacen pero el tuyo dice desde ya que era negativo.
Toma el ejemplo de Domingo especial, aún no se sabe en qué consiste su particularidad.
2 Demasiado detallada la parte en la que escribes que "falta" una niña. Por orto lado el lector se desvía porque empiezas la frase con Me desperté y se piensa que ya es de mañana y toma un poco volver a ambientarse.
3 Tienes una fea redundancia al decir que la ropa se lavaba en el lavador automático. ¿dónde si no?Te faltas acentos aquí y allá y dificulta la lectura.Los acentos van puestos todos, no dejarle también esa terea al lector. Es como si invitaras a alguien a tu casa y le pidieras que limpie el polvo de los muebles.
4 sigue la falta de acentos y el presente se mezcla con el pasado.
5 ya hacia el final , todo lo que había sido un relato dirigido a un público anónimo dices "¿Sabes que? ¡Me voy a dormir la siesta y me levanto
mañana!
De pronto sabemos que estábamos allí de confidentes y no nos habíamos dado cuenta.
No te molestes, estoy segura que si relees y tomas en cuenta mis observaciones y las que te harán los compañeros en el próximo reto ocuparás los primeros lugares.
en este post reto tratamos de ayudar a los compañero para mejorar sus prestaciones. Tus observaciones están fuera de contexto. Aquí se trabaja. Te invito a participar en nuestro próximo encuentro.Yvette
No dudo se trabaja muy duro maestra y mis observaciones (aunque ud. no lo crea) no
creo estén fuera de contexto aunque sí, pertenecen
al dominio culinario-tradicional.
Sin embargo es una observación muy personal y como tal, no debe ser considerada.
Le felicito por su reto, el cual contribuye a la creatividad de los escribientes, me encantaría poder
participar.
saludos.
Ahí va!, pues visto el concienzudo desmenuzamiento del cuento de Margarosa, me encantaría recibir la misma atención, antes de que llegue a la puntuación negativa en próximos retos.
Egon , aquí los palos con dos pequeñas flores en tu texto
1 El autor parece tener un apuro y pierde el tiempo en frases relativas algo innecesarias.
2 Las anotaciones fisiológicas del principio del cuento que NO TIENEN NADA QUE VER con el relato¿que me importa lo que duice que le sucede a menudo. Predispone a una espectativa falsa. No tenía que dar ese detalle al agente.
3 bMuy bien comenzar un relato por un diálogo que llega a la médula del asunto con rapidez/b
4 Difícil acrobacia esa de fumar dos cigarrillos con la boca ocupada con la magdalena.
5 complicadita la frase cuando entra la cliente, a ver si simplificas y no te preocupes por quien ceierra la puerta
6"cuando se retiró el sombrero "dice el autor. Verbo insólito referido al sombrero. Retiro dinero, retiro promesa, retiro el correo el sombrero me lo saco .
7 Al decir que cae su cabellera rubia la muestra atrayente... otra pista falsa para el lector.
8Arranqué el coche ¿se arranca un coche o el motor de un coche?
9Las frases siguientes presentan una monótona serie de verbos en pasado indefinido
u"Tardé /uuna hora en pinchar el teléfono y de
paso, urebusqué/u un poco para ver si encontraba algo interesante.
uBajé /uentonces a tomar una caña y un pincho, que tantas prisas
me hacían tener hambre. Y de pasou aproveché /upara ver si me
quedaba dinero en la cuenta para pasar la pensión a mi hija, pero no
tuvo suerte. uComí/u un menú en un bar junto al portal, me
ueché /uun rato la siesta en el coche y justo a la hora indicada, el
Señor Adrover entraba en el portal. Serían las cinco. Y SIGUEN .....
Pasó una hora más o menos, en la que estuve esperando dentro
del coche cuando por fin llamó. Cinco tonos y saltó el
contestador, tan pronto identifiqué la voz de la Señorita
10 bprobablemente la limitación de palabras no jugó a tu favor, este relato necesitaba más extención para poder ser mejor presentado./b
Primero de todo agradecerte la atención en el texto, el problema es que en gran medida me temo que no me evitará una puntuación negativa en el futuro. Frases escatológicas, malabares con los cigarrillos y divagaciones varias intentaban captar la esencia canallesca del personaje.
La melena rubia era una concesión inevitable al género del relato.
Lo de arrancar el coche quizás sea algo español, mítica la frase de Carlos Moya que recojo a continuación:
"trata de arrancarlo"
De acuerdo con la repetición de verbos, pero no se me ocurría otro modo de hacer una declaración policial.
En cualquier caso, muchas gracias de nuevo y un saludo
Gracias ninive por la "destripación" y sí, tenes toda la razón, me como la mitad de los acentos, además de los otros puntos que mencionaste, los tendré en cuenta para el próximo lo que NO es una promesa que pueda resolverlo , un abrazo.
P.D: mi cuento lo mande con el poco ingenioso nombre de "mi día, que día, y termina a mediodía", no tiene importancia, no hubiera cambiado el resultado!