Un día tuve un sueño,
soñé que vivía,
que por primera vez lograba ser honesto
y más allá del planeta silencioso
las noches vacías no existían.
y el cielo era más cielo que nunca
Soñé que nada de lo que hacia parecía ser lo equivocado
y que al fin el cuerpo ya no me estorbaba
Soñé que el dolor era grande
y que solo tu y yo lo conocíamos,
complicidad y pedestales eternos.
Soñé que los espejos ya no me asustaban
Y mi infierno era mera quimera
Soñé que la maldita Charn yacía al fin devastada,
entregada a dioses de panteones sin nombre.
Soñé que al fin encontraba mi espacio y tiempo
la infinita eternidad anhelada.
Soñé que jamás había sido realmente feliz, sabio o bueno
Sin tener la certeza
de que había estado vivo o despierto alguna vez.
Pero aquí estoy, muerto nuevamente
mirando un cielo mortino en una fría habitación
siguiendo las reglas de un mundo y de una vida
a ratos tan absurdas.
Y mi infierno es real otra vez
y me levanto tratando de apaciguarlo
caminando por las calles vacías, desesperado,
tratando de sobrellevar solo nuevamente
aquella vida llena de inmundicia y de vergüenza.
Texto agregado el 15-04-2005, y leído por 110
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