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el_espejo,26.02.2011
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uReglas:/u
* Este reto está abierto a cualquier usuario registrado en la página.
* Sólo se participará con bun texto por cuentero./b
* Se debe respetar el número de palabras y el tema propuesto, que siempre irá bencaminado a relatos de índole fantástica./b
* Se tendrá en cuenta para los envíos de trabajos y votaciones la fecha y hora de la página.
* Los textos participantes se enviarán ben privado al nick El_espejo,/b desde el que se colgarán en este foro al vencer el plazo.
uVotación:/u
* Se fijarán los días de votaciones al inicio de cada convocatoria. En las fechas estipuladas, cada participante asignará las puntuaciones pertinentes a los relatos en concurso, atendiendo a la adecuación de las consignas, corrección, originalidad, etc.
* bSe votará en privado en el nick El_espejo./b El voto de los participantes en el Reto es obligatorio; pudiendo hacerlo también cualquier cuentero que lo desee.
* No está permitido votar al propio texto.
* bEl número de votos a emitir será por defecto de un tercio de los trabajos presentados./b Ejemplo: si se presentan 6 relatos, cada cuentero votará por dos de ellos, dando 2 puntos al favorito y 1 al segundo. A nueve trabajos corresponderían 3 votos, siendo 3 la mayor puntuación y 1 la menor, y así sucesivamente.
* Se considerará ganador al texto que más puntuación obtenga, haciendo especial mención a los tres primeros puestos.
* Las votaciones serán revisadas por un mínimo de dos cuenteros.
uCríticas y comentarios:/u
* Una vez realizadas las votaciones, los participantes del reto tienen la posibilidad de hacer una crítica sobre los demás textos presentados a concurso o solicitar que algún compañero analice su relato si así lo desean, siempre llevados a cabo con respeto y corrección. En ningún caso se tendrán en cuenta apreciaciones durante las votaciones.
* Una vez finalizada cada convocatoria, se pueden proponer temas para futuras consignas en el Libro de visitas de El_espejo.
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el_espejo,26.02.2011
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Esta convocatoria está abierta desde hoy hasta el viernes 18 de Marzo a las. A las 12:00 (hora de la página) se cerrará el plazo de recepción. Las lecturas y votaciones se realizarán desde el día 18 a las 20:00 hasta el lunes 21 a las 20:00, hora de la página.
Los textos se envían al nick El_espejo en Privado.
Se establece un mínimo de 300 palabras y un máximo de 600. Los textos atenderán a la modalidad de PROSA.
bTema/b: El reloj de Cuco
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Egon,26.02.2011
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Una de reloj de cuco, ¡marchando! | |
elnegrohinojo,26.02.2011
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Ok! El reloj del Cuco. Capo! (Ni sabía que usaba)
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zumm,26.02.2011
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Quien diablos es Don Cuco? Al único que conozco es a un tal Cuco Sánchez que cantaba en mexicano. Y creo que era tan viejo que usaba un reloj de arena. | |
el_espejo,26.02.2011
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Un reloj de Cuco o reloj cucu, me han dicho también que se llama, Zumm. | |
gmmagdalena,27.02.2011
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No será "El Reloj cucú"? el del pajarito (no ese, mal pensados; el pajarito con alitas, ese digo) | |
leobrizuela,28.02.2011
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¿El cuco es un reloj que le dan a los niños que no toman la sopa? | |
Egon,28.02.2011
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Bueno, eso ya puede ser un buen comienzo :-) | |
walas,28.02.2011
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Equivalencias de lenguaje España - Resto del mundo
Reloj de cuco = reloj cucú (o sea, el del pajarillo que sale y dice 'cucú, cucú'
el coco = el cuco (duérmete niño, duérmete ya, que vendrá el coco/cuco y te llevará...) | |
el_espejo,28.02.2011
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Efectivamente, la primera equivalencia que ha marcado Walas es a la que nos referimos:
bReloj de cuco = reloj cucú (el del pajarillo que sale y dice 'cucú, cucú').
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Vogelfrei,28.02.2011
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Siempre he asumido que el Cuco/Coco es negro.- | |
Aristidemo,28.02.2011
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what?
¿que siempre ha soñado que un negro se la ha sumido por el cucu? | |
leobrizuela,28.02.2011
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En casa de mis abuelos poseian un reloj de cucú y entre mis preferencias de niño inquieto se hallaba la de intentar puntería sobre el escurridizo pájaro con una bolilla de rulemán impulsada por una bandita elástica. Al cabo de innumerables ensayos logré descabezar al infeliz ave, lo que provocó que mi abuelo me aplicara un coscorrón de aquellos que aún me duele.
Ergo, escribiré un cuento pleno de resentimiento oculto hacia ese infernal y odiado ingenio horario, pues, desde hace años, vengo acumulando broncas y angustias reprimidas en el diván.
A cuidarse. | |
el_espejo,08.03.2011
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Diez días para que finalice el plazo de recepción de textos | |
el_espejo,16.03.2011
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El plazo para presentar los textos participantes finaliza este uviernes 18 a las 16:00 hora de la página | |
Egon,17.03.2011
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Ya sólo faltan horas para que canten los cucos. | |
el_espejo,18.03.2011
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Servicios Secretos
- Cucú. cucú, cucú.
El agente número ciento noventa y siete de la Compañía de Servicios Secretos observó al presidente, que estaba escribiendo una declaración tras su escritorio. Éste último no le prestó atención.
Cuando volvió a su casa, el agente enfiló directo hacia la computadora. Un cartel, escrito en grandes letras negras que ocupaban toda la pantalla, rezaba:
“ENVÍE SU INFORME POR CORREO DIRECTO. GRACIAS.”
Para el agente ya eran rutina estas indicaciones. Desde hacía un tiempo que vigilaba al presidente y, como allí nunca pasaba nada nuevo, su mensaje era siempre el mismo:
“SIN PROBLEMAS.”
Después de escribirlo, fue a sentarse frente a la ventana que daba al exterior de su casa. Desde allí podía ver la oficina del presidente, aunque una cortina trasparente impedía que lo vieran a él.
Al agente le gustaba mucho su empleo. Su padre y su abuelo habían trabajado en lo mismo. Era un orgullo para él servir al orden desde su postura encubierta. Por más que había momentos en los que se aburría, siempre llevaba en la cabeza el juramento de respeto y compromiso por su patria.
