LA FLOR DE LA ÑUSTA.
Recuerdo que llegué a la pampa salitrera oliendo a poleo y boldo desde la Región Maulina;acostumbrada mi vista al deleite de la vegetación y los sembradíos verdes, fue violentamnete castigada por la presencia de la aridez e infertilidad del desierto. Los cerros pelados y la planicies secas del paisaje desolado que parecía cansadamente brillar en la distancia, cayeron como suplicio a mis pupilas. El viento, como a regañadientes levantaba granos de arena seca, esparciéndolos de un lugar a otro en la pampa, haciendo lugubre el paisaje que para mi parecía inánime. Toda esa presencia de tristeza, fue entristeciendo también mi espíritu, transformando mi exitencia en un otoño que caía y caía como las hojas muertas, sobre este suelo de costras endurecidas y piedras desfiguradas, sin la más remota esperanza de que un día brote sobre ellas un germen de verdor, ni mucho menos una flor. Sin embargo un día me pareció que el sol acariciaba con sus rayos esta tierra muerta y el polvo que levantaron mis pasos sobre las huellas largas de la pampa, le dió un aspecto de magia candorosa que recubrió de aureola la figura de una flor, cuya presencia aparecía ante mi, brotando inexplicablemente de entre las rocas secas y lúgubres, rompiendo estas costran edurecidas. Este fue el día que conocía Natalia, quien como una flor con sus pétalos habiertos a la vida, esparciendo al viento un polen de magia, colocó en mi retina un paisaje diferente,haciéndome sentir la vida de una forma distinta.
Natalia tría en su rostro una sonrisa embriagadora de alegría, sus ojos vivos saltaban insinuisos de amor y sus labios rosados brillaban de pasión , Sus pechos erectos y tiernos como dos frutos frescos, daban vida a su cuerpo que se deslizaba danzarino sobre el suelo caliente. La primera vez que puse mis labios sobre los suyos, me pareció haber probado el más dulce de los néctares, y no encontrando palabras para decírselo, al día siguiente llegué donde ella con una caja de caramelos y una tarjeta que traía ya impreso " Eres lo más dulce que he conocido" . Cada día que pasaba me sentía más embriagado con su dulzura y mi espíritu vibraba a cada instante de pasión; el destino había hecho brotar desde la aridezde la pampa una flor para mi, que tierna y alegre , covertía mi existencia triste, en primavera. Por las tardes, juntos veíamos como el sol con sus cuchillos de fuego parecía herir el horizonte , ensangrentando el cielo, Y más tarde, por la noche, perdidos en el espacio sideral viviendo nuestra vida cosmica de ilusión, veíamos titilar las estrellas y yo quería lanzarme en un vuelo espacial tras el cometa Haley, robarselo a la galaxia y traerlo con su cola reluciente para prenderlo como un pinche de brillantes en su pelo negro. Saturno, parecia saludarnos tambien, con sus destellos de colores intermitentes , al que acompañabamos hasta esconderse, como el sol, tras el horizonte. Yo me imaginaba que éste se zambullía en el mar en busca de un coral multicolor, para alimentar su vida destellante y así volver al día siguiente a hacer señas de complicidad a los enamorados de la tierra. Más de alguna vez pensé que Saturno tenía algo parecido a mí o yo algo de Saturno, como cuando antes de conocer a natalia, me sumergía en una cerveza de la bohemia pampina en busca de una ilusión, pero ahora todo para mi resultaba diferente: tenía mis propios colores para destellar de vida, tenía mi flor, tenía a natalia que era mi ilusión. Nunca más vi triste el paisaje del desierto. Sus cerros pelados no me parecieron más lùgubres, las piedras no me parecieron más desfiguradas y el polvo del camino parecía ahora, ser mi compañero. Los cerros lisos y las protuberancias de la pampa, me dieron la sensación de hermosas curvas de una hembra en celo, que en edad de floración se tendía desnuda, de espaldas sobre la arena del desierto, que deseosa de pasión se entregaba a la posesión del sol, el que ardiente la penetraba con sus rayos de calor ,mientras el horizonte bailaba en un baguear de pasión.
Un hecho extraño sucedía cada vez que me acercaba a Natalia, para llenarla de mis caricias; si bien es cierto que la admósfera seca del desierto,permite que el roce de los cuerpos en movimiento, con el aire, cargue a estos cuerpos de una corriente estática; el de natalia, parecía protegido mágicamente de una aura eléctrica especial y, no puedo borrar de mi memoria las innumerables ocasiones, por no decir cada vez, que me acercaba a su cuerpo y estiraba mis manos para acariciarla, una chispa eléctrica azulina saltaba de sus ropas o de su cuerpo, obligándome a retirar violentamente mis manos, sin haberla tocado siquiera.
