todavía no la escribí porque lo mejor todavía no lo hice, pero ya planté un árbol y tuve dos hijos, atravesé un río descalza, salté las siete olas en la playa el último día del año, en honor a Iemanjá solté barquitos de papel con flores blancas en el mar, fui bautizada con frutas y flores en un ritual budista hindú, canté daimoku, entronizé gojonzo, hablo con los espíritus, y cada mañana enciendo el sol de mi pecho al abrir los ojos.Y escribo como quien hace el amor con las letras, como sabe, como puede, como quiere, cuando lo desea, pero siempre con la piel y el alma.