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MarceloArrizabalaga,22.03.2018
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Convocamos aquí a la participación de un concurso de cuentos de estilo fantástico.
La temática es libre.
Podrán participar escritoras y escritores de cualquier nacionalidad, sin límite de edad.
Las obras deben tener una extensión que supere las cien palabras y que no sobrepase las tres mil.
Los trabajos deben ser enviados a mí libro de visitas, tildando el casillero con la opcción: “ privado”.
Una vez presentadas las obras a concurso no podrán ser retiradas, revisadas o corregidas.
Buscamos: una participación general de los escritores amantes del género relato fantástico.
Los aportes se irán publicando en este foro a medida que vayan llegando, sin mencionar la autoría hasta el final del concurso.
Se podrán presentar hasta tres obras por autor, aunque cada obra participa por separado.
La entrega podrá realizarse desde hoy 22 de Marzo del 2018 hasta el inclusive.
A partir del 5 de Abril del 2018, hasta el 12 de Abril del 2018 inclusive, los participantes deben votar sus relatos preferidos de la siguiente forma:
Cuentas con 10 puntos en total para repartir.
4 puntos para el que consideres mejor.
3 puntos para el segundo.
2 puntos para el tercero.
1 punto para el cuarto.
Los votos se enviarán “en privado” por mi libro de visitas.
Los escritores participantes están comprometidos a votar.
También podrán votar de la manera explicada, todos lo que así lo deseen, aunque no participen de la contienda.
Una vez terminados los diez días para la votación, se harán públicos los nombres de los participantes, así como el resultado del concurso. | |
cafeina,22.03.2018
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esta no es una pregunta irónica, es en serio: qué es un relato fantástico? o cómo se define el género fantástico?
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MarceloArrizabalaga,22.03.2018
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El cuento fantástico:
El cuento fantástico es la narración de la realidad que mezcla elementos reales e irreales, extraños e inexplicables, con la intención de crear incertidumbre en el lector mediante la intercalación entre una explicación natural y una sobrenatural. Veremos sus características y luego disfrutaremos de un cuento de este tipo.
•La temática: Los misterios que plantean el hombre y su mundo son el punto de partida del cuento fantástico. El autor narra un suceso cotidiano que no tiene una explicación clara: el tiempo, el espacio, los sueños, las dimensiones, la muerte son los temas alrededor de los cuales gira el argumento de la obra.
•Los recursos: Los misterios son el tema de los cuentos fantásticos, pero el autor se limita a crear dudas en el lector y no pretende resolver dichos misterios. La ausencia de respuestas y la vacilación entre una explicación natural y otra sobrenatural son los recursos más utilizados para lograr la incertidumbre. Otro recurso para confundir la realidad es la interrelación entre el sueño y la realidad, sueño dentro de otro sueño, conciencia de que se está soñando, sueños comunes a varias personas que luego en la vigilia deja un rastro, etc.
•El narrador: Elabora un relato verosímil al que añade elementos extraños con la intención de producir la duda y el suspenso, curiosidad y miedo en el lector.
•Espacio y tiempo: En el cuento fantástico el tratamiento del espacio y del tiempo es impreciso, debido a que los autores liberan su imaginación e invaden tiempo, espacio, personajes, situaciones, etc. Se producen traslados a otros tiempos, ya al pasado como al futuro, detención del tiempo, desajustes entre el tiempo cronológico y el tiempo interior, etc.
•Los personajes: Pueden transformarse de distintas formas. A veces pueden sufrir el fenómeno de la metamorfosis; pueden ser poseídos por las fuerzas sobrenaturales; los elementos de la realidad, como los animales, objetos, espíritus, pueden animizarse y adquirir características propias del hombre.
Ejemplo:
EL AMIGO DE LA MUERTE
Ninguna frase pudiera haber sorprendido tanto a Gil Gil como la que acababa de escuchar:
-¡Hola, amigo!
Él no tenía amigos. Pero mucho más le sorprendió la horrible impresión de frío que le comunicó la mano de aquella sombra, y aun el tono de su voz, que penetraba, como el viento del polo, hasta la médula de los huesos.
El pobre huérfano no podía, por consiguiente, distinguir las facciones del ser recién llegado, aunque sí su negro traje talar, que no correspondía precisamente a ninguno de los dos sexos.
Lleno de dudas, de misteriosos temores y hasta de una curiosidad vivísima, levantóse Gil del tranco de la puerta en que seguía acurrucado y murmuró con voz desfallecida, entrecortada por el castañeteo de sus dientes:
-¿Qué me queréis?
-¡Eso te pregunto yo! -respondió el ser desconocido, enlazando su brazo al de Gil Gil con familiaridad afectuosa.
-¿Quién sois? -replicó el pobre zapatero, que se sintió morir al frío contacto de aquel brazo.
-Soy la persona que buscas.
-¡Quién!... ¿Yo?... ¡Yo no busco a nadie! -replicó Gil queriendo desasirse.
-Pues ¿por qué me has llamado? -repuso aquella persona, estrechándole el brazo con mayor fuerza.¡Ah!...
-Dejadme...
-Tranquilízate, Gil, que no pienso hacerte daño alguno... -añadió el ser misterioso-. ¡Ven! Tú tiemblas de hambre y de frío... Allí veo una hostería abierta, en la que cabalmente tengo que hacer esta noche... Entremos y tomarás algo. Ya te lo dije al llegar: somos amigos... ¡Y cuenta que tú eres el único a quien doy este nombre sobre la tierra! ¡Úneme a ti el remordimiento!... Yo he sido la causa de todos tus infortunios.
-No os conozco... -replicó el zapatero.
-¡Sin embargo, he entrado en tu casa muchas veces! Por mí quedaste sin madre al tiempo de nacer; yo fui causa de la apoplejía que mató a Juan Gil; yo te arrojé del palacio de Rionuevo; yo asesiné un domingo a tu vieja compañera de casa; yo, en fin, te puse en el bolsillo ese bote de ácido sulfúrico...
Gil Gil tembló como un azogado; sintió que la raíz del cabello se le clavaba en el cráneo, y creyó que sus músculos crispados se rompían.
-¡Eres el demonio! -exclamó con indecible miedo.
-¡Niño! -contestó la enlutada persona en son de amable censura-. ¿De dónde sacas eso? ¡Yo soy algo más y mejor que el triste ser que nombras!
-¿Quién eres, pues?
Érase una persona como de treinta y tres años, alta, hermosa, pálida, vestida con una larga túnica y una capa negra, y cuyos luengos cabellos cubría un gorro frigio, también de luto. No tenía ni asomos de barba, y, sin embargo, no parecía mujer. Tampoco parecía hombre, a pesar de lo viril y enérgico de su semblante.
Entonces, aquel ser misterioso dijo estas tremendas palabras:
-Yo soy la Muerte, amigo mío... Yo soy la Muerte, y Dios es quien me envía... ¡Dios, que te tiene reservado un glorioso lugar en el cielo! Cinco veces he causado tu desventura, y yo, la deidad implacable, te he tenido compasión. Cuando Dios me ordenó esta noche llevar ante su tribunal tu alma impía, le rogué que me confiase tu existencia y me dejase vivir a tu lado algún tiempo, ofreciéndole entregarle al cabo tu espíritu limpio de culpas y digno de su gloria. El Cielo no ha sido sordo a mi súplica. ¡Tú eres, pues, el primer mortal a quien me he acercado sin que su cuerpo se torne fría ceniza! ¡Tú eres mi único amigo! Oye ahora, y aprende el camino de tu dicha y de tu salvación eterna. | |
yar-,22.03.2018
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Oki Marcelo !!!
Veremos que sale.
Un abrazo ! | |
ailedZullZayhev,22.03.2018
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Me encanta la idea. Gracias. Abrazos. | |
MarceloArrizabalaga,23.03.2018
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1er relato:
Destino
Cuando me lo contó reí, con esa risa nerviosa que tenemos hacia lo incomprensible.
“En uno de esos días soleados de agosto, a Macaria la invitó su sobrina a un día de campo.