Aunque sabía algún día tendría un fin, el trabajo. Como siempre pasaba, llegaría el momento en el que tendría que abandonarlo y trasladarse al sector de jóvenes jubilados.
Entonces en la pantalla de la computadora apareció de nuevo el mensaje que indicaba la hora. Decía que eran las tres y cincuenta y nueve.
- Cucú, cucú, cucú, cucú.
El presidente continuaba sentado tras su escritorio, pero esta vez hablaba por teléfono. Como correspondía, el agente número ciento noventa y siete escribió un nuevo informe.
Después se puso a pensar en comida, empezaba a tener hambre. Pero no tenía mucha opción; le habían sobrado migas de pan solamente. Comió un poco, parado frente a la mesa, y esperó.
La hora pasó relativamente rápido.
- Cucú, cucú...
El cucú se interrumpió al segundo canto, aunque debería haberse repetido cinco veces aquella vez. El sonido había salido ronco.
La hora del agente número ciento noventa y siete había llegado.
A los pocos minutos, un nuevo pajarillo exactamente igual al anterior apareció en la casa del reloj cucú. Era el agente número doscientos tres, al que todavía no le había cambiado la voz.
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el_espejo,18.03.2011
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Marcos, el cu-co
Marcos no era el muñeco de un pajarito, era un rollizo hombrecito de madera en una de esas variantes del tradicional reloj cu-co donde llega a haber desde una parejita de recién casados, hasta un perro. Marcos era especial porque tenia conciencia, su cuerpo fue hecho de la madera de un viejo y sabio árbol que habí¬a visto mucho en su larga vida, también el reloj que era su hogar era muy viejo y por lo tanto Marcos habí¬a visto, y oído principalmente, mucho. Siempre tenía una bonachona sonrisa. Ahora, dentro de la oscuridad de su casita reloj recordaba los viejos tiempos, en flashes Marcos recordaba lo poco que podí¬a ver ya que solo salía por un instante y lo mucho que oí¬a. Recordó aquella vieja casona, allí¬ si que le hubiera gustado ser un pedazo de madera inanimado, el oía las pisadas, los murmullos que sabia que no eran de los habitantes vivos de la casona y una vez le pareció oír, si, su nombre. Aquella tarde sus dueños no estaban en casa y el ya debía salir a dar su hora, lo hizo, pero con sus ojos cerrados. O su equivalente espiritual. Y recordó el aire helado que lo envolvió en esa tarde de verano. En la absoluta quietud del interior de su casita, seguí¬a recordando, lo oído mas que lo visto. En otros hogares, las pacificas conversaciones, hasta las graves peleas matrimoniales, pasando por los momentos íntimos de jadeos y los “te quiero”. También los lugares de monotonía donde no pasaba nada, en esas épocas entraba en una especie de sopor y hacia su trabajo “mecánicamente” si es que habí¬a alguna diferencia. Pero cuando pensaba, a veces pensaba demasiado, reconoció y, sabio como era, sabía que no era inmortal. A veces, inevitablemente no podí¬a dejar de pensar en eso y le traía a la memoria los momentos en que se sentía mas vulnerable. Alguna falla mecánica hacía que vea el exterior por mas tiempo, su hogar era toqueteado y zarandeado en busca de la falla y aquellas gigantescas manos a veces lo tocaban y Marcos se estremecí¬a al percibir el vigoroso, inquieto y arrasador como un río desbordado, fluir de la vida dentro de aquel ser. Sabiendo que podía ser destructivo para el. Aunque siempre era ignorado, el era de una sola pieza y su mayor miedo, no llegaba al terror, Marcos era sabio, era ser reemplazado. Tragando saliva, o su equivalente espiritual, Marcos se dijo que afrontarí¬a su incierto destino con dignidad. Marcos sabía que estaba en la etapa intermedia en que se le daría un nuevo hogar. En donde estaba, vio en ese lugar, muchas casitas parecidas a la suya. Como si hubieran escuchado sus pensamientos, unas manos expertas zarandearon su hogar y accionaron el mecanismo para que saliera, lo tomaron con delicadeza y comenzaron a aflojar la base donde estaba atornillado. Ahora Marcos veía al hombre que lo manipulaba y, al lado, al niño que apenas llegaba a asomar la cara sobre la mesa. Marcos también escuchaba:
- ¿Qué vas a hacer papá?
- Debo quitar el muñequito y cambiarlo por otro.
- ¿Por qué?
- Los compradores pidieron este reloj con un pajarito cu-co. Ya está. ¿Lo quieres?
El niño toma a Marcos en sus manos.
- Humm! esta muy gastado, no me gusta, es viejo.
- Pues arrójalo al fuego de la chimenea, hijo, no sigas dejando tantos objetos inservibles desparramados.
- Si papá¡.
Y Marcos enfrentó su destino. Mientras su cuerpo de madera empezaba a calentarse rápidamente sobre las brasas.
Y muy dignamente. Con una última sonrisa y porque no, una lágrima.
O sus equivalentes espirituales.
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el_espejo,18.03.2011
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El Reloj de Ramanujan.
Desde que tengo el reloj de cuco mi vida cambió para siempre.
Yo soy físico, o lo era. Estudiaba mecánica de Newton, cinemática, y los fenómenos cuánticos del espacio tiempo.
El reloj de cuco me llegó de forma anónima de algún lugar del mundo. Acoplarlo era un reto a la inteligencia y el día que lo acabé de montar di una fiesta. No lo hice con intención de proclamar que había logrado descifrar los enigmas que llevaban a ensamblar el artilugio, sino porque era mi vigésimo segundo cumpleaños.
La fiesta se desarrolló como cabía suponer. Hubo júbilo, un baile, y sobre todo mi primera relación personal con Lorena, que se transformó en repentino flechazo.
Todo discurrió como un cuento de ensueño, hasta que a la medianoche se abrió la caja del reloj salió el pajarito y entonó por vez primera aquel desafinado cloqueo. No se trató del “cu cú” habitual, sino de algo distinto. Estaba en el apogeo del baile, giré sobre mí y me encontré solo en la casa.
Alarmado corrí hacia la puerta abrí y todo estaba normal. Es decir... Hacía una noche fresca de diciembre y los árboles sin hojas presagiaban el comienzo del invierno. Angustiado, tomé el teléfono y llamé a mi compañero de estudios: Pablo Rabasa, que molesto tras verse despierto a esas horas, confirmó mis sospechas. No estaba en 1915 ¡sino en el 14!
