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jardinenprogreso,22.03.2007
Concentrado en el trabajo, frente al computador, preparando un informe, decido ir por una taza de café a la cocina. Tomo el tarro de café, el tarro de azúcar, coloco la taza encima de la meza, y mientras espero que hierva el agua, meto la cuchara en el tarro de café, y llevo la cucharada sobre el tarro de azúcar (sin darme cuenta), voy por el agua hervida cuando - que huevón! (me río), como tan!, como tan! (me digo) -. Dejo el agua hervida a un lado, estoy sacando el café que esta dentro del tarro de azúcar y devolviéndolo al de café y mientras reflexiono sobre lo despistado que he sido, sigo aventando azúcar, ahora, al tarro de café, y sin darme cuenta hecho el agua hervida a la taza, tomo la taza y le doy un sorbo, ¡!!! - falta revolverlo -, me digo.
 
rnahimla,22.03.2007
Francamente, tengo miedo de que una segunda taza te mate.

Hace años, cuando fumaba, en época de exámenes, al despertar de uno de esos procesos mentales de absoluta concentración, solía encontrar dos o más cigarrillos encendidos.

Quise dejar los exámenes y acabé dejando de fumar. Cosas que pasan..
 
jardinenprogreso,22.03.2007
bue, desde aquella experiencia solo uso sacarinas, es más seguro (se pueden coger con la mano, es más fácil también).
 
caido,22.03.2007
Era una mañana soleada de noviembre en Rancagua (chile), nuestro instituto estaba de aniversario, y por lo mismo era una semana solo de actividades y esparcimiento...
Nosotros eramos la alianza blanca, y nuestro curso, era el ke mas participaba y se esforzaba por sacar algunos cuantos puntos, para tratar de salir de nuestro ultimo lugar...

Bueno, llegaba el momento de una prueba ke nos podia hacer repuntar, ya ke equivalia a una gran cantidad de puntos y nos podia dejar en segundo lugar, la prueba se llamaba "El hecho insolito".

Obviamente, nuestra alianza no tenia nada programado, ni siquiera una misera idea...Así, mientras mi amigo y yo veiamos como un par e "actores" de la alianza azul, hacian el ridiculo en plena alameda tratando de hacer creible una pelea por celos, para tratar de ganar el primer lugar en esta prueba, se nos ocurrio la "genial" idea de hacer "Un ataque de epilepsia" en representación de nuestra alianza....

Así ke por mientras ke todos estaban pendientes de la pobre actuación de la otra alianza, nosotros fuimos a comprar una pastilla antiacida, la cosa era ke produciera abundante espuma y se viera bastante realista...

Llegó el momento de nuestra alianza para hacer el hecho insolito. Estaba mi amigo y yo parado en la vereda sur de la alameda(una avenida), mi amigo no podia hablar por ke tenia agua en la boca para ke surtiera efecto nuestro "truco", pero ambos ya sabiamos lo ke teniamos ke hacer...No venia ningun automovil, y esa fue nuestra señal, mi amigo se hecho la pastilla a la boca y empezamos a cruzar la alameda, y justo en el medio de la calle mi amigo se tira al suelo, hechando espuma por la boca y tiritando de lo lindo. Yo por mi parte, empeze a gritar y pedir ayuda como loco, haciendo parar a los vehiculos ke venian por la calle, para darle mas dramatismo al asunto y para ke obviamente no me atropellaran a mi ni a mi partner ke estaba en el suelo dando el show de su vida...

No pasó ni un minuto y nosotros ya teniamos detenido todo el trafico de ese lado de la
alameda y bastante gente ke iba pasando ya estaba copuchando de ke era lo ke ocurria. En
ese momento llego un caballero a ayudarnos, agarramos a nuestro amigo como pudimos, tambien con la ayuda de un heladero, y lo transportamos al bandejon central de la alameda...

Y ahí fue el momento en ke nos dimos cuenta de la estupidez ke habiamos hecho, claro, parecia gracioso y kiza lo fue, pero cuando el caballero ke nos estaba ayudando nos dijo:

-No se preocupen chikillos, yo les ayudo, por ke mi hijo sufre de esto y sé lo dificil ke es...