Macaria era una de los tres hijos de doña Asunción, fallecida hace más de quince años. Francisco, Macaria y Martina. Las hermanas habían sido muy unidas desde niñas, pese a la diferencia de edades, casi trece años. Ninguna se casó así que, a la muerte de Martina, Macaria se fue a vivir a la casa de su hermano.
El día en cuestión Alma, una de las hijas de Francisco, preparó su camioneta y salieron hacia un conocido lugar de recreo en el Bosque de Tláhuac.
Como se hace en la actualidad para llegar a cualquier lugar, las personas utilizan medios electrónicos de ubicación para llegar a su destino, y Alma no fue la excepción, instaló la aplicación y se dejó guiar sin atender propiamente por dónde transitaba.
Durante el recurrido tía y sobrina platicaron de diversos temas (política, familia, clima, etc.), sin preocuparse por la ruta a seguir ya que contaban con una súper aplicación electrónica para ello.
Ya para llegar, ambas se percataron a la distancia de grandes y tupidas copas de árboles que tras una barda asomaban como dándoles la bienvenida. El camino aún fue largo, hasta que finalmente cruzaron un enorme arco de piedra con un gran letrero, del que asumieron era el nombre del lugar, sin prestarle mayor atención.
Dentro de aquel lugar las calles se hicieron más estrechas, pero Alma asumió que era propio del diseño urbanístico en un bosque. Lo cierto es que la sombra que brindaban aquellos enormes árboles en ese día soleado hacían del lugar un idestino/i inmejorable.
Finalmente, después de cruzar algunas calles reticularmente trazadas, y decoradas por una variedad de arbustos y plantas en flor, ambas observaron lo que pensaron era una pequeña capilla.
–“¿capilla en medio del bosque?” susurró Macaria.
En ese instante la aplicación electrónica, en un tónico mecánico anunciaba: bi“ha llegado a su destino”/b/i.
Cuál no sería su sorpresa al ser finalmente conscientes del lugar dónde se encontraban: en El Panteón de San Lorenzo Tezonco, uno de los once Cementerios de la Delegación de Tláhuac. La aplicación las había dirigido a un Panteón.
Pero aún faltaba una sorpresa mayor que dio paso a una exclamación, mezcla de asombro y terror, la esquina donde el vehículo se había detenido por indicación de la aplicación electrónica daba a la calle en donde se encontraban dos tumbas conocidas, la de doña Asunción y la de Martina.”
“ha llegado a su destino” | |
MarceloArrizabalaga,26.03.2018
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2do relato:
Adaptación parcial
Hace diez años, en el día en que Juliana y yo cumplíamos 15 años sucedió algo que trastornó la vida de toda nuestra familia.
Juliana y yo nos parecíamos mucho pero siendo ella mujer y yo varón no nos confundían- Ese dia de nuestro cumpleaños habíamos bailado con nuestros amigos hasta media noche y cuando todos se fueron comenzamos a poner un poco de orden en el jardín. Sillas aquí vasos allá papeles por todas partes. Entré en casa cargado con un cajón de botellas vacías cuando escuché un sonido raro que me ensordeció por un segundo. Salí al jardín pero el sonido no se escuchaba más y lo sorprendente es que Juliana ya no estaba en el jardín. Desperté a mis padres, Juliana había desaparecido misteriosamente en menos de cinco segundos . La policía,los vecinos y los amigos la buscaron en vano durante días por toda la zona. Desde entonces pasaron 5 años.
Marcado por este doloroso acontecimiento ya no festejé mis cumpleaños El día que hubiéramos cumplido 20 años. Se volvió a repetir poco después de media noche ese ruido ensordecedor. Salí al jardín y no recuerdo qué sucedió. Me desperté en una habitación iluminada por una luz blanca enceguecedora y noté que estaba atado a una camilla y tenía un bulto como una gran reloj sobre el estómago, poco después aparecieron dos formas esponjosas que hablaban entre sí, en un idioma que comprendía. Hablaban de la adaptación que me habían hecho. Comentaban entre ellos el resultado de la adaptación, y esa palabra volvía a repetirse una y otra vez. Me enteré así que me habían adaptado un traductor instantáneo, que me habían borrado parcialmente la memoria y que todo estaba a punto para comenzar “el experimento” Me animé a preguntar quienes eran y qué querían hacer conmigo. Una de las formas me contestó que harían un experimento sobre una cualidad que poseemos los terrestres y que ellos desconocían, pero no me dijo cuál era, pero agregó que terminado el experimento me devolverían a mi casa.
-¿Cuando?
-Nosotros no tenemos ese concepto de tiempo que tienen los terrestres, no sabría contestar a la pregunta, dijo la forma que parecía ser la única que comunicaba conmigo. Me vistieron con un amplio sayo metálico y me dejaron solo. Estaba muy confundido porque se me había nublado mucho la memoria. Recordaba mi nombre y pocas cosas más. Todos los día me ajustaban los aparatos que tenía en la caja redonda de mi abdomen.La forma esponjosa me anunció que finalmente iba a empezar el experimento.
Me dejaron solo, a veces sentía un frío intenso o un miedo paralizante. Sentía que en la caja se iban registrando cosas, escuchaba los sonidos y los silbidos de una febril actividad mecánica. No sé cuánto tiempo pasó porque allí no había forma de percibirlo, hasta que una vez entró en mi espacio luminoso un pequeño robot que tenía la cara de Juliana .Quedé impresionadísimo y mi caja abdominal comenzó a agitarse febrilmente . La llamé por su nombre y no conseguí que me reconociera. Ella hablaba mi idioma adaptado pero era de muy pocas palabras. No me reconocía y solo caminaba por la habitación que era lo que su programa le indicaba que debía hacer. Yo lloré , le supliqué . Las visitas se hicieron frecuentes y después de cada una quedaba destrozado. Juliana no recordaba nada, a veces hasta dudé de que fuera ella. Le hablé de nuestros padres, de los amigos, del gato, de la enredadera de jazmines que ella había plantado cuando tenía 5 años. Nada, total ausencia, ella sí, estaba perfectamente ”adaptada” . Poco a poco supe con certeza lo que estaban experimentando conmigo. Habían adaptado completamente a Juliana pero a mi me habían dejado una memoria parcial y mis propias reacciones. Comprendí:estudiaban lo que ellos no poseían LA EMOCIONES;el miedo, el amor, la angustia, el frío, la sorpresa, la rabia, la desesperación, el llanto. Juliana estaba allí,impasible en su caminar robótico para suscitar en mí ese torrente de emociones De pronto mi hermana no entró más en mi espacio, volvieron las dos formas esponjosas y me dijeron que me iban a devolver a mi casa, que el experimento había terminado.
Mis padres no creen en mi relato, creen que me he vuelto loco porque dicen que no me he ausentado ni un momento de casa y que ayer mismo había sido mi cumpleaños.
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MarceloArrizabalaga,26.03.2018
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3er relato:
Rebelión
Las grilas se despertaron una mañana de septiembre, todas juntas porque con sus cuerpos se daban calor.
A pesar del equinoccio de verano en el hemisferio sur, sus cuerpos angulosos tiritaban de frio.
Eran unas criaturas amables, tiernas, en comunidad apacible, porque todas las grilas pertenecían a la especie reproductiva. Solo iban a cazar nenúfares, cuando tenían la necesidad de aparearse, y, cuando era urgente, que alguien cargara los cuencos de fardos y así alimentar a toda la comarca, y más aun, a los que hacían el trabajo pesado.
Las grilas se sentaban, se angulaban, formaban un octaedro, y de sus bocas salían cantares y arrumacos.
Bebían lo que los nenúfares traían en sus cuencos, y se alimentaban de un recipiente verde, una comida saludable y geométrica y así pasaban los días, las grilas sentadas y los nenúfares, protestando por allí.
Cierto día hubo una rebelión de nenufares.Hostigados y cansados de ser esclavos, decidieron poner fin a su estado y se marcharon al norte, al calor.
No llegaron muy lejos, tardaron años en llegar, rodando sobre sus lados. Solo llegaron unos pocos.
