|
CorinTorrado,03.01.2003
|
El cuento de nuestro amigo JOTA "La Extraña Consulta" con su hombre lobo fanático de la licantropía me dió la idea para este nuevo foro. Imaginemos cualquier tipo de desórden alimenticio real o fantástico y desarrollemos un cuento. ¿Quién dice yo?
El cuento de JOTA es el que sigue:
La Extraña Consulta
(Se levanta el telón y aparece un consultorio privado muy bien amueblado. Un médico está sentado repasando unos papeles en su escritorio. Entra un individuo delgado y algo pálido. El médico le indica que se siente)
DOCTOR (repasando aún unos informes): Dígame, dígame.
PACIENTE: Buenos días doctor, verá es que yo... soy un hombre-lobo.
(El médico levanta la mirada sin inmutarse y escruta al recién llegado de arriba abajo)
DOCTOR: ¿Lobo por parte de padre o de madre?.
PACIENTE (sonriendo sorprendido): Oiga, creo que se confunde. Le digo que soy un hombre-lobo.
DOCTOR: Francamente, señor, lo considero una obscenidad. Pero no soy yo nadie para poner en tela de juicio los gustos sexuales de sus progenitores.
PACIENTE: Quizá me explico mal. Cuando hay luna llena me crecen los colmillos, el cuerpo se me llena de pelos y me da por comer carne.
DOCTOR: Mal hecho, debe usted comer de todo. La verdura es muy buena para la circulación.
PACIENTE: ¡Y no lo pongo en duda! Pero siento una atracción animal por la carne.
DOCTOR: ¿Que tipo de carne? ¿Cordero? ¿Ternera? ¿Cerdo?
PACIENTE: No, hombre, no. Carne humana, carne humana cruda.
DOCTOR: ¿Carne humana cruda? ¿Se refiere a esa que pasea, silba y lee el periódico mientras espera el autobús?
PACIENTE: Si, si, a esa me refiero.
DOCTOR: ¿Y sólo le ocurre a usted en luna llena?
PACIENTE: Veo que me va entendiendo...
DOCTOR: ¿Y quien demonios lee el periódico mientras espera el autobús a esas horas? Francamente, lo veo absurdo.
PACIENTE: ¡No es necesario que esté esperando el autobús, puedo devorar a cualquiera!
DOCTOR: Pero en luna llena...
PACIENTE: Sí, en luna llena.
DOCTOR: Es usted un poco complicado, o quizá un poco snob. ¿No cree?
PACIENTE (exaltado): ¡No puedo evitarlo, puñetas! Le digo que soy un hombre-lobo.
DOCTOR: ¿Y no le ocurre, por ejemplo, cuando hay un eclipse? ¿O cuando se nubla el cielo? ¿O cuando dan el parte meteorológico?
PACIENTE: No, sólo en luna llena. Se lo he repetido mil veces.
DOCTOR: ¡No se irá meando usted por las farolas!
PACIENTE (indignado): ¿Es usted tonto? ¡Soy un hombre-lobo, no un hombre-perro!
DOCTOR: Al fin y al cabo los dos son cánidos.
PACIENTE: Ya, ya, pero nos llaman hombres-lobo porque respondemos a la conducta salvaje del susodicho animal. Sí no, no infundiríamos terror, y no nos perseguirían con fusiles cargados con balas de plata.
DOCTOR: Pues debe de resultar caro cazar a uno de ustedes. Sobretodo si se tiene mala puntería… ¿y que pretende usted que yo le diga?
PACIENTE: Venía a ver si usted encuentra algún remedio, no sé, una cura…
DOCTOR: Hombre, se le puede enviar a un experto, y que amaestre su parte de lobo. Podría encontrar trabajo en el sector de la seguridad.
PACIENTE (irritado): ¡Realmente es usted un necio! ¿No entiende que soy un ser legendario?
DOCTOR: Observo que la modestia no está entre sus virtudes… Llamar legendaria a una bestia peluda me parece atrevido…
PACIENTE: ¿Pero como se atreve? Debería estar usted aterrorizado o sorprendido…
DOCTOR: Estaría sorprendido si me dijera usted que es un lobo. Le diría que tiene un castellano correctísimo para haberse criado en la montaña.