Uff...en ese preciso momento nos miramos con mi amigo y pensamos exactamente lo mismo:
-"la kagamos"
Pero seguimos adelante con nuestro sucio engaño ya ke era mejor dejar creyendo al caballero ke hizo una buena acción, en vez de ke se diera cuenta de ke cayo en una burda broma de unos estudiantes tecnicos y ke arriesgaramos una bien merecida paliza por el numerito ke nos estabamos mandando...

Luego llegó una señora avisandonos ke estaba llamando una ambulancia para ke viniera a buscar a mi amigo ke ya estaba "recuperandose" y ya cuando estabamos viendo ke la situacion se nos estaba escapando de las manos, llegó un profesor del instituto a salvarnos, agredeciendo a las personas ke nos ayudaron y llevandonos de vuelta al instituto...

Fuimos recibidos a la entrada del instituto con aplausos y vitoreos, hubiese sido una entrada triunfal para nosotros, ya ke aparte ya teniamos ganado el primer lugar en esa prueba, pero nuestra conciencia no nos dejo disfrutar de la victoria....

Para nunca mas....
 
kimbaman,23.03.2007
Acostumbro escribir idioteces, pero no sé por qué, justo ahora, se encierran en mi cabeza y no quieren salir...
 
Roberto_Cherinvarito,23.03.2007
Pues yo sólo tengo idioteces así que aquí como se me antoja decir algo congruente. Estoy contra la existencia del estado.
 
Stelazul,23.03.2007
Cuando mi hijo y sus compañeritos de cole y de barrio, eran más que adolescentes, púberes, se corrió la voz de que en Correos había plazas para carteros. Dado que uno de ellos tenía problemas familiares, de socializacion, etc. y era tan buen chaval que todos querían ayudarle... decidieron ir en comandita a Correos, osea, a su sede Central de Palacio de Comunicaciónes, en la Cibeles, en Madrid, para acompañarle, animarle y ayudarle. Vinieron por casa y me pidieron que fuera con ellos, se sentían más seguros de conseguir así sus propósitos. Pero, les decía yo... si allí creo yo que es sólo para la tramitación de las cartas... nunca oí que... Sí,sí, insitían ellos, que han puesto 100 plazas a disposición, que es alli que lo ha dicho Romero. El tal Romero era uno de ellos, un tanto periférico y que no me caía muy bien, no sabía por qué exactamente...

En fín. Me dejé llevar por tan altruista misión, poniéndome de algún modo a la cabeza de la misma y quedamos para el día siguiente, tomamos el autobús y aterrizamos en la mismísima Sede Central del Edificio de Correos. El conserje no sabía nada. Le dijo que le parecía muy raro... Que no podía ser. Yo dije, ya me lo temía. Nos recibieron en una oficina... nos confirmaron que no. Que quién nos había dicho una cosa así... Que además allí no llevaban ese tipo de gestiones...

Volvimos a casa cabizbajos y frustrados. Corridos y decepcionados, yo al frente de mis desinflados amigos... Al poco supimos que , vaya, había sido una bromita del tal Romero.

Me quedé con las ganas, no sé por qué, porque no es que sea mucho de callarme, de decirle algo al tal Romerito. Ha pasado mucho tiempo y de cuando en cuando me lo cruzo por el barrio. No creo se dé ni cuenta... o sí, pero me sigue resultando repulsivo con esa cara de pan cachazudo y psicópata que tiene... como si todo el mundo cupiese en él y no hubiera más. Parece que mientras camina se acuesta. No. Nunca le dije nada. Sólo que se me pone cara de asco, de acelga, de psicópata, de vinagre, etc. cuando me lo cruzo...

 
ergozsoft,23.03.2007
Imagino que sin esfuerzo alguno. Te sale naturalmente.

ergo, completando la anécdota.
 
Madrobyo,23.03.2007
Yo un día creyendo que podía me puse a escribir...

La peor idiotez de mi vida, que ahora hasta me la creo.

Madrobyo, no ergo.
je!
 
ergozsoft,23.03.2007
Pa seguir con idioteces:

No entiendo como semejante cretino me cae simpático.
 
Madrobyo,23.03.2007
cretino?

por favor!

Señor Cretino, que me ha costao aprender a serlo.

