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frnd,13.02.2003
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Tal como están las cosas me parecía bueno abrir una sección para que cada uno expresase su sentir hacia la guerra. Una guerra sin sentido, como todas.
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frnd,13.02.2003
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El hablaba, y no escuchaba, hablaba y no padecía, hablaba y no sentía, hablaba y no le importaba que allá, tan lejos, tan cerca, los ni~os lloraran. | |
Anngiels,13.02.2003
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Su vida transcurría tranquila, feliz, de pronto vinieron y se lo llevaron, lo acuartelaron, le dijeron que iría a la guerra.
Lloró intensamente, miró sus manos acostumbradas a una máquina de escribir y se pregunto, cómo empuñaría un arma contra un semejante, él, justamente él que escribía a favor de la libertad.
Desde ese momento supo que ya estaba muerto.
Anngiels simplemente mujer. | |
naisui,13.02.2003
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Estaban desnudos esa familia de judíos, parados junto al borde de una fosa común, esperando que los fusilaran y sus cuerpos cayeran sobre los miles que se apilaban más abajo.
La niñita lloraba y el papá se inclinó, diciéndole bajito: "Que no te quiten tu paz, que Dios está en el Cielo y también dentro de tu corazoncito".
Se escuchó una ráfaga de ametralladora un poco más allá. No era para ellos todavía, pero sus nervios se rompían por dentro.
El abuelo dijo con calma: "Podemos creer o no creer que Dios es toda justicia y que no permitirá que lo que hacen sobre nosotros quede impune. Yo les digo, con todo mi amor y esperanza, que si Dios está con nosotros, ¿quién puede contra nosotros".
La familia sonrió levemente, con sus rostros flacos y ojos enrojecidos.
Estrecharon levemente sus manos.
La descarga de balas llegó sobre ellos. No perdieron su paz y alcanzaron a escuchar la Voz tierna que les decía: "Voy por ustedes, hijos míos".
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moebiux,13.02.2003
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El abrazo
Salieron de las trincheras obligados por los disparos de la artillería. Joan y su amigo de batallón se encontraron solos dando vueltas por un bosque, refugiándose detrás de cada árbol, detrás de cada matorral. No sabían qué hacer, a dónde dirigirse, sólo oían disparos, bombazos lejanos, algún grito desgarrado que rompía el aire. Joan tenía tan sólo 18 años, un camión fue a buscar soldados al pueblo, le cambiaron el azado por el fusil y cuando se quiso dar cuenta, se encontró rodeado de pólvora, de silbidos que estremecían los tímpanos y que iban matando o mutilando a sus compañeros. Ahora, en el bosque, en medio de una batalla perdida, le dió por acordarse de su familia, echó de menos incluso las agotadoras jornadas de sol a sol, tras las que le esperaba su plato de judías, su trozo de butifarra junto a la leña, echaba de menos el sudor sano del trabajo, no esa sustancia pestilente que olía a miedo y a muerte.
Mientras pensaba y caminaba como un sonámbulo se encontró de repente en un pequeño claro del bosque. La luz del sol le cegó momentáneamente. Llamó a su compañero y lo vió aparecer entre los árboles. Pero su amigo tenía el gesto congelado. Le vio tirar el fusil y levantar los brazos lentamente. Joan se giró y se encontró con un grupo de soldados enemigos que les apuntaban. Como si le quemara, Joan soltó el rifle. Levantó las manos y cerró los ojos, esperando el disparo final...
-¡No! ¡No! ¡Tranquilos! ¡Tranquilos- dijo uno de los soldados acercándose a Joan.
-Bajad los brazos, bajadlos, la guerra ha terminado, ya está, ya está. Esta mierda se ha acabado...
Joan bajó los brazos. El soldado se acercó a Joan y, dándole un fuerte abrazo le dijo:
-Esto es una puta mierda, pero ya ha terminado, somos iguales, somos iguales, ya estamos hartos de tanta muerte, ya está, tranquilo..
Y ambos rompieron a llorar como niños, soltando hipidos convulsos, con las lágrimas chorreando por sus caras limpiandoles la mierda, el polvo, el sudor y la sangre frutos del miedo. | |
frnd,14.02.2003
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Madre anoche en las trincheras (cancionero popular)
Caminando por el campo
en el suelo ví que había
una carta ensangrentada
de cuarenta años hacía.
Era de un paracaidísta
de la octava compañía
que a su madre le escribía
y la carta así decía:
"Madre anoche en las trincheras
bajo el fuego de metralla
ví el enemigo correr
la noche estaba cerrada.
Apunté con mi fusil
al tiempo que disparaba
y una luz iluminó
el rostro que yo mataba.
Clavó su mirada en mí
con los ojos ya vacíos
madre sabe quien yo maté
no era un soldado enemigo.
Era mi amigo José
compañero de la escuela
con quien tanto yo jugué
a soldados y trincheras.
Ahora el juego era verdad
y a mi amigo ya lo entierran
madre yo quiero morir
ya estoy harto de esta guerra.