Y cuando llegaron al norte, los nenúfares se dieron cuenta, que no podrían reproducirse porque no habían llevado consigo a ninguna grila. | |
MarceloArrizabalaga,26.03.2018
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4to relato:
EL CONTRATO
Nunca debimos firmar ese contrato. Alguna vez escuché decir que esas cosas no conviene hacerlas. Que son malignas, que traen consecuencias. Pero estábamos borrachos, muy borrachos. Incluso tú, tan intelectual, tan racional, que alardeabas de ser un escéptico recalcitrante con todo aquello que no se puede pesar o medir, en esta ocasión te dejaste llevar por un sentimiento, aunque tuviera su origen en el alcohol. Te mofabas de cualquier creencia. Abusabas sin límite de tu superioridad académica para ridiculizar a cualquiera que emitiera una opinión no respaldada por un experimento científico o una ecuación. Y, sin embargo, por esas ironías que tiene la vida, la idea salió de ti. Aquella interminable noche de juerga, cuando sólo tú y yo nos sosteníamos en pie y aún éramos capaces de escribir cuatro palabras con letra temblorosa, me retaste en otros de tus intentos por despreciarme. En una sucia servilleta de papel manchada de cerveza y apoyándote a duras penas en una mugrienta mesa de las que poblaban el tugurio que solíamos frecuentar, garabateaste tres o cuatro infames frases en las que ambos adquirimos un compromiso terrible. El primero en morir tenía que dar señales inequívocas al superviviente de que hay otro lado, y que desde ese mundo se puede interactuar con este. O al menos intentarlo con toda la capacidad que tuviera de hacerlo. Supongo que seas lo que seas ahora y estés donde estés maldecirás, al igual que yo, el momento en que se te ocurrió ese pensamiento. Aunque yo lo hago por las terribles consecuencias que me está acarreando y tú porque ni muerto te debe gustar que algo haya contrariado tus convicciones. Tu espíritu, o la esencia ignominiosa que de ti quede, se revolverán en el particular purgatorio que habitas. Has podido comprobar pues que hay un más allá, que algo trasciende la materia por encima de los átomos y los protones. Y perder es contrario a tu condición natural, por eso vuelcas tu rabia y frustración contra mi después de muerto.
Si tengo que ser sincero pasado un tiempo de tu muerte me olvidé de ti y del contrato que firmamos. La verdad es que nunca lo tomé por más que una broma de dos amigos borrachos. Incluso reconozco que no sé adónde fue a parar, ni siquiera me pregunté si lo guardaste, lo perdiste o tuvo un final más noble en el cubo de la basura, pero ahora sé que el contrato sigue en vigor con toda su terrorífica carga. Es exasperante pensar en tu sentido del orden que, a lo visto, mantienes incluso en la tumba.
Al principio me costó percatarme. Quizás ya llevabas un tiempo mandando signos de que seguías ahí, en la dimensión de la que ningún vivo sabe nada. Tal vez mi inocencia me impidió ver que algo no iba bien. No tuve los sentidos despiertos para entender que desde el plano espiritual estabas urdiendo la forma de amargarme la existencia. Te confieso que transcurrido un tiempo prudencial desde tu fallecimiento te olvidé por completo. Las circunstancias, y en especial tu manera de ser, nos distanciaron en vida por lo que sentí tu desaparición bien poco, como la de un simple conocido. Pero fue a partir de esas caídas inexplicables de objetos que se producían en cualquier parte de mi casa, de los cambios de lugar de las cosas que había dejado en otra parte, de las súbitas bajadas de temperatura en el ambiente, cuando comencé a sospechar que habías vuelto de donde no vuelve nadie. Después comenzaron a moverse cortinas sin que ningún viento aparente fuera la causa. De ahí pasaron a visitarme sombras que se movían igual de rápidas que esquivas. Intenté creer que mi inconsciente me traicionaba, que la sugestión tiene un poder creador en la imaginación capaz de hacer ver lo que no es real. Al fin me tuve que rendirme a la evidencia. Acudió a mi memoria el momento en que firmé el maldito contrato y comencé a temer que fuera la causa de los fenómenos extraños que cada día con mayor frecuencia me acompañaban. Por primera vez hallé la relación entre ambas cosas. El miedo me invadió. Y lo que fue mucho peor, no sólo a mí. Mi querida esposa no fue ajena a que algo diabólico se introdujo en nuestras vidas. Te ensañaste con ella con mayor crueldad, si cabe, que conmigo. De nada sirvieron mis vanos intentos por convencerla que todo tenía una explicación racional. Aprovechaste aquella noche de infausto recuerdo para susurrarle al oído el texto completo del contrato. Penetraste en su mente dormida para leerle, palabra a palabra, el producto de los delirios de dos miserables. La pobre infeliz, incapaz de soportar tanta locura, saltó desde el décimo piso sin siquiera recriminarme haberla llevado al límite de sus fuerzas. Estrelló su frágil y delicado cuerpo contra el asfalto espantada de terror. Sin embargo, lo que me laceró el alma no fue el ruido sordo del golpe producido al quebrarse todos sus huesos, sino las palabras que pude escucharle repitiendo en su breve agonía “no hay otra solución, no hay otra solución”. No quiero extenderme más en los detalles del trance más lamentable y doloroso de mi vida.
Y no te conformas con ceñirte al pacto. No es bastante que hayas destruido mi vida y la de los que me rodean. Una vez me has demostrado que hay un más allá continuas atormentándome sin que sepa cuál es tu propósito final. Creo que tu soberbia te impide admitir una derrota y por ello te estás vengando. Siempre fuiste implacable con lo que te interesaba. De esta manera tan sádica. Jamás me dejarás descansar. Me pregunto qué puedo hacer para acabar con este tormento.
Mientes maldito cínico morboso. Desde este lugar donde me hallo, incomprensible para mí en muchos de sus términos, puedo acceder al pasado, presente y futuro de tu mundo material. Tampoco me supone el menor obstáculo leer tus pensamientos. Y observo con todo detalle el día que manipulaste los frenos de mi Volvo conocedor de que iba a emprender un viaje por carreteras escarpadas. No podías esperar a que la vida de cada uno de nosotros se desarrollara por sus cauces naturales y el contrato llegara a su término por sí mismo. Tu morbo insano te jugó una mala pasada. Sabedor de mi compromiso en asuntos en los que empeño mi palabra y de la minuciosidad que utilizo para abordar cualquier cuestión, decidiste asesinarme para saciar tu curiosidad enfermiza por saber si nos espera algo en otra vida o todo termina con la muerte. Adelantaste muchos años la cuestión que litigábamos. Sin darte cuenta que eso ya alteraba las condiciones del contrato.
Te quejas ahora de los suplicios a los que te he sometido cuando ignoras el terror que supone verse acosado en la dimensión extraña y desoladora en la que habito. En tu inquietud por anticipar un conocimiento que todavía no merecías tener, te entregaste a médiums y espiritistas que me han perseguido sin descanso. Este lugar es mucho más aterrador de lo que un humano puede llegar a imaginar y sentirse invocado desde otros planos de existencia es equivalente a adentrarse en espesas tinieblas propias de pesadillas asfixiantes. Es imposible describir el miedo que se puede llegar a tener aquí, sólo puedo apuntarte que no hay dolor físico terreno, ni horror que se le pueda siquiera aproximar. Aquí el terror adquiere forma, se condensa. Lo único que percibes es soledad, negrura, desconcierto, frío y perturbación.
Si algo de culpa tuve en firmar nuestro contrato fue mezclarme con un tipo de tu incompetencia. Tu mujer era más inteligente que tú y con unos leves susurros entendió el pacto por completo. Por eso actuó de la única manera razonable que tenía y se quitó la vida. Tú, con torpeza infinita, no fuiste capaz de recordar o de comprender la última frase que es la que nos mantiene a ambos en este estado. “La validez del contrato se mantendrá mientras se mantenga con vida el firmante superviviente” -rezaba la última cláusula.
