Así soy


Siempre he tenido algo de loca,
de masoquista...
de virgen y prostituta.
Pero el algo me anuda los zapatos,
me venda los ojos tuertos
y lo peor de todo
me viste de pies a cabeza el cuerpo desnudo.

Por eso no soy completamente loca,
ni una perfecta virgen
o de oficio prostituta,
porque alguna aguja que habita en mi pescuezo
aprieta mis emociones sórdidas
y no deja escapar mis pretensiones inmaculadas.

La loca la llevo en los adentros,
pero escapa sólo cuando abro la boca.
Y la virgen habita allá en mi centro,
que duerme sigilosa en los rezos que no oro.
Y la prostituta anida en mi sexo,
pero huye únicamente por las noches lujuriosas
que son tan santas como el casi me asfixia.

El problema entonces está en el casi,
que no me deja ser lo que ando buscando...
Y que iguala mis párpados dormidos
a los ojos de esclavas, princesas y sapos.

¿Dónde estará la llave que encierra
locura, plegaria y coito?
Quizás duerma asustada en mi pecho que tiembla,
atemorizada y confundida de alcanzar el todo.

La loca camina hacia el claustro,
y la virgen corre de prisa al manicomio,
y la prostituta reza en alguna esquina
locuras que hablan de famas y cronopios,
mientras mi alguien nada en las tristezas
buscando horizonte y casi encontrando alguno.

Porque mi problema está en el casi...
Y la solución en el místico algo
que huye despavorido de la loca descalza
y se burla de mi virgen que anda rezando...