No guardo más inspiración que mis seres más queridos, esos que venían en mi canasta familiar y esos que he elegido (y me han elegido de vuelta) en mi camino. Como dicen por ahí los Beatles, algunos se han ido y otros han muerto, pero a todos los sigo amando. Si de escribir una biografía se trata, me complico entera, porque realmente no se que se puede resaltar de mi corta vida sin latear a la gente con detalles que no entenderían. Mejor sólo menciono que fui criada por mi amados padres bajo robustas enseñanzas de respeto y amor por la vida y por el prójimo, apoyadas en la imagen de un Dios gordito, alto, barbón y canoso como el de los dibujos de Quino, bondadoso, cariñoso. Lo que soy ahora es lo que siempre he sido, sólo que cada año las fotos de las vacaciones en Viña, las con uniforme de colegio y las con zapatitos de charol me provocan más nostalgia. Por último les cuento que de todos los momento, como a muchos les debe pasar, lo que más rememoro y deseo es volver a mis 5 años para sentarme a patita pelada en los sillones de mi casa, jugar a las cosquillas con mi papá en el pasto, tomar once con la Nina, mi abuela, e ir al colegio a seguir jugando con mis amigos, que finalmente serían los de toda la vida.


"Me fui a los bosques porque quería vivir con intención y deseo, para no al morir, descubrir que no había vivido"