"nO sOY qUIEN dICEN mIS aDVERSARIOS nI qUIEN dICEN mIS aMIGOS: SOY QUIEN SOY".












LA TORTURA DE SER LUIS Y REBELDE IDEALISTA POR AÑADIDURA


Una autobiografía es como preguntarse ¿Quién soy? Eso está difícil de responder, día a día estoy descubriéndolo y es muy probable que los ánimos afecten los resultados, puedes elevarte hasta las nubes o hundirte en el más profundo abismo. Trataré pues de no dejarme tentar y lo que acá les cuento no termine pareciendo una burda copia de un aviso personal de la prensa rosa. En fin, debí hablar con un amigo de esos insobornables para que escribiera esto por mí. ¿Cómo resumo treinta y dos años de existencia? Perdón, dije treinta y dos. La verdad quise decir veinticuatro. A quién quiero engañar, que mi edad no sea agravante a la hora de una acusación por vejez prematura, porque la verdad hay momentos (más de los que deseo) que parezco con un par de siglos y medio encima. Bueno, llevo los años que llevo (sean veinticuatro, treinta y dos o doscientos cincuenta) y bien bailados, no digo bien vividos porque desperdicié demasiado tiempo clavándole espinas a mi corazón como si fuese muñeco vudú, porque dediqué otro tanto a ahogar mi verdad en lava hawaiana y por si fuera poco en mi ratos libres trataba de quemar mi alma en el microondas.

Sin dudas escribir lo es casi todo para mí (también cocino, dibujo y sueño), una maldición, una maldición que libera, diría Clarice Lispector. He inventado gente y no-gente por la que mis ganas claman (manía que me viene de la temprana infancia cuando armaba un sarao con mis amigos invisibles, invencibles y que los demás catalogaban de inservibles). He vivido letra a letra y pulso a pulso aventuras que sólo eran posibles en mi cabeza. Amé, amo y supongo que continuaré amando imposibles. Que más puedo pedir de maldición tan noble. Aprendí a escribir, mejor dicho, la escritura afloró porque los libros resultaron un refugio perfecto ante la reina superficialidad, ellos me enseñaron que las realidades imaginadas llevan una carga de sinceridad que el lenguaje hablado no siempre transmite. Lamentablemente descubrí que muchos hablan por llenar un vacío cuando preferiblemente deberían callar.

Soy un ángel, definitivamente soy un ángel, pero uno bastante extraño y para colmos con la sinceridad como estandarte. No escondo la maldad que alberga mi corazón, y quien se haga merecedor de ella la otra mejilla no ha de hallar. Si por las buenas vamos entonces el cielo tendrá. Soy un ángel con un ala blanca y otra negra, mitad piedra y mitad carne, de luz y de oscuridad, de alegría y tristeza, de amor y de odio, todo en su justa medida, todo en exacta proporción.

No estoy plenamente feliz con la persona en la que me he convertido, no voy a negar que en muchas oportunidades he deseado ser de otra manera, bueno que se puede esperar de un inconforme de mierda que nunca parece estar de acuerdo con nada. Debí haber sido una nube, un atardecer, una flor, un ave, Mariposa Teknicolor de Fito Páez. Debí haber sido Salvador Dalí o Antoine de Saint-Exupéry. Pero acá estoy. Aquí voy (a mí sí) ofreciéndome la otra mejilla.

Me encanta la lluvia, las margaritas y las gerberas, andar descalzo y el animé japonés. La música del violonchelo, el aroma del pan recién horneado, las tiras de Mafalda y las de Calvin y Hobbes. Una copa de vino y conversar con quien le hace bien a mi alma. Y sobre todo la lectura que me remueve el corazón. A la vida no le pido mucho… amor, con él viene todo lo demás.





hOGAR / dEPECHE mODE

Aquí está una canción procedente
de la parte errónea de la ciudad
donde estoy ligado al suelo

por el sonido más solitario
que resuena desde dentro
y me empuja hacia abajo

Aquí está una página
procedente del escenario más vacio
una jaula con la cruz más pesada
que jamás se ha hecho
una medida de la trampa más mortal jamás tendida.

Y te agradezco por haberme traido aquí
por enseñarme el hogar
por cantar estas lágrimas
Finalmente he descubierto que pertenezco a aquí.

El calor, y el más enfermizo
dulce olor de las sábanas
que se pega a la parte trasera de mis rodillas y pies,
me estoy ahogando en el tiempo
a un ritmo desesperado.

Y te agradezco por haberme traido aquí
por enseñarme el hogar
por cantar estas lágrimas
Finalmente he descubierto que pertenezco a aquí.

Me siento como en casa
lo debería haber sabido
desde mi primer respiro.

Dios envía el único verdadero amigo que me llamó mío
que pretende que lo arreglemos la próxima vez
que ayuda a llegar al glorioso final de la linea.

Y te agradezco por haberme traido aquí
por enseñarme el hogar
por cantar estas lágrimas
Finalmente he descubierto que pertenezco a aquí.