Como los ojitos tiernos e inocentes que alguna vez permanecieron en mi rostro.
Como las manos limpias y delicadas que alguna vez tocaban este cuerpecito.
Aún cuando él estaba bien.
Aún cuando no se había marchitado.
No se había entecado.

Como los pasos lentos y firmes. Alegres en cada huella que dejas.
Mientras mi rastro se perdía en el mundo;
pero me seguía y me encarcelaba en su deseo.

Como tu sonrisa genuina. Sincera. Limpia y transparente.
Aquella que de los gestos de mi cuerpo; mi rostro, era fingida.

Cuando sale una palabra de tu boca, tus sílabas y tus letras,
curan en mí una herida.
Cuando se desprende de tus ojos una mirada,
mis labios sonríen y se inundan de alegría.
Una dicha inefable que no quiero llegue el día en que se ausente.

Renace un amor.
Un amor que empieza a cuidar de mí.
Un amor que me ofrezco.
Un amor que durante años,
anduvo muerto.

Siento una caricia sencilla
mientras la brisa de la mañana me toca los párpados.
Pareciera el tiempo congelarse mientras caminas conmigo
y paso tras paso,
secas una lágrima.
Recoges una pena.
Guardas un dolor.

Nadabas por el mar de la vida conociendo la fragancia de las rosas.
Caminabas sin pensar que algún día te cruzarías conmigo.
Que algún día, me encontraría contigo.

En varias ocasiones,
tus saludos fríos mataron mi esperanza.
Recuerdo aquellos días,…
Empezaba un nuevo sufrimiento.
Un nuevo recorrido de recuerdos.

Ahora me siento en un rincón de esta habitación
desde donde te escribo.

Mi mente no quiere descansar. No quiere palpar nada.
Sólo quiere plasmarte lo que sus ojos,
derraman en agua.

Si pudiera evitar que tus pies se mancharan del mugre del mundo,
te inventaría una alfombra para que jamás lo tocares.

Si pudiera evitar que tus manos se llenaran de agua,
colocaría un pedazo de papel en ellas,
cuando tus lágrimas cayeran.


Contigo llevas un pedazo de mi vida.
Un trozo de mi piel.
Una lágrima escondida.
Con mi corazón he guardado para ti,
este papel.


Marzo 7 2005
VIVIANA OLARTE
Para ti mi bebe