De hecho, cada hora, cuando el reloj de cuco suena, retrocedo un año en mi vida y en el tiempo.
Han transcurrido diez horas, me encuentro estancado en un extraño espacio tiempo. Siempre es de noche, y siempre resuenan las doce. Me dirijo sin remisión a la infancia. He tratado de detenerlo pero... cada vez se encuentra a mayor altura. Ahora tengo doce años. Lanzo piedras al reloj instaurado en lo alto de la pared del salón ¿por qué lo instalé allí? Manías de joven eminencia. No deseaba que lo manosearan.
Hoy por fin – a mis diez años – me ha llegado una carta en la cual se menciona la hipótesis de los números primos de Riemann. Se afirma que existe un número infinito de ceros sobre la recta crítica. Sin embargo, todavía es posible que un número infinito de los ceros no triviales, se encuentren en algún otro lugar sobre la banda crítica. Según dice quien la expide, logró situar esa banda de ceros en el registro del cuco, pero algo falló y en lugar de avanzar el tiempo retrocede. Ahora lo sé. El reloj de cuco llegó de la India. Se trataba de un regalo sorpresa del excéntrico matemático: Srinavasa Ramanujan, también conocido como, “el hombre que conocía el infinito.”
Tras doce años más... o menos, la casa está en silencio. A medianoche el cuco cloquea y en la estancia de al lado se oye un gimoteo. El rostro de la madre se ilumina y llora de emoción. Acaba de venir al mundo un bebé. Transcurrida una hora lo hará de nuevo otra vez, y así proseguirá, infinitas veces de forma interminable y consecutiva...
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el_espejo,18.03.2011
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El regalo
La tragedia empezó mucho antes del crimen, empezó cuando vi el reloj de cucú.
Quería hacerle un regalo a mi novia. Recorrí muchas tiendas y no me decidía por nada hasta que me atrajo la música de un anticuario, entré y vi a un hombre tocando el piano.
- Buenos días. Mire tranquilo.
- Buenos días… gracias…
El hombre volvió a su piano y yo busqué hasta que encontré el reloj. Mientras lo estaba viendo de cerca, el piano dejó de sonar
- En un par de minutos van a ser las doce. Aguarde y verá el reloj en acción.
- Gracias, creo que lo llevaré, me gusta mucho.
No quería perderme el instante en que la ventana se abre y aparece el pajarillo anunciando el comienzo de una nueva hora o la muerte de la anterior. Lo que vi fue algo inexplicable. La ventana se abrió, salieron dos pajarillos con sus picos abiertos, con sangre en las lenguas y no decían cucú, sino el nombre de mi novia. Grité, me sobresalté, tiré algunas cosas, me caí y salí corriendo mientras el dueño gritaba algo que no alcancé a escuchar.
Corrí varias cuadras para sacudirme la imagen terrible. Cuando estuve más calmado empecé a buscar otro regalo. Vi unos peces rojos que brillaban con el movimiento. Me centré en sus bocas que parecían querer decir algo, era como si pronunciaran un nombre en cámara lenta. Desistí porque mi novia tiene un gato y temí que… en fin, nada de lo que pensé en ese momento supera lo que ocurrió.
Al mediodía fui a almorzar con ella y al llegar espié por la ranura de la puerta. Es cierto lo que dicen los testigos, pero no puedo explicar porque hice eso, fue un impulso, me arrodillé y quise ver toda la casa por una ranura, verla a ella como un pez dentro de una pecera y adivinar sus pensamientos a solas. Al poco tiempo almorzamos ligeramente porque debíamos volver a nuestros trabajos. Quedamos en vernos a la hora de la cena. Al salir, cerré la puerta y volví a espiar y vi, juro que vi, que las paredes sudaban y los mosaicos de los pisos se abrían como las bocas de los peces rojos. Me asusté y abrí la puerta violentamente, entré y mi novia estaba limpiando la mesa, todo era normal.
Limpié mis cristales y el sudor me caía en hebras. Empecé a sentir que algo malo pasaría. Me despedí rápidamente de mi novia y salí a la calle. Pensaba en la cena, en lo que vendría. Salí a buscar en aquel mediodía de sol intenso una tormenta que me haga olvidar.
En la noche había recuperado el ánimo y me dirigí a la casa de mi novia. Cuando llegué la encontré servida en la mesa, con un pez rojo en la boca, un puñal en el pecho y dos pajarillos que salían de sus ojos diciendo cucú - cucú.
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el_espejo,18.03.2011
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Excalibur
Aquel hombre lo atendía con mucha cordialidad, pero su expresión fue terminante:
- No me pida eso, porque no es posible. No puedo vendérselo. Si el señor se interesa en otra cosa…
En realidad, Suárez había entrado al comercio intrigado para comprobar -una travesura - la transformación de su casa natal. Allí, en ese predio, vio la luz y creció con su familia, mucho antes de abandonar el pueblo. La casa fue vendida incluyendo al mobiliario y ahora, con algunas reformas (de la sala y el comedor hicieron un local, el resto no es visible, pensó, era el feudo de un anticuario que lo miraba receloso.
Suárez alzó la vista otra vez y miró el reloj.
Su abuelo alemán supo traerlo desde la selva negra, allá por el novecientos veinte. Como si lo viera: cada domingo, religiosamente, el viejo se ocupaba de cargar las pesas (el cuco no usaba cuerda), le pasaba prolijamente un plumero y se quedaba aguardando la aparición, por esa puerta mágica, del pajarillo de argamasa pintada, al tiempo que sonaba un fondo de cajita musical.
Siempre estuvo alojado en la sala. “¡Y qué casualidad!”, reconoció Suárez. Si hasta ese lugar de esa pared era el mismo punto -y acaso el propio clavo origina-, que dispusiera su dueño para emplazarlo. El entorno todo fue modificado: techo, pisos y aberturas eran otros, mas el antiguo muro medianero había permanecido y en él, exactamente ahí, siguió colgado el reloj.
Pero no era todo; existía una extraña y misteriosa circunstancia que el comerciante no revelaba: había sido imposible retirarlo de aquel sitio. Se hallaba pegado al muro con una fuerza inexpugnable, ajena a toda lógica. Se probó vanamente con palancas y extractores, maniobras que hicieron peligrar la integridad del Chalet que conformaba la estructura exterior.
