Inicio / Cuenteros Locales / Gianluigi Trumar (trumar) - [U:trumar]
Soy un animal nocturno que disfruta la vida loca viajando como pasajero del tren proveniente de quién sabe y con destino a cualquier lado. Finalmente el itinerario no es importante, como sí lo es que aún continuamos haciendo este largo viaje que algún día terminará, pero no pronto, o al menos eso espero.
Nací en algún lugar del cual he olvidado su nombre, en una fecha por demás remota, de eso no me cabe la menor duda. Sin embargo, ocasionalmente suelo recordar claramente cuatro ciudades que son demasiado significativas en mi vida por diversos motivos, todos personales, nada extraordinario para los demás.
Y es así como lo digo con todas sus letras: Yanga es mi primer terruño, del cual estoy orgulloso; Córdoba es mi ciudad adoptiva, porque ahí tuve la oportunidad de estudiar; Xalapa es mi tierra imaginaria, donde siempre he soñado con estar; y Veracruz es mi lugar por resignación, el cual sin remedio debo transitar.
Escribo inspirado en infinidad de cosas: la vida y la muerte, la realidad y los sueños, el amor y el desamor, la alegría y la tristeza. Aunque debo confesar que siempre me resulta más reconfortante escribir sobre las segundas opciones. Prefiero abordar temas algo deprimentes. Me sirven como desahogo.
Muchas veces me imagino como un pintor de la realidad y uno que otro sueño, pero lo triste del caso es que hasta los monitos hechos por cuatro líneas y un círculo me quedan mal. Por eso juego a que mis letras son un dibujo de las personas, sólo que a mi manera.
También me visualizo como un músico callejero que después de tocar el violín o el saxofón por largo rato, recoge las monedas que amablemente los transeúntes le depositaron en el estuche del instrumento. Ser violinista o saxofonista, al igual que mi sueño de pintar, es sólo eso, un sueño, porque no sé tocar ni la puerta.
Casi siempre me veo vagando por las calles de la ciudad, una que no es la misma donde vivo, porque la que yo imagino es demasiado hermosa. “Mi ciudad” tiene unas plazoletas con cafés al aire libre, donde todos los días nos reunimos un grupo de “intelectuales” para hablar sobre la vida que se nos va poco a poco.
Acompañados de un buen café y un buen tabaco nos pasamos largas horas hablando de todo y nada. Pero eso sí, todos soñando con algún día poder publicar una de nuestras obras y tener un pequeño reconocimiento. Aunque en realidad casi todo lo que hacemos es para consumo propio.
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