¿Qué puedes hacer te preguntas? Es muy sencillo. Sólo tienes que apretar el gatillo de ese revólver que apoyas en la sien. Vamos, adelante cerdo. Será rápido y nada doloroso. Mucho más digno de lo que te mereces. Así..bien… Perfecto ya está. Puedo ver tus sesos desparramados por la pared y tu cuerpo seboso yaciendo en el suelo en postura grotesca. Por fin se ha cortado ese cordón inmaterial, pero inquebrantable, que nos mantenía fijados el uno al otro en lugares tan distintos del espacio y el tiempo. ¡Ah!, y en última instancia soy el ganador. El conocimiento y la racionalidad se imponen una vez más a la superstición y la creencia. Yo tenía razón, aparte de un estado diferente y pasajero por el que me has obligado a transitar, no hay nada después de la muerte. Este sitio tan sólo es un tenue reflejo del mundo, que se evapora en cuanto la causa que provoca su existencia desaparece. Vencido el contrato se cancelan las obligaciones y consecuencias que de él emanaban. Siento como me difumino en la no existencia. ¡Qué placer!
FIN | |
peco,27.03.2018
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Amigo Marcelo traté de entrar ayer para dejar una pequeña narración, pero no pude. atte. peco. | |
MarceloArrizabalaga,27.03.2018
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Quinto relato:
Fue una respuesta a mi culpa
Cómo cada viernes del verano del 2006, yo salí de la casa dónde temporalmente me hospedaba, para pasar el fin de semana en el hogar que recién me habían entregado en Sinking Spring. Al ser ésta una residencia aún sin amoblar, hacía una escala técnica en el hogar de Andrés, mi amigo de infancia. Y casi siempre él me esperaba con una suculenta cena y unas cuantas latas de cerveza. Pero lo imprescindible era tratar un caso de agenda imprevista, acerca de nuestras vivencias en nuestra lejana República. Y siempre el tema de la noche brotaba sin obedecer a ningún plan.
Cuando el cansancio y el sueño nos vencían, a altas horas de la madrugada, yo caminaba una manzana y luego de atravesar el patio, ingresaba por la cocina de la nueva vivienda. Y ya que había improvisado un pequeño dormitorio en la segunda planta, tomaba la escalinata sin encender las luces. Pero para mi sorpresa, aquella noche cuando giré el llavín de la puerta de la habitación, la única ventana del cuarto proyectaba un triángulo lumínico de limitado espectro, cuya base arropaba el gris perfil del rostro de mi abuela Mercedes. Pero Inexplicablemente el resto de su cuerpo se inclinaba hacia la izquierda en la mitad de sus glúteos y formaba con sus piernas un ángulo de noventa grados. Mientras, que todo su cuerpo, parecía flotar sobre el colchón que había dejado inflado la semana anterior.
Esa noche, Andrés, saliéndose un poco de lo habitual, había olvidado comprar las Heinekens, pero su esposa se desbordó preparando un sancocho con siete carnes. Y con la compra de un aguacate que indefectiblemente tendría que
ser brasileño, así como también logró un graneado en su arroz, jamás antes visto por mí. Sin embargo, lo deprimente del ambiente fue el tema de la conversación. En algún momento creí que mi amigo había esperado años para encontrar el momento adecuado para abordarlo conmigo. Y comenzó recordándome que hacía un largo tiempo y por las noches, que en la casa de mi abuela se reunían algunos hombres que bajo el pretexto de cenar, lo que realmente hacían era escuchar noticias del extranjero, desafectas al régimen operante entonces.
Dije que me había sorprendido que a pesar de lo fornido del cuerpo de mi abuela, el colchón no se hubiera doblado tanto. Pero lo que no podía sorprenderme era la exquisitez del traje que portaba y la tersura de su piel. Aunque no podría decir lo mismo de la expresión de su rostro, que sin voltear a verme, en él se pintaba la inconformidad y el disgusto. Y el rostro que nunca me había negado, cuál la Luna a su estrella madre, su cara más iluminada, ahora me ocultaba su bondad. Inútil e inválida hubiera sido cualquier intención mía de cuestionarla o de buscar su proximidad y calor.
Andrés se permitió también recordarme que uno de los señores que cenaba en casa de mi abuela Mercedes, era celado por su esposa, por el rechazo suyo a la cena que le preparaba cada noche. Alimentándolo todo con la 'dominicanada' que advierte que dónde se come también se duerme. En verdad yo disponía de todos los argumentos para derrumbar su hipótesis, pero no estaba en mis planes contrariar un amigo que me ofrecía su hogar y su atención, cuando mi casa era inhabitable. Y, de paso, remover el cuerpo de una dama que descansaba desde 1976.
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MarceloArrizabalaga,28.03.2018
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Extraña pareidolia
Uno de los sucesos que más recuerdo de mi niñez está relacionado con mi afición a encontrar figuras en todo lo que, por tener colores y formas diversas, llamaba mi atención.
Aquella mañana, como siempre, me había detenido a observar el cielorraso de mi habitación, construido con tirantes de madera lo suficientemente rústicos como para esconder miles de formas que mi imaginación creaba, y como siempre, terminé asustada por la presencia de un puma, o león americano, echado en posición de alerta, como si estuviera a punto de saltar encima mío. En esa ocasión repetí lo que venía haciendo desde hacía un tiempo: levantarme e ir corriendo a la cocina de nuestra casa de campo, para contarle a mamá lo que me sucedía.
Mamá estaba atizando el fuego para calentar la leche recién ordeñada y casi no me escuchó, aunque ya sabía de memoria su respuesta: -“Es tu imaginación…”
Ese día estuve jugando afuera con poca ropa y, como a la tardecita refrescó demasiado, me pesqué un resfrío. Al otro día no pude levantarme de la cama. Temblaba.
Mi león se hizo presente en mis incursiones por el cielorraso y, para no variar, eso me intimó. A cada ratito llamaba a mamá para que me acompañara. Le conté que lo veía agazapado y a punto de saltar sobre mí y le supliqué que no me dejara sola.
Debo haberme dormido ya que desperté sobresaltada ante la visión del león, que decididamente se me venía encima. Me restregué los ojos para convencerme que no estaba soñando, pero el león ya estaba dentro de mis sábanas, amenazándome una y otra vez con sus garras abiertas. Yo quedé inmovilizada por el terror, y aunque al abrir los ojos la visión desaparecía, ni bien el sueño me vencía nuevamente volvía a aparecer esa bestia que se abalanzaba sobre mí. Alcancé a gritar con todas mis fuerzas y aparecieron mis padres.
-¡Mamá, mamá! ¡El león! ¡Me va a matar! ¡No me dejes sola, mamá…!
Mamá me tocó la frente.
-Está delirando –dijo. -Tiene mucha fiebre.
Papá fue a buscar a una curandera que vivía en el campo vecino para que me midiera la fiebre. En tanto el león me seguía atormentando. Mamá, a mi lado, rezaba.
Sentí que ladraban furiosamente los perros, y en ese momento entró papá con la curandera, que se santiguó y me puso la mano sobre el pecho. Yo la escuché rezar y aunque nunca supe qué pidió en sus oraciones, supuse que quería alejar al león de mis pesadillas.
No sé si fue por efecto de los rezos de la curandera, o por los caramelos de menta que me dio mamá para aliviar la garganta, o tal vez por los paños de agua fría para bajar la fiebre que me aplicó, pero el caso es que me sentí mucho mejor. En ese momento miré hacia el cielorraso y el león ya no estaba. En su lugar vi los nudos de los tirantes de madera con que estaba revestido, y nada más. Suspiré aliviada.
Esa noche dormí tranquila y al otro día me levanté con mejor ánimo. Era prácticamente un día de invierno, y algunos rayos de sol que se filtraban entre la disminuida vegetación iluminaron la figura de un gran león americano muerto, colgado cuan largo era de las ramas de un árbol.
-Lo cazaron anoche los perros –me explicó uno de los peones del campo. –Seguramente quería visitar el gallinero… | |
MarceloArrizabalaga,28.03.2018
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Extraña pareidolia es el sexto relato. | |
MarceloArrizabalaga,28.03.2018
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Séptimo relato:
Promesa
Mientras la esperaba sentado en el mismo banco de nuestra primera cita, me puse a mirar la plaza. Los árboles habían crecido, ya no existían canteros con flores como antes; tampoco niños corriendo a las palomas. Todo cambia, pensé con nostalgia.
