¿En qué se diferencia un drogata en la esquina de una calle diciendo chorradas de un artista callejero? Normalmente, sólo en un poco de pintura corporal.
Si atendemos bien, se nota en algunos momentos la interferencia de una voz que parece decir: "¡niñooooooo! ¡deja de joder con la guitarrita, coooooooño!
Es el vecino del 4º b), que se pregunta por qué su papá no le regala un mecano como la gente normal.
Es bien sabido que no eres un buen tocador de armónica sino sabes imitar a la perfección el sonido de una locomotora. El viejo Sonny lo sabía, por eso vivía justo al lado de la estación Norte, también porqué en esa zona el aire era más fresco.
Esperemos la redención con los vasos llenos de alcohol y cuando nos encuentre, y nos de la mala noticia, la que todos los creyentes esperan, escupiremos la factura del camarero y gritaremos al mismísimo Poseidón que nos quite la resaca.
Cuando te pasas treinta años trabajando en la cocina de un bar de carretera, no sales a observar el mundo, todo el mundo te va a visitar.
Cientos de personas, miles de historias. Fugaces algunas duran lo que un café y otras repiten borracheras.
Me gusta esta profesión, cocinero, porque como en las historias puedes improvisar. Detrás de cada persona siempre hay una gran historia…y sino se inventa.
Se había alojado en el extremo oeste del territorio.
Su séquito, formado por ocho escuderos, dos jinetes lanceros, dos puestos de observación y dos arqueros, daban seguridad a la pareja real en su paseo mensual.
bIngredientes para un Estofado de Mamífero al estilo Punk-Folk./b
- 500 kilos de músicos (aproximadamente)
- Tres violines
- un violonchelo
- un batería
- una guitarra acústica.
- una guitarra eléctrica.
- cuatro latas de cerveza
- dos litros de agua.
Precaliente el escenario con cuatro focos a trescientos vatios cada uno. En caso de que fuesen más potentes aumente la cantidad de líquidos.
Seguidamente introduzca los músicos en el escenario, previamente aderezados con aplausos y silbidos al gusto.
Acerque el foco principal al más viejo, el de la carne más dura, para que se ablande antes con el calor. Pero ojo, que no le falte liquido.
Vigile el proceso atentamente. Cerciórese de que los músicos se muevan coordinados y a la par durante la cocción.
Observará como la sala se inunda de humo de tabaco, en caso necesario y si se tuviese, encienda la extracción de humos.
Nota: este es un plato que como los perritos calientes se disfruta mejor de pie.
No pierdan la ocasión de disfrutar de esta receta especial para los fines de semana.
bDedicado a todos los que suspendimos perspectiva/b
1. Medimos una distancia D sobre el eje Z, y denominamos a los extremos A y B.
2. Con un compás, trazamos un arco de radio D desde A.
3. Con un compás, trazamos un arco de radio D*1.5 desde B.
4. En la intersección de los dos arcos, marcamos el punto C.
5. El eje Y se obtiene de unir el punto A con el punto C.
6. Trazamos un arco de radio D desde C.
7. Trazamos un arco de radio D desde B.
8. Unimos la intersección de estos dos arcos con A y obtenemos el eje X.
Lo había conseguido a muy bajo precio, sin embargo siempre cumplió con sus obligaciones. Me llevaba al trabajo y de regreso, transportaba pesadas cargas, incluso en cuestas prolongadas.
Siempre le exigí bastante y él, sin embargo, se conformaba con poco. Lo lavaba todas las semanas y lo cepillaba con cariño. En época de lluvias, a causa del frío y de la nieve, sólo lo sacaba en casos de extrema necesidad. Puesto que los caminos se hacían impracticables para el viejo Mustang.
Él y yo nos quedábamos privados de libertad durante días en las duras estaciones invernales y nos entendíamos con la soledad tan sólo con mirarnos. Su anterior dueño lo tenía muy maltratado, y en largos periodos encerrado, a consecuencia de tan traumática vida lo recibí más bien rebelde.
En algunas ocasiones, mientras le colocaba la silla y tensaba las correas, su pezuña pisaba mi pie con saña y miraba para otro lado haciéndose el despistado. Pero bastaba un buen rodillazo en la corva.
Todos cuando recibimos un animal, ya sea para las labores del campo o con el único y simple fin de la compañía, le acomodamos un nombre. El suyo Mustang y el mío… me lo propinó él, un gruñido muy difícil de escribir.
La primera vez que lo emitió le salió por pura casualidad o fruto de un atragantamiento con agua y paja. En aquel momento, en el cual ocurrió aquel extraño hecho (el del graznido, rugido, rebuzno, alarido o la mezcla de todos), solté las herramientas en el cobertizo y corrí a mirar que extraño animal había invadido mis tierras. Pero sólo estaba Mustang, me acerqué a él y le di unas palmadas en el lomo.
Desde entonces y hasta el final de sus horas siempre que me requería me llamaba… me llamaba… Bueno, como nunca nadie me llamó jamás, con ese sonido como de tubo de escape de viejo Mustang.
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