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paster,25.06.2003
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Tema
Calzó la llave en la cerradura, dio las dos vueltas reglamentarias y entró en su departamento.
Cueva clasificada e identificada con dirección, piso, y letra. 7 B el suyo, y ese insoportable olor igual al de la casa de su abuela. Libros de hojas amarillas desparramados sobre la mesa. Adornos colgados aquí y allá, haciendo armonía con los colores de la pared.
Las sábanas de su cama totalmente dislocadas sobre esta. Una linda ventana para ver el sol en las mañanas.
Y ese silencio...
Atroz, mordaz que refleja todos sus actos como un espejo del cual no puede escapar, y del que es parte por el resto de sus días.
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paster,25.06.2003
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Var I
Lágrimas van y bienen en su rostro, desde sus claros y dulces hojos. Algunos no lloran. Pero no hay duda, creo que piensan lo mismo.
Sus madres a duras penas les han dicho: es solo un ratito, ya vengo, no te preocupes.
Pero a pesar de todo los niños de salita verde, están colectivamente solos en su primer día de clases. | |
natanarby,15.11.2004
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faltan 19 variaciones | |
MATEOXX,17.09.2005
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O SOLO 18 | |
moebiux,17.09.2005
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Variación II
Entró en el departamento maldiciendo a la cerradura, que siempre se le atascaba en la segunda vuelta. A oscuras, tanteando con las manos como si sacudiera moscas, acertó a dar con una puerta que supuso era el baño. El fulgor de la solitaria bombilla le hizo cerrar los ojos. A ciegas, encontró la taza del váter y se sentó sobre ella, dejándose caer como un fardo. Se quitó los pantalones y los calzoncillos como quien se arranca la piel, incorporándose levemente. Agotado por esfuerzo, apoyó la cabeza en la pared y, en segundos, se sumió en un pesado sueño. No pudo ver, pues, como un hombre despeinado, de gesto hosco, se asomaba a mirarlo. Como se giraba mirando fuera del cuarto de baño mientras por gestos señalaba que estaba dormido. Y tampoco pudo oír como una voz femenina que provenía de la oscuridad del departamento decía con cierta maldad contenida "¡Estoy harta de este vecino borracho! ¡Mañana mismo le pides nuestras llaves de una vez, que volvimos de las vacaciones hace un mes, Mariano!"
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sindari,17.09.2005
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Variación III
"El resto de sus días", la frase resonó en su cerebro como una condena. Se acercó a la ventana y vio las sombras de su edificio sobre la otra acera. Intuyó la suya dentro de la oscuridad y, harto de no poder dejar de ser sí mismo, voló.
Tampoco fue ave, y los bomberos trabajaron arduamente para despegar sus restos del pavimento. | |
sindari,18.09.2005
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Variación IV
Día tras día repitió el ritual de la llave, y lo invadió el sacramento del olor, los libros y las sábanas revueltas.
Una eternidad a la que está condenado, porque nunca podrá terminar de contar el resto de sus días. | |
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