Locura

A veces siento que ya nada importa. Siento que soy esclava de mi rutina y sólo deseo escapar.
Pero al poner la almohada frente a mi cara y presionar fuertemente, cuando siento que mis pulmones exigen oxígeno...
No siento nada. Todas las frustraciones y deseos de escapar desaparecen porque me doy cuenta de algo que rápidamente olvido.

En mi locura, sé que soy dueña de la última decisión, la que me librará, la que me matará.
Porque, muy en el fondo, sí somos dueños de nuestras vidas.

Somos nosotros los que elegimos. Ser valientes y aceptar que no somos peces muertos en la marea o ser débiles para renunciar a este regalo.

Porque los humanos no valoramos lo perpetuo que nos rodea y a fuerza de costumbre lo olvidamos cuando siempre está ahí.