Ji ji.
 
santacannabis,23.03.2007
Señor Don Cretino:
Pensé que era un don innato.

Santa "la metiche" cannabis.
 
ergozsoft,23.03.2007
Hablando de cretinos...

¿Ollaida se ha conectado?
 
ollaida,23.03.2007
sí don ergo, por aquí ando...
 
ergozsoft,23.03.2007
Se lo extraña muchas veces
pero más en este foro
donde escribimos a coro
cada cual sus idioteces.
 
pabloelnegro,23.03.2007
Ya me parecía raro un foro de idioteces sin ollaida.

Ese Romerito de Stelazul es un capo
JUAJUAJUAJUA.
 
guy,24.03.2007
Comenzó a picarme el culo de una manera espantosa: esos picores que dan la orden al músculo antes que el cerebro. Mirta me decía cosas, la mirada extraviada y yo suponía que me hacía transparente a esos ojos como si creyeran (esos ojos) que yo fuese otro, como si hablara (ella) a otro. Contesté de pavadas, no la había escuchado, —claro, Mirta, es lo que siempre pasa—. El dedo en el culo: me doblé como un escorpión pero al revés hasta el dedo en el culo y el alivio pero mi cerebro no sabía dónde estaba yo, (el de Mirta, tampoco), sólo sabía del alivio. Parece que me ha transpirado mucho, el culo, o que me había limpiado mal. No me gusta la gente como Mirta, como si sus palabras estuvieran vacías de todo menos de una intención imbécil, autómata, como los que se rascan el culo cuando hablan por teléfono. He visto gente que mientras habla por teléfono se come los mocos y no se da cuenta de que está a la vista de todos; se meten el dedo en la nariz y hacen una bolita mientras dicen que claro... Y suelen gritar con el móvil estampillado a la oreja y todo cristo alrededor se entera de lo que dicen. ¡Qué bueno rascarse el culo para aplacar semejante incordio! Mirta siempre anda con una agenda y un bolígrafo, habla y se lleva el bolígrafo a los labios, juguetea con los dientes y el utensilio. Creo que ni cuenta se da; considero poco funcional a ese tic. Sería provechoso rascarse el culo con el bolígrafo pero las mujeres no tienen tanto pelo ahí. Lo primero que hace uno, luego del trance, es olerse el dedo. Una vez vi una película de cuando la gente no sabía hacer fuego pero conocía sus propiedades: debían mantener la llama viva y si se apagaba, pues debían buscar fuegos hechos. Debí nacer en esa época, seguro no tenían que pensar para rascarse el culo, seguro no oían a gente como Mirta, ese desperdicio sonoro de palabras y además no había teléfonos. Pero el fuego. —¿Tenés fuego, flaco? —me dijo. En algunas películas arreglan las cosas a los tiros, también lo he visto; dicen ¡sí sí, cómo no! y van y les dan un tiro. Yo le di fuego y mentí mirá tenés algo en la solapa. La solapa blanca después del fuego y como si fuera a quitar una partícula dejé mi huella marrón. Creo que uno de estos días debería cojer con Mirta. Nunca arreglan así las cosas en las películas. Qué idiotez.
 
