Nací en el año 1920. Cuando el espiritu se enferma, la materia empieza a morir. rebaguz


ESPERANZA MUERTA 86 palabras

Lluvia que en torrentes noches
Salpican mi desnuda alma,
Aquellos mares que surqué, hoy calma
Del grito aterrador de los reproches.

Busqué un árbol que me dio una guía,
Llegué a la fuente donde el alma gime;
Entre las aguas que el Pretor redime,
Bañé mis sienes, se abrió mi herida.

Estas cadenas que arrastrando giro
Por estas huellas que taladro y surco,
Encuentro en vano lo que tanto busco
Por los senderos que ante Dios camino.

Reinaldo Barrientos G.

Rebaguz
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EL RINCÓN DE LA VENTA

En el rincón de la venta,
Por Chachopo, más arriba,
Donde duerme la neblina
Sobre la empinada cuesta.

Dormita entre una cesta
Bajo manto de neblina;
Un lugar que me recuerda
De Baviera las colinas.

¡Cómo extasiarme quisiera!
En aquel lugar sagrado,
Durante meses y años,
Declararme consagrado
Sin los deberes de afuera
Sin la mancha del pecado.

Entregarme por entero
En este campo divino,
Recorriendo día y noche
Los senderos y caminos,
Que a la Loca Luz Carabaillo
La devoró el cruel destino.

Es tierra de valientes,
De turistas y vasallos,
De amores, sol prudente,
De placeres sin desmayos,
De clima de dulce amor,
Sus cabañas son ardientes.

Es la Finca Santa Bárbara,
Cosa que tiene sentido,
Si se evoca por el frío
A esta señora con calma,
Aunque la cuesta no es santa,
Puedo llamarle amor mío.

Reinaldo Barrientos G.

REBAGUZ





Mi río es cristalino,
Corre entre piedras y flores,
su agua es limpia y pura,
es tuyo, por tus amores.

SÁLVAME 233 palabras

Acerca tu mano mujer, sana mi herida;
Junta tus sienes al nervudo pecho
Donde la huella del dolor es hondo acecho,
De la traición, el desdén, y la perfidia.

¡Ven, que de amor muero al instante!
Como (Teia) en altar de Helios;
Pues diosa eres, más virgen que amante
Y más amante que los dioses bellos.

Todo dolor es coraje ante tu imagen,
La pavura es valor que medra al hombre,
Tus labios candorosos, besos santos
Y tus suaves caricias, hecatombe

Eres mi único amor, eres mi vida,
Salva del abismo este mancebo;
Junta tu corpiño enternecida;
Dale un Hiperión, dale un relevo.

Ven, como Titán a mis hespérides,
Donde bullen esqueletos marfuzados:
Siembra tu esplendor en mis arados
Que yo te cantaré mis efemérides.

Alarga tu mano que el dolor ya gime,
Preñada de vértigo mi alma se enloquece;
Al sacudir el manto de tinieblas dice;
Sin ti mujer, el rosal no reverdece.

Bulle aquí… ¡Más…! ¡Mucho más hondo!
Cual crisol que bruñe los metales;
Y fundiendo amor y pensamiento,
Bebamos los secretos vesperales.


Dame el sacro trago, ¡Así…! ¡Así, en mi boca!
Con férvido licor de tus volcanes,
Calma la sed de mi pasión tan loca,
Gocemos de los cantos celestiales.

Redime el corazón que en mi fraguaste
En candente tálamo de Hfestos,
Cuado fuiste Diosa, más virgen que amante
Y más amante que los dioses bellos.

Reinaldo Barrientos G.

Rebaguz

CABELLOS DE LA TARDE 178 palabras

Salpicados de oro y plata
Por oscuras noches fabricados,
Sus blondos cabellos dorados
Dentro de vasos escarlata.

La luna argenta por el cielo,
Sus reflejos llegan en guedejas,
La oscuridad, pronto se aleja;
La noche gris, está en su pelo.

La aurora con rubor asoma,
Un mirar prendado lo redime,
En las montañas, el árbol gime
Con ristras extendidas en la loma.

De los campos, el sol se aleja,
Llevando su trote polvoriento,
Lamento, dolor, deja en el viento
Cuando en los árboles se queja.

Las nubes, sus rizos de princesa,
Bate con afán desesperadas,
Buscando quedarse reclinadas
A perder el dolor de su cabeza.

La onda vespertina humedece
Nacaradas perlas en las flores,
Nicho que produce los amores
Donde otro jardín se reverdece.

Clámide osca sobre el mundo,
Lía con su capa los confines,
Obstruyendo ruta a Serafines,
Llenando el espacio más profundo.
Lucha de titanes, pronto empieza
En confines, cuando el sol despierta,
Da claridad al abrir su puerta
Por donde escancia el rayo de pureza.
REINALDO BARRIENTOS G
Rebaguz

210 palabras

A UNA FLOR

! OH ¡flor que reposas en delicada
Frente, que ostentas la palidez de
Querube muriente,
Tu débil perfume penetró en mí,
Como dagas lanzadas de una
Aljaba de ternura;
Tus pétalos abiertos cual brazos
De alabastro,
Aprisionan mi pensamiento,
Deshojados, marchitados
Por su ausencia.

!OH¡ Fuliginosa flor de ángel
Inclinado a clericales dogmas,
Recoge mi vagar abandonado
A la orilla de un ponto despoblado,
Cubierto con el clámide de
Estrellas que fulguran sobre un cielo
Limpio, con cobertura de diosas.

Expresa mis sentimientos
Con ansiedad, con claridad,
Llévame a jardines, donde se
Escuchan vocablos de
Pálidos matices.

Hablar quiero en silencio con
Estos pétalos de misteriosa vida,
Enviados por su virginal perfume;
Es un rosal donde sólo habitan
Las ninfas.

Unge mi cuerpo con dulce
Néctar de tiernas corolas;
Deja que el polen de su belleza,
Germine en los álgidos ribetes
De mis tiernos labios.

Visitaré el vergel de marchitas rosas,
Beberé en la fuente donde cisnes
Boreales surcan con albor
La delicada clámide del infinito
Y en ese pergamino, cual zulaque
Coronado de estrellas con

Lejano parpadeo, obtienen la calma
En los más sagrado del conticinio;
Y, dormitar cual lises silvestres
En el seno de la bonanza;
Te hablo: !OH flor¡ Con vocablos
De ignorancia.

REINALDO BARRIENTOS G.

REBAGUZ

ABANDONO

¿Cuántas veces me postré ente tu imagen?
¡Lloré mil lágrimas de niño!
Llevé mi pensamiento a tu lamento,
Hasta vi. Mover la piedra de tus labios
Escuché tu voz de muy adentro.

Vi fulgurar tus ojos de cristal y fuego,
Tu mano, mi senda señaló;
Tomé la ruta antes indicada,
De la mano, vuestra imagen me llevó.

Al segundo paso, tropecé
Cayendo sobre el lecho del pecado…
Mi fiel guía, en el fango me dejó;
Hoy navego en un mar atormentado.

Por eso desde mi abandono
No puedo creer en algo falso,
En algo hecho por el hombre
¡Qué espurio ha sido tal engaño!

Reinaldo Barrientos G

rebaguz