PACIENTE (levantándose de la mesa y encarándose al doctor): ¿Que clase de doctor es usted? ¡Esto debería ser un caso inédito, una oportunidad única de estudiar a un hombre-lobo! Le he de decir que no somos muchos.
DOCTOR: Pues es una lástima, mi consulta iría mejor, tendría más pacientes… (se levanta y se dirige a una camilla) Está bien, a ver, túmbese, veré que puedo hacer.
(El paciente se tumba en la camilla)
DOCTOR: A ver, diga guau… o aúlle un poco.
PACIENTE (fastidiado): Ahora no puedo, eso lo hago cuando me convierto en lobo… ¿Es que no lo ha entendido?
DOCTOR: Bueno, pues abra la boca…
(El paciente abre la boca)
DOCTOR (meditabundo): Mmm, pues no observo nada raro, excepto una funda dental…
PACIENTE (hablando con la boca abierta): Ayer fui al dentista.
DOCTOR: Una funda de plata, observo…
(El paciente da un salto y se incorpora. Está muy alterado)
PACIENTE (exclamando): ¿De plata? ¿Ha dicho de plata?
DOCTOR: Observo que tiene usted un oído muy agudo… Eso he dicho.
PACIENTE (caminando desesperado de un lado a otro de la consulta): No puede ser, le dije que la pusiera de oro… maldita sea, de oro.
DOCTOR: Pues su dentista debería consultar al otorrino…
PACIENTE (nervioso): ¿Cuándo hay luna llena? ¿Tiene usted un calendario?
(El médico coge un calendario de su mesa y lo consulta)
DOCTOR: Pues, mire… Exactamente hoy.
PACIENTE (con las manos en la cabeza): ¡Dios! ¡Oh, Dios! ¡Me he de sacar esta funda ahora mismo!
DOCTOR: Pero si le queda muy bien, apenas se nota…
PACIENTE (fuera de sí: ¡Idiota! ¡Es de plata! ¿No lo entiende? ¡De plata!
DOCTOR: Yo tengo una cubertería de plata, oiga, y es fantástica… no sé que se queja. Imagine que se la llega a poner de hierro… Se le podría oxidar y crearle una importante infección.
PACIENTE (haciendo caso omiso al médico): ¡He de hacer algo! ¡He de hacer algo!
(El doctor sale de la consulta y cierra la puerta con llave. En la sala de espera enmoquetada hay una enfermera sentada en un escritorio)
ENFERMERA: ¿Ocurre algo Doctor Van Helsing?
DOCTOR (sonriendo): En absoluto, enfermera. Sólo que cada día resulta más aburrido cazar vampiros y licántropos…
(Se cierra el telón)
Cuento agregado el 03-01-2003 | |
AnaCecilia,03.01.2003
|
Meta cumplida ( del foro; desorden alimenticio ).
- Buenas tardes; un kilo de helado por favor; chocolate; dulce de leche, y crema. – Esbozó ella, ante el calor que manaba de la calle -
- Como no señora; ¿es para llevar?
- No, lo voy a comer en el camino a casa, gracias.
