Mi deseo de pintar con palabras las fantasías de una niña, que era más feliz jugando con los choclos de la abuela que con sus muñecas, me trajo a este lugar. Una sensibilidad muy pronunciada, guerra perpetua entre el deseo de las maravillosas letras y una dislexia que me han marcado mucho, todo, se presenta en forma de desafío y lo asumo de buen grado, porque sólo deseo poder sacar todo esto que siento. No hice letras, de hecho soy una simple estudiante de magisterio o Ciencias de la Educación, con un buen promedio de notas y con la vocación de especializarme en niños autistas.



Desde el silencio de mi niñez y el azote de la dislexia, quiero abrir las puertas y dejar que salgan los poemas que quedaron guardados en una cajita de lata, enterrada en el jardín de la nona, donde soñé un día que estaría aquí dejando mi pequeña historia. Desde mi casa paterna, junto a mi padre Roberto y mi hermano Arnaldo, tejemos ilusiones. Los tres, cada uno en su casilla de ensueños, vamos dibujando la vida. Yo, tejiendo poemas con hilos azules, a la espera de compartir mis humildes poemas.



Me llamo Noemí y quiero ser poeta. Nací el19 de Agosto en Santos Lugares, Buenos Aires. De niña viví en un hogar de artistas: mi madre concertista y profesora de piano; mi abuelo, el primer clarinete de la orquesta de cámara de Bahía Blanca. La actitud ante el arte nos marcó a toda la familia, mi hermano licenciado en Bellas Artes y músico. Todos ellos, mi madre, mis tíos y abuelos, sin proponérselo, hicieron que naciera en mí el deseo de escribir, porque leer era magia pura; un libro, el portal para los sueños y fantasías. Sólo sigo soñando y aprendiendo. Éstos, los lugares donde escribo. Puede que quede alguno en el tintero.