Veinte años sin verla; tanto tiempo y tantos recuerdos.
Reconocí aquel rostro amado a pesar de que las incipientes arrugas y la expresion de tristeza habían cambiado bastante sus facciones.
La invité a tomar un cafecito en el bar de la esquina; empezaba a hacer frío.
Se veía linda, delgada, risueña, y con esos ojos castaños que calaban hondo.
La charla fluyó amena, de nuevo surgieron los intereses compartidos y el deseo de cambiar el mundo que nos había unido durante la juventud. La magia del momento nos envolvía; no le hice preguntas. La besé suavemente en la mejilla. Algunas personas nos miraron y luego siguieron con lo suyo.
-¿Te acordás de la promesa que me hiciste aquel día? -preguntó
-Sí -respondí.
Mi mente voló hacia las épocas doradas. Ilusiones, esperanzas, proyectos y futuro.
Recordé su carita soñadora, su mirada intensa indagando a la mía. Luego mi promesa y la piel ansiosa de caricias y ternura.
-¿Me vas a querer siempre? -me había preguntado con esa candidez suya que tanto me gustaba.
-¿Y nunca vas a amar a otra?
-Por supuesto, te lo prometo.
Había cumplido. Ella lo sabía y yo sabía que venía a liberarme.
-Me tengo que ir, Luis; ya no tengo más tiempo.
-¿Nos volveremos a ver?
-Claro.
La tarde era apacible; el aire diáfano y tonificante anunciaba la proximidad del invierno. El sol se ocultaba despacito detrás de una nube que se teñía de rojo.
Era el momento de la despedida. La acompañé en silencio. Al llegar nos abrazamos y mientras me alejaba del lugar noté una vez más el aroma de las lavandas y los jazmines que bordeaban la entrada del cementerio. | |
MarceloArrizabalaga,31.03.2018
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Octavo relato:
Los hechos solo ocurren en el presente
El día, ese espacio de angustia, tiñe el barrio de un gris mortecino, vacilante, y jugando se cuelga de un pilar de ladrillos que sujeta alambrados, de un postigo orgulloso de esconder resplandores, de veredas gastadas por la gente viviendo, o del reflejo fugaz de una mirada.
Y en un hechizo, en ese superlativo instante inesperado, a ese día omnipotente, déspota, orgulloso de su sol, lo conmueve, lo ataca el viento, ese viento que viaja eternamente, haciéndolo fugaz, transitorio, brevísimo, y ahora mortalmente herido por las penumbras, que ya comienzan a invadirlo.
Sentados en el alto cordón de la vereda, con las piernas colgadas, que apenas tocan la calle.
Los amigos deciden las fábulas, marcan con la punta de un pie en el ripio, defienden sus ideas en algún dibujo, que sintetizan en torpes esquemas estructuras difíciles de obtener con la palabra.
Habían logrado superar, más rápido de lo que sus pobres cerebros aspiran, la obsesión del paso del tiempo y de la muerte, captando - para su regocijo - que la belleza siempre existe, incluso en el espanto, incluso en el agobio.
No hablaban de la vejez, esa maldita, que aún no llega a habitarles la piel, ni el poder de sus ojos, ni sus ganas.
La veían como a una mujer lejana a la que no tenían acceso, y podían utilizar toda la vida para conquistarla. Tenían todo el tiempo que uno cree tener hasta la muerte.
La adolescencia latía por sus arterias salvajemente en un ir y venir endemoniado.
La ventolera en un parpadeo dejó de soplar, pero el polvo que había arrastrado cubría ya con una roñosa túnica los muebles y las hojas de los geranios, que en macetas amontonadas se asomaban por la vidriera de la peluquería.
No había distracciones para temas banales o cotidianos, ni se daban respiro, seguro algo los acercaba a verdades indispensables para su análisis.
Trataban de descular - no sin esfuerzo -, la Teoría Geométrica Táctil de Tlön y sus aplicaciones prácticas a movimientos futbolísticos elementales, específicamente a utilizar en el potrero.
De ahí la necesidad de simplificar como hipótesis al lenguaje común esa frase sencilla pero mefistofélica: El hombre que se desplaza modifica las formas que lo circundan.
El humo de la alta chimenea que brota entre el tejado de la estación del ferrocarril intenta elevarse inútilmente, reptando a duras penas hacia el cielo acerado y cada vez más negro, para por fin soldarse con el horizonte de cerros pelados, estériles y viejos como el mundo, que ahora eran solo sombras.
Luego de golpear varias veces con el taco de la zapatilla, clavándolo en la fina arena que se amontona al reparo de la vereda, progresando en el cavado de un pozo, apareció entre el gris arenoso un destello plateado, fulminante, cegador. Y como un relámpago desapareció nuevamente en el mismo movimiento, tragado por ese mismo polvo cósmico que el viento junta constante, tozudo, cuando sopla desde el sur del continente.
Los dedos crispados de las manos de Puntín lo desenterraron urgente, de un arañazo, hasta dar – voraces - con un cono de metal reluciente, del tamaño de un dado.
Luego con esfuerzo disparatado la mano lo levanta en el puño cerrado. Pero el peso es inaguantable, inadmisible, absurdo, para el diminuto tamaño del objeto.
Le duele sostenerlo y espantado lo deja caer con alivio sobre el gris del polvo sideral amontonado, logrando al chocar un estallido sin ruidos, y en el impacto, vuelan infinitas partículas microscópicas.
Con premura lo oculta con una rápida maniobra de su pie izquierdo, con una palada que lo entierra.
El objeto ahora queda cubierto por una montañita de arena inocente.
Tenían que planificar los movimientos hasta tener certera eficacia y suficiente firmeza en sus palabras, para luego de resolver la hipótesis de que: los hechos sólo ocurren en el presente.
Iniciar la demostración desde una posición estática les resolvería muchas horas de ecuaciones futbolísticas irrepetibles.
Comenzarían la demostración a partir de una jugada de tiro libre (es decir la Teoría Geométrica de Tlön con pelota parada). Querían mover la bocha desde un terreno conocido. No eran giles.
La evidencia práctica en la demostración de estos teoremas debe ser irrefutable, sin discusión, categórica, inapelable, de la gran puta.
Aquí tiene que cumplir un papel culminante la picardía, la infamia leve, sintetizado en el aditivo del engaño, de lo insólito, de lo asombroso, de la burla leal, de la seducción que da ... el amague.
Esa forma de amenazar, de intimidar, de prepotear al rival, de fanfarronear con el cuerpo, con el gesto de la gambeta, con una mirada intencionada, con una rodilla que se flexiona hacia un lado y sale para el otro.
Con esa explosión de encantamiento que es el contrincante dejado en el camino y que la pelota siga obediente – pegada - en el empeine.
Había que investigar hasta que en el presente (solo en ese destello efímero que es el presente), se produjera el efecto buscado.
Que la burla tuviera el resultado de un amague colectivo, de una gran chanza, con la sincronización total del grupo (todos los jugadores), como un ballet, modificando los espacios de la cancha, creando lugares nuevos por donde desplazarse sin marcas, sin roces. Camino siempre a lo mismo, camino al gol.
A la culminación perfecta del encanto.
- Si tenés la barata posibilidad de disfrutar con lo que te imaginás, con lo que soñás, con lo que ves cuando cerrás los ojos, o cuando quedás con la mirada fija en un punto distante pero sin ver nada, solo mirando para adentro... - dijo Puntín.
- A la realidad, a esa puta legitimidad de la verdad, que te pasa en ese momento, la tenés dominada, sometida a tu fantasía y hasta la podes cambiar si te pesa demasiado! - concluía.
Sin verlo mientras hablaba, dirigía sus ojos hacia el lento desplazamiento de un hombre viejo y pesado, que avanzaba por la vereda donde ellos estaban sentados.
Las infinitas posibilidades de su origen lo rodeaban como un aura oloroso –intenso- a tabaco y naftalina, y un humo intrigante perseguidor de sus ropas antiguas.