El acrecentado cuerpo de Estela, se fue prendido a los sorbos, que su boca daba al gigantesco helado; y como una masa amorfa, recorrió las cuadras a su casa, bajo un aliento dulce, que le recorría las vísceras. A su llegada, solo la cola movediza del fiel amigo “bombón”, su perro, la aguardaba, a la espera de algún resabio de comida. Ella vació lo último que le quedaba, sobre el plato del can, quien de un lengüetazo, borró las pocas huellas esparcidas. Después, el televisor la esperaba dentro del cuarto; junto al cajón de la mesita, en donde una bolsa con golosinas, reposaba antes del atraco. Estela desnudó su ropa, para entrar en un enorme camisón sin mangas; mientras se recogía el cabello por encima de la cabeza. Sus ojos se perdieron detrás de la pantalla, en una película de suspenso; a la vez que las manos, no dejaban de entrar y salir de su boca, en diversas formas; chocolates; caramelos; galletitas... Y la vida reía dentro y fuera de su obesidad; como si lo demás hubiera desaparecido, con solo un parpadeo. Luego venía el chat, para abrazar todos los géneros; comida; cine; amor. Casi obnubilada, recreaba su ego con algún amante, que también entraba en el juego de su mente; y toda una raza de hombres, se extendía en el espectro de la pantalla. Claro que el tiempo así, se le esfumaba de las manos, en un constante desperdicio de los días. A la noche, su corpulencia salía de la habitación, para la cena; papas fritas; hamburguesas; huevos; pan; toda una panacea de productos, invadía la cocina; y sus manos regordetas, iban y venían de los tenedores y los platos; batiendo; enjuagando; friendo. Después de los manjares, otra vez la televisión, se enredaba en su mirada, con algún programa frugal, u otro video de terror; tras los concebidos dulces, como postre. La noche fagocitaba su piel, en un sueño profundo; para amanecer, con el deseo inevitable, de comida; café con leche y galletas; o tostadas con manteca, relucían entonces entre sus labios. Y los sagrados momentos, se seguían repitiendo cíclicamente, anhelando saciar sus necesidades básicas; helados; tele; golosinas; chateo; cena; sueño.
Dicen que hoy, Estela llegó a cumplir uno de los sueños; ser la mujer más famosa del mundo. Su enorme cuerpo de 340 kilos, se muestra en el circo local, como la mujer más gorda de la tierra.
Ana Cecilia.
| |
marxxiana,03.01.2003
|
Ay! ¿Necesariamente DEBE ser un cuento? Porque yo tengo esta poesía escrita desde hace un tiempito ya. Bueno, yo por las dudas la pego igual. Ahí va:
DESORDEN
Comer por comer.
Llenarse la boca,
Tragar sin saborear.
Desorden alimentario.
Desorden afectivo.
Desorden.
Entropía.
Todo tiende al caos.
Poner energía para ordenar.
¿Energía?
¿Dónde la encuentro?
Vacía y llena.
Vacía y llena.
Vacía.
Febrero 1998
| |
CorinTorrado,03.01.2003
|
Excelentes ambas Ana y Marxiana. | |
williemay,04.01.2003
|
Corin aqui te va el mio:Ling Sung y Palladio
"Y fué por ese motivo, que durante el periodo de la República Serenissima las nobles familias Vicentinas y Venecianas se contendíeron la intervención de Palladio en el Proyecto de sus hermosas Villas".
Interminabiles aplausos. El auditorium al completo se levanto para aclamar a Ling Sung. Años de abnegación finalmente recompensados, pues se había convertido en el mayor experto de Arquitectura Palladiana en el mundo.
- Imaginense que nunca había estado en Italia - recalcó el Rector de la Universidad de Venecia al condecorarlo y específicar que había aterrizado al Aeropuerto Marco Polo tan solo 3 horas antes.
- Serás el invitado de honor a nuestra cena conclusiva
La cena fué servida y todos los comensales comenzaron la danza de entradas, para seguir con 5 tipos diferentes de pastas y finalmente llegar al plato principal.
Ling Sung comió con ganas pues la jornada había sido realmente agotadora.
Al terminar de saborear aquel delicioso plato de carne, cayó en el piso y comenzó a retorcerse como poseido por algún demonio oriental, su barriga se revolvía y se abultaba en modo inusitado y extraños alaridos provenían de algún lugar de su cuerpo.
Los comensales aterrados corrieron al jardín de la hermosa Villa para relizar una vomitona colectiva, gritando:
- Socorro!! la comida está envenenada.
El único que se quedo para socorrer al chinito fué el Chef, quien no podía contener su llanto, pensando más al prestigio perdido que a la suerte del piel amarilla.
Mientras su barriga maullaba, ladraba y se contraía, Ling Sung tomo fuerzas para pregustarle al Chef,
- Que coños era el plato principal.