Y si te vuelvo a escribir
tal vez sea desde el cielo
donde encontraré a José
y jugaremos de nuevo.
Dos claveles en el agua
no se pueden marchitar,
dos amigos que se quieren,
no se pueden separar. | |
Vlado,21.02.2003
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Mañana estaré muerto. El sol saldrá y cinco fusiles teñirán con sangre nueva el paredón. El cuerpo de aquel hombre morirá. Con él... mi alma. | |
Vlado,21.02.2003
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bLiteralmente/b
Luna vive al borde de la locura. En su órbita de extrañamiento, observa horrorizada los disparates de los mortales. | |
burbuja,02.05.2003
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y todos los niños y niñas reian abrazados porque el mundo seria por fin gobernado por ellos
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gammboa,25.04.2004
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Ellos
por Pablo Petrides
Eran muy jóvenes. Apenas más que niños. Estaban cansados, hambrientos y sucios. Descansaban despatarrados de cualquier modo; unos, apoyada la espalda contra un muro derruido; otros, acostados sobre el suelo polvoriento. Uno lloraba, sin ruido, arrodillado en el suelo y con la frente apoyada en una pared.
Algunos de los jovencitos aún tenían el casco puesto y casi todos estaban heridos; un brazo, una pierna, la frente, un rozón en la mejilla. Habían tirado las armas ni bien les dieron la orden de detenerse, cansados de sostenerlas y de dispararlas. Pero a ninguno le iba a ser igual de fácil desprenderse del horror que habían visto, oído y vivido. Se les veía en los ojos: febriles, llorosos, vacíos. Los más afortunados, habían perdido su juventud en el campo de batalla. Los otros, parte de la razón.
Ni siquiera estaban seguros de desear volver a casa. Ellos se sentían tan rotos por dentro como la pared en la que se apoyaban. Ellos sentían un dolor mucho más profundo que el mero dolor físico. Ellos no se miraban a los ojos, avergonzados de sus manos manchadas de sangre.
Ellos, los vencedores.
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natanarby,15.09.2004
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Lloré al ver el rostro de esa mujer que había perdido a su hijo... confieso que por un segundo me alegré egoistamente de vivir en el último lugar del mundo. | |
margarita-zamudio,15.09.2004
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En un mundo futuro se acabarán las guerras. alguien dictará una ley y todos los demás países la imitarán. La Ley será ésta:
"Todo conflicto entre países será dirimido por los propios gobernantes y en un ring de boxeo. El perdedor será obligado a entregar la mitad de de sus riquezas a los menos favorecidos por la fortuna."
Posiblemente se acabarán los combates. Los combatientes negociarán la paz.
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tufa,16.09.2004
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Aturdido de tantas explosiones miré un segundo hacia mis compañeros y ví en sus rostros miedo, el mismo temor que percibí en la cara de mi madre al despedirme, o el que tenia el pobre chico que anoche maté. Claro, es éste un privilegio que sólo los que viven la guerra tienen, y no de aquellos que patrióticamente las concertan, ellos, heroes de la palabra, nunca sienten miedo. | |
margarita-zamudio,17.09.2004
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Cuando el hombre, en paz con su conciencia sienta latir sus células con el cosmos, cuando beban del mismo manantial el lobo y el cordero, cuando no existan pronombres posesivos, ni tapias en los huertos, cuando jueguen los niños sobre el acorazado que se oxida en la arena de la playa...
Eso recitaba el loco enmedio del troteo hasta que una ráfaga de ametralladora lo calló para siempre. | |
margarita-zamudio,17.09.2004
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Perdón por la errata: tiroteo ( troteo). | |
driade,17.09.2004
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El capitán se dirigió a la compañía: "Todos estamos cansados de esta guerra, por eso debemos atacar, solo hay dos posibles soluciones morimos nosotros o mueren ellos". Todos los soldados gritaron al unísono: "ELLOS".
Así los soldados de los dos bandos salieron de las trincheras; se dieron las manos y se dijeron los unos a los otros que mueran ellos. | |
inmundo,11.10.2004
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"¡EUREKA!" gritó una y otra vez el científico. Corriendo como un niño por los pasillos de la fría instalación, iba regando la buena nueva. Estaba seguro que el descubrimiento le haría merecedor del Nobel de la paz, sin duda, el mundo y sus guerras jamás volverían a ser los mismos. Al día siguiente, el primer informe ya estaba en el despacho del Jefe de Estado Mayor. Apenas moviendo los labios, se le escuchó leer:
- "Silenciador para Ojivas Nucleares..."
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inmundo,11.10.2004
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Odiaba la guerra. Odiaba al presidente por haber iniciado esa absurda cruzada. Odiaba a CNN y sus reportes sensacionalistas cada 5 minutos. Odiaba a los artístas de Hollywood que iban al lugar de los acontecimientos para ganarse unos minutos ante las cámaras. Odiaba los largos debates para justificar ese atropello a la humanidad. ¿Acaso no había otra manera de acabar con esos árabes sin interrumpir el juego de football? | |
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