Acurrucado en mi húmedo cubil
espero el despertar absoluto del instinto.
Abandonado en la madriguera,
mientras las víboras paren sus crías en mis manos,
me esfuerzo por desfamiliarizar
todo lo humano que llevo dentro.
Insectos me ofrecen su descendencia
depositándola en mis labios,
infinito acto de bondad que cada vez
me deja menos perplejo
en el entorno en que me hallo.
Oculto en mi agujero
en compañía de Natura
observo el pasar de los días
en la impaciente espera del crepúsculo
en el cual mi nombre no sea más
que un sordo gruñido indescifrable.
Texto agregado el 14-04-2005, y leído por 112
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Lectores Opinan
13-05-2005
y naceran insectos en las bocas de poetas desconsolados, si nadie se los quita. QUE LA PENA NO OSCUREZCA TU ALMA!! feanturi