Era una prolongación del Asia Menor (de Babilonia o Alejandría) en la Patagonia, nunca nadie se interesó por su remota ascendencia de hititas, o de persas, era sólo el Turco de la tienda - de acá a la vuelta -.
Turco mugriento se comentaría por ahí, hostilmente.
- Los que dicen que sienten pena por lo que a vos te ocurre, esos son los peores! - afirmaba en tono sabio y contundente- Son los más jodidos, seguro están usando tus desgracias para sentirse mejor ellos, para atenuar sus propios quilombos y pesares.
- ¡Desconfiales, nene! Se por que te lo digo-. Y le pegaba una chupada al toscano que eternamente vivía en sus labios.
De su inteligente palabra pensante salieron variados anatemas nunca refutados, al menos oficialmente, y confesiones de sabia trascendencia y oficio, que seguramente influyeron en mi vida y en mi orden moral, si es que lo tengo.
Jamás abandonó su línea de charla callejera (aunque aveces incursionó - sin proponérselo - en terrenos que nunca debería haber pisado), y es el dueño de un latiguillo histórico (refiriéndose a las mujeres), que quedó esculpido en mi memoria de pibe, y que me repetía cada vez que podía, como para que no se me borrara.
- ¡Todas son lo mismo!- decía con una sonrisa amarga.
También me enseñó que el amor es un estado de miedo constante a que te abandonen. Y que la pasión es el sentido de la vida. | |
MarceloArrizabalaga,31.03.2018
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Noveno relato:
Carta a los terrestres
Hombres y mujeres de la Tierra, ha llegado el momento de revelaros que podéis vivir de otra manera. Yo hace muchos años viví entre vosotros y afortunadamente fui elegido para dar este aviso que es una anunciación y un renacer para vivir como os merecéis . No habéis sido creados para el sufrimiento y la desdicha
En el formulario que acompaña esta carta encontraréis los requisitos necesarios para integrar nuestro Nuevo mundo.
Desde ya puedo deciros que seréis sometidos a un entrenamiento que os preparará a la nueva vida.
Aquí no existe maldad, ni agresión ni miedo, ni desencanto.
Cada persona elige su actividad según su inclinación y los que no quieren trabajar pueden hacerlo y dedicar su tiempo a las artes o a la contemplación. Lo que nos une a todos los habitantes de este lugar es son :la sonrisa, la ayuda mutua y la alegría.
Aquí existe la muerte pero viene vestida de blanco y se lleva a las personas que han cumplido su ciclo. No conocemos ni el sufrimiento ni la enfermedad. Vivimos todos en casas espaciosas en donde entran solo energías positivas.
Os enterarés de muchos otros beneficios que se disfrutan en este lugar del cual no digo el nombre; en la tierra todo lo bueno se malogra o se manipula o se explota.
Para que el contenido del formulario os sea inteligible solo se requiere que abráis los ojos de la mente y el corazón. Suerte. | |
MarceloArrizabalaga,31.03.2018
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Décimo relato:
Miedo
Silencio, silencio absoluto. Sólo se escucha el jadear de mi respiración y
el chasquido de la hojarasca bajo mis pies, que apenas la rozan. A veces agudizo mis oídos y oteo el horizonte para verlo.
No alcanzo a distinguir nada.
Sé que me persigue y que no se detendrá.
Tengo la esperanza en el amanecer.
La luna brilla entre los árboles, debo seguir corriendo.
Tal vez si lo desoriento tenga alguna posibilidad.
Me supera en inteligencia.
Para él es un juego, para mi es mi vida.
Aceleró el paso, pronto sucumbiré.
Me espera agazapado entre las sombras.
Sabe de mis debilidades. Solo el sol me salvará.
Estoy tan cansada… Debo seguir corriendo.
Si sobrevivo, podré descansar.
Las pesadillas solo atacan de noche.
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MarceloArrizabalaga,03.04.2018
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Undécimo relato:
EL LEON ALADO
El artista miraba orgulloso su trabajo recién terminado, un león alado que significaba el fuego, la majestad, el poder.
Le había llevado mucho tiempo el concluir su obra y poder conseguir reflejar en el mármol la fiereza del león, que parecía rugir amenazante, consideraba que era su obra más importante hasta ese momento y decidió quedarse con ella e instalarla en ese jardín donde estuvo trabajando .
Cerro la ventana desde donde miraba su obra, y se dispuso a bañarse y luego dormir, se merecía un descanso.
Esa noche un inusitado movimiento, rompió la calma del hermoso jardín, lleno de arboles y flores exóticas, entreverados con distintas esculturas de mármol, el león cobro vida propia y de un salto bajo de su pedestal, iniciando un recorrido por el predio, sentía hambre y buscaba con que saciarla, no encontraba nada con que mitigarla, solo pequeños roedores.
Movió sus alas e intento el vuelo, fracaso en sus primeros intentos pero luego se elevo, superando los altos ligustros y salió a la busca de una presa digna de su majestad, planeo por la ciudad a pesar de la tormenta que se había desatado, los truenos y relámpagos surcaban la noche pero eso no lo detuvo, su olfato le indico la cercanía de un animal, descendió hasta el verde piso de una plaza y se puso al acecho, esperando el momento propicio para atacar.
Su objetivo era un andrajoso mendigo, que sentado en un banco de cemento desafiaba la lluvia, bebiendo del pico de una botella de alcohol puro, lo único que consiguió para satisfacer su insaciable sed.
El león avanzo varios metros, casi arrastrándose al ras del piso para no delatarse, tomo impulso para arrojarse sobre su presa en el mismo instante en que un rayo cayó sobre el petrificándolo.
Esa mañana al despertarse el vagabundo choco con la estatua del león, y siguió su tambaleante andar, sin darle importancia confundiéndolo con un animal mas de los que aparecían en sus pesadillas cotidianas | |
MarceloArrizabalaga,03.04.2018
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Duodécimo relato:
LA PRINCESA CAMILA
La conocí en una tarde de verano, había salido a ver el mar después de muchas horas de encierro.
Enseguida me di cuenta que su inocente figura y sus ingenuos movimientos eran armonizadores.
Habían sido mis propias creencias que hicieron que viera en ella la ocasión de mostrarme interesado, hasta el punto de involucrarme en su vida.
Ella expresaba tristeza en su rostro. Ojos grandes y profundos, como queriendo generar compasión.
Fue así como entró ella en mi vida, y se quedó, al principio como a prueba por un tiempo, para probar si era posible la convivencia, cosa que logramos de común acuerdo. Ella se mostraba prudente y con frecuencia su delicadeza, se podía confundir con timidez.
Su juventud era al mismo tiempo, un factor a favor y en contra a las costumbres compartidas.
En mas de una ocasión, su salud se quebrantó y fue entonces cuando comprendí que no la abandonaría y que se había apropiado de mis sentimientos hacia ella.
Era muy inteligente y de exquisita astucia: sabía muy bien lo que podía lograr si se mostraba sumisa y agradable. Creo que con eso me sedujo, no recuerdo haberla visto nunca enojada.
Mi carácter irritable hizo que muchas veces haya sido injusto con ella, y me hacia sentir culpable por esas circunstancias, pero ella dependía de mis afectos.
Luego de muchos años de convivencia, comprendí que ella no podía ser realmente libre; había renunciado a su mundo, por ser parte de mis deseos, y eso incluía apropiarme de su cuerpo y regular sus iniciativas.
Los años mezclaron los recuerdos, hasta yo perdí los míos, borrando el pasado anterior a su llegada a mi vida y pareciera que siempre había formado parte de mi historia.
Era la CAMILA.........mi CAMILA....nuestra relación se consolidó a partir del respeto que me tenía, y hasta a veces sospeche que me temía, pero nos unía la rutina de cada mañana en la que me hacia notar de su vitalidad incontenible.
Domesticar era el mandato. - Ahora lo aprendí, mucho tiempo después de haberlo leído en la historia de "El Principito" de Antoine de Saint-Exupery.
Por eso ahora que ya no está - se subió a una estrella - y eso me permite poseerla en la riqueza del recuerdo, me resulta difícil vivir sin ella.
