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joseph2,30.08.2008
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La noche era fría y desconocida. Sentía que solo existian quince metros del piso al aire, no lo suficiente para llamarlo cielo, estrellas, luna, nubes.
El vacío era vertiginoso y atrayente, Mi cuerpo ocilaba entre el deseo de seguir el dedo que me llamaba desde las sombras o dejar mi cuerpo respirar la tranquilidad del viento nocturno hasta hallar tu perfume y seguirlo a tu cariño.
Sinceramente deseaba saltar al olvido sin la menor pizca de pasión. Solo deseaba dormir placidamente. No sentia que el corazón se me desmoronaba, era una decisión tomada en calma. Tal y como me disponía a dejar esta tierra.
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(Recuerda cierra la boca y deja los dedos correr)
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