Entre cálidas lágrimas de un amanecer inesperado, he despertado.
Me he visto frente a unas líneas que creí haber olvidado, y aunque me resigno a escribir sobre el fracaso de un sueño frívolo y despiadado, creo que me siguen cautivando mis finales grises pero cotidianos.
Soy una Fleur Du Mal, que aunque por error mi nombre revele, sé que aún me protege el anominato del mundo virtual y podré seguir compartiendo con desconocidos relatos sobre aquellas personas que un día me cautivaron.
Aunque debo confesar que en la actualidad en mi mente y en mi alma sigue existiendo sólo un ser de negada humanidad, a quien le ofrezco mis relatos con un toque de reprimida sensibilidad entre líneas.
Espero que si un día me lee, se sienta culpable de hacerme vollver a este vicio, casi tan artístico como lo fue nuestra pasión ingenua durante un tiempo.
Qué ironico, la idea era contar algo sobre mí. Sin duda, creo que mi monotematica existencia me lleva a despojarme de mis propios deseos.

Intentando comentar algo profundo sobre mí, puedo señalar que soy una niña que se niega a ser mujer, que suele esconder sus grandes pasiones de la vida por temor a un resto que la desconoce, que carezco de orgullo y me sobra valentía, cuando se trata de luchar por las pequeñas cosas que amo.
De sentimientos escasos pero intensos, y de entregas infrecuentes pero apasionadas, se ha constituido mi vida hasta ahora. Mi corta vida. En pequeñas narraciones, que hoy se convierten en mi nueva pasión, estoy aquí.
Una Fleur du Mal, una de esas censuradas de Baudelaire, me presento y conmigo mi escaso talento.