Casi nunca la nombro en voz alta a ella...........la CAMILA........mi perra. | |
MarceloArrizabalaga,03.04.2018
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Décimo tercer relato:
Recreación de” San Junípero”.
Black Mirror
En la pista de baile todos agitaban sus cuerpos frenéticamente. Los muchachos y las muchachas bailaban a los compas del rock de los años 80. Se habían conocido esa noche. Las dos, se gustaron y prometieron encontrarse luego.
Una de ellas Eva era tímida, rubia alta y espigada. La otra de pelo mota, de tez oscura, de modales extrovertidos, más alegres y mundanos.
Coquetearon.
La próxima vez, fue al compas de otra música, en otro tiempo, y cuando se vieron lograron juntas escaparse y corriendo hacia las olas y el mar se refugiaron en una casa de la playa. Se amaron intensamente.
Ahora, Eva, yace en un hospital, con su cuerpo exangüe, pero su cerebro esta encapsulado en una virtualidad sin tiempo.
En la pared se iluminan varios cerebros cuyos cuerpos ya han dejado de funcionar fisiológicamente.
No se ha logrado la cura para el cáncer, pero si para perpetuar la la memoria y los recuerdos.
Amanda la visita con frecuencia, a Eva, con su bastón blanco.
Y al final lo decide, deja su cuerpo terrenal, para estar con Eva su amada.
En el océano, corre el año 2043, Eva y Amanda recogen caracoles de la playa, juntas se dirigen a la cabaña cerca del mar, para ahuyentar el frío de sus cuerpos, a perpetuidad. | |
MarceloArrizabalaga,03.04.2018
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Décimo cuarto relato:
Fabulandia
Cuando fuimos niñas leíamos los libros de Fabulandia. Eran libros de tapas duras con ilustraciones en colores, que fascinabam mis ojos.
Mi amiga Rossy nunca me los prestaba a Las Fabulandia porque, se las regalaban sus padres que tenían mayor poder adquisitivo que los míos.
La madre de Rossy no la abrazaba a ella, tanto como mi mama a mí.
Rossy logro superarlo muchos años después, me conto,necesito años de terapia, para lograr comprender a su madre.
La mía en cambio me abrazaba y besaba todo el tiempo, mientras Rossy le decía a mi madre -qué a mi no me va a abrazar…
Mientras tanto, El libro de Fabulandia, permanecía a la noche en la mesita de luz de Rossy.
Cierto día en que me quede a dormir en su casa, tendría 9 años, a la mitad de la madrugada vi a dos lechuzas conversar animadamente entre sí tomando café con leche. Una le hablaba a la otra, mientras el conejo y la tortuga jugaban una partida de truco muy animados, en el bosque.
No me sobresalte para nada porque yo sabía que eran reales y que de noche iban a dormir adentro de las hojas, cansados de jugar todo el día.
Se lo conté a Rossy a la mañana siguiente y me dijo ¡que sos tonta vos!no sabes que son personajes de un libro y no hablan entre si, a lo que yo asentí.
Por la noche las lechuzas me invitaron a tomar café con leche y me enseñaron a jugar al truco, porque yo no sabía.
Luego me invitaron a entrar a la pagina y aquí estoy tomando café con leche y jugando al truco con el conejo y la tortuga. | |
MarceloArrizabalaga,04.04.2018
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Décimo quinto relato:
Revelación
Antes de morir, mi mamá me había hecho prometerle que visitaría su tierra natal, adonde nunca había podido volver, pese a sus frustrados intentos. Un poco por la ajustada situación económica y otro tanto por las constantes obligaciones que la ataron a este suelo, dejó pasar sus años sin volver a su añorada Ucrania, donde había nacido, y donde transcurrió parte de su infancia.
Cuando sus padres decidieron viajar a América buscando un mejor pasar, ya que la convulsionada Europa les ofrecía en esos momentos un futuro incierto, mi madre sintió una enorme tristeza al tener que alejarse de su abuela materna, a la que quería con toda su alma, y con la que había pasado las horas más gratas de su vida. Entonces le prometió que pronto vendría a visitarla, sin siquiera imaginar que la inmensidad del mar las separaría para siempre.
En ese momento no comprendió las palabras con la que la despidió su abuela. -Yo me voy con vos – le dijo, aún sabiendo que eso era imposible, ya que no subió con ellos cuando el barco zarpó.
América la retuvo con sus fuertes brazos y su prometedora bonanza, que caía lentamente, semejando un reloj de arena, no permitiendoles, primero a su familia, y después a la suya propia, cumplir con la promesa realizada hacía tanto tiempo.
Y así transcurrieron los años, sintiendo esa deuda incumplida, aún sabiendo que su abuela había fallecido hacía años, cuando yo estaba a punto de nacer.
Con el paso del tiempo decidí cumplir la promesa hecha a mi propia madre.
No fue tarea fácil comunicarme con familiares europeos, y mucho menos tratar de aprender un poco ese idioma tan difícil y con esa grafía tan distinta a la de nuestro español.
Mis clases de idioma ucraniano por Internet fueron un fracaso, pero igualmente me largué con la ayuda del Traductor de Idiomas instalado en mi celular.
Al llegar todo me resultó natural, reconociendo cada lugar que mi madre me había descrito. Era como si yo misma hubiera vivido allí, resultandome muy fácil comunicarme con mis familiares, y ellos mismos se admiraron de mi instantánea adaptación a sus costumbres.
Ucrania no me era desconocida, pero había algo que deseaba concretar cuanto antes: visitar la tumba de mi bisabuela, para cumplir con el último deseo de mi madre.
Fue algo difícil llegar hasta el pueblo donde había vivido mi familia, pero pude llegar hasta allí, siguiendo las indicaciones del GPS, aunque a medida que avanzábamos al lugar indicado, ya no me cabía duda de que yo a aquello ya lo conocía.
Cruzamos las llanuras del Aluvión que alimenta al río Dniéper, y al acercarnos al terruño donde había vivido mi familia pude reconocer cada detalle de su cultura, como sus abrigados vestidos y los pisos totalmente alfombrados de sus viviendas.
Al llegar al cementerio busqué el lugar donde estaban los restos de mi bisabuela, sintiendo un vuelco dentro mío al ver la descolorida fotografía que representaba sus años jóvenes. En ella se la veía con un pañuelo estampado con pequeños arabescos atado a su cabeza, y sentada en el borde de una fuente de agua. Entonces mi mente se aclaró, recordando los más mínimos detalles del tiempo en que fue tomada aquella fotografía.
Ya no me cabían dudas de que esa mujer era yo. | |
MarceloArrizabalaga,05.04.2018
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Décimo sexto relato:
La verdad
Ese viernes hacía frío, la lluvia era discreta; apenas había empezado a humedecer las calles. El viento, en cambio, azotaba con fuerza las ramas de los árboles. Se escuchaba el lamento de las olas cada vez que chocaban contra la escollera.
En el interior de la cabaña, reunidos en torno al hogar, dos jóvenes parejas que disfrutaban de sus vacaciones, reían y conversaban animadamente.
Ya habían terminado de cenar; Graciela servía café, su esposo estaba contando una anécdota divertida cuando a Ana se le ocurrió proponer el juego. Los demás no parecían muy convencidos, pero al final se pusieron de acuerdo y Juan trajo la tabla ouija. La colocaron sobre la mesa, encendieron varias velas y apagaron las luces.
Recuerdo sus voces risueñas y esa mezcla de temor y curiosidad que percibí mientras intentaban comunicarse conmigo.
Tardé varios minutos en responder; en realidad no deseaba contactarme con ellos, pero una fuerza extraña me obligó a intervenir.
Las primeras preguntas fueron bastante simples. Lo típico: querían conocer detalles acerca del futuro.
Intenté satisfacer esa necesidad de indagar en el destino, pero había cosas que no les podía decir.
Ana era la más entusiasmada; deseaba saber si iba a tener hijos. Le dije que al año siguiente nacería su primogénito. Me preguntó el nombre de ese niño. -Se llamará Luis -respondí.
