Lo único que sé es que empecé compulsivamente a escribir, imitando a una hermana mayor con talento y carácter, cuando tenía 11 años. Sólo a base de escribir y reescribir a veces la misma cosa, el mismo hilo argumental, y a veces historias distintas, me sentí más segura en el mundo de las palabras enlazadas en escrito, pero desde entonces no dejo de pensar, cuando leo algo que me atrapa (sobretodo cuando es increiblemente sencillo en texto y pensamiento, pero dice exactamente lo que tiene que decir), que siempre seré incapaz de hacer algo tan redondo, tan definitivo. Sólo el apoyo indirecto de unos cuantos de mis allegados, que me alaban mis escritos, cuando yo lo único que les he hecho llegar es una misiva (aunque en vez de saludarlos me salga con un relato de terceros y no sean cartas o emails convencionales, o lo que la gente entiende por convencionales), me ha hecho pensar que igual hay alguién más que puede estar interesado en leer mis escritos. Por lo pronto, lo único que me mueve es mi incontinencia literaria, que me hace incapaz de dejar definitivamente de escribir, pero desde la humildad más extrema.
Nací en Barcelona, en la primavera del 66, y aún sigo por ahí, acercándome cada vez más, a los 40.
Si me atrevo, poco a poco, iré rescatando mis escritos para colgarlos aquí. El que alguien disfrute leyendo sólo uno de ellos sería mi máxima satisfacción.