“MEMORIAS DE UN HOMBRE SOLO”
Comienzo a mirar a todos con el rostro demacrado, a observar que los ojos están viejos y la luz de las pupilas se apaga poco a poco. La piel se vuelve áspera y corrugada, ha perdido la suavidad de cuando la palpaba con mis dedos y la probaba con mi lengua. Tus labios antes carnosos, se han convertido en endebles tiras de carne sin encanto alguno. La voz ha herrado el camino del canto de los ángeles y la cabellera que antes te cubría se ha marchado para no regresar en las mismas condiciones.

Ayer cuando pase por el sitio donde te vi por vez primera, me llego el aroma de aquellos años, de inmediato el presente se transformo en pasado. Tu carne y mi carne se encontraron de nuevo y tus sentidos de excitación regresaron a mi lado, tan vivos y reales que me olvide del ruido de los carros que amenazantes me invitaban a moverme.

Me ha tomado entre brazos un frío cruel, que solo tu podrías enfrentar y alejar de mí, y se ha ido metiendo poco a poco y pronto me dejara helado, mis dientes tiritan ante la ausencia de tu calor y mi corazón se me vuelve de piedra. Esto último no me preocupa mucho, pues creo que seria bueno no sentir, ni extrañarte tanto.

Hoy lo decidí sin consultarte, voy en tu búsqueda. Aunque mejor seria primero buscarme yo mismo para que cuando sea tiempo de mirarte y sentirte de nuevo, no dude de mí.

Me he despedido ya de lo que ahora tengo y he dispuesto sobre lo que busco de hoy en adelante, y no es otra cosa sino lo poco que queda de ti... tus restos.