negroviejo,25.03.2007
Una tarde andaba por el centro de Buenos Aires y me dieron ganas de cagar, pero no esas ganitas que uno decide cuando y en que lugar va a sentarse cómodamente, diario o revista en mano, a efectuar la deposición, sino esas otras ganas que no admiten dilaciones ni apelaciones, esas que no perdonan. La mierda está ahi avanzando como un sunami fecal acuoso y ardiente hacia la puerta del orto, lamiendo el calzoncillo, y poco dispuesta a pedir permiso o a escuchar ruegos. Va salir y punto. Era verano y el centro hervía de gente, el tránsito estaba atascado y los autos habían desatado un concierto de bocinas. Preso del más abyecto pánico miré a mi alrededor con ojos suplicantes, tratando de moverme lo menos posible, buscando el retrete salvador. A diez metros había una confitería de lo más paqueta repleta de gente muy bien trajeada. Entré serenamente, caminando muy despacio con las piernas juntas, apretando las nalgas y murmurando una oración. Le pregunté al mozo donde quedaba el baño y me indicó que en el primer piso por escalera. Suspiré con resignación y acometí la escalada, lenta y ceremoniosamente, como llega una novia al altar. Cuando faltaban dos escalones vi la puerta con el hombrecito de bronce. Casi con el último aliento presioné el picaporte, pero la puerta no se abrió, estaba con llave, levanté la vista y, con lágrimas en los ojos, leí el cartel que rezaba: Solicite las llaves en la caja. Sobre la puerta del baño de damas había otro similar. Era una crueldad perversa del destino un ensañamiento de la naturaleza, como si un tipo que escaló el Everest, cuando le faltan diez metros tuviera que volver abajo a buscar la banderita. Ya no había tiempo para nada, mi tiempo se terminaba, me iba a cagar encima y luego ¿como salir de esa confitería pituca, y luego del centro? ¿Que taxi me iba a aceptar como pasajero? Quedaría aislado en medio de un círculo de gente cagándose también, pero de risa. Hasta, tal vez saldría e en el noticiero televisivo de la noche. Entonces vi una puerta entreabierta, con el último aliento la empujé suavemente. Era un pequeño office del personal, había estanterías con copas. tazas y platos y tambien una pileta o lavabo. En ese instante la mierda, que está atenta alo que uno hace, dio la orden de ataque. Alcancé a bajarme los pantalones y calzoncillos y de un ágil salto pretendi sentarme sobre el enlozado recipiente. Ocurrieron dos cosas simultáneamente y una tercera segundos después. La primera: un chorro hirviente y nauseabundo salio de mi culo con la fuerza con que lo hace el agua al abrirse una compuerta de la represa de Asuán, salpicando pared, platos y copas, la segunda el lavabo se desprendió de la pared y se vino abajo conmigo adentro en medio de un estrépito ensordecedor. La tercera cosa, fue que se abrió la puerta y mis ojos aliviados observaron a dos hermosas señoritas con el uniforme de la confitería observándome con mirada incrédula mientras, con una de sus manos se tapaban la nariz. Traté de esbozar mi sonrisa más seductora, y con aire mundano les pregunté: ¿Por casualidad, no tendrán un poco de papel higiénico, chicas?
 
roberto_cherinvarito,25.03.2007
Jajajá.
 
pedropensador,25.03.2007
b JA JA JA JA JA JO JO JO JO JU JU JU JU JU JU JU JU JUA JUA JUA JUA JUA.... AYAYAYAYAYYYYY. /b
Por Dios lo que le puede pasar a un negro viejo, está genial. (leanlo de nuevo)
 
jardinenprogreso,28.03.2007
Esto me pasa regularmente, y es que cada vez que estoy estudiando o trabajando, de pronto me da por ir a buscar algo, en el momento se supone que reflexiono sobre que es lo que necesito, pero luego cuando llego al lugar, me pregunto: que hago aquí?

sin comentarios
 
caido,28.03.2007
AJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAAAAA!!
Jajajaja....aaayyyy...jajaja...

Que bueeeena don negroviejo...

Con todo respeto, realmente LA CAGÓ!!!
Ayayay...jejeje...tá muy buena su historia...

 
chavo,29.03.2007
Lo mejor es cuando por fin sale. Es como un orgasmo, hasta se siente uno orgulloso de haber tenido la fortaleza para aguantar. Buena historia, te dejo mis cinco estrellas jaja.
 
Roberto_Cherinvarito,29.03.2007
Deje mejor cinco mojones.
 
Vogelfrei,30.03.2007
Estaba resacoso y me preparé un cafecito -por mí me hubiera puesto a dormir todo el día- que de algún modo me despertó un poco, no mucho...
 