Simplemente el reloj, como una obstinación, se había negado a ser desplazado de su lugar.
Tras semanas de infructuosos intentos, el comerciante optó por mantener un prudente silencio sobre el caso. Y armó la decoración general alrededor del porfiado cuco.
“¿Cuánto vale…?”, había preguntado Suárez.
Sumido en la contemplación, fijó la vista en una diminuta ventana practicada en el frente, sobre la portezuela. Algo particular le indujo a permanecer así, sin pestañar durante minutos, estático, como aguardando algo impredecible.
En medio del letargo, de pronto Suárez se sintió transportado. Ahora observaba, con un hipotético endoscopio, el interior del mecanismo. Vio las ruedas dentadas y los frenillos reguladores de la tensión que las pesas trasmitían al eje motriz, vio el volante espiral en perpetua rotación, vio las palanquillas que animaban el deslizar del pájaro por la cuna, hacia el exterior. Y más abajo, amparada por la umbría privacidad del gabinete, la caja de música con su diminuta bocina, la boca externa disimulada con un trozo de tela negra.
Y observó el latón, el bronce, la madera… Y cuando la intimidad del viejo reloj quedó desnuda a su vista, pudo reconocer y verse a sí mismo en el patio de la casa. Vio la parra y el naranjo a cuya sombra leía los libros de aventuras, la hamaca secular y la batea junto a la bomba de agua. Y más allá la sala y el juego de comedor siempre lustroso, las puertas encortinadas de calado blanco con madroños. Y la voz de su madre llamando a comer y el olor de las glicinas y el sol calentando el techo de zinc y la espiritualidad despreocupada de los pocos años de niño.
Entonces, sin decir palabra, se acercó a la pared, estiró los brazos y, sin esfuerzo alguno, descolgó el reloj y salió a la calle.
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el_espejo,18.03.2011
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La Hora Trece
La habían encontrado ahogada en el salón y sin rastro de agua en los pulmones. La autopsia determinó asfixia por inmersión pero tras algunas investigaciones lo achacaron a un ataque nervioso y cerraron el caso.
Una mañana como otra cualquiera entró en mi despacho un hombre alto y bien parecido. Me explicó los pormenores de la muerte de su madre y quiso contratarme inmediatamente. El dinero no era problema y dada mi situación me vino como un whisky sour de los buenos. Empecé por lo de siempre, hablar con vecinos y familiares. Ningún comportamiento extraño en los días previos, nada fuera de lo común.
Ese mismo día habían jugado al bridge en la casa así que fui a hablar con su compañera de partida. Tras dos horas de anécdotas sin importancia pero que uno debe escuchar con fingida atención en este trabajo un detalle llamó mi atención: la señora Dalloway había adquirido recientemente un reloj de cuco en una tienda de antigüedades y según mi interlocutora estaba un poco nerviosa desde entonces. Pensé que no perdía nada por visitar la tienda.
Afortunadamente el dueño recordaba perfectamente el reloj porque era el primer día que estaba a la venta. Quise indagar por su anterior propietario pero si no eres poli la gente tiene muy mala memoria. Me costó 50 dólares quitarle la amnesia. No les aburriré con los detalles de la investigación: el anterior propietario había muerto quemado, solo que no hubo ningún incendio. Otra autopsia sin explicación. Lo más curioso de todo era la hora de la muerte: entre las 12 y la 1 de la madrugada. Exactamente igual que la señora Dalloway.
Y la anterior propietaria también había muerto en extrañas circunstancias: shock anafiláctico por alergia a las avispas. Ninguna picadura en el cuerpo. ¿Adivinan la hora? De nuevo entre las 12 y la 1. ¿Qué les pasaba a esas personas en ese intervalo? ¿Y qué pintaba el maldito reloj? Solo había una forma de contestar a esas preguntas.
Hablé con mi cliente para contarle los avances en la investigación y mi teoría al respecto. No le parecí muy cuerdo pero reconoció que su madre le tenía aversión al agua y que le horrorizaba morir ahogada. Finalmente convino de mala gana en venderme el reloj por un simbólico dólar. Cuando llegué a casa lo coloqué en la pared del comedor y tras un exhaustivo examen me pareció un reloj de lo más normal.
Cené sin apetito y me senté a esperar hasta que llegó la medianoche. El corazón me latía a mil por hora pero tras doce apariciones del pajarraco no sucedió nada. Pensé que tanto whisky no me había beneficiado en mis fantasiosas conjeturas y entré en una especie de sopor relajante. Perdí la noción del tiempo hasta que súbitamente el cuco empezó a salir, no una vez como correspondería sino dos, tres, cuatro veces… Mentalmente iba contando mientras el miedo me paralizaba hasta que el cuco salió por decimotercera vez. Lo vi proyectarse hacia mí sacando obscenamente su lengua y con esos enormes ojos de carbón ardiente, cada vez más grandes, aterradores…
De repente escuché un terrible crujido que me provocó la peor jaqueca de mi vida y caí al suelo. Cuando pude incorporarme observé la ventanita del reloj abierta. El cuco colgaba de la misma con la cabeza torcida y la lengua asomándose de su pico desencajado. Como pude salí a la calle y encendí tembloroso un cigarrillo al fresco de la noche.
Seguramente se preguntarán por qué no me pasó nada. Supongo que mi mayor miedo siempre ha sido el no poder resolver un caso…
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el_espejo,18.03.2011
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LE LLAMABA CUCO.
El corazón le baila al son del péndulo del reloj de cuco que pende de la pared.
Hay una sístole y una diástole en cada Tic Tac del reloj... y apenas faltan unos instantes para que la enigmática ave salga y le llame, como le hablaba su madre…
“…Cuco, cuco...” con su voz melodiosa.
Solo unos cuantos segundos y...
Mientras sucede, Refugio Hernández recuerda cuando la vio por primera vez. Miraba ese reloj pensando que era como los demás, pero no, se equivocaba... De su interior saldría una hermosa ninfa, llamándole, “Cuco, Cuco…”, con su inefable trino.
Fue en una de las tantas noches que llego exhausto de hachar árboles; sin probar bocado, bebió toda la botella de licor; ebrio al fin, quedó tendido sobre su catre... eran las 12 de la noche exactamente. Lo anunciaba el reloj... “Cuco, Cuco…”
Y ahí estaba su ninfa cantándole. Refugio palideció pues el ave, ante sus ojos, adquirió forma humana.
