Te dije que me convertiste en arco iris. Y cuando pude posar mis alas de silencio sobre tu nube de milagros, solo me envolviste con la tibieza de tu valle sin lágrimas.
Llegas en medio de los azules de la noche, abandonando el cuerpo que te cubriera el alma, y en ondas que concentras, me relajas, me subyugas, me embelesas, me regocijas...
Puedo sentir la secuencia generosa de tus pasos alcanzandome el vuelo de gaviotas asombradas, tres nubes rojas en la playa, y un faro, que me alumbra el secreto de llegar a beberte.
Una mano en la frente, me despierta, y busco entre los ecos de mi corazon, que se paraliza por un instante, el tropel de infinitos que fueron dando rienda a los globos que sueltas con tu risa, y en vahos sucesivos... puedo sentirte en mi.
Un día sin tu abrazo, solo uno mas, me repito... y comienzo a dibujarme las palabras con las que vestire el enorme lienzo de tu ausencia.
Te amo. |