- Logicamente la especialidad de mi ciudad querido amigo, gato horneado – respondió el Chef molesto por la ignorancia del chinito.
Ling Sung se rindió a su suerte, recordando la última comida en el Jumbo de la Chinese Airlines: Perro Pequinés al vapor.
Padova, 04 de Enero 2003
| |
Vlado,04.01.2003
|
PIRÁMIDE ALIMENTICIA
Quisiera describiros esquemáticamente cómo es la pirámide alimenticia en este plano paralelo en el que vivo. Simplificando, podría decirse que existen tres especies principales:
Debajo de todo están los Compungidos, que son unos seres muy tristes que básicamente se alimentan de recuerdos.
En un plano intermedio, situaríamos a los Románticos, que se comen a los Compungidos, pues les gusta mucho su sabor a lágrimas y desdicha. El cuerpo de aquéllos metaboliza la carne de éstos en una secreción de esperanzas que les corre por todo el organismo.
Finalmente, estamos nosotros, los Soñadores, que como buenos omnívoros nos alimentamos tanto de Compungidos como de Románticos, evaporándose por nuestros poros sueños muy variopintos que a veces trascienden al plano terrestre y se cuelan en la mente de los hombres. Y ahora que los nombro me asalta una pregunta: ¿De qué se alimentarían en mi mundo los hombres si aquí no existen vanidades? | |
CorinTorrado,05.01.2003
|
Aqui voy yo...
"Lapsus Vomĭtus "
“Adela le dio de beber a su invitado una copa de vino, que mancilló anteriormente con un somnífero. Luego, cuando ese hombre guapetón y atractivo comenzó a cabecear, lo acomodó dizque románticamente en el almohadón de su sofá. Tan pronto lo vio perder el conocimiento extrajo la cucharita plateada larga y le abrió la boca. Con un dedo posicionó la lengua de él convenientemente y entonces se dedicó a meterle la cucharita larga garganta abajo, por toda la faringe. El primer convulsivo de náusea fue falsa alarma, pero el segundo trajo consigo una estela de líquidos ambarinos y grises, con algo de verde forestal, asemejando de manera amorfa la cena de cordero, pastas y brécol que acaban ellos de disfrutar. Entonces Adela se colocó debajo de su boca, a la altura de su garganta y comenzó a tragar.”
Adela había protagonizado de pequeña una extraña noticia de primera plana que ahora, doceava, no lograba recordar. El hecho se le había ocultado por los familiares en la más hermética secretividad a medida que iba creciendo en inteligencia y en edad. Su físico se volvió púbero y desarrollado. Sus senos de doce años, firmes e incitantes provocaron nefastamente a contemporáneos y a otros más de mayor experiencia. Incluso a veces hasta confundiendo con sus caderas, a los padres inescrupulosos de sus amigas de la vecindad y la escuela. Parecía una muñequita apetitosa, de pábulo sugerido y sensual. Modesta, pero hermosa y sobretodo había crecido como cualquier otra chica normal. Entre dualidad de realidad cruda y relato de novela rosa.
Hasta que cumplió la docena. Ese día era una costumbre y un secreto a voces, que se culminara la celebridad del día con el primer beso de jovenzuela. Pero algo a partir de ese momento comenzó a salir mal. El galán besador había sido escogido entre el grupo de jovencitos como el más experimentado en dichos bautizos, acostumbrado a desvirgar rosados labios, utilizando técnicas masticables y chupadoras, de un sorber adecuado, un empapado fino, un lamer conveniente, sin mucha salivación, pero proporcionados mordiscos. El era el mejor articulador de besos primerizos, y aquella asignación se le había otorgado por quórum mayoritario varios años atrás. Y era un digno ejemplo y distinguido experto, presto a dejarle el titulo de pontificia besuconería a su hermano menor que ya venía ablandando el camino.
