Ayer perdí parte de mí. Ayer perdí mi sombra.
De tanto darle gracias, de tanto darle, de tanto nombrarla, un día, perdí su nombre, olvidé su nombre y al tiempo olvidé nombrarla... Ahora ella parece olvidarse de mí.

Yo digo: "Ayer perdí mi sombra". Pero puede que no haya sido ayer. Entonces ¿cuándo la perdí?

En mis raptus de inteligencia, en esos ratos que se me da por ponerme a pensar...
... en mis raptus de inteligencia aparecen preguntas de todo tipo, pero las peores son las existenciales... ¿por qué perdí mi sombra?, ¿existo?, sí existo entonces ¿dónde?, ¿será que no veo mi sombra porque soy ciego o vivo en la oscuridad de mi existencia?

Yo digo que ayer perdí mi sombra
o tal vez mi sombra me perdió
o tal vez nos alejamos mutuamente

Ella me robó la sombra.
Yo le robé su nombre.

Veo a tantas personas y todas con sus sombras.
Veo tantas cosas y a cada cosa le pertenece también una sombra.
Veo ese lujoso edificio, imponente e importante, que a la hora del medio día su sombra solo mide un par de centímetros.
Veo esa hormiguita, cargadísima, y su sombra, a esta hora de la tarde, es ancha y alargada y mide metros.
Esa paloma en vuelo posee su sombra en tierra esperando su aterrizaje.
Más a mí, los hombres, los animales y las cosas me miran y se asombran... pues yo no poseo sombra.

Ahora es la hora de la noche, de la oscuridad, y acá, en este momento, me confundo con los demás...
el nuevo día trae las mismas sombras, menos la mía... por si acaso llegara a regresar Yo siempre dejo la puerta abierta...

En fin, solo poseo dos verdades:
"Yo soy un hombre sin sombra"
"Ella es una mujer sin nombre"