No tiene nada de poetico, hasta creo que la ortografia, la gramatica y sintaxis no se hicieron presente en lo que escrito. Solo, no la quiero guardar.
Esta, es la carta que talvez nunca recibas, la llevo escribiendo hace meses. Desde el día en que te vi, luego de haberte descrito, de haber hecho tu bosquejo, te vi. Estabas sentado junto a tus libros, tan concentrado y serio, esa seriedad y esos ojos que intimidaban.
Si supieras que desde ese instante hacías estragos en mi estomago, tu voz tan seria, tus movimientos tan precisos, como tanteando terreno.
Escribí tantas veces tu nombre sin saber quien eras, sin conocer tus raíces ni tu historia, ese nombre tan raro, hasta gracioso.
Recuerdo el día, en que tuve que tenerte de frente, tus ojos.
Tus ojos me perturbaban, lo sabias, el contacto visual me delataba, tu sonrisa iluminaba tu cara y tu risa completaba mis espacios.
Era tan poco el tiempo en que te veía, pero lo ansiaba, por que no sabia de donde venían todas esas sensaciones, quien eras para provocar todo eso en mi.
Te cuento un secreto?, fue por ti que me asenté ahí, fue por que un día te vi, de esa forma en que te había descrito hacia tanto tiempo, ese día el bosquejo se había completado, ese día supe que debía quedarme ahí.
El tiempo extra, el ocio y las tazas de café, fueron nuestros aliados, discutiendo tecnicismos, tu esperando mis respuestas, solo con tus ojos decías "a ver, que vas a decir...".
Comenzaste a colarte de apoco, comenzamos a disfrutar de las discusiones que se hicieron largas conversaciones.
Comencé a necesitar oírte, verte, sentirte e inventar excusas para poder estar junto a ti, aun en los tiempos en que no había tiempos.
Caminar bajo la lluvia a tu lado, del brazo, tan solo por sentirla, compartir el calor del fuego para secarnos y de paso tomarnos las manos, como niños, a escondidas, sin que nadie lo viera, sin que nadie lo notara.
La lluvia fue nuestra aliada también, en una madrugada de lluvia, descubrí a que sabias tras la pereza, descubrí tus labios, tus besos y descubrí que ya no había vuelta atrás. Movías las mariposas en mi panza, mi corazón y el piso donde caminaba.
El ir y venir de los días, entre besos y caricias, huidas, secuestros, miradas cómplices, caricias a escondidas y abrazos apurados, acabaron por colarte en mi corazón y construirte un rinconcito solo para ti.
Hoy ya no tengo tus besos, ni tus palabras, ni tus miradas ni caricias, ya no escucho tu voz hasta el amanecer, ya no oigo tus palabras coladas en canciones, ya no tengo lagrimas que derramar por esto.
Pero tengo aun este rinconcito, tengo aun las mariposas en la panza. Lo peor de todo es que aun tengo ganas de quererte. De hacerte feliz, de verte reír como cuando reíamos juntos, de ver tus ojos brillar con un roce, con una palabra, con un beso, de sentir tu cuerpo vibrar al son del mío...
De que me ames y yo a ti. De mostrarte como es el amor, cuando es en libertad.
A ti... El hombre de los ojos profundos, tan profundos como su alma...
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