Las campanas se superponen al cañón.
Y los pájaros se llenan del hollín crónico, enfermizo.

La tierra vomitó enormes masas humanoides,
desesperadas, ansiosas, delirantes.

Se produjo el silencio en el vertedero de los ancianos.

La guadaña pasó reclutando a los mortales,
depurando lo infestado de la fiebre.

Y otros barajaron el cielo en pensamientos,
escrutaron el horizonte entre la lluvia,
y perfectamente oyeron miles de lamentos.

Transformando el cínico estandarte,
tecnologizando hasta lo inútil.

Ultrajado en basura hasta el abuso.
Desintegrado de falacias que aparentan.