Inicio / Cuenteros Locales / kynos / Celda de castigo
Qué diferencia hay entre un náufrago extraviado en alta mar, presa de la intemperie, punto finito sobre la infinitud; y un hombre encerrado en una alcantarilla mientras observa pasar continuamente regimientos de personas.
El primer es consciente y conocedor de su soledad, de su inevitable ocaso. El segundo es en cierto modo desconocedor de su soledad, es presa de la incertidumbre, es un ocaso en sí mismo.
Además, supongamos que este preso peculiar sabe de la existencia de otros que se encuentran en su misma situación, pero esto no le consuela, ni les conoce ni sabe quien son. En cambio, no hace más que ver pasear a personas grises con máscaras de colores para aparentar altanería. Pero fuera es siempre otoño, y dentro siempre invierno.
Desde su celda de castigo a menudo sueña en ser como el náufrago extraviado en alta mar, considera que en el fondo no son tan diferentes. En tal situación es casi inevitable pensar que la esperanza no es más que una quimera, un autoengaño que se presenta de forma casi fenomenológica que permite ese grado de ingenuidad que a veces es tan necesario para sobrevivir. Pero lo cierto es que no hay axiomas, ni hipótesis para la salida.
Simplemente, me basta con poder acariciarte de vez en cuando desde mi cloaca.
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Texto agregado el 14-04-2005, y leído por 140
visitantes. (6 votos)
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Lectores Opinan |
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21-08-2005 |
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Es difícil creer como nos aprisiona nuestra propia piel, **** diandra |
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24-05-2005 |
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mientras sea con palabras, dejare que la pestilencia acaricie mis oidos. *****Salud y libertad buhomatrix |
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04-05-2005 |
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sal de la cloaca! las caricias seran mucho más hermosas! frantic |
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