jardinenprogreso,12.04.2007
El tiempo pasaba lento, pero muy lento. Eran cerca de las cuatro de la tarde, y la pizzería estaba vacía, ninguna persona por atender. Había lavado todas las copas, los cubiertos estaban limpios, los platos secos, y las mesas ordenadas y limpias, todo estaba en orden. Tan poca actividad me había producido un letargo feroz, por que aunque suene contradictorio, caótico se me hacia el estar en aquel lugar, con la gorda supervisora que revisaba las cuentas sin pescar a nadie, y la pareja de cocineros en otra, que parecía que estaban durmiendo, pues nada se escuchaba desde adentro. Esa tranquilidad fue interrumpida de una manera muy extraña, como una pequeña brisa en una laguna, casi imperceptible. Entraba un tipo por la puerta del local, mal vestido, con una barba grande y sucia, completamente volado, la mirada parecía estar recorriendo el infinito, pero nada de eso me perturbo. Entró como afirmando “estoy llegando” con la cabeza, en un gesto leve, mientras negaba la acción con los ojos haciéndolos vacilar en todas direcciones, se sentó en una de las mesas del centro del local, entonces me acerque. Le lleve una carta y me alejé de ahí como siempre lo suelo hacer, claro que esta vez no salude, ni crucé palabra alguna con él. Esperé como siempre, a ver cuando ese gesto que comprobado sabía era la toma de decisión sobre que servirse, se hiciese presente, y cuando hube de percibirlo, me acerque. Con el dedo me indicaba una promoción “pizza Italiana con una bebida de 350 cc”, tomo el pedido y me dirijo hacia la barra. Cuando llego a ella, sirvo la bebida y preparo un par de cubiertos, me vuelvo, y me dirijo hacia la mesa. Le sirvo la bebida (la cual ni siquiera le había preguntado, cual quería) y se la dejo en la mesa. Hasta ese momento, para mi, todo era normal, ningún juicio me había pasado por la mente, ni por el aspecto del tipo, ni por el aspecto de su estado cognitivo, solo logre darme cuenta de algo raro estaba sucediendo, cuando el sujeto toma el vaso de bebida y antes de llevárselo completamente a la boca, se detiene en una actitud que lo somete a una profunda reflexión sobre la situación. Entonces fue cuando junto a su mirada que se dirigía al infinito, comienzo a reflexionar sobre lo que el tipo podía estar pensando en ese momento. Que estaba entero de drogado, que su aspecto era la de un indigente, y que sin embargo le estaba sirviendo lo que me había pedido sin interrogarle en lo más absoluto, y teniendo una reacción totalmente indiferente a algún prejuicio. Es más, un movimiento inusitado de sus ojos, que seguían mirando al infinito, parecían sorprenderse, al adivinar quizás de que yo podía estar drogado, y que por esa razón no había reaccionado ante su llegada. Acto seguido el tipo se para con la mirada igual de perdida que antes, y en movimientos lentos, pero muy lentos, se retira del local, sin dar explicación alguna, y yo percibiendo todo aquel rollo de supuestos, retiraba la bebida de la mesa mientras miraba al tipo alejarse tras el mostrador.

La gorda seguía sacando su cuenta, en la cocina parecía no haber nadie, un completo silencio humano volvió a reinar en aquel lugar, y yo trataba de recordar si me había fumado un pito antes de llegar al trabajo, o si estaba soñando que trabajaba.

en fin...
 
caido,12.04.2007
Jajajaja
Yo pensaba que solo a mi me pasaba eso de andar lucidamente volado...jajajaja
 
