Quedamos incomunicadas…
(debería investigar el por qué)
Agua y aceite, rayado y a cuadros…
única combinación existente en mi.
¿Qué más da?
Debería vestirme de rosa,
adoptar como propios los tonos pastel,
usar tacos y polleras cortas
tener de mascota un osito cariñoso
cambiar o devorarme a mí misma.
De chica me llamaban “la pícara Sandrita”
Frutillita de cachetes colorados...
Me pedían que no crezca,
no ser jamás una mujer de labios pálidos
o de mirada de lodo
o de rostro fruncido.
Pero en mí
todo se da al revés…
el crecimiento es a la inversa
y nunca pude reencontrarme.
Debería vestirme de negro
usar perfumes amargos y pelo teñido
proteger mi cara del sol.
Cierta vez me sentí frágil, dejando correr mis lágrimas con facilidad
Pero ese perfil contrastaba con el de chica fuerte, siempre sonriente.
Sentí la necesidad de no ser jamás una mujer de gesto retorcido
o de sonrisa de cotillón
o de ojos cansados.
A veces cumplo… A veces no.
A veces se me caen los días y las flores
Y no puedo evitar que se oscurezcan mis ojos
y estalle el rojo moretón.
…y sentir que ya nadie me pide no crecer.
Quedamos incomunicadas…
¿Dónde quedaste?
¿Dónde quedé?...