Por años he rondado por la vida, como un montaraz de las tristezas, hasta que entre callejones, bosques y ocasos encontré el sendero oculto al amor.
En las historias que he acumulado, solo mis escritos me han acompañado, poco a poco les permitiré acceder a algunas de las cosas que me persuaden constantemente de que jamas seré un escritor.



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Sobre el Maestro Walt Whitman

(West Hills, EE UU, 1819 - Camden, id., 1892) Poeta estadounidense. Hijo de madre holandesa y padre británico, fue el segundo de los nueve vástagos de una familia con escasos recursos económicos. Pasó sólo ocasionalmente por la escuela y pronto tuvo que empezar a trabajar, primero, y a pesar de su escasa formación académica, como maestro itinerante, y más tarde en una imprenta.
Allí se despertó su afición por el periodismo, interés que le llevó a trabajar en varios diarios y revistas neoyorquinos. Nombrado director del Brooklyn Eagle en 1846, permaneció en el cargo sólo dos años debido a su disconformidad con la línea abiertamente proesclavista defendida por el periódico. Su afición por la ópera (género que influyó enormemente en su obra poética) le permitió coincidir en una noche de estreno con un dirigente del periódico de Nueva Orleans Crescent, quien lo convenció para que dejara Nueva York y aceptase una oferta para trabajar en el diario.

Durante el viaje hacia al Sur, que emprendió en 1848, tuvo la oportunidad de contemplar una realidad, la de provincias, para él totalmente desconocida y que, en definitiva, sería decisiva para su carrera futura. Por todo este conjunto de experiencias, cuando regresó a Nueva York, unos meses después, abandonó el periodismo y se entregó por completo a la escritura.

La primera edición de su gran obra, sin embargo, no vio la luz hasta 1855. Esta primera edición de Hojas de hierba (Leaves of grass) (habría otras ocho en vida del poeta) constaba de doce poemas, todos ellos sin título, y fue el propio Whitman quien se encargó de editarla y de llevarla a la imprenta. De los mil ejemplares de la tirada, Whitman vendió pocos y regaló la mayoría, uno de ellos a Ralph Waldo Emerson, importante figura de la escena literaria estadounidense y su primer admirador. Su crítica, muy positiva, motivó a Whitman para seguir escribiendo, a pesar de su ruinosa situación económica y de la nula repercusión que, en general, habían tenido sus poemas.

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Caminad conmigo la celeste senda
evitando ambos la ciclópea grieta.
Soñad, soñando el corazón se aquieta,
logrando que el paraíso nos comprenda.


Miremos nuestros ojos en los cielos,
nuestras manos sintamos en el viento.
unámonos en un solo pensamiento,
viviendo nuestro sueño en los desvelos.


Mas si con todo la felicidad no alcanza.
Si desfallece el corazón en duda,
si la soledad se vuelve fría y cruda.
aferremos entonces... la esperanza.

Gracias Annika, mi preciosa Annika