Fui cuentero. Y me aburrió la adulación perpetua de este portal.
Fui ciudadano. Y me hastió la hipocresía de las calles y las vitrinas.
Fui hombre. Y me aburrieron las poses de macho lujurioso.
Fui mujer. Y me fastidió mi destino manifiesto de cristianismo puritano (mi vagina también siente).
Fui dios. Y pusieron mayúscula en la primera letra de mi nombre.