Hermosa, perfectamente hermosa, se posesionó de su voluntad. Su desnudez le pasó a segundo plano cuando, imprevistamente, se inclinó ante su sorpresa y dejó un beso en sus labios…
Un beso tan cálido, como si fuera su amante de toda la vida, con tal Pasión se le entregó; Refugio recuerda, lo vive otra vez y su corazón parece que va a estallar…
Faltan unos segundos eternos, para que su amada se presente ya...
Cuando la ninfa toma forma adopta el nombre humano de Carolina. Y como cada noche se muestra despojada, con mechones de su pelo rojo cubriéndole parte de sus pechos redondos. Entonces le mira con pasión bajo el misterio verde de esos fulgurantes ojos que dilatan las venas de su corazón. Se acerca entonces y con sus carnosos labios le besa y murmura:
“Hola, mi amor”
Refugio no habla, nunca lo ha hecho: es mudo de nacimiento. Tiene el rostro deformado y una joroba enorme, que también distorsiona su cuerpo. Lleva años viviendo en el bosque, solo, ausente de una sociedad que le apartó por asco, por repulsión a su brutal aspecto.
Mira el reloj. El péndulo se acelera, igual que su corazón; sabe que es la última noche...
Todo es sístole y diástole. En un momento más y aparecerá su mujer, desnuda como desde hace tantos años, sin temores, sin asco. Le hará dulcemente el amor... y entre besos y caricias, como una letanía, le musitara al oído:
-¿Qué hace a la bestia: su apariencia o su alma?- y reprobará la forma humana.
3,… 2… 1… “Cuco, Cuco…”
Aparece la ninfa, Cuco esta vez no se ha podido levantar de su catre... Carolina tomó forma, le besa, lo monta, el sin fuerza apenas acaricia su roja melena...
-¿Estás listo mi amor?- le susurra al oído ella.
- Sii- contesta él.
Apenas hace unos segundos, el paroxismo de Refugio explotó de placer. Fue la última noche. Su cuerpo amorfo quedó allí, desechado en ese catre. Su alma copió la forma del ave, voló junto a su ninfa y el reloj de cuco quedó vacío. El péndulo se detuvo, dejó de latir.
El cuerpo desnudo de Refugio, sin alma, exangüe, yace mirando hacia su “reloj de cuco”.
(En México a las personas que llevan el nombre: Refugio, cariñosamente se les dice: Cuco)
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el_espejo,18.03.2011
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EL RELOJ DE LOS SUEÑOS
Ana era una niña rubia de cabello largo y ojos claros como el cielo. Era simpática, inquieta, muy caprichosa y presumida.
Los fines de semana solía ir al campo con sus padres y sus hermanos mayores, Pablo y Arturo, a visitar a sus abuelos.
Tenían una gran fortuna y una enorme casona de estilo decimonónico, con un cenador para las fiestas más allá las caballerizas, la granja, un huerto con árboles frutales, y a lo lejos, la pradera por la que transcurría un riachuelo bordeado de árboles y arbustos.
Los chicos podían disfrutar del campo a sus anchas, trepar, bañarse, cazar pajarillos, montar... Se sentían en libertad ya que pasaban toda la semana en un estricto internado inglés.
Ana, a veces, salía a pasear, recoger flores, columpiarse, pero prefería la compañía de su abuela Teresa. Se adoraban ya que ella era su única nieta.
-Anita, ¿vamos al desván?
El lugar dónde la pequeña descubrió como era la vida en otros tiempos, mirando fotografías en blanco y negro, escuchando música en un viejo gramófono... Y cuando abrían los enormes baúles: sombreros de plumas, de tafetán, pelucas, polvos de maquillar, collares y adornos, trajes de fiesta con encajes, bordados, el vestido de novia de la bisabuela, el cancán, los pololos, los zapatos, bolsos... Era como un día de fiesta, un carnaval.
Se pasaba horas enteras probándose la ropa y mirándose en un gran espejo .
En el gran salón había un reloj de cuco de caja grande. Era un valioso reloj alemán del siglo XIX, con su mecanismo a pesas y de 1 día de cuerda. A Ana le maravillaba observar y escuchar cada hora la canción “Edelweiss” que entonaban unas pequeñitas figuras danzarinas mientras giraban, aparecían y desaparecían... Siempre le llamaron la atención.
Un día, Ana jugaba al escondite con sus hermanos y se escondió dentro de la caja del reloj, cerró la puerta y...
De repente, la puerta trasera se deslizó y Ana pasó al otro lado...
Un reloj gigantesco presidía una enorme sala blanca con un rótulo “fábrica de sueños”. Las figurillas del reloj habían cobrado vida propia y no paraban de moverse en su incesante tarea.
Ana no podía salir de su asombro. Con los ojos abiertos como platos, un duendecillo le acercó un dulce de chocolate y Ana lo tomó. En ese momento sintió como su cuerpo se encogía y pasó a través de una puertecita.
¡Qué espectáculo!
Unos duendes fabricaban dulces, otros juguetes, unos los empaquetaban, otros les ponían la dirección del destinatario-a, y los colocaban en la cinta transportadora que iba directamente al almacén desde donde partirían a sus respectivos destinos.
En ese momento se acercó una duende y le preguntó:
-Ana ¿cuál es tu sueño?- Ella completamente aturdida contestó:
-Salir del internado y ser una niña normal, ir a una escuela como las demás, jugar en la calle a la rayuela, comer con mis papás y por las noches que mi madre me arrope, me bese y me cuente un cuento.
- Así será, Ana, si lo deseas con todas tus fuerzas. Pero, con la siguiente condición:
“La suerte has de compartir con los niños menos afortunados que tú”.
Y así fue desde aquel día el carácter de Ana cambió y se hizo más humilde y menos caprichosa. y mucho más FELIZ.
Cada vez que quería viajar sólo tenía que entrar en el reloj de cuco y soñar algo hermoso...
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el_espejo,18.03.2011
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El reloj cucu
Ya desde niño sintió un gusto desmesurado por el arte, especialmente aquel que a ojos de los demás podía resultar grotesco. Podía perderse durante horas en los detalles sombríos reflejados en cada porción del lienzo con un profundo sentimiento de placer desbordándole el pecho. Sentía en cambio un fuerte desagrado por el arte de principios hedonistas que era admirado por todos. Su profunda fijación llego a perturbar a sus padres que lo mantuvieron en tratamiento durante algunos meses hasta que el psicólogo dictaminó que nunca había visto a un muchacho tan cuerdo, tan hábil de lengua que pudiera expresar de una manera tan concisa sus inclinaciones estéticas sin resultar desagradable. Finalmente su obsesión fue ignorada o mejor dicho acallada por los resultados académicos que obtenía sin esfuerzo.