El joven, según convidado, sin nada de suspenso, besó esa tarde a Adelita para desflorar su decimosegundo ciclo calendar. Y tan pronto en ella depositó sus labios el arrojo violento del contenido del femenino estómago lo sobresaltó. Parecía ello la estampa de una mamá pájaro rejitando el alimento de cetrería con gusanos a sus poyuelos. Todo el gormar había ido a parar a la garganta del jovenzuelo, que a su vez, provocado por el asco repugnante involuntario “devolvió” literalmente en Adela aquel primer beso de amor.
Mucho tiempo pasó desde el dozavo hasta sus quince, cuando por fin el vecindario comenzó la transición de olvido de aquel legendario revesar. Y a la llegada de una familia extranjera, nació la esperanza en todos de que el joven mozuelo nuevo de este distante linaje, desconociendo el trágico suceso, se pudiera en ella interesar. Lo cual resultó muy fácil y conveniente, por ser Adela una muñeca muy preciada a los ojos. Desafortunadamente en el primer intento de reconocimiento de labios ella repitió el accidente vomitativo aquel, esta vez enfermando al muchacho con tal magnitud que tuvo que ser enviado al hospital debido a la conmoción.
La soledad y crueldad de aquellos días la volvieron melancólica. Había sin querer, comenzado a extrañar a su padre. Una figura lejana, ausente físicamente, que apenas había visto en fotos y que según le contaron, cumplía una condena en la cárcel por inmoral. La madre de Adela comenzó a preocuparse por la situación de los devolveres aquellos y decidió esperar un nuevo suceso para decidirse si ir o no con un galeno especialista en esa rama de pericias escatológicas que rebasaba su propio entendimiento y razón.
El suceso acaeció, con la misma sonoridad, notoriedad, parsimonia y fama que los anteriores, esta vez a sus dieciocho. Y esta vez acompañado de una expectoración de hemoptisis, una complicación sangraria proveniente de su tráquea, bronquios y pulmones, provocada por la entropía del juvenil vomitar.
Así que la llevaron al médico, y fue allí que Adela se enteró de la génesis total de aquellos sucesos.
— Todo comenzó cuando ella era apenas una recién nacida. — contó la madre de Adelita al experto. — la comida toda le caía mal. Todo lo vomitaba, lo devolvía con un reflujo exagerado, nunca antes visto nisiquiera por nuestro pediatra local. El, básicamente, nos instó a que aprendiéramos a vivir con aquella emesis excrementaria. Sin embargo Adelita se ponía cada vez peor. Así que mi esposo y yo, luego de muchas peleas en las que él me culpaba de la condición de mi hija, aceptamos llevarla donde un gastroenterólogo. Las pruebas preliminares mostraron que mi hija, con tan solo once meses de nacida, tenía una flora bucal con aliento bien poco alcalino, muy alto en amonia y otros compuestos que no deberían de estar allí.
A medida que la madre de Adela discursaba, tanto el médico como Adelita se observaban sin comprender. La marimandona y autoritaria madre continuó el relato:
— Los resultados de las pruebas que este gastro médico realizó dieron con la condición de mi hija. Su esófago, traquea, estómago y parte de los pulmones habían sido corroídos por la aspiración de una especie de ácido maligno. Y ese ácido habían resultado ser las eyaculaciones de mi asqueroso marido. Que por eso al día de hoy continua preso.
Y tanto el galeno como la recién enterada paciente se observaron, en silencio, aturdidos, atolondrados. Ambos escandalizados ante este recién descubierto secreto.
Pasados dos años de aquel suceso, Adela vivió un infierno pasando de médico en médico tratando de encontrar cura a su irremediable mal. La mayoría de estos dieron causas de desorden químico a los sucesos provocados en su niñez, cuya condición dormida había sido estimulada por un entorno ajeno parecido al criminal. Otros aludieron a la reminiscencia de su subconsciente, espoleado ante la crisis emocional de su duodécimo cumpleaños y al recuerdo involuntario del incesto del papá. El resto adjudicaba el fenómeno a causas naturales de deficiencia de anticuerpos y de genes recesivos en su sistema digestivo papilar, por lo que recomendaban un peripuesto remedio, nada tradicional.
