Tengo que llegar, ¡tengo que llegar, carajo! Y ésta puta chata que ratea y se va a parar en cualquier momento. Deben hacer veinte grados bajo cero, por lo menos, y ahora amanece a las ocho, así que me quedan como seis horas de oscuridad y de helada. Si no hubiera tanto chiflete en esta cabina de mierda y si los faros iluminaran un poco más, pero apenas si veo la huella. Me voy a tragar un pozo o un guardaganado y voy a ir a para al resanto carajo. Para colmo es una noche sin luna y sin estrellas, oscura como boca de lobo. ¿Quien mierda, alguna vez, le habrá visto la boca a un lobo?, Caperucita, seguro. Yo jodo, pero si me llego a quedar en medio de esta pampa mañana me encuentran duro como una estaca y todos van a decir, otro huevón que se murió por hacerse el macho en la Patagonia, en invierno, de noche, y con un cascajo que se caía a pedazos. Además las gomas están hechas tiras y el ripio las come como una lima, y ni siquiera sé como está la de auxilio, la verdad es que soy un huevón. Si por lo menos tuviera una radio podría escuchar un poco de música, distraerme y dejarme de pensar macanas... A ver, ¿cuanto me falta? Debo haber andado unas... diez leguas, y sin ver ni una liebre, ni una mosca, nada de nada. O sea que me quedan otras diez, más o menos, para llegar al puesto de esquila de los Ordóñez. Allí podría esperar que aclare, hacer fuego y hasta tomarme unos matecitos. ¡Si este trasto aguantara!, pero cada vez ratea mas... ¿y ahora, que pasa?..., viene olor a nafta y está tironeando... pero mecago, ¡no te vayas a parar ahora, guacha! Mejor paro y miro un poco, pero que mierda voy a mirar si no tengo linterna y además no entiendo nada. Lo mejor que puedo hacer es rezar, ¿como era?... Padre nuestro que estás en los cielos... ¿pero será posible que esta cafetera no de mas de cincuenta?... ¿O me estaré quedando?...Y si…, me estoy quedando nomás... cuarenta... treinta, ¡vamos mierda, levantá!... ¡vamos levantá! dale guacha y la puta que te parió, ¡por favor, no me dejes aquí!... Se paró... ¡Dios mío! Y ahora que hago encerrado en esta chata miserable, de noche, en medio de la pampa y con esta helada. ¡Pero quien me habrá mandado a hacerme el comedido! El garrón que me tengo que comer. ¡Por huevón! Tranquilo, tranquilo, no me tengo que volver loco. La voy a dejar enfriar un poco y después le doy arranque. Pero que enfriar, si el problema debe ser el frío. A ver, le doy ahora.... no agarra,... patina…, dale, dale… ¡por favor chatita linda, no me dejes aquí!... Se para, se para... ya casi ni mueve,… se murió. Chau, totalmente muerta la batería. ¡Ahora si que cagué! Para colmo el viejo de mierda perdió la manija de arranque... Que silencio... no hay ni viento. Que raro, siempre hay viento, ni un sonido, nada, ¡Ay Dios, que susto que tengo! Si pasara alguien, pero quien mierda va a pasar. Dos huevones como yo no pasan por el mismo lugar ni en mil años. Que frío que tengo ahora, me duelen las manos y eso que tengo los guantes que me tejió la Justina, además siento rara la cabeza. La cosa es no dormirme, si me duermo con esta helada, soné. Pero que sueño tengo. Me conviene salir, hacer salto de rana, descansar, correr un poco, y así hasta que pase la noche. Si al menos tuviera una botellita de ginebra. ¡Pero que huevón que soy! a mi que carajo me importaba si la Justina estaba por parir. ¿Para que mierda lo tiene al viejo? Pero claro, ese viejo inútil en los años que tiene y que el solo sabe, no aprendió ni a limpiarse el culo, ¡y va a saber de partos!, pero igual, ¿como se arreglaban las indias en los tiempos de antes? Pero no, era más fácil engrupirlo al huevón de Antonio. -Antonito la Justina tiene dolores, me parece que se adelantó, agarrá la chatita y andate hasta el pueblo a buscar a doña Encarnación, no vaya a ser cosa que tengamos una desgracia. -Pero Antonito, la chatita está bien, no tiene lujos pero el motorcito es un reloj. Si arrancás ahora para la madrugada estás de vuelta, con la vieja, y paseando. -Si, si, ya se que va a hacer frío, pero te abrigás bien y con el calorcito del motor ni te das cuenta. -Dale Antonito, no pierdas más tiempo, que la Justina está en un grito, hacelo por ella. ¡Dale Antonito, dale Antonito, y la puta que te parió viejo de mierda!, ¿y ahora, quien me viene a sacar de acá? Seguro que a ésta hora a la Justina se le pasaron los dolores y duerme tranquilamente y el viejo reventado se mamó con ginebra y está tirado en el catre mugriento, todo meado. Y yo... ¿pero que me pasa?, lo único que me faltaba, llorar. Pero no lo puedo evitar... por ahí me hace bien, me tranquiliza y me despeja las ideas. Hacía tanto tiempo que no lloraba, ya ni me acuerdo cuando. Porque cuando murió la vieja no lloré, tenía un nudo en el pecho y otro en la garganta pero no pude llorar, no sé por qué, y eso que la adoraba a la viejita... ¡Ah si!, ahora me acuerdo, lloré cuando me enteré que la Justina estaba preñada del Enrique. ¡Pero si seré huevón! a mi que carajo me importaba. Casi no habíamos hablado, y ni siquiera me gustaba mucho..., bah, un poco. Pero que bronca me dio, ¡que huevonazo!.. Que sueño tengo, voy a dormir cinco minutos así me despabilo y corro un rato para entrar en calor…

¡Pucha! me quedé dormido, ¿cuanto tiempo habrá pasado? Pero que bien, ya no siento frío, no siento nada… Soñé que la Justina tenía un crío, sus mismos ojos lindo el pendejo, como ella. Me agarraba un dedo con su manita y sonreía. ¡Dios, que cansancio! se me cierran los ojos. Voy a dormir un ratito mas....