A los treinta años, libre de cualquier resto de la opresión paterna se convirtió para su dicha en un excéntrico coleccionista. Artes oscuras y macabras, reflejos del dolor humano, artistas condenados, perseguidos o ajusticiados por la Inquisición. Su misma casa, ubicada en una colina solitaria a las afueras de la ciudad había sido edificada por uno de aquellos artistas locos, que obsesionados hasta el final por terminar su obra maestras lo pierden todo. El pobre hombre había quedado encerrado por accidente en el sótano, donde a falta de alimentos se vio obligado a devorar sus propias manos en un arrebato de locura.
A esas horas de la noche, sentado en su sofá favorito contemplaba una de sus últimas adquisiciones. Resultado de una mente enferma que había desaparecido de manera casi diabólica de entre los hombres. Un enorme reloj cucu de unos dos metros de alto y uno de ancho. Si bien estos solían ser parecidos a pequeñas cabañas, este se asemejaba más a una lúgubre mansión de formas retorcidas y torres puntiagudas. La puerta doble aguardaba tranquila el paso de las agujas para abrirse y liberar al ave de su encierro. Él esperaba tranquilo el momento en que contemplaría en todo su esplendor el oscuro monumento que había adquirido en una subasta del bajo mundo.
Fue entonces cuando las dos sangrientas espadas chocaron indicando el cambio de hora y de día. El mecanismo se activó repentinamente, giraban los engranajes internos muy lentamente. La puerta tembló, el resorte saltó disparado y en su punta... Oh Dios, ¿es posible que la locura de una persona quede grabada dentro de sus creaciones y se libere eventualmente de manera tan monstruosa aun después de la muerte del autor? ¿O es que el autor victima de su locura se transmuta sin darse cuenta en una pesadilla viviente?
Ahí encadenada a la punta se encontraba el ave más monstruosa que ojos humanos pudieran contemplar. Su plumaje negro y pestilente como la noche cubría todo su cuerpo lleno de arrugas y deformaciones. Dos ojos saltones irrigados de venas rojas y rodeados por un pus verdoso, un pico curvo lleno de colmillos, un aborto de la naturaleza. Cuando se sacudía liberaba una nube de cenizas que caían sobre la fina alfombra.
Él estaba extasiado, tenía frente a su persona al engendro perfecto, pero al mismo tiempo era la manifestación de sus enfermizos deseos y sueños. Esa criatura le había quitado su meta, de que le serviría seguir buscando algo grotesco si allí estaba la manifestación de todo lo horrible. Lo odiaba, rápidamente tomo un libro de una mesa cercana y lo lanzó hacia la criatura mientras esta regresaba maldiciendo a su nido.
El libro dio en el blanco y derribó el artefacto que cayó al piso haciéndose pedazos. Esto lo horrorizó aun más. El monstruo estaba libre.
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el_espejo,18.03.2011
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El carpintero Hans Stiegler
i"Recuerda lo que dijo no sé quién: En Italia, en treinta años de dominación de los Borgia, hubo guerras matanzas, asesinatos... Pero también Miguel Ángel, Leonardo y El Renacimiento. En Suiza, por el contrario, tuvieron quinientos años de amor, democracia y paz. ¿Y cuál fue el resultado? ¡El reloj de cuco!" /i
De la película “El tercer hombre”
Hans Stiegler avanzaba con dificultad entre la nieve que le cubría hasta las rodillas. El carpintero de la pequeña aldea de la Selva Negra, caminaba nervioso portando un voluminoso objeto entre sus manos mientras no paraba de lanzar miradas hacia las blancas copas de los árboles. Un graznido le heló la sangre cuando notó cómo era respondido por el bulto que apretaba contra el pecho.
Cerca de allí, los ecos de la batalla aún resonaban en el valle. Las primeras nevadas se habían abalanzado desde las montañas sorprendiendo a la mayor parte de los cadáveres que fueron dulcemente cubiertos por un manto blanco. Protestantes y católicos suizos yacían helados aguardando a que la primavera trajera a sus familiares para enterrarlos. La matanza había ocurrido sólo unos meses atrás, desde entonces los cuervos se habían empezado a comportar de una manera extraña.
Los dos hijos de Hans a veces se habían acercado desobedeciendo a su padre hasta la linde del gran calvero en el interior del bosque donde ambas huestes se sorprendieron desencadenando un súbito combate en medio de una terrible confusión. Los pequeños se entretenían lanzando piedras contra los cuervos que iban devorando lentamente a aquellos cadáveres congelados. Al principio, los cuervos se alejaban, al poco tiempo comenzaron a ignorar las amenazas cegados por la carne humana, más tarde los propios niños tenían que huir con frecuencia a la carrera perseguidos por las aves. Fue sólo el comienzo de un duro invierno.
Hans pasó frente a las casas cerradas del pueblo ante la atenta mirada de los cuervos posados en sus techos. Aceleró el paso a medida que más cuervos iban llegando y respiró aliviado cuando cruzó la puerta de la iglesia. El hijo que le quedaba le abrazó entonces y él pasó su mano por el rostro desfigurado donde la herida del ojo que faltaba aún no se había terminado de cerrar. El resto de habitantes del pueblo allí congregados le miraron con una mezcla de respeto y temor.
Sin perder más tiempo, se aproximó al altar donde el sacerdote Zimmer y el relojero Wurtz le aguardaban. Depositó en la mesa el voluminoso objeto, al que retiró la tela que lo cubría. Todo ellos no pudieron evitar dar un paso atrás cuando a pesar de encontrarse encerrado en una jaula, el cuervo lanzó un graznido retador. Todo estaba preparado y les esperaba una ardua noche de trabajo.
La victoriosa mañana fue anunciada por un graznido arrancado a un cuervo no muerto que se asomaba encerrado en un ingenio de madera. El resto de cuervos asustados por el invento se alejaron del pueblo decididos a no molestar a esas gentes capaces de dominarles de esa manera. Desde entonces aquel logro fue conmemorado con la creación de relojes que reproducían cada vez más delicadamente, el triunfo de un pequeño grupo de aldeanos sobre las aves.
