LA POESÍA TAMBIÉN HACE TEMBLAR LA TIERRA

Hay que desconfiar de la fe y la seguridad que otorgan las propias creencias, la religión, las encuestas, la ciencia, la televisión, la autobiografía, las memorias, la importancia personal y un largo etcétera de gentes, palabras y fuegos fatuos...

El piso se nos mueve, día tras día, y quien está libre de dudas sólo busca zafarse de las preguntas incómodas, para ponerse a salvo de la oscuridad del alma, de los agujeros negros frente al espejo, para que no lo toque el desvarío solitario de los que caminan el mundo preguntándolo todo sin encontrar respuesta a nada.

El mundo aparece como “problema” para quienes caminan su vida deseando algo más que tomar que tomar ronconcocacola, mientras persiguen tardes y muchachas espléndidas para desvestirlas con algo más que la mirada...Ellos ni ellas pueden olvidar la pregunta más antigua, insoluble en agua, aceite o cerebro: ¿Qué somos? Como decíamos ayer, la poesía o la filosofía no te dan respuestas, te obligan y te enseñan a preguntar cada vez más hondo.

Pero también te regalan un alma, un silencio y una parla reveladora para sentir, oler, escuchar, palpar el alma de los amigos, las madrugadas, el rocío, los libros. Una tarde iluminada por el rumor inaudible de miríadas de estrellas, millones de constelaciones de palabras y silencios agazapados en los estantes de la biblioteca. ¡Cuánto aterra y asombra ese estruendo mudo, cómo es bello el sonido de uan mandolina de diamantes!...¡odumodneurtse, setnamaididedanilodnam!

Que viva la risa, porque ahora llegan César Vallejo y el resto congelado de los otros sin cara, rostros sin rastros de poetas que no brillan ni hacen cabriolas metafóricas para aplaudir en el circo gratuito de los festivales de poesía... Poetas anónimos dando lustre, sacándoles brillo a palabras oxidadas que nombran el tejido del mundo desde el bolsillo de la camisa y millones de estrellas, soles chorreando luz por la boca del lapicero que calla como un pez en el fondo del océano de la camisa, justo al lado y en lo más profundo del corazón...

Poetas rayando cielo y relámpago sin perder cuaderno, anotados en la noche sin tregua donde Dios corrige sus renglones...Poetas, humildes mensajeros de soles y catástrofes sobre el inabarcable corazón de la tierra....Poetas, lazarillos de cometas...Poetas, inspectores de vías lácteas, instructores de desvíos cósmicos, desvaríos cómicos...

Poetas, colonizadores de planetas sin futuro práctico; traficantes de manchas solares, vendedores de lunares en la cara oculta de la luna; promotores de parcelas personales en los jardines perdidos del Edén… ¿Qué responden los poetas cuándo les piden su biografía? ¿Qué responden los poetas cuando sus hijos les preguntan por la utilidad de la poesía?... Tal vez, por si acaso, que la poesía también hace temblar y parir la tierra…y que ellos mismos son sólo un mero temblor y un simple parto de la tierra…