Stelazul,14.04.2007
RELAJEN LAS COLAS



Con motivo de la formación de terapeutas gestálticos que estábamos realizando en Madrid, fue invitada ese fin de semana la estupenda y consumada terapeuta argentina, cordobesa para más señas, Elena Vanina. La Vanina como la llamábamos era o es una consumada conductora de grupos en esa y otras materias similares. Se presentó brevemente y enseguida propuso que antes de nada iniciásemos el encuentro con una relajación para dejar fuera las energías anteriores y comenzar renovados . Así pues nos pidió nos relajásemos tendidos sobre el suelo enmoquetado de la habitación, entre las colchonetas y cojines adosados a la pared... Era la costumbre. Si bien ese tarde de viernes no nos encontrábamos en la sala de siempre, en nuestra hermosa y amplia sala exterior cuya ventana parecía un cenobio que daba a un sereno jardín... llevábamos allí más de dos años, un fin de semana al mes y ahora en esta sala reducida y sin ventana al exterior nos encontrábamos incómodos y apiñados, sobre todo para la relajación en el suelo… En efecto, éramos muchos y nos hallábamos apretados y rozándonos sin remedio, lo cual por otro lado no dejaba de conferirnos un punto de viva excitación, alboroto, calor y risas… que más o menos sofocadas y entre murmullos culebreaban aquí y allá... Ella, experta y encantadora terapeuta, guapa y espléndida mujer de unos 46 años o así, no se inmutó lo más mínimo y con mano o mejor dicho, voz sabia iba conduciéndonos en su propósito de sosiego, confiando que la textura de la entonación que se iba vertiendo en bajos, produciría el efecto deseado… No creo se explicara muy bien el pequeño revuelo existente pero sin darle mayor importancia se aplicaba en el progresivo avance de su voz aterciopelada que nos iba ganando hacia la costa de la calma muy poco a poco…: “Relajen los pies....dejen que los músculos se suelten... dejen que caigan los músculos de las piernas... relajen los muslos... sientan como.... El sosiego se iba aposentando y el rebullir cediendo, sin agotarse aún y ella con voz natural continuaba aguantando el tipo sin inquietarse y emitiendo sus comandos como un soniquete adormecedor… Entonces fue cuando lo dijo: ...”Suelten las colas”... Yo lo escuché como entre sueños, y pensé, ¿Las colas? ¿Querrá decir los culos? pues tenía amigos argentinos y sabía que llamaban así al trasero. Instantáneamente el casi apagado jolgorio se reavivó y aumentó de grado amenazando nueva insurrección, y enseguida se escucha una voz femenina aún tímida a medias que apostilla ¿Y yo que no tengo cola que relajo? La carcajada y el estruendo fueron ya generales. Seguro que más de la mitad estábamos pensando lo mismo… Fue una sonora y completa coral de carcajadas. En España, por todos es sabido que la cola es el apelativo coloquial por excelencia para el miembro masculino, con lo cual, la orden claro, al menos por la mitad de la sala no podía ser sino impracticable. Yo me partía y me aguantaba la risa. Aún en el suelo, pretendiendo inmovilidad y a ojos cerrados para asegurar los últimos reductos de nuestra obediencia y disciplina, se me ocurrió a mi aclarar.: -“es que en Argentina la cola es el culo”… Nueva arreciada de carcajadas al unísono… para qué quieres más. Aquello ya parecía no tener más solución que levantarnos y pasar a otra historia, no parecía poder reconducirse hacia la pretendida calma, ni falta que hacía, desde luego. Ya cuando nos calmamos un poco y por el rabillo del ojo vimos a la terapeuta argentina consultando entre cuchicheos, las cabezas muy juntas, con su colega español que permanecía de ayudante a su lado, en la cabecera de la sala y entre colchonetas y cojines más altos… Deliberaron un par de breves minutos y pronto la Vanina, sin perder un ápice de su aplomo y tranquila compostura, volvió a la carga como si nada haciendo la calma y el silencio de nuevo a base de reiniciar la emisión de sus instrucciones en tono monocorde como un mantra envolvente que se fuera desgranando poco a poco… Tranquila y hasta casi risueña reinició el recorrido de relajación progresiva de nuevo desde los pies, las piernas, los muslos… Nosotros como podíamos nos íbamos serenando, quién más quién menos ya sobrepasaba las treinta y tantas primaveras y tampoco éramos unos críos… Al borde ya y rebasando el escollo de los muslos la escuchamos decir… “Relajen las colas y los chochos” aludiendo ahora al término coloquial español por excelencia para denominar el genital femenino… La habitación estalló en un atraca final de fuegos artificiales alzándose al cielo en sucesivas apoteosis corales de carcajadas sin freno que se abrían paso en divertida y genial tempestad que cabalgaba libre traspasando paredes, atravesando pasillos…, y tras extenderse por toda la escuela, ganaron nuestra sala habitual ahora ocupada por el grupo invasor… y estoy segura que salieron al jardín, la calle colindante y conquistaron y se extendieron por toda la ciudad en la placidez de aquella tarde de viernes de verano...

Ángeles Yagüe. Terapeuta Gestáltica, entre otras cosas.


 
jardinenprogreso,14.04.2007
Que poco serias!, ya las quisiera yo de terapeutas, jeje.
 
si-clon,18.07.2008
Abundamos los idiotas...


redundamos los idiotas...

que alguien me ponga en firewall.
 



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