Entonces dijo algo que yo no esperaba: -¿Tú cómo lo sabes?
Le dije la verdad. Después de todo, en mi siguiente vida, ella iba a ser mi madre. | |
MarceloArrizabalaga,05.04.2018
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Se da por finalizada la entrega de trabajos para el concurso de relato fantástico.
A partir de hoy 5 de Abril del 2018, hasta el 12 de Abril del 2018 inclusive, los participantes deben votar sus poemas preferidos de la siguiente forma:
Cuentas con 10 puntos en total para repartir.
4 puntos para el que consideres mejor.
3 puntos para el segundo.
2 puntos para el tercero.
1 punto para el cuarto.
Los votos se enviarán “en privado” por mi libro de visitas.
Los escritores participantes están comprometidos a votar.
También podrán votar de la manera explicada, todos lo que así lo deseen, aunque no participen de la contienda.
Una vez terminados los siete días para la votación, se harán públicos los nombres de los participantes, así como el resultado del concurso. | |
MarceloArrizabalaga,13.04.2018
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Votos recibidos para el Concurso de Relato Fantástico:
Hay quienes votaron mezclados ambos concursos, otros votaron incompletos, otros votaron con puntos de más, otros votaron en cuotas...
Ordené, y está expuesta la votación:
(Privado)
dom
08
abril
________________________________________04:58 Clorinda
Promesa 4 puntos
Los hechos sólo ocurren en el presente 3 puntos
El contrato 2 puntos
La verdad 1 punto
(Privado)
jue
05
abril
________________________________________13:50 chilicote
ADAPTACION PARCIAL: 4 puntos
LA PRINCESA CAMILA : 3 puntos
PROMESA : 2 puntos
EL LEON ALADO: 1 punto
(Privado)
jue
05
abril
________________________________________12:04 martilu
"La verdad": 4 puntos
"Revelación": 3 puntos
"Los hechos solo ocurren en el presente" : 2 puntos
"Promesa": 1 punto
(Privado)
dom
08
abril
________________________________________13:25 yosoyasi
Rebelión: 4 puntos
El contrato: 3 puntos
Destino: 2 punto
Recreación de S.Junípèro: 1 punto
(Privado)
mar
10
abril
________________________________________19:13 Parzenon60
"REVELACIÓ ;N": 4 PUNTOS
"LA VERDAD" : 3 PUNTOS
"LA PROMESA" : 2 PUNTOS
"FUE UNA RESPUESTA A MI CULPA": 1 PUNTO
(Privado)
jue
12
abril
________________________________________18:12 glori
Fue una respuesta a mi culpa: 4 puntos
Miedo: 3 puntos
Rebelión: 2 puntos
Destino: 1 punto
(Privado)
jue
12
abril
________________________________________16:40 AiledZullZayhev
Destino: 4 puntos
Revelación: 3 puntos
La verdad: 2 puntos
Los hechos solo ocurren en el presente: 1 punto
(Privado)
lun
09
abril
________________________________________15:59 Yvette27
El león alado: 4 puntos
Destino: 3 puntos
Carta a los terrestres: 2 puntos
Miedo: 1 punto
(Privado)
vie
06
abril
________________________________________16:36 peco
El contrato: 4 puntos
Promesa: 3 puntos
Rebelión: 2 puntos
Destino: 1 punto
(Privado)
vie
06
abril
________________________________________03:48 satini
Fabulandia: 4 puntos
Carta a los extraterrestres: 3 puntos
Extraña Pareidolia: 2 puntos
Miedo: 1 punto
(Privado)
lun
09
abril
________________________________________15:56 Joset
Destino: 4 puntos
Miedo: 3 puntos
Adaptación parcial: 2 puntos
El león alado: 1 punto
(Privado)
jue
12
abril
________________________________________01:47 zflores
El león alado: 4 puntos
Carta a los extraterrestres: 3 puntos
…
…
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MarceloArrizabalaga,13.04.2018
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Resultado del Concurso de relato fantástico Marzo/Abril del 2018:
1er PUESTO: Destino: ( de AiledZullZayhev ) 1+4+2+3+1+4= 15 puntos
2do PUESTO: Promesa: ( de glori ) 4+2+1+2+3= 12 puntos
3er PUESTO: El león alado: ( de satini ) 1+4+4+1= 10 puntos
Revelación: ( de Clorinda ) 3+4+3= 10 puntos
La verdad: ( de glori ) 1+4+3+2+= 10 puntos
4to PUESTO: El contrato: ( de Parzenon60 ) 2+3+4= 9 puntos
5to PUESTO: Rebelión: ( de martilu ) 4+2+2= 8 puntos
Miedo: ( de yosoyasi ) 3+1+1+3= 8 puntos
6to PUESTO: Adaptación parcial: ( de Yvette27 ) 4+2= 6 puntos
Los hechos s.: ( de CalideJacobacci ) 3+2+1= 6 puntos
7mo PUESTO: Fue una respuesta a: ( de peco ) 1+4= 5 puntos
Carta a los terrestres: ( de Joset ) 2+3= 5 puntos
8vo PUESTO: Fabulandia: ( de martilu ) 4 = 4 puntos
9no PUESTO: La princesa Camila: ( de chilicote ) 3 = 3 puntos
10mo PUESTO: Extraña pareidolia: ( de Clorinda ) 2 = 2 puntos
11mo PUESTO: Recreación de. : ( de martilu ) 1 = 1 punto
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MarceloArrizabalaga,13.04.2018
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PREMIOS PARA LOS GANADORES:
AiledZullZayhev se lleva con el 1er puesto:
Una entrada gratis a la "Feria Internacional del Libro de Siberia" a realizarse el próximo invierno en plena estepa rusa al aire libre. (Llevar abrigo).
Glori se lleva con el 2do puesto:
Una suscripción gratuita al " Taller de composición de cantito de inchada" dictado por la barra brava de Boca Juniors, a realizarse el próximo mes en el estadio de Boca Juniors.
Clorinda, Glori y Satini se llevan con el 3er puesto:
Un curso de natación gratuito estilo espalda, dictado por la Prefectura Naval Argentina, a realizarse en las aguas del Riachuelo Porteño.
Todos los demás participantes se hacen acreedores:
A la lectura diaria, gratuita e irrestricta, de las publicaciones de la "Mesa Azul" de la Página de los Cuentos.
Muchas gracias por vuestra participación.
Nos vemos en el próximo concurso.
Marcelo.
P.D.: Mañana los resultados del concurso de poesía libre. | |
satini,14.04.2018
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gracias Marcelo por la invitacion:
Felicitaciones a todos los que participaron en ambos concursos | |
glori,14.04.2018
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Muchas gracias por el premio, Marcelo. Me viene bien porque no sé nadar.
Un saludo para todos.
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Clorinda,14.04.2018
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Gracias por el curso, Marcelo, pero....¿¡No puede ser en la Pelopincho de mi casa? El Riachuelo me queda un poco retirado... | |
Clorinda,14.04.2018
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Felicitaciones para todos!!!! Lindos todos!! | |
yosoyasi,14.04.2018
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FELICIDADES A LA GANADORA | |
yar-,15.04.2018
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Uy otra vez... ahora nomas como siete dias para publicar... chin
ji ji ji | |
AiledZullZayhev,16.04.2018
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yupiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii.
Gracias, Gracias, Gracias.
Con las ganas que tengo de estrenar Abrigo, Gracias Marcelo.
Felicitaciones a todos, ha sido un placer leerlos.
Agradezco la deferencia de su apoyo.
Abrazos | |
AiledZullZayhev,16.04.2018
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Gracias yosoyasi. abrazos | |
CalideJacobacci,17.04.2018
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Fantástico Marcelo... | |
Clorinda,19.04.2018
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Marcelo: ¿Todavía rige la consigna de no votar el propio texto? Creo que alguien desconoce la regla. En ese caso el primer premio variaría de adjudicatario. Si cambió la regla, y como el hombre es un animal de costumbre, casi nadie votó, por ética, su propio texto. | |
MarceloArrizabalaga,19.04.2018
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Mmmm, son rumores... | |
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