El día que me fui.....
..........Esto te lo cuento a vos macho...te juro que nunca se lo dije a nadie, ni a mis viejos y te lo cuento porque se que vos me entendés, que sos como yo hermano.
No me acuerdo cual fue el día exacto, lo que si se, es que ocurrió estando en tercero, a mediados del 51, creo que en el segundo trimestre.
Ya sabía yo, que no servía para milico, lo mío era el mar..vagar por los mares, soñaba las tierras que me contaban que estaban del otro lado del océano....África, Europa...que se yo....
Y había decidido entrar a la Escuela de Náutica, tenía conocidos allí que me contaron todo, como era, que hacían, que estudiaban y entonces se me hizo insoportable seguir en el Liceo.
La gente que me quería me aconsejaba terminar el quinto y después entrar, pero con el bachillerato ya asegurado. Tenía mis dudas y no me animaba, por no causarle disgustos a mis viejos que me bancaban. Porque, sabés, para los del interior, el Liceo no era barato, había que ponerse con una mensualidad bastante fuerte, yo siempre tenía media o cuarto de beca, por mis notas.
Cuando me ponía a estudiar en serio, yo era bueno, te lo juro.-
Pero, un día dije ...basta,y ese fin de semana hablé con mi Tutor, para que se lo dijera a mis viejos. Quería irme de baja ya.-
Mi tutor, un abogado amigo de mi viejo, se me vino al humo, menos bonito, me dijo de todo, que era un ingrato, que era un débil....Débil a mi....justo a mi que me bancaba a pie firme todas las boludeces de los "cadetes encargados" (no había brigadieres todavía), que vivía encanado y salía para el 9 de Julio y el 12 de Octubre, que C... y P...( vos sabés de quienes hablo), me tenían de punto y me revoleaban los partes de castigo como si fueran lechuguita. pero me puse firme, no, no !!!! si no me piden la baja, armo un quilombo total.-
Al fin se convenció y habló con mi viejo y él, que nunca estuvo muy convencido de que entrara al Liceo, por esas cosas que tenemos los padres cuando los pichones ensayan volar solitos......Aceptó y lo demás fue un trámite burocrático....
Llegó el día pactado...yo estaba radiante, miraba a mis compañeros con aires de superado. ¡¡¡ pobres giles !!! ¡¡tenían que seguir jodiéndose y yo salía a volar, era libre !!!
Me puse la pilcha civil. Fui a la ropería, entregué la gorra, la capa, la chaquetilla, entregué todo, menos los borceguíes y me fui al Detall General.
Con cara de bronca (que yo no entendía porqué) el Ofiche me hizo firmar como cien papeles y finalmete me dio el pase y el boleto del tren. Ya estaba... todo había terminado, finish.....-
Cuando crucé el portón a la Base empezó la cosa, primero un nudo en la garganta, cuando subí al Ferry ya me empezó una opresión en el pecho, era como si las garras de un águila me quisiera arrancar el corazón, muchos años después, cuando tuve el infarto, sentí el mismo dolor.
Las lágrimas se me agolpaban en los ojos. Pero yo era fuerte, era macho, "no llorés, que te están mirando", me decía para mis adentros.
Así hice todo el viaje hasta el tren como en una nube, si te digo cuanto tiempo pasó, te miento.
La hecatombe, la explosión ocurrió en cuanto arrancó el tren....ahí se vino todo abajo, ya no me contuve y el llanto se vino con todo....los pasajeros y el Inspector, asustados, me preguntaban ¿que te pasa pibe? y yo no podía ni quería contestar, lo único que quería era, que me dejaran llorar ....
Se me vinieron como abejas zumbadoras, todos ellos, los veía a todos alrededor mío, te veía a vos, al Flaco, al Gallego, a Pepe, al Tano, a Quique, al Beto, al Yeye, Jorgito .... que se yo, todos, estaban todos, todos me decían, ¡¡ dale Gato !! no aflojés, estamos juntos, te lo juro.....!!!! no faltaba ni uno !!!!
Yo quería hablarles, decirles que no era con ellos la cosa, que era con el Liceo, que era conmigo mismo y lloré, lloré todo el viaje, a duras penas le pude explicar al Inspector, lo que pasaba y me dejó tranquilo, me cuidó, me dijo "llorá tranquilo pibe, que llorar también es de hombres"
Y lloré todo el viaje, en silencio, pero con un llanto sin queja, era un llanto de sentimiento.
Nunca volví a reconocer en mi, ese sentimiento.
Cuando llegamos a La Plata, me fui caminando hasta la casa de mi tutor, si conocés La Plata, calculá cuanto hay de la Estación hasta 7 y 63, un montón de cuadras, no se cuanto tardé y si fui por el camino mas corto, solo recuerdo que buscaba las calles donde no había gente, para seguir llorando, sabés......
Cuando entré en la casa de mi Tutor, no puedo imaginar la que cara tendría, pero nadie me dijo nada, solo Doña Esther me preguntó muy dulce, como comprendiendo el momento... ¿querés acostarte un rato hasta la cena? y sin palabras me fui a mi pieza, me recosté y llorando bajito y me dormí profundamente.-
Me desperté como a las siete de la mañana abrazado a mis borceguíes lustrosos....
No lo entendía en ese momento....lo supe muchos años después.
Me levanté, me di una ducha y salí para desayunar.....pero aquí empieza otra historia mas larga.-
ALS; 4/12/03