Los amantes
Los amantes
debutantes
empezaron a bailar ayer.
Van girando,
preludiando
la sinfonía del hombre y la mujer.
Con sus rizos
primerizos
la ternura les tejió una red
y un soneto
que en secreto
les lee Bécquer para abrevar su sed.
Joan Manuel Serrat
Fines de Septiembre, estábamos en todo el ajetreo de preparar los trastos que llevaríamos en nuestra nueva peregrinación, esta vez a Pacasmayo, provincia arrocera del Norte Peruano.
El reloj marco las cinco de la tarde, empezó la preparación para servir la cena a las seis, los huéspedes empezaron a llegar, también llego mi padre del trabajo.
- Arturo…. Dice el Ingeniero Pérez que lo busques, que vayas a su casa esta noche. Dijo mi padre.
El Jinete sin Cabeza quería hablar conmigo, desde que me dio trabajo en vacaciones, solo había visto a lo lejos a su mujer un par de veces, no tenía la menor idea de la razón de esta llamada, comí curioso y feliz que podría verla una vez más.
Creo que esa vaina podía ser llamada amor, creo que no es que yo no quiera creer en la existencia del amor, lo que pasa es que a lo largo de mi vida me enamore tantas veces, que lo malgaste todito.
Me monte en la bicicleta y pedalee hasta la casa del Jinete sin Cabeza, toque el timbre, salio a abrirme ella, estaba divina, me tenia loco, loco…
Debo estar loco, me pareció ver un guiño picaresco en sus ojos, estoy seguro… me guiño el ojo.
- Pasa Arturo…. Siéntate. Mi nombre sonaba hasta musical en su boca.
Se acerco el Jinete sin Cabeza en pantuflas y todo despeinado, me dio la mano y se sentó junto a mí.
- Arturo quiero pedirte un favor. Me dijo.
- Mi esposa tiene que pasar un examen medico en Huanuco, pasado mañana y yo no puedo acompañarla, porque mañana llegan los Administradores del Punto Cuatro de Washington, y tenemos tres días de reuniones programadas, tu eres la única persona en quien puedo confiar.
- ¿Podrías acompañarla tu?
- Ya hable con tu padre y el no tiene problemas. Viejo péndejo y no me dijo nada, se debe estar revolcando de la risa, eso era poner al ratón de despensero.
- No tengo ningún problema Ingeniero. Le dije aparentando tranquilidad, cuando todo en mi se preparaba para lo que sea y sentía un cosquilleo en mis partes nobles.
- Mañana la dejo en la Casa de Huéspedes, para que esperen el ómnibus, voy a separar dos cuartos en el Hotel de Turistas, por favor la acompañas al Hospital de Maternidad para unos chequeos. De maternidad, este hijo de puta la había preñado, no me importa que sea el marido.
- ¿Cuanto me cobras por estos tres días? Me pregunto, cobrarle…. estaba cojudo.
Quedamos en que si lo haría y el pagaría solo los gastos de transporte, alojamiento y comida; regrese a la casa.
- Así que parece que a esta, también te la tiras. Dijo mi padre, nunca sospeche que el supiera, pero mas sabe el diablo por viejo, que por diablo.
- Papá…. ¿Que dices?
- Si esta embarazada.
- Tiempo que te tengo bajo observación, yo era igual o peor cuando joven. Me contesto, con cara de cómplice.
- El embarazo no es problema, hay que hacerle la narizita y la boquita al bebe, para que nazca perfecto.
Al día siguiente viajamos a Huanuco, en el camino….
- No sabia que usted estaba embarazada. Le dije a la mujer del Jinete sin Cabeza.
- Yo tampoco, pero talvez al regreso lo este. Me contesto tomándome de la mano y sonriendo toda picara.
- No entiendo…. ¿Qué paso, como es….? Pregunte.
- Me entere que desaparecerás de mi vida el próximo mes y aprovechando que vienen los gringos… esta es nuestra despedida.
No sabia que decir, no sabia que hacer, ella era para mi la mujer, el compendio de todas y ninguna, yo que la había poseído mil veces en mis sueños; yo que la había hecho mía con la imaginación en la copa de un árbol, en medio de la Selva Verde; yo que había musitado su nombre, mientras Lola gemía de placer; yo que la lleve conmigo a la poza de Cultivos Varios y naufrague con ella; yo que había dormido con ella, en un lecho de hojas, en una choza junto al río en el medio de la selva… me sentía corto no sabia que hacer, no lo creía posible, era como soñar con agarrar una estrella y de repente al despertarte la tienes entre tus manos.
¿Qué harías tú en mi lugar?
Ella que me violo encarnada en Doris cuando yo tenía trece años, tampoco atinaba a nada, solo nos tomamos de las manos con disimulo por el resto del viaje.
Llegamos a Huanuco, fuimos al hotel, nos desnudamos lentamente, ella tenia los senos chicos, pero eran bellísimos y yo ya se lo había perdonado hacia tiempo, por el amor que le tuve no voy a contar los detalles de lo que paso esa noche, ustedes no entenderían, para entender tendrían haber visto alguna vez desnuda a una reina.
Al día siguiente la lleve al Hospital de Maternidad para su chequeo, al salir me comento.
- El Doctor me ha encontrado muy bien, lo único que me sugiere es que cambie de jabón, pues el cree que el que uso es muy fuerte, por que la tengo muy irritada.
- ¡No quise sacarlo de su error! Dijo sonriente.
Basta decir, que usamos todo lo que había aprendido en cien mil batallas con Doris, Tania, Chelita y Lola, y que juntos reinventamos el amor, rebautizamos el sexo, y pasamos dos noches de locura, todo gratis…. cortesía del Jinete sin Cabeza.
Fue mi primer adulterio, pero no el ultimo, las reinas son insaciables, nosotros los vasallos, como los zánganos de las Abejas, estamos en la tierra para servirlas, para hacerlas felices, para adorarlas y gozar de el ultimo trozo del ultimo segundo, sentir morir y renacer cien veces, para volver a morir con la explosión de neuronas que es un polvo bien tirado, si quieren pornografía, se equivocaron de historia.
Al regresar a casa, mi padre me pregunto.
- ¿Cómo te fue?
- Muy bien papá, fuimos…
- Arturo, un caballero no habla se esas cosas! Dijo mi padre.
Para no dejar piedra sin voltear, ni pregunta sin respuesta; quien me bautizo Tigre fue el Sargento FAP Alberto Chucho, diciendo que no se me escapaba ninguna.
Un par de días antes de la partida del Carretón del Gitano, me encontré a la mujer del Jinete sin Cabeza en la heladería de Sanabria, a la salida del Cine, estaba con su marido, me paso la voz.
- Arturo por si te interesa, llegaron los resultados de Huanuco; desgraciadamente no estoy embarazada.
Verano del 2003.
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