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el_espejo,18.03.2011
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La desaparición del Cucú
Cuando el Rey de los pájaros con su colorida corte llegó al bosquecillo, fue abrumado por un sin fin de quejas contra los cucú, inconmovibles autores de usurpación de nidos y causantes de pérdidas de pichones a punto de nacer.
Como era un rey muy ecuánime, buscó la ayuda de una vieja bruja para que impusiera un castigo ejemplar a las temibles avecillas.
La hechicera hizo sus conjuros y a la mañana siguiente se hallaron dispersos por doquier los cuerpos de los castigados. Estáticos mantenían su plumaje, sus ojos anhelantes y un leve movimiento de alas y pico -por donde emitían su gorjeo-
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El cansado relojero buscaba madera entre las ramas caídas cuando encontró una de estas aves.
La estuvo observando detenidamente y asombrado por su expresión y movimientos limitados decidió llevarla para utilizarla en su nueva obra.
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La lluvia arreciaba plañidera sobre los tejados…
El reloj goteaba la tierra acumulada y vestigios de pintura reseca por el intenso sol del verano. El aire se sentía fresco, el pajarillo tiritaba en el interior de la casucha.
Una ráfaga de viento la movió imperceptiblemente y un algo entró por la estrecha puerta.
El cucú se estremeció, siempre eran pequeñas hojitas pero aquello no lo parecía.
Se mantuvo silencioso y expectante, en minutos ese algo comenzó a tomar forma y movimiento.
_¡Un pájaro mosca!, el cucú desorbitó sus ojos , no podían creerlo.
Cuando volvió en sí el colibrí lo saludó cortésmente…
_Hola, ¿qué día no?
_Si, especial para guarecerse en cualquier lado…
_El viento me arrastró hasta aquí, ¿es tu casa?
_Aquí siempre estoy, puedes quedarte hasta que mejore el tiempo…
_¿Qué te ocurre?- notando la inmovilidad del ave- ¿qué haces aquí?
_Marco el tiempo de los hombres, cada tanto esta tablilla sobre la que estoy me lleva al exterior y así saben lo que han vivido hasta entonces.
_¡Oh… qué aburrido!
_¡No!, me divierto con las conversaciones de las personas y cuando salgo puedo verlas…Por las noches no hay nadie en la plaza, entonces duermo.
_No podría vivir así… ¡pobre! ¿Por qué no te vas?
_No puedo moverme, apenas mis alas y el pico que me permite cantar
_ ¿el cucú, cucú?
_ si
__Tanto tiempo quieto te ha endurecido, pero yo te ayudaré; por lo pronto te sacaré de allí.
-¿Seguro?
El colibrí trabajó y trabajó con su pico hasta que lo despegó de su base.
_ ¡Oye!…Si no salgo llamarán al viejo relojero y me volverá a poner en mi lugar.
_Cuando te toque salir tú cantas y yo me subo a la tablilla, por las sombras del atardecer no notarán la diferencia, ¿si?
Cucú sonreía pensando en la libertad…
_ ¡Pero no podré volar!
_ ¡Si que podrás! Mañana, llegado el momento .yo saldré volando de aquí y todos creerán que has huido y ya no te buscarán,
Pensarlo era muy bello pero su cuerpecito permanecía inmóvil…
En la mañana, cuando la avecilla debía fingir su escape, le dijo entusiasmado:
_Tu puedes amigo, la libertad será tu premio –y se elevó mientras los presentes lo veían alejarse del reloj.
Y el cucú se sintió sorpresivamente libre, sus patitas se movían, sus alas se extendían cuan largas eran y asomándose a la puerta… simplemente voló.
Y desde ese día se tejieron toda clase de historias sobre el reloj cucú, sin cucú, Hasta la de que un amor secreto lo había rescatado.
Se contó también, entre las aves, que cuando la bruja realizó el hechizo pronosticó el desencantamiento de cada uno, en el instante en que alguien les recordara el valor y el buen uso de la libertad.
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el_espejo,18.03.2011
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Queda abierto el plazo de votación desde este momento hasta el Lunes 21 a las 20:00.
uSe vota en el libro de visitas de el_espejo ben privado/b./u
Participan 11 relatos.
Los votos a asignar son:
4 puntos al que más les haya gustado
3 puntos al segundo que más les agrade
2 puntos al siguiente
1 punto al cuarto de su preferencia
Están invitados a votar todos aquellos que lo deseen siempre que lo hagan en el formato establecido.
Finalizado el recuento de votos, se harán públicos las puntuaciones y el autor de cada texto; así como los votos que emitió cada votante. Hasta ese momento, se agradece que no hagan comentarios o valoraciones al respecto de los textos. Una vez publicada la lista de votos, pueden comentar sus obras o las de los compañeros, hacer críticas constructivas o lo que crean necesario. Recuerden que estamos aquí para divertirnos, crecer y compartir.
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el_espejo,18.03.2011
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El relato "Marcos, el cu-co" presenta algunas fallas en el formato que no son culpa del autor. Agradecería traten de pasar ese detalle por alto a la hora de la valoración.
Disfruten la lectura | |
el_espejo,18.03.2011
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Ha habido otro error de forma en el texto: "el reloj cucu"; que debería llamarse "EL ENGENDRO PERFECTO". A la hora de las votaciones, para no perjudicar al autor, se admitirán bajo cualquiera de los dos títulos.
Disculpen las molestias.
¡A votar! | |
ARZEL,18.03.2011
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El relogito cucu sonaba... | |
ggg,18.03.2011
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*relojito | |
el_espejo,21.03.2011
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Ultimatum para lectores rezagados: en menos de dos horas se cierra el plazo de votación | |
el_espejo,22.03.2011
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Resultados Reto Cuento Fantástico:
bPremio: Fantástico reloj con un cuco de oro y diamante de canto angelical para:/b
El engendro perfecto, de bSilverdragonlord/b, con 19 votos
bPremio: Fantástico reloj con un cuco de plata y canto de campana para:/b
Marcos, el cu-co, de bGgg/b, con 17 votos
bPremio: Fantástico reloj con un cuco de madera noble y canto real de pájaro para:/b
Excalibur, de bLeobrizuela/b, con 15 votos
La hora trece, de bWalas/b, con 15 votos
bPremio: Fantástico reloj de conglomerado con cuco disecado y canto aceptable para:/b
El reloj de Ramanujan, de bJosef/b, con 13 votos
El carpintero Hans Stiegler, de bEgon/b, con 13 votos
Le llamaba Cuco, de bPerseida33/b, con 13 votos
El regalo, de bMiriam666/b, con 7 votos
La desaparición del Cucú, de bDulce-quimera/b, con 4 votos
Servicios secretos, de bAberas/b, con 2 votos
El reloj de los sueños, de bSedasalvaje2010/b, con 2 votos
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el_espejo,22.03.2011
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A continuación, el listado de votantes y sus respectivas puntuaciones.
leobrizuela
Van mis votos:
4: Le llamaba cuco 3:El reloj cucu 2: El carpintero Hans Stiegler 1: La hora trece.
josef
4- Excalibur.