- ¡Oh!, la fibra sitética de las ropas- exclamaba ella
Todo me parecía una vida mágica y cosmica, donde yo no sabía si vivía en la tierra o en el espacio, hasta exactamente el día cuarenta en que la conocí: al llegar a verla una tarde, cuando el sol ensangrentaba el cielo sobre el horizonte en occidente, su rostro ya no era el mismo, sus ojos parecían entristecidos, no estaban los hoyuelos en sus mejillas y el ceño fruncido le daba a su rostro un aspecto de dureza extraño, que hasta ahora no había conocido en ella. En ese momento el aire llenó mis oídos de sones de bombos y pitos de las diabladas que ensayaban sus bailes para la fiesta de la tirana. fue entonces que al mirar su rostro moreno, que esta vez se me presentaba terco, tuve la sensación de estar ante la presencia de la propia Ñusta del Tarugal, y desde entonces presentí que mi flor se marchitaba y nunca más en los días que siguieron volví a ver su rostro alegre, ni su cuerpo danzarino correr a mi encuentro, haciendome sentir como el último de los wilkas de la Huillac Ñusta.
Varios días anduve como anonadado, perdido en mi existencia con mi ilusión desfalleciendo, no sabía como poner mis pies en la tierra y mi mente daba vueltas al revés la nada buscando una explicación;
- ¿ Cual habría sido mi error, para que ella reaccionara de tal forma?- entre tanto, el viento volvía a martirizar mis oídos con la música de los bailes que ensayaban por todos los rincones de la oficina salitrera.
Varios día después quise verla nuevamente y emprendí el camino a la casa donde hasta ahora la había visto y que yo creía era su domicilio. Mi primera extrañeza fue al ver el letrero del tránsito en la esquina de la calle, que no decía "Calle de la Ñusta", alguién parecía haberlo cambiado sin saber yo por qué y ahora tenía otro nombre, también de mujer. Como de costumbre, golpeé la quinta puerta , la que después de un rato, cuando ya me aprontaba a golpear nuevamente, se habrió y un rostro desconocido fue el que llenó el vacío.
- No. No, aquí no. No la conozco- miré al interior y vi los mismos muebles acomodados de la misma forma . Era,en efecto, para mi la misma casa y sintiéndome seguro insistí... - Debe estar equivicado, aquí no vive ni conocemos ninguna Natalia. Puede ser en la otra calle- me respondió.-
-No. No. insistí.- Es aquí.
-Pero no puede ser, nosotros estuvimos dos mes en Santiago y venimos llegando hace sólo días, aquí no había nadie y la casa estaba sola. No supe que deccir, dí media vuelta y seguí caminando por la larga calle de caliche endurecido. De repente en una intersección de calles, choco con la hermandad de los morenos, dirigidos por un Caporal con un látigo en la mano y las morenadas al compás de una exitante y alegre música, siguen un movimiento ondulante y erótico. Más adelante otros bailes y otros disfrases junto a otros compases que llenan los aires; destacábanse, como siempre la actuación de los comodines que representanndo a Supay y Satanás, llamaban la atención del gentío que en centenares rodeaban a los bailarines, por sobre los cuales yo pasaba mi vista con la esperanza de encontrar a mi Ñusta, quiero decir , a Natalia. La China Supay ( Mujer del demonio ) representaba el símbolo de la tentación, con su andar provocador y movimiento de caderas sensuales ; entusiasmado , el Diablo saltaba tras ella con sus brazos extendido como para atrapar a la tentadora. El sonido de los bombos parecía rebotar en mis sienes, los platillos y pitos, parecian romper mis oídos y el Diablo que se acercaba a mi con esa máscara de largos cachos y ojos brillantes. En mi pecho sentía agitárseme el corazón, retumbando en mi cabeza, confundiéndose con el tamboreo de las Zambas . El Diablo iba donde la Supay y volvía como acercándose a mí , sentía una ira de los mil demonios y quería agarrar por los cachos al maldito Satanás, retorcerle el pescuezo y arrancarle la cabeza con su extravagante máscara . Quería tomar por las caderas a la Supay y que me llevara consigo , retrocediendo cuatro siglos en el tiempo hasta la Pampa del Tamarugal, para encontrar allí a la Sacerdotisa de los Wilkas, Huillac Ñusta, Natalia o como quiera llamarse, no se si para continuar entregándole mis caricias o sólo para agaradecerle porque vino a darme una ilusión, la que depués me robó sin explicación.
Hace dos días había comenzado aquí una Fiesta de la Tirana. Centenares de bailarines y devotos , cantaban y bailaban a los pies de la imagen de la Virgen del Carmelo. Me alejé de allí caminando a pampa abierta para ver si en nuevas huellas del desierto encontraba el germen de una flor que me permitiera embellecer de ilusión el jardin de mi existencia.
Fin
|