A Adela aquel nada ortodoxo remedio le había parecido muy grotesco, pero no perdía nada con experimentar. Así que a la primera oportunidad, durante su vida universitaria, que otro jovenzazo ignorante la besó, nada más ella vomitarle la boca al muchacho, él también devolvió. Y entonces Adela puso en función el remedio burlesco. Recogió muy digna los líquidos expulsados del muchacho y se los tragó sin más ni más. A partir de ese día desapareció su reflujo mientras besaba, pero la costumbre se le hizo familiar. De manera que lo que comenzó por obligación se convirtió en parte vital de su día a día. Así que Adela fue conocida como “La Leyenda Vomitativa”.
De mas está decir que nunca se llegó a casar.
| |
Evalix,13.01.2003
|
Hola, hablando de "desordenes alimenticios"...a que no saben que:
Nadie se imagina cómo Blanca Nieves pudo amar tanto a su madrastra a sabiendas del odio y la envidia que le profesaba por su belleza. La razón es evidente, la madrastra le facilitó los mejores momentos de su vida, si la señora no la agrede de muerte, quizás, jamás hubiera vivido en el bosque, y no hubiese tenido tantos amigos mineros.
La joven Blancas Nieves sufrió de enfermedades modernas: de anorexia y bulimia. Pensaba que comer manzanas la engordaría, sino las vomitaba , aludiendo que “pueden estar envenenadas”.
Odiaba a muerte su nombre, no le permitía ir a la playa en verano. Además, las olas se llevaron al principe y su castillo de arena. Murió solitaria, nunca se casó, no tuvo descendientes y su castillo en Ether fue convertido en museo.
Este lo tenìa guardadito desde hace tiempo y es el ùnico que habla un poco sobre el tema.
| |
darken,10.05.2003
|
Érase que se era un ente del universo desconocido (en fin, nosotros conocemos una ínfima parte del universo, si tenemos en cuenta que el universo se compone solamente de cuatro dimensiones...Es decir, arriba, abajo, al centro y pa dentro...((Pa dentro sería el tiempo...)).
Por otro lado podemos contemplar el concepto universo...¿Lo habéis contemplado ya?...Bueno, nostamal, aunque prefiero ver paisajes curvilíneos primaverales...Porque me parece fantástica la moda en ese aspecto.Cuando llega la Primavera al Tajo Británico ((o en cualquier otra parte, sinceramente)), soy más feliz...
Total, que el Universo ((¿Qué es, un verso único?)) es sólo uno, pero quizá hay más...Aunque claro, esta posibilidad se escapa a nuestra percepción, y por eso debemos usar la imaginación y la fe para suponer que existen infinitos ((o finitos)) universos que no podemos captar sensorialmente, basados en otras dimensiones desconocidas por nosotros.
Así que dejémoslo así...El universo conocido es al que más nos referimos ((o no)), y por eso, cuando alguien dice "universo" seguramente se refiere al universo conocido)...Pues eso, un ente del universo tenía un desorden alimenticio terrible...Por la mañana cenaba, por la noche desayunaba, y al mediodía... Al mediodía... (¿Vaya, qué podría hacer al mediodía?...No existe ninguna dimensión en la que pueda poner "comer" en el sentido de "acto de comer que se hace aproximadamente al mediodía" en un polo, pues en el otro polo sería difícil poner otro concepto, ya que el mediodía es un término que se basa en el equilibrio respecto a la disposición de las horas de alimentación de un ser humano que forme parte de la población mayoritariamente hablando...) Bueno, pues al mediodía no comía. Fin. | |
burbuja,11.05.2003
|
" ENTIENDAME SR JUEZ"
Entiendame señoría, tuve que matarlo, yo le quería, pero era mi salud lo que estaba en juego, yo no había vuelto a dormir desde que le entró aquella extraña costumbre de alimentarse de mis sueños | |
MATEOXX,11.02.2005
|
COMO AL ALCOHOL SE PUEDE TAMBIEN ENVISIARSE A LA SANGRE
ASI SE JUSTIFICABA EL VAMPIRO... | |
|
|