3- El reloj cucu.
2- El carpintero Hans Stiegler.
1- El Regalo.
sedasalvaje2010
- Marcos el cu-co: 4 p
- La hora trece : 3 p
- La desaparición del cuco : 2 p
- Excalibur : 1 p
perseida33
¡Hola espejo!
Dejo mis votos:
El Reloj De Cucu o El Engendro Perfecto: 4
El Regalo:3
La Hora 13: 2
La Desaparición Del Cucu:1
¡Suerte a todos!
Egon
4 votos: El Engendro perfecto
3 votos: Marcos, el cu-co
2 votos: Excalibur
1 voto: Servicios Secretos
Miriam666
El carpintero Hans Stiegler: 4
El Reloj de Ramanujan: 3
La Hora Trece: 2
El reloj cucu: 1
ggg
4 - El reloj de Ramanujan
3 - Excalibur
2 - La hora trece
1 - El reloj cucu
dulce-quimera
Marcos, el cuco 4
Le llamaba Cuco 3
El engendro perfecto 2
Excalibur 1
aberas
4 a "La Hora Trece"
3 a "El carpintero Hans Stiegler"
2 a "El reloj de Ramanujan"
1 a "La desaparición del cucú"
walas
Mis votos para el Reto 3:
4: El Reloj de Ramanujan
3: LE LLAMABA CUCO
2: EL RELOJ DE LOS SUEÑOS
1: Servicios Secretos
sajonio
Mis votos:
Excalibur: 4
El regalo: 3
Marcos: 2
El engendro perfecto:1
Gracias.
silverdragonlord
Mis votos
Marcos, el cu-co 4
LE LLAMABA CUCO. 3
El carpintero Hans Stiegler 2
La Hora Trece 1
Mi más sincera enhorabuena a todos. Agradezco que hayan participado con sus textos, y desearía siguieran haciéndolo para mantener el espíritu de este reto. Disfruté de la lectura de cada cuento desde la posición privilegiada de quien no tiene la presión de adjudicar votos. Desde terribles relojes que albergan las más horribles criaturas hasta encantadoras historias de amor encerradas en un reloj de pared. Leyendas de pajarillos que ansían libertad, carpinteros atormentados, detectives y agentes secretos bien camuflados,… ¡Hay de todo! Y todos con su peculiar encanto. Un reto peculiar y muy surtido. El equipo del Espejo está muy orgulloso de todos los textos recibidos y se lo agradece.
¡Nos vemos en la próxima!
Si quieren sugerir algún tema para la siguiente convocatoria, en el libro de visitas en privado.
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walas,22.03.2011
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Ha sido un reto fantástico en todos los sentidos. Mucha variedad y calidad en los textos, historias muy originales desde lo más tierno a lo más terrorífico. Fue un dolor votar.
Felicitaciones a Silverdragonlord, y enhorabuena a todos por hacernos pasar un buen rato y desplegar la imaginación.
Espejo, muy buen trabajo. Ya mismo cuelgo el cuco en mi pared y a saber lo que me sale esta noche (una ninfa no estaría mal...)
Nos vemos en el siguiente!!!! | |
Egon,22.03.2011
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Mis más sinceras felicitaciones a Dragonlord. Menos mal que no se pueden participar con dos relatos porque sino ggg hubiera quedado también penúltimo.
A Leo y Wallas no les digo nada
Mi enhorabuena a todos los participantes porque sorprende todo lo que han dado de sí los relojitos.
Gracias a quienes votaron por mis suizos que no esperaba yo la acogida que ha tenido. | |
leobrizuela,22.03.2011
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Cabales ganadores ha tenido esta edición del Reto. Se ha contado con una verdadera selección de buenos relatos y la dicisión general ha premiado a los mejores. Mis saludos a los autores y mis deseos para todos de una mejor literatura. | |
nayru,22.03.2011
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Felicidades a todos!
Grandes textos, grandes historias, grandes autores!
Saludos y enhorabuena por los relatos | |
aberas,22.03.2011
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Me gustó mucho este reto.
Los cuentos me parecieron muy buenos, no sólo en cuanto a las ideas con las que desarrollaron el tema del reloj, sino además la escritura. También interesantes, varios reflexivos.
Mis felicitaciones a Silverdragonlord y a todos.
Incluyo a El_Espejo por la buena organización y su ingenio al explicar la votación (me encantó el uso de sinónimos).
Hasta el próximo, espero!
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dulce-quimera,22.03.2011
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Felicitaciones a Silverdragon , Ggg , Leobrizuela y demás participantes por sus aportes. Todos cuentos muy buenos y muy variados...Fue un placer intervenir Tal vez en la próxima nos encontremos , | |
ggg,22.03.2011
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Felicitaciones a Silverdragonlord y a todos los participantes. Nos vemos en el próximo reto. | |
Miriam666,22.03.2011
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Felicitaciones a todos por sus producciones, un placer haber compartido el reto. | |
silverdragonlord,23.03.2011
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Gracias a los que votaron por mi cuento y felicidades a los demás por tan bien elaborados textos. GRACIAS. | |
El_espejo,23.03.2011
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De parte de Sedasalvaje:
MUCHAS GRACIAS Y TAN SÓLO ACLARAR QUE MI APORTACIÓN SE TRATABA DE UN RELATO INFANTIL Y QUE LOS RIVALES ERAN MUY BUENOS. | |
josef,23.03.2011
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Mis felicitaciones a todos.
Un abrazo. | |
nayru,29.03.2011
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Pa' cuando la próxima!!!????
Quiero jugaaaaaaaaaarrrr! | |
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