Según entiendo, sin que pueda dar fe absoluta de ello, nací en mayo de 1981 en Valdivia, justo cuarenta años más tarde que Bob Dylan, cuarenta y uno que Joseph Brodsky y casi 240 años después que el jacobino Marat.
A medida que me fui dando cuenta de que la felicidad completa es imposible, aprendí ciertos trucos, como sacar espejismos de un sombrero sólo juntando unas cuantas palabras, estratagema que hasta el día de hoy me sigue sorprendiendo.
La poesía y después la narrativa, se instalaron así en el primer puesto de las cosas que me hacen relativamente feliz, casi codo a codo con la música.
En los versos creo satisfacer cierta tendencia exhibicionista propia de mi yo, en tanto que en los relatos voy robando pedazos de sentido por aquí y por allá, tanto en las historias que me dicta la vigilia o la locura, como en las que robo de la vida misma -esto, ya que no sólo me contento con la ficción, sino que de manos del periodismo desvalijo también historias desde la propia realidad-.
En cuanto a definiciones personales, considero a la libertad y a la tolerancia como los valores primordiales. Valoro a las personas que pueden defender lo que creen, pero siempre me simpatizan más los pensadores que los creyentes, los perdedores anónimos más que los santos, mártires o héroes.
Me gusta el rock, el blues, algo de jazz y también Mahler y Bruckner.
Algunos de mis autores favoritos son Borges, Kafka, Dostoievski, Mailer, Bukowski, Kapuscinski, Vallejo y Teillier.

"He querido decir lo que esto dice, literalmente